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¿Cuáles son las principales concepciones del hombre?
En la base de toda concepción política, hay una concepción del hombre. No puede comprenderse ni valorarse una política ni su lógica interna sin tener en cuenta su concepción del hombre.
Las principales concepciones del Hombre,
que sirven de base o punto de partida a la Ciencia Política, son
tres: a) La concepción liberal, representada principalmente por
Locke y Juan Jacobo Rousseau, que tiene al hombre por un ser
esencialmente asocial y libre; b) la concepción del
evolucionismo dialéctico, representada principalmente por Hegel
y Marx, que considera al hombre como realidad secundaria,
sometida a la grande y suprema realidad, que es el Estado y c)
finalmente, la concepción socionaturalista, representada por los
doctores católicos, que considera al hombre como persona y como
naturalmente social.
En la base de toda concepción política, hay una concepción del
hombre. No puede comprenderse ni valorarse una política ni su
lógica interna sin tener en cuenta su concepción del hombre. La
valoración de una política es su valoración humana. Será
individualista, totalitaria y social , según su óptica del
hombre. Para entender bien todo el entresijo de la ciencia
política y de las diversas Políticas, se impone una exposición
más detallada de esas concepciones del hombre.
¿Cuál es el hombre del liberalismo?
El liberalismo político nace y se desarrolla en el área
protestante. Aparece en Inglaterra con Juan Locke (anglicano), se
desarrolla en Europa a través de las obras de Juan Jacobo
Rousseau (calvinista) y se refuerza filosóficamente con la
teoría del imperativo categórico de Enmanuel Kant (luterano).
La concepción rousseanniana del hombre es una concepción
pelagiana. El hombre es un ser bueno por naturaleza y
esencialmente libre, que se ha de guiar no por la razón sino por
el sentimiento o impulso espontáneo. Por lo mismo, no puede
enajenar su libertad ni sujetarse a otro hombre. No puede estar
sometido a ninguna ley. Perdería su libertad y su espontaneidad.
"Renunciar a su libertad sería renunciar a su calidad de
hombre". De ahí que el hombre sea un ser asocial por
naturaleza. "la Naturaleza ha hecho al hombre bueno y feliz;
pero la sociedad lo hace malo y miserable". "El mal
proviene de nuestro orden social, totalmente contrario a nuestra
naturaleza, a la que tiraniza sin cesar". "Todos sus
males le vienen de la sociedad". "las ciudades son la
sima de la especie humana". El remedio está en "la
vuelta a la naturaleza", a la sencillez primitiva, libre de
trabas sociales y jurídicas. Todas las creaciones artificiales
de la cultura matan y sofocan el desarrollo espontáneo y libre
de los sentimientos naturales del hombre, siempre buenos y
orientados al bien de los demás. El hombre en el estado de
naturaleza era bueno, vivía libre y feliz, sin ningún
compromiso moral con nadie. Se hizo malo y miserable al pasar del
estado natural al estado social y civil.
¿Cuál es el hombre del evolucionismo dialéctico?
El hombre para el evolucionismo dialéctico -y en general puede
decirse lo mismo para toda concepción evolucionista- es un
momento en la marcha ascendente del ser, de la realidad; una
partícula del torrente, en evolución progresiva, de la única y
grande realidad. En concreto para el evolucionismo dialéctico de
Hegel el hombre no es más que un momento destacado de la
evolución dialéctica de la Idea.
La Idea, al evolucionar dialécticamente, pasa primero por ser
Naturaleza. Después, replegándose en si misma y hecha
autoconsciente (se conoce así misma como la universalidad de
toda la realidad y de toda ciencia) deviene Espíritu. El
Espíritu se pone primero a si mismo como Espíritu subjetivo
(tesis), es decir, como hombre individuo, que se realiza en tres
fases, espíritu cognoscitivo, voluntario y libre. "El
hombre es el único espíritu pensante".
"Reproduciéndose a sí y volviéndose a sí mismo llega a
ser voluntad, de tal modo que no puede haber voluntad sin
pensamiento". En esta evolución el espíritu libre el
hombre individuo en su meta más alta es el momento
culminante del Espíritu subjetivo.
Al aparecer la libertad, en esa continua evolución dialéctica
del ser, el Espíritu sale de su subjetividad individual y se
proyecta en el mundo de la actividad racional y libre, que son
las instituciones sociales y jurídicas; es decir, pasa a ser
espíritu objetivo, que es su antítesis. La antítesis hombre
individuo y sociedad quedará reabsorbida por la gran síntesis
que es el Estado. El Estado es la culminación del Espíritu
objetivo.
El liberalismo acentuaba el carácter libre e independiente del
hombre; por lo que le consideraba asocial y autónomo por
naturaleza. El evolucionismo, por el contrario, no ve en el
hombre individuo más que un elemento integrador de una síntesis
superior, que lo contiene, el Estado. Integrador no por decisión
propia y libre en virtud de un acuerdo social, que implica por lo
mismo personalidad e independencia, dentro de una
interdependencia pactada libremente. No. Para el evolucionismo el
hombre individuo se ve abocado por el impulso dialéctico a
integrar el Estado. Existe en el Estado y para el Estado.
"Frente al Estado los particulares tienen el deber supremo
de ser componentes del Estado". El hombre individuo es
consciente de ser miembro de una totalidad, el Estado, en la que
su propia particularidad es completada dentro de la totalidad del
Estado, en marcha dialéctica hacia una meta ulterior, el
Espíritu absoluto. Los individuos y organismos particulares
deben subordinarse al Estado como a su fin inmanente, en el cual
se unifican y del cual dependen.
El hombre del evolucionismo dialéctico puede decirse que es un
ser "despersonalizado", en cuanto que es simplemente
una pieza, igual a otras muchas, que integra la grande y única
realidad que es el Estado. Por la participación en la vida del
Estado, sus miembros, el hombre individuo, es elevado sobre su
singularidad. El Estado lo es todo. Con más realidad que los
individuos a quienes en si integra. Por eso impugna a Rousseau y
a Fichte después de el, porque pretendían derivar la sociedad
de un acuerdo social. La teoría que hace nacer el Estado de un
acuerdo social, además de abandonar a éste al arbitrio y
contingencia de los particulares, destruye su racionalidad
estricta, así como "lo divino en si y por si y la absoluta
autoridad y majestad del mismo".
¿Cuál es el hombre de la teoría socionaturalista?
La teoría socionaturalista, representada por todos los doctores
católicos, concibe al hombre como una totalidad psicosomática,
compuesta de un elemento orgánico y de un elemento espiritual,
capaz por lo mismo de entender y de querer libremente; lo que
equivale a decir que el hombre es persona. Pero esta totalidad
psicosomática, que es el hombre, está enmarcada y condicionada
existencialmente por una triple dimensión de dependencia:
respecto de Dios, respecto de los demás hombres y respecto de
los bienes materiales de este mundo. Triple dimensión de
dependencia que define al hombre como un ser esencialmente
religioso social y "oeconomicus".
La dependencia respecto de Dios o dependencia religiosa es la
más fuerte y entrañable, mucho más que la social y económica,
puesto que le vincula a Dios, le "religa" a Dios
metafísicamente, como a su causa primera y su fin último. Lo
cual no significa otra cosa sino que el hombre es una
participación causal, a nivel intelectivo, del ser Necesario,
del Absoluto; es decir, es una "imagen viva de Dios
vivo"; y por lo mismo, destinado a realizar y desarrollar de
un modo consciente y libre esa imagen, que es él. El hombre se
realiza plenamente, cuando realiza plenamente lo que él es,
imagen viva de Dios vivo. Ahora bien, esta imagen
intelectivo-volitiva tiene su más plena realización en el
conocimiento y en el amor, pero un conocimiento y un amor, cuyo
objetivo sea de algún modo la divina esencia, sea Dios. "la
razón más alta de la dignidad humana -nos dice el Vaticano II-
consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios. Desde
su mismo nacimiento el hombre es invitado al diálogo con
Dios". (GS 19)
Tan importante y fundamental es esta visión del hombre para
elaborar cualquier teoría política y social, que -como afirma
Pablo VI- no es posible comprender adecuadamente "ningún
problema referente a la vida humana, sin considerarlo por encima
de las perspectivas parciales de orden biológico o psicológico,
demográfico o sociológico, a la luz de una visión integral del
hombre y de su vocación; no sólo natural y terrena sino
también sobrenatural y eterna". (HV 7)
Profundizando en la dimensión social del hombre, fácilmente
comprueba esta teoría de que el hombre es un ser social por
naturaleza; que no es un ser aislado ni lo puede ser, como
pretende el liberalismo; que para el cumplimiento adecuado y
conveniente de sus fines esenciales, necesita de la ayuda y
asociación de otros hombres. La naturaleza del hombre, aunque
dotada de inteligencia y libertad -en lo que supera a todos los
demás vivientes irracionales-, es sin embargo incapaz de valerse
por si solo para realizarse y desarrollarse convenientemente en
todas sus posibilidades, necesita de la colaboración de otros
hombres. Esta relación de dependencia respecto de otros hombres,
sin los cuales no puede existir ni cumplir dignamente su destino,
constituye la dimensión social del hombre, fundamento del orden
político y social. El hombre es, pues, un ser naturalmente
social.
Respecto de los bienes materiales la teoría socionaturalista
reconoce también la existencia en el hombre de una relación de
dependencia. Sin ellos el hombre no puede vivir ni cumplir
convenientemente su destino. Esta relación de dependencia
respecto de los bienes materiales, que ha de compartir con otros
hombres y realizar con la colaboración de otros hombres, es
decir, socialmente, constituye la base de la dimensión
socio-económica del hombre fundamento del orden
económico-social. El hombre es un ser existencialmente
"oeconomicus". *
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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