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Croacia, la hija católica de la frontera
La historia de los croatas es una lucha continua contra el enemigo musulmán bajo la férula de la casa imperial de los Habsburgo. Esta reconquista que tiene cierto parangón con la nuestra fortaleció la fuerte personalidad croata, como pueblo libre y combativo, formado en la frontera
El actual país adriático ha pasado por
grandes vicisitudes en su historia, desde que formando parte de
las grandes emigraciones eslavas llegaron a la provincia ilírica
de Roma. El pueblo croata fue cristianizado y latinizado
convirtiéndose en una de las hijas fieles de la Iglesia
Católica. Croacia tuvo que esperar hasta el siglo X para
convertirse en reino y con la desaparición de su dinastía real
pasó ha compartir el soberano con la vecina Hungría. En el
siglo XV, los turcos invadieron los Balcanes y acabaron con las
libertades de estos pueblos. La historia posterior de los croatas
es una lucha continua contra el enemigo musulmán bajo la férula
de la casa imperial de los Habsburgo. Esta reconquista que tiene
cierto parangón con la nuestra fortaleció la fuerte
personalidad croata, como pueblo libre y combativo, formado en la
frontera.
No obstante el reflujo turco no se tradujo en una libertad
directa bajo el reinado de los Habsburgo, sino que siguieron, en
su mayor parte, bajo el dominio magiar. Los húngaros que
consiguieron en el siglo pasado convertir el Imperio en una
dualidad donde ellos cogobernaban su parte correspondiente,
fueron un pueblo minoritario en su reino, por lo que no
consintió la menor libertad a los pueblos eslavos bajo su
soberanía.
La animadversión hacia los magiares se mantuvo, pero los croatas
se mantuvieron fieles tradicionalmente a la casa de los
Habsburgo, aunque en el período napoleónico pertenecieron al
Imperio francés como provincias ilíricas, desde 1809-1813. La
influencia de Napoleón se tradujo en un despertar del
nacionalismo croata, como le sucedió al alemán. Pero bajo la
sabia hegemonía multiplural del anciano Francisco José la
convivencia se mantuvo. Con la derrota en la Primera Guerra
Mundial, donde los croatas demostraron su valía como buenos
soldados ante los italianos, pasaron a formar parte del nuevo
reino de Yugoslavia, que era una ampliación de la antigua Servia
independiente del Imperio turco.
Bajo la férula de los Karageorgevich, los croatas sintieron cada
vez el monopolio del poder ejercido por los servios ortodoxos en
su propio beneficio. El cenit del enfrentamiento interétnico
llegó cuando los diputados servios mataron a tres diputados
campesinos croatas, entre ellos al principal líder croata,
Esteban Radic en 1928. Esto propició una radicalización de la
juventud, muchos de los cuales se exiliaron a la Italia fascista,
donde fundaron la organización de resistencia Ustacha. Este
movimiento nacionalista croata liderado por el doctor Ante
Pavelic se unió a los nacionalistas macedonios de la ORIM y
asesinaron al rey yugoslavo en Marsella en 1934. El suceso
provocó más represión de los servios sobre los croatas,
quienes vieron en los ustachas a jóvenes románticos que
luchaban por la libertad de su pueblo como en los tiempos de los
turcos.
La entrada en la Segunda Guerra Mundial cambió todo, Yugoslavia,
que era neutral firmó un tratado a favor de Alemania, pero
sufrió un golpe de Estado en beneficio de Inglaterra, por lo
cual tuvo que ser invadida por las tropas del Eje. Este hecho
propició que en 1941, Croacia lograse la independencia bajo la
protección del Eje, con un régimen semifascista organizado por
los ustachas. La lucha fue terrible, las fuerzas ustachas y los
guerrilleros chetnics y comunistas se enfrentaron a muerte,
llegando a niveles de gran crueldad como en los tiempos de sus
luchas contra los otomanos. La derrota trajo el exterminio de una
parte de la sociedad croata y la confianza en su Fe católica
perseguida, como única respuesta ante el peligroso comunismo
titista.
El cardenal Stepinac se convirtió en el líder moral del pueblo
croata y tuvo un papel determinante como sus hermanos en el
Episcopado en Polonia y Hungría. Con la descomposición de
Yugoslavia, Croacia volvió a ser libre pero tuvo que sufrir la
agresión de los servios, aunque finalmente el apoyo alemán y
americano consiguió que los milicianos croatas se convirtiesen
en un ejército capacitado que expulsó a los servios agresores y
a los que tradicionalmente vivían en la franja con Bosnia. En la
actualidad, el dilema del actual presidente Tudjman, un nuevo De
Gaulle croata, es la vinculación con occidente, especialmente
con Alemania, y la ampliación de su país a costa de la
Herzegovina bosnia, poblada por católicos. Sin embargo, las
presiones internacionales le impiden el reparto de Bosnia, que
por otra parte es el único modo de perpetuar la paz en la
región.
J. Orella *
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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