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La conversión de un hijo de Esculapio
El Premio Nobel de Fisiología y Medicina, buscó conocer el alma humana, y encontró el camino en una perspectiva católica.
El liberalismo decimonónico luchó con
gran fuerza por demostrar que el catolicismo era una estructura
caduca que no aguantaría los progresos de la ciencia. No
obstante, hombres de ciencia, como Alexis Carrel supieron hacer
frente a estas circunstancias con gran mérito.
Alexis Carrel nació el 28 de junio de 1873, en
Sainte-Foy-les-Lyon, una aldea cercana a la ciudad industrial de
Lyon, hijo de un pequeño industrial lanero, y quedo huérfano a
los cuatro años con dos hermanos más. Este suceso le unió de
una forma especial a su madre, la cual fue junto al triunfo en
sus estudios sus únicos objetivos en la vida. Niño retraído y
regordete, estudió con los jesuitas de San José, hasta que
fueron expulsados por la ley Ferry. A pesar de todo, Alexis
siguió estudiando con profesores católicos y formó su base
humana con la doctrina católica. Después, estudió medicina y
realizó su servicio militar en el Cuerpo Alpino. Pero el
contacto con la educación superior pública y las lecturas de
filosofía alemana, especialmente Kant, le llevan al
escepticismo.
Pero su vida cambia un 28 de mayo de 1902, cuando Carrel va, como
médico, en una peregrinación de enfermos a Lourdes. En ese día
es testigo de la curación milagrosa de Marie Bailly, que tenía
una peritonitis tuberculosa. Su incredulidad se rompe ante el
hecho de que Dios varía las leyes de la Naturaleza, por que El
las ha hecho. Su testimonio sirve para verse atacado por la
medicina oficial y la izquierda política, lo que le obliga a
emigrar a Canadá.
En América, su escepticismo se mantiene, pero es favorable al
catolicismo, negándose a hacerse masón cuando se lo proponen
como único medio de triunfar en Canadá. En los Estados Unidos
la vida es distinta y las oportunidades para alguien como él
están más abiertas. La amistad de algunos colegas y su fama de
médico en Chicago hace que en 1906 el Instituto Rockefeller le
admita como miembro. Su carrera científica es veloz y sus ideas
sobre la sutura y la cirugía se materializan con éxito, cuando
en 1910 salva a una niña de días, que estaba perdida con los
medios de entonces. En 1912, su constancia se ve recompensada con
el Premio Nobel de Fisiología y Medicina. Viaja a Francia, donde
su madre ha fallecido y conoce a una viuda, Ana Gourlez de la
Motte, quien, como enfermera voluntaria en Lourdes ayuda a los
enfermos. Su futura mujer le llevara a Carrel a dar el paso final
hacia el catolicismo.
Pero estalla la 1ª Guerra Mundial, donde ejerce de médico en un
hospital de sangre. Sus ideas para mejorar la higiene de los
heridos son rechazadas en el Alto mando y con dinero de
fundaciones privadas organiza un servicio de socorro que reduce
las muertes en el frente. Su animadversión hacia el liberalismo
y la masonería que lo hechó de Francia, va en aumento. Su
carácter fuerte y su visión organizada de la vida le lleva a
buscar otra soluciones. Escribe un libro en 1934, La
incógnita del hombre, donde plasma todas sus ideas. Su
dinamismo social y compatibilidad con el catolicismo le lleva a
simpatizar con el Partido Popular Francés, una escisión de
Jaques Doriot, que ha sustituido el marxismo por un nacionalismo
corporativista, un gremialismo tradicionalista y un papel
reivindicativo de la Francia católica.
Después de su jubilación en América, compra una propiedad en
Bretaña, allí conoce a un monje bernadino, el P. Alexis Presse,
quien en conversación con él, consigue que el científico se
convierta al catolicismo de firme. En la segunda guerra mundial,
su interés por la desnutrición de los niños le hace fundar una
Institución subvencionada por el Estado de Vichy. Su interés
científico le hace rehusar el ministerio de Sanidad de Petain.
Sin embargo, en 1944, tras la liberación de la capital, la
venganza sobre el herético "americano" es organizada
por el nieto de Pasteur y otros médicos. Las críticas de Carrel
a la medicina gala por su atraso e izquierdismo, no se perdona.
Es destituido de su cargo y se pide su detención por
colaboración con el enemigo. Pero la muerte se lo lleva antes en
noviembre, entre los brazos de su amigo el P. Presse.
Sus obras fueron numerosas y de carácter científico como, L´homme
cet inconnu, Le goitre cancéreux, The culture of organs, the
traitement of infected wounds... pero Man the unknown,
fue un ensayo que mostró sus ideas a la sociedad
J.O. Martínez. *
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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