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Gastos
Se ha establecido en los medios una relación entre tetraplejía y vida "indigna", la cual era "inhumano" no ayudar a eliminar.
En 1987 se implantaron cerca de 135000
prótesis totales de cadera en USA. Según estudios del Hospital
de la Universidad de Pennsylvania la estancia media es de 9,5
días y el coste medio de 15000 $ por paciente. De las
artroplastias de cadera entre el 0,9% (Bloom y Esterhai 1992) y
el 1,3% (Vielpeau 1989) de los recambios primarios se infectan;
si el proceso es secundario, entonces la tasa de infección es
del 3%. El tratamiento estándar en el caso de una infección
profunda de la herida quirúrgica tras la colocación de una
artroplastia de cadera implica hospitalización, retirada de la
prótesis y seis semanas de tratamiento antibiótico,
valorándose el coste de los antibióticos como mínimo en 2500
$; y a esto hay que añadir un nuevo ingreso hospitalario para la
implantación de una nueva prótesis y la subsiguiente
rehabilitación. Si nos circunscribimos a la cirugía ortopédica
este gasto hay que multiplicarlo por dos, pues es bastante
frecuente que a la intervención de una cadera siga la de la
otra. Y esto es sólo una mínima parte del gasto sanitario que
puede suponer una persona mayor o con alguna discapacidad.
Hace poco, en un debate acerca de la eutanasia, escuchaba al
presidente de la asociación de tetrapléjicos quejarse del trato
que estos habían recibido en los medios de comunicación a raíz
de la muerte del tetrapléjico gallego. Aquella persona,
disminuido físicamente también, decía que se había
establecido en los citados medios una relación entre
tetraplejía y vida "indigna", la cual era
"inhumano" no ayudar a eliminar. Por supuesto, este
hombre y muchísimos de sus compañeros no compartían esa idea
de la indignidad de sus vidas.
Probablemente el lector esté pensando que no existe relación
entre los dos párrafos anteriores. Pero quizá exista demasiada,
y el primero influya más de lo que nos atrevemos a reconocer en
la segunda. Existen hoy día numerosos movimientos que nos tratan
de imponer una salida "compasiva" a las desgracias
humanas, una invitación al suicidio o al asesinato. Hablar de
vidas "indignas" con derecho a ser eliminadas no es ni
más ni menos que dar opción a los "ajustes
económicos" de un gasto sanitario cada vez mayor,
especialmente en el tratamiento de los ancianos, los enfermos
crónicos y los discapacitados. Y es que, ¿alguien puede
defender que los cerca de 20.000 casos de eutanasia que citaba el
informe Remmelink (Fiscal General de Holanda), se debían a
peticiones del propio individuo exentas de presiones del entorno
médico y familiar? ¿Qué puede pasar si se da vía libre a la
eutanasia en una sociedad que cada vez está menos dispuesta a
soportar el sufrimiento y a asistir a sus familiares enfermos?
Dr. Enrique Agrafe*
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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