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Los célebres consejos que dió Don Quijote a Sancho al ir éste a gobernar su Insula
Están presentes advertencias contra todos los vicios que los gobernantes desarrollan con sus prerrogativas que tienen a costa de los contribuyentes.
El interés de Cervantes no queda solo en
el ámbito literario.
Cervantes sirve como modelo por su patriotismo y por su valor
militar, demostrado en el amor y conocimento por España que
testimonia en su etapa de soldado y en sus escritos, en su
actuación en Lepanto, o en su discurso de las armas y las letras
del capítulo XXXVIII de la primera parte de El Quijote.
Además, en esta misma obra observamos el talento y la prudencia
política que informaba a Cervantes, y como ejemplo podemos ver,
a través de los consejos públicos, además de los privados, que
dió Don Quijote a Sancho Panza, antes de que éste fuese a
gobernar la ínsula Barataria.
A pesar de la distancia temporal, si los extrapolamos y
actualizamos su forma, son completamente válidos y la mayoría
de los gobernantes debieran de leerlos y sobre todo aplicarlos en
su gestión pública:
"Dispuesto, pues, el corazón a creer lo que te he dicho,
está. ¡oh, hijo!, atento a este tu Catón, que quiere
aconsejarte, y ser norte y guía que te encamine y saque a seguro
puerto de este mar proceloso donde vas a engolfarte; que los
oficios y grandes cargos no son otra cosa sino un golfo profundo
de confusiones.
"Primeramente, ¡oh, hijo!, has de temer a Dios; porque en
el temerLe está la sabiduría, y siendo sabio no podrás errar
en nada.
"Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando
conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que
puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte, como la
rana que quiso igualarse con el buey; que si esto haces, vendrá
a ser feos pies de la rueda de tu locura la consideración de
haber guardado puercos en tu tierra.
"Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te
desprecies de decir que vienes de labradores; porque viendo que
no te corres, ninguno se pondrá a correrte; y préciate más de
ser humilde virtuoso, que pecador soberbio. Innumerables son
aquellos que de baja estirpe nacidos han subido a la suma
dignidad pontificia o imperatoria; y de esta verdad te pudiera
traer tantos ejemplos, que te cansaran.
"Mira, Sancho, si tomas por medio a la virtud y te precias
de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los
que los tienen príncipes y señores; porque la sangre se hereda,
y la virtud se aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la
sangre no vale.
"Siendo esto así, como lo es, que si acaso viniere a verte
cuando estés en tu ínsula alguno de tus parientes, no lo
deseches ni le afrentes, antes lo has de acoger, agasajar y
regalar, que con esto satisfarás al cielo, que gusta que nadie
le desprecie de lo que él hizo, y corresponderás a lo que debes
a la naturaleza bien concertada.
"Nunca te guíes por la ley del encaje, que suele tener
mucha cabida, con los ignorantes que presumen de agudos.
"Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero
no más justicia que las informaciones del rico.
"Procura descubrir la verdad por entre las promesas y
dádivas del rico, por entre los sollozos e importunidades del
pobre.
"Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues
todo el rigor de la ley al delincuente; que no es mejor la fa-ma
del juez riguroso que la del compasivo.
"Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el
peso de la dádiva, sino con el de la misericordia.
"Cuando te sucediere juzgar algún pleito de algún enemigo
tuyo, aparta las mientes de tu injuria, y ponlas en la verdad del
caso.
"No te ciegue la pasión propia en la causa ajena; que los
yerros que en ella hicieres, las más veces serán sin remedio, y
si le tuviere, será a costa de tu crédito y aún de tu
hacienda.
"Si alguna mujer hermosa viniere a pedirte justicia, quita
los ojos de sus lágrimas y tus oídos de sus gemidos, y
considera despacio la sustancia de lo que pide, si no quieres que
se anegue tu razón en su llanto y tu bondad en sus suspiros.
"Al que has de castigar con obras, no trates mal con
palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin
la añadidura de las malas razones,
"Al culpado que cayere debajo de tu jurisdicción,
considérale hombre miserable, sujeto a las condiciones de la
depravada naturaleza nuestra, y, en todo cuanto fuere de tu
parte, sin hacer agravio a la contraria, muéstrate piadoso y
clemente; porque aunque los tributos de Dios todos son iguales,
más resplandece y campea, a nuestro ver, el de la misericordia
que el de la justicia.
Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán luengos
tus días, tu fama será eterna, tus premios colmados, tu
felicidad indecible; casarás tus hijos como quieres; títulos
tendrán ellos y tus nietos; vivirás en paz y beneplácito de
las gentes, y, en los últimos pasos de la vida, te alcanzará el
de la muerte en vejez suave y madura, y cerrarán tus ojos las
tiernas y delicadas manos de tus terceros netezuelos."
Como vemos están presentes advertencias contra todos los vicios
que los gobernantes desarrollan con sus prerrogativas que tienen
a costa de los contribuyentes: el nepotismo, la corrupción, la
arbitrariedad, la lujuria, la prepotencia, etc..
Pero Cervantes no es una excepción. Las grandes obras,
literarias, dramáticas, religiosas, poéticas, etc... de nuestro
siglo de oro están cargadas de sabiduría social. Desde Quevedo
a Calderón los textos de nuestros escritores clásicos
desarrollan una gran y positiva carga filosófico-política.
Es una desgracia para el pueblo español que su clase dirigente
esté compuesta, dentro de su esnobismo acomplejado, por personas
influidas por las alienantes tesis de los filósofos
materialistas, relativistas y afrancesados.
Uno de los factores que pueden ayudar a sacar a España de su
decadencia moral, será sin duda una mayor promoción de la
cultura y el espíritu que alumbro a los clásicos. Clásicos
que, por españoles, representan la esencia de la verdadera
cultura occidental, la auténtica, tanto en cuanto ésta mantiene
la concepción del hombre como eje del sistema social y lo
considera con una perspectiva de eternidad.*
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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