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ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

¿Firmas?, ¿Lazos?

Es una forma clara de reconocer que, sin duda, el sida, en general, es una enfermedad del comportamiento.

Ahora todo parece resolverse con firmas. Firman intelectuales para que dimita el presidente del gobierno, firmas para que no trasladen el archivo, firmas para mostrar el afecto o desaprobación, etc. No esta mal esta costumbre actual, pues viene a ser el reflejo de una opinión, cuando es una forma de responder sí o no a una cuestión.

Cuando el valor que se quiere dar a una firma va más allá, o cuando, más que una firma, son necesarias otras actuaciones; cuando con una firma silenciamos nuestra conciencia, o nos libramos del inoportuno que nos pide firmar,..., entonces no valen. ¿De que sirve el que los alumnos firmen contra el robo de material escolar?, lo que tienen que hacer es buscar a los &QUOTcompañeros&QUOT culpables, y exigir medidas más educadoras y correctoras. ¿De qué sirve que los contribuyentes a Hacienda firmáramos un manifiesto en disconformidad con el trabajo de tener que hacer la declaración de la renta, o de lo ingrato que resulta pagar?.

Otra cuestión se da, cuando hay que firmar declarándose en contra del hambre en el mundo. Pues claro, ¿acaso alguien está a favor del hambre en el mundo?. Lo que hay que hacer, si alguien recogiera firmas en este sentido, es preguntarse: ¿qué quieren hacer con el conjunto de firmas recogidas contra el hambre?. Lo más probable es que, como en otros tantos casos, falte el compromiso y la responsabilidad personal, y queremos que otros resuelvan el problema: el Estado. Los firmantes hacen el gesto, el borratajo, pero que otros hagan el esfuerzo. ¿Cuánto dedica usted, de su sueldo neto, para resolver el hambre del mundo?.

Lo mismo ocurre con las firmas que por la calle se piden contra el SIDA. ¿Acaso alguien está a favor del SIDA?. Lo que habría que preguntar y discutir es: ¿ qué vas a hacer con estas firmas?. Si la quieren para presentarlas como respaldo a la solicitud de casas de acogida a enfermos,..., bien. Si las quieren para proveerse en abundancia de condones y jeringuillas, y así, no tener que cambiar de vida por el tema del SIDA,..., no. Si las quieren para manifestar nuestro deseo de que se dediquen más fondos a la investigación,..., bien.

Puede ser , en resumen, esto de firmar, un tanto manipulable e impersonal. Me pregunto, y tengo la respuesta, ¿qué es más útil contra el SIDA, una firma, o delatar al traficante de la esquina que indirectamente va a originar muchos casos de SIDA?.

Desde casi en los comienzos de la lucha contra el SIDA, se usa el lazo rojo como una forma de manifestación de que uno está comprometido en la lucha contra el SIDA. Resulta también curioso que de un tiempo a esta parte todo se quiera manifestar con lazos. Hay lazos azules en contra de los secuestros, lazos verdes a favor, lazos amarillos para defender a los estudiantes de medicina, lazos negros en contra del cierre de tal empresa...

Se podía admitir el lazo rojo, aun sabiendo que las verdaderas actitudes van por dentro, y no es necesario tener que mostrar un lazo para manifestar que se está a favor o en contra de una causa. Todo el mundo está en contra del SIDA, pues claro, ¿tendría que llevar entonces todo el mundo el lazo en cuestión?. Lo que sucede es que, si fuéramos a ponernos lacitos contra todo cuanto nos amenaza la salud, tendríamos que salir a la calle llenos de colgantes. Habría que llevar un lacito contra el cáncer, contra el infarto, o contra la cirrosis. Colaborar eficaz y educadamente a la prevención y curación del sida, con obras, discursos, y dineros es tan loable como participar de alguna manera en la lucha contra el cáncer. Lo del lacito rojo no deja de ser una inutilidad. No hay nadie normal que defienda el sida, ni quiera propagarlo, ni que lo aconseje o defienda como parte indispensable de la libertad. Más sentido tendría llevar una señal distintiva contra la eutanasia o contra el aborto, porque todavía hay gentes que están a favor de la una y del otro, y ahí, en ese punto, sí que sería útil el uso de una señal que nos distinguiera o diferenciara.

Cuando la tuberculosis era una plaga y causa de muchas muertes, lo mejor que se pudo hacer fue levantar sanatorios antituberculosos, investigar y tomar precauciones para evitar el contagio. Nadie se puso lacitos entonces, ni contra la tisis, ni contra la sífilis.

Es posible que la moda de ponerse el lacito haya nacido en algunos famosos con la idea de hacerse la foto y salir en la tele, y mostrar su lado solidario. Es posible que otros lo difundan con el propósito de involucrar en la lucha contra el sida a toda la sociedad, incluso a aquellos sectores que, por sus costumbres y conducta, no están cerca del peligro de contagio. Si es así, esta es una forma clara de reconocer que, sin duda, el sida es una enfermedad del comportamiento.

Ahora bien, cuando hemos visto la manipulación que se le ha ido dando al sentido del lazo, fuimos cambiando de opinión. Se empezó a ver el lazo en el pecho de Liz Taylor y de otros artistas de Hollywood, y pensamos que muchas veces, donde debían luchar contra el SIDA era en sus vidas o en sus películas, no precisamente ejemplares. El ejemplo que nos pueden dar los famosos (famoso no significa ejemplar), deja mucho que desear, en ocasiones. Algo así, sucedió con Maradona, que tuvieron que suprimir apresuradamente sus anuncios contra la droga, cuando se descubrió que él también practicaba el tema.

Se pusieron el lazo después grupos de homosexuales que presumen de serlo. Grupos que con lazo en el pecho se lanzan a manifestaciones de orgullo que acaban en auténticas orgías multitudinarias : bonita forma de luchar contra el SIDA.

Continuó la campaña pro-condón en la que añadían el símbolo ( hasta entonces que se podía admitir por la generalidad) del lazo rojo. Entonces dijimos que no, definitivamente ese no era nuestro signo; han secuestrado tanto la simbología del lazo..., que no, ese no es el signo de la lucha contra el SIDA. Quizá ahora lo que significa es la propia marca que se ponen los contagiados, o las personas proclives a ello por mantener conductas de riesgo. Por eso, cuando ya está desvirtuado el sentido del lazo, la gente pasa ya de ello y no quiere que nadie se le acerque a picarle con no sé que, como si fuera a picarle con algo que contagia el virus.





Comité Independiente AntiSIDA *


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