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Ong´s ¿Falsas Conciencias?.
Las Organizaciones No Gubernamentales (ONGS) están de moda, consiguiendo el beneplácito y apoyo de muchas personas de buena fe. Este fenómeno, que algunos interpretan como un "re nacer ético" de nuestra cultura, no está siendo reflexionado en toda su amplitud. Debemos analizar qué significan realmente para decidir si debemos o no cooperar con las ONGS. Frente a las acusaciones contra la Iglesia por "las riquezas del Vaticano", nos encontramos que sólo las ONGs españolas manejan un presupuesto anual cercano a los 40.000 millones de pts; casi el doble del presupuesto anual del Estado Vaticano. Más de 16.000 ONGs inscritas en todo el mundo parecen hacer innecesaria la labor misionera de la Iglesia. Sin embargo, a pesar de la mediatización afectiva que suponen las ONGS, no es oro todo lo que reluce.
¿ONG?
La simpatía que despiertan las ONGs se debe, en buena parte, a
un cansancio de la ciudadanía a todo lo que sea estatismo y
burocratización. La idea de un tipo de asociaciones
independientes del Estado, cuyo fin sea "hacer el
bien", despierta, de por sí, las simpatías de la sociedad.
Sin embargo, hay que distinguir dos tipos de ONGS. Por un lado
las que son verdaderamente Organizaciones No Gubernamentales y
cuya acción no depende realmente del Estado (en esta lista se
incluirían muchas ONGs que son asociaciones eclesiales). Por
otro, encontraremos muchas ONGs que dependen de las subvenciones
del Estado, el cual marca sus objetivos y controla su gestión.
Asociaciones como la Cruz Roja dependen del Estado pero no dudan
calificarse como ONGS. Cruz Roja no es la única: "En
España, la mitad de las ONG dependen en un 65% de los fondos
públicos (Unión Europea, Gobierno, comunidades autónomas,
ayuntamientos). Algunas organizaciones alcanzan una dependencia
del 90%" (Cfr. El País 25-1-98, Las ONG, ¿lavado de
conciencia o solidaridad?). En España, según el Directorio ONGs
1997 el 56% del dinero que reciben las ONGs españolas es de las
Administraciones públicas. Ante el desprestigio de los Estados
modernos, incapaces de moralizar la sociedad, se crean fachadas
de "moralismo" No Gubernamental. Cabrían otras
distinciones. Hay ONGs eficaces y las hay tremendamente
burocratizadas. Entre el mundo de las ONGS, las pertenecientes a
la Iglesia tienen fama de rentabilizar máximamente los donativos
conseguidos. Otras ONGs gastan buena parte de lo recibido en
mantener su propia burocracia interna y promoción. Las ayudas
enviadas a Ruanda tras el último conflicto se redujeron a un 40%
de lo recogido por las ONGs (El País, 15-8-98). Las ONGs
eclesiales suelen contar con misioneros o parroquias que recogen
las ayudas y las optimizan. Otras ONGs tienen que montar una
infraestructura de recepción de ayudas, que devora las propias
ayudas.
En 1947, sólo existía una ONG. El movimiento de las ONGS, que
no cuenta con más de 20 años, y su reciente expansión apenas
10, se puede explicar por el fracaso del "cosmos"
ideológico revolucionario. La caída del muro de Berlín
desencantó a muchos hombres y mujeres que anhelaban "el
mundo mejor que traería la revolución".
Ante la burocratización del Estado y el dominio de la
Partitocracia, el ciudadano encuentra coartadas sus ansias de
participación social. Las ONGs se han convertido en la balsa de
salvamento sentimental de muchos desencantados que "quieren
hacer algo". Pero, huyendo de la burocracia, se pueden
encontrar algo peor.
Voluntarios cobrando
Lo primero que choca al analizar ciertas ONGs es la distinción
de varios tipos de miembros. Un tipo es el que simplemente aporta
dinero (normalmente de forma irregular), este apenas se
compromete a nada más y poco o nada participa de la vida de la
ONG. Otros, son los cooperadores, habiendo aquí dos niveles.
Unos, son eventuales y dedican un tiempo relativamente escaso a
las ONGS. Es el caso de médicos que dedican un verano de
vacaciones para ir a un país del Tercer Mundo o el voluntario
para una campaña determinada. Por otro lado están los
verdaderos organizadores de las ONGS. Estos componen el verdadero
eje medular de estas organizaciones. Son muchas veces asalariados
que viven profesionalmente de la ONG. El directorio ONGs calcula
unos 10.000 voluntarios a sueldo. Frente a los humildes sueldos
de los misioneros católicos podemos encontrar sueldazos de
verdaderos ejecutivos.
Un antiguo alto jefe de ACNUR (Organización dependiente de la
ONU para ayuda al refugiado, que posteriormente trabajó para
Médicos Sin Fronteras (MSF) y ahora trabaja para ECHO (European
Comission Humanitarian Office), en Cuba, cobra al mes un millón
de pesetas (Cfr: El País, 25-1-98). Olivier Longué, por
ejemplo, director de la ONG, Acción contra el Hambre, cobra
mensualmente 320.000 ptas. No todas las ONGs son tan estupendas
(Consuelo Lobo, por ejemplo, presidenta de Manos Unidas y
colaboradora en el Cottolengo del Padre Alegre, no cobra sueldo).
Tapaderas y puentes
ONGS, como SOS Racismo están vinculadas directamente a la
Internacional Socialista, de la que recibe fondos. La ECHO,
comisión europea que reparte las ayudas de la CEE a las ONOS, en
el fondo subvenciona prioritariamente a las ONGs donde se
colocarán miembros de partidos políticos. Parece que la ECHO es
uno de los nidos de corrupción de la CEE, pero de momento
diversos escándalos apenas han trascendido a la opinión
pública.
Estos ejemplos nos muestran unos canales muy curiosos; Olivier
Longué antes de llegar a Acción contra el hambre, trabajó para
el Ministerio de Cooperación francesa y para la ONU. Muchas ONGs
se han convertido en plataformas de colocación profesional
entrelazadas con la burocracia política y los propios partidos
políticos. Esta relación se da en un doble sentido: o bien los
organismos burocratizados (partidos políticos, organismos
internacionales como la ONU, Institutos de cooperación, etc.) se
nutren y reclutan liberados de ciertas ONGS; o bien, miembros de
estos organismos son reciclados y recolocados en ONGS, cuyos
ingresos acaban dependiendo del propio Estado. La clase política
tiene así una cobertura para liberar o recolocar a sus
militantes destacados; y un mecanismo de control sobre el
discurso social. No es extraño por tanto que numerosas ONGs
cooperen ideológicamente con la ONU y los Estados cuando se
plantean campañas "humanitarias" para la
planificación familiar (léase aborto y anticonceptivos). En el
fondo el sueldo de los que dirigen estas ONGs se debe a las
subvenciones que les otorgarán estos organismos.
Ineficacia probada
Otra explicación de la extraordinaria difusión de las ONGs es
la amplia clase universitaria occidental que a duras penas puede
encontrar su lugar profesional. Las ONGs así se convierten en
los lugares ideales para "recoger experiencia". Ante el
paro, las ONGs ofrecen la posibilidad de "no perder el
tiempo", y "hacer algo positivo ". Sin embargo,
esta actitud es un arma de doble filo. En Kigali, el gobierno
rwandés, dominado por los tutsis, exigía en 1996, a las ONGs un
detallado curriculum de los colaboradores: "No queremos
aquí jóvenes para que realicen prácticas con nuestra gente
" El problema de muchas ONGS, y que han denunciado muchas
veces los misioneros, es su amateurismo. Suele suceder lo
siguiente: la prensa occidental "descubre" una grave y
urgente crisis. Las ONGs organizan campañas de apoyo y se
recogen fondos para la ayuda. Pero el envío de los fondos y
ayudas no se corresponde con la capacidad de distribuirlos y
controlarlos correctamente. Se considera que buena parte de la
continuación de conflictos en países africanos se debe a las
malas gestiones de las ayudas de las ONGS. El caso más claro es
el conflicto de los Grandes Lagos (1994-1996); con las ayudas de
organismos internacionales y ONGs se crearon campos de refugiados
al este del Zaire, donde llegaron numerosas ayudas. Estos campos
estaban controlados por los hutus que acopiaron las ayudas. El
50% de las mismas fueron repartidas, pero el 50% restante sirvió
para comprar armamento a los países donantes de las ayudas y
perpetrar la matanza de un millón de tutsis (cfr. El País, 25-
1-98). La situación se vuelve kafkiana: un occidental dona a una
ONG 10.000 pesetas para ayudar a paliar un desastre y la mitad
del dinero puede servir para matar a los que se pretende ayudar.
En Ruanda, ante los últimos conflictos, se han dado cita más de
120 ONGS; muchas de ellas con proyectos inaplicables o condenados
al fracaso (se construyeron pozos pero no se formaron ingenieros;
se crearon hospitales pero no se garantizaron los suministros,
etc.). Incluso se llegó a presentar en Ruanda una ONG con un
proyecto financiado (con 10 millones de ptas.) para estudiar los
partidos políticos. Esta falta de control tiene su explicación.
Por un lado, una mentalidad burocrática de funcionamiento: la
ayuda consiste en presupuestos aprobados, acabado el presupuesto,
acabado el proyecto; por otro, las ONGS, antes del conflicto, no
estaban ahí (normalmente sólo había misioneros). Al cabo de
unos meses el conflicto pasa -o pasa la moda- y desaparecen los
voluntarios. Ya nadie controla la efectividad de las ayudas; de
nuevo sólo quedan los misioneros.
Comprometidos... hasta que yo quiera
Este es uno de los grandes problemas de las ONGS. No hay
compromisos vitales. Las ONGs tienen que luchar contra la
precariedad de sus propios voluntarios. Así lo han denunciado
muchos misioneros: el médico que marcha un verano a África
tiene que enfrentarse en apenas un mes con aprender una lengua,
adaptarse culturalmente, etc. Cuando su presencia empieza a ser
efectiva, tiene que regresar. Por eso algunas ONGS, especialmente
las cristianas, piden un compromiso como mínimo anual. Cuando se
trata de irse a países del Tercer Mundo, los más atrevidos
quieren ir un verano, pero todo un año es demasiado. El
compromiso para toda la vida ya es imposible (esto sólo lo
siguen haciendo los misioneros y misioneras). La segunda
precariedad reside en los donantes. Los organizadores de las ONGs
se quejan que las ayudas privadas son muy inestables. Normalmente
coinciden con las explosiones mediáticas: son los famosos
telemaratones. En 1996 el programa de Tele5, Cien horas por el
Zaire, recaudó 700 millones de ptas. Luego llega la sequía;
pasada la moda nadie se preocupa siquiera por el destino del
donativo.
La conciencia encandilada
Parece que Occidente ha encontrado la forma ideal de tranquilizar
su conciencia sin otro esfuerzo que ver la tele y realizar una
transferencia bancaria. Tras el fracaso del bloque soviético y
los constantes fracasos de la ONU, la conciencia revolucionaria
de la burguesía occidental corría peligro de desaparecer. Las
ONGS, al menos algunas de ellas, y su mediatización
ético-ideológica, están llenando un vacío que a toda costa no
puede ocupar la religión. Están sirviendo muchas de ellas para
perpetuar la secularización Occidental y evitar que, ante el
fracaso de la modernidad, se busquen "alternativas
trascendentes". Por eso muchas veces para crear esta
pseudoconciencia se recurre incluso a las mentiras más
despiadadas. En 1988, Louis Mermaz, ministro socialista, denuncia
la "monstruosidad del sistema capitalista" por causar
en el mundo 50 millones de muertos por hambre, entre ellos 30
millones de niños. La ONG Tierra de los hombres, se sumó a la
campaña. Desde entonces una vez al año se repiten estas
campañas. Aún así nadie se ha parado a pensar que la
mortalidad mundial está en 47 millones de habitantes. Según
estas campañas todos los hombres deben morirse de hambre.
Falsas conciencias creadas para evitar reacciones verdaderas. Por
desgracia, así se podría resumir la función de muchas ONGS. -*
Alfonso Amaritriain (con el agradecimiento al profesor Buela).
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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