|
Prevención del Sida.
Un falso prejuicio en la lucha contra el SIDA es que todos estos valores que se tratan de retomar para luchar contra el SIDA, no deben ser asumidos por el Estado; en todo caso -se piensa- que sea cosa de particulares, de Fundaciones, de ONGs, de la Iglesia. Y es un falso prejuicio, al que conduce , entre otras razones, la idea de la aconfesionalidad del Estado, ya que el Estado debe velar por la salud pública. ¿Es un tabú la moral?. No pueden hablar de moral las personas que trabajan para el Estado?
Todos hemos oído aquello de que prevenir
es mejor que curar, pues en el caso del SIDA, prevenir no es
simplemente mejor que curar: es la única cura. Para el caso de
una enfermedad mortal y no curable, es necesario prevenir con
total seguridad, ya que no vale una prevención parcial para esta
enfermedad mortal y no curable. Desde el punto de vista
epidemiológico, la prevención más eficaz es cuando se aborda
en los primeros estadios, más que en los últimos a través de
condones y jeringuillas estériles. Por lo tanto conviene actuar
en "el proceso de producción de la enfermedad",
luchando para que no crezcan las prácticas de riesgo, y los
grupos de riesgo. Si los grupos de alto riesgo no disminuyen y no
varían su conducta, nadie puede asegurar que la enfermedad será
erradicada y que la difusión del SIDA disminuya, ya que mientras
persistan los comportamientos que favorecen la transmisión,
habrá un aumento de los infectados y un crecimiento de la
enfermedad.
En las líneas anteriores se deja expuesto un concepto claro: la
prevención primaria. Esa es la prevención realmente eficaz.
Cualquier médico, tratándose de otras enfermedades, aconseja a
sus pacientes realizar una prevención primaria. Si alguien tiene
una úlcera de estómago, le dirá que no tome comidas fuertes,
para que no sea necesario después aplicar medicinas para que el
estómago soporte aquella comida. Si alguien es proclive a coger
faringitis, el médico le dirá que no debe fumar o exponerse a
respirar aire frío, o ¿acaso hay sprays protectores de la
farimge, para que así el paciente pueda realizar cualquier
imprudencia con menos riesgo?. Si a un paciente le afecta mucho
el tabaco para sus bronquios, el médico le aconsejará que deje
de fumar o al menos reduzca mucho el número de cigarrillos.
Todos estos consejos forman parte, o son consecuencia, de la
aplicación de la prevención primaria, es decir, se actúa en el
primer proceso de riesgo de contraer la enfermedad. Esta es pues
la auténtica prevención, las prevenciones posteriores ya hemos
visto todos los defectos que poseen.
Se hace necesario un gran esfuerzo de reflexión a nivel
internacional que revalúe las causas profundas de esta
patología social que es la drogadicción, así como redefinir el
papel que la sexualidad ocupa en la realización del ser humano.
Una sexualidad indiscriminada, a cualquier precio, sin puntos de
referencia, desajustada de otras facetas básicas de la persona,
convierte al hombre en animal inferior con una existencia
patológica.
Con el SIDA no nos encontramos sólo un problema estrictamente
sanitario, como querrían algunos, también es un problema
ético. En este caso, es "La consecuencia de un abuso
práctico de la sexualidad en modalidades incorrectas de
frecuencia y lugar, y en sus combinaciones con circunstancias de
drogadicción o promiscuidad".
Pero el capítulo de la prevención no es sencillo, pues se trata
de una enfermedad del comportamiento. Además de la
investigación, las otras soluciones al SIDA deben ya venir de
mano de la educación sanitaria, de la educación sexual, y de la
transmisión de una serie de valores humanos como la
responsabilidad personal que motive a las personas al rechazo de
drogas y de otras conductas de riesgo. Y la mejor forma de
prevenir, de educar comportamientos, es comenzar por llamar a las
cosas por su nombre, por decir las cosas claras, sin dobles
interpretaciones, aunque nos ganemos los abucheos de muchos que
no quieren oírlo. De George Orwell es la frase de : "Hemos
caído tan bajo, que atreverse a proclamar lo obvio se ha
convertido en el deber primordial de todo hombre
inteligente".
Imaginamos la sociedad dentro de 50 años como lo que es ahora
respecto a otras epidemias que como el cólera, tifus, etc.
diezmaba las poblaciones, y fueron vencidas. Esas epidemias
fueron vencidas gracias a la investigación pero sobre todo
gracias a la limpieza. Cuando rectifiquemos un tanto los actuales
hábitos peligrosos respecto al SIDA, y la investigación avance,
habremos ganado al SIDA. Pero si no lo hacemos y el virus VIH se
revela como infalible ante cualquier persecución, pues gracias a
su mutabilidad supera todas las barreras, entonces estamos
perdidos.
La revolución sexual ocurrida en las últimas décadas ha
llevado a un cambio de planteamientos y perspectivas de muchos
expertos, sobre todo, si estos no tienen hijos. Conductas que han
llegado a ser aceptadas por algunos adultos en privado, son
propugnadas ahora para los niños. Quienes actúan de esta manera
deberían darse al menos cuenta que lleva tiempo hacer de un
niño un adulto; y que los hábitos que no tienen obvias
consecuencias trágicas para los adultos, suelen ser
malentendidas y llevadas a la práctica más irresponsablemente
aún por jóvenes inmaduros.
¿Abstención?. No nos fijemos en el sentido peyorativo que se le
da a este término desde el punto de vista político: queda mal
abstenerse de votar. Tampoco vamos a reducir la palabra al
sentido que se le da con respecto a la bebida: abstemio es no
probar el alcohol. Abstención puede significar muchas cosas más
: abstenerse de agredir a alguien, de robar, de discriminar, o
abstenerse de la droga.
Para el tema de la droga como medio de transmisión del SIDA, me
atrevo a decir que sí, que vale la pena ser abstemio. El sistema
nervioso necesita de un equilibrio para funcionar con perfección
y para desarrollar la tarea que tiene en el cuerpo humano.
Estrictamente, podría decir que no, que con tal de que no fueran
drogas inyectables,..., pero de las drogas blandas se pasa a las
duras en un momento; y también, bajo los efectos de las drogas,
se cometen muchas locuras. O sea, que sí, en materia de droga
vale la pena ser totalmente abstemio.
En materia sexual, para prevenir del SIDA, ¿tendríamos que
imponer o aconsejar la abstención total, la castidad perfecta?,
sin duda que eliminaríamos muchas posibilidades de transmisión
de esa forma. Pero no, nuestros cuerpos tienen sexo, y realiza su
función como otras partes del cuerpo la suya. Bastaría decir
que el sexo con orden, en su momento, para su función, con amor,
dentro de una unión afectiva y duradera. Si carece de caracteres
anteriores se aproxima en mayor o menor medida a una violación.
Basta decir lo que decían las campañas contra el SIDA de un
país : " cada oveja con su pareja ".
Podrían darse muchas explicaciones antropológicas para explicar
cómo las personas humanas hemos ido formando las familias como
base social, cómo la cultura, a medida que se ha desarrollado,
nos ha conducido hacia la monogamia. Una de las explicaciones es
la transmisión de las enfermedades venéreas. La familia
monógama es la forma más perfecta de reducir al mínimo estas
enfermedades sin que, lógicamente, se extinga la población por
falta de descendencia.
Valores humanos contra el SIDA.-
"La estrategia fundamental de prevención a la hora de
enfocar el problema del sida se apoya básicamente en un trípode
de objetivos que son: disminución del riesgo de contraer
infecciones por VIH en los usuarios de drogas por vía
parenteral, información a la población general y educación
para la salud y en valores para los jóvenes y
adolescentes". Estas son frases de Don Francisco Parras,
secretario del Plan Nacional contra el SIDA, y estamos de acuerdo
con él en la educación en valores para los jóvenes, pero,
¿qué han hecho en esa dirección hasta ahora?.
En unas sociedades heterogéneas con respecto a las costumbre, es
difícil encontrar valores comunes en todas las personas, como
para que el Estado eduque en ellos a todos los ciudadanos, sin
demasiados problemas. Las autoridades quizá conocen cuales son
los valores necesarios que se deberían inculcar a los jóvenes
para una autentica prevención del SIDA, pero no los divulgan .
Quizá espera que sean otros agentes sociales los que se
movilicen en esta línea, para no mancharse ellos las manos en lo
que podría suponer un descenso electoral.
Hay que decidirse por los auténticos valores, aunque no sean
compartidos por todas las personas; de hecho, si lo fueran, no
sería casi necesario el difundirlos. No se debe respetar
opiniones que consideren valores el "amor libre". No,
eso no es valor, es un contravalor, y no se debe respetar, entre
otras cosas, porque son los contravalores que nos conducen a
todos al SIDA, y no sólo a ellos.
El médico psiquiatra C. Gómez Lavín recuerda la necesidad de
formar a los jóvenes en lo que son los auténticos valores, y en
este caso del SIDA, en lo que es el verdadero amor, "en ese
amor del ser humano en que se compromete a todos los planos de la
personalidad, también los afectivos y espirituales. Porque sólo
cuando se vive bien el matrimonio y la fidelidad, es decir, el
auténtico amor, se dignifica y se libera a la persona, se la
enriquece y se la hace madurar" .
Caridad, solidaridad.-
Una vez conocido bien el SIDA y sus formas de transmisión, los
médicos, enfermeras, personal de laboratorio y auxiliares , y
cualquier persona que atienda o acompañe a enfermos de SIDA,
deben perder el miedo.
Sigue vigente el problema de si hacer o no hospitales sólo para
estos enfermos, o sea de construir SIDAtorios. En principio los
centros se negaban a que se les etiquete como dedicados
exclusivamente a la atención de enfermos de SIDA. Resulta
monótono para el personal sanitario la asistencia a enfermos que
presentan un mismo cuadro, que se repite con pequeños matices en
todos los pacientes. Lo complicado de su atención y las escasas
satisfacciones que una enfermedad con un pronóstico fatal
conlleva son otras de las razones que alegan. Así mismo, los
enfermos con otras patologías, plantean otros problemas, pues
muestran su insatisfacción y rechazan ingresar en centros donde
existan enfermos hospitalizados que padecen SIDA. Los propios
enfermos de SIDA dicen que no quieren ser separados por tener
esta enfermedad.
Si nos fijamos bien , parece que cada grupo de personas está
defendiendo lo suyo, sus preferencias, sin verdaderamente pensar
en los otros grupos de personas. Se necesita algo más que las
propias normas, algo que unos llaman solidaridad y otros caridad,
para estar por encima de los propios intereses, haciendo algo
más de lo justo por el otro.
Parece que la solución intermedia que existe hasta el momento,
es dedicar una parte de los hospitales a los enfermos de SIDA:
una planta, por ejemplo. Pero, sin duda, ante nuevas medidas
futuras, en relación al aumento de enfermos de SIDA que se
espera, debe primar la calidad de la atención a estos enfermos,
que quizá pase por instalaciones y personal dedicados
exclusivamente a esta enfermedad. También es fundamental
prevenir la salud del resto de la sociedad, en el caso de que la
tuberculosis, que algunos enfermos de SIDA llevan asociada,
alcanzara una cifras peligrosas de afectados.
Ejemplos de atención desinteresada a los enfermos los tenemos
cercanos, y sin darnos cuenta.
En 1986 la Madre Teresa de Calcuta abrió en una de las calles
más peligrosas de Manhattan un refugio para enfermos de SIDA.
Aquello fue revelador y parecía que el mundo estaba al revés:
que los países pobres de Oriente venían a socorrer a Occidente.
Allí se encuentra uno con hermanas vestidas de sarí blanco
bordeado de azul, como las que se ven trabajando en las
leproserías, orfelinatos y morideros de Calcuta. Los enfermos
comenzaron siendo reclusos de Sing-Sing, toxicómanos, negros de
Harlem ... Dominique Lapierre en su libro Más grandes que el
amor cuenta toda la escena anterior. El título del libro se lo
dio uno de los enfermos de SIDA que cuando estaba a punto de
morir, mirando a los médicos y enfermeras que estaban alrededor
de su cama, exclamó con su último aliento: "Muchas
gracias. Son todos más grandes que el amor". El libro
citado ofrece el retrato de hombres y mujeres que demuestran cada
día que el espíritu humano puede ser más grande que la peor de
las adverSIDAdes. Hay gentes que hacen cosas heroicas para otros,
que saben compartir. Son héroes anónimos, desconocidos.
En sus esfuerzos hablando con el alcalde de Nueva York para que
se perdonara la condena a presos con SIDA que la madre Teresa
quería alojar en su casa, se produjo la siguiente conversación:
-Madre, se trata de delincuentes, incluso asesinos -objetó De
Koch con firmeza-. ¡No se les puede dejar en libertad sólo
porque se encuentren en mal estado de salud!.
-Dios, al inflingirles el SIDA, les ha castigado más duramente
que la justicia de los hombres, señor alcalde. ¿No le parece
que merecen nuestra compasión?.
Responsabilidad.-
Entre la población de monos africanos existe un virus similar al
del SIDA. Precisamente el estudio de las posibles vacunas sobre
el SIDA se está experimentando con monos. Ellos adquieren el
llamado VIS, Virus de Inmunodeficiencia Simia. Si tuviéramos que
planear unas medidas de prevención, seguro que todos los
entendidos coincidirían en ellas.
Ahora bien, todo ese conjunto de medidas preventivas para los
monos, no podrán ser iguales a las medidas preventivas para
personas humanas. Da la impresión que algunas personas a la hora
de diseñar medidas de prevención para el hombre frente al SIDA,
se olvida de que somos personas, y por lo tanto susceptibles de
cultivar muchos valores humanos que nos hacen totalmente
diferentes a los monos.
Inculcar responsabilidad es ineludible en las campañas contra el
SIDA.
Los adultos que se encargan de educar a los adolescentes tienen
el deber de prevenirles contra una actividad sexual prematura, es
decir, contra el uso de la sexualidad antes de que se tenga
conciencia de la gravedad de lo que ello implica, antes de
adquirir el sentido del respeto que se ha de tener hacia uno
mismo y hacia los demás, antes de ser capaz de asumir
responsablemente las consecuencias de las propias acciones. Hay
que decirles con claridad que si tienen relaciones sexuales con
alguien que esté infectado por el SIDA, corren el riesgo de
contraer el virus y de morir a consecuencia de ello.
Se debe hablar de los peligros de la drogadicción juvenil que
ahora, además, también conlleva el peligro del SIDA.
El periódico Europe Today, informaba en que el avance del SIDA
en todo el mundo estaba llevando a replantear las estrategias de
prevención. En Estados Unidos están surgiendo iniciativas que
apoyan un cambio a un comportamiento sexual responsable. El
mensaje de reservar el sexo para el matrimonio está siendo
repetido a lo largo del país por asociaciones y grupos
"pro-continencia". Estos grupos propagan también entre
drogadictos y homosexuales el mensaje de que "pueden ser
libres rompiendo con ese estilo de vida, para descubrir la paz
interior y desterrar el miedo al SIDA. En California se imparten,
por ejemplo, curso con el lema "Sé prudente, espera al
matrimonio" (Do the right thing, wair for the ring). Otro
curso titulado "Las buenas razones para esperar",
recomienda a los jóvenes evitar las relaciones sexuales, las
bebidas alcohólicas y las películas pornográficas.
El Departamento Federal de Sanidad difunde desde 1989 un folleto
titulado Muchos jóvenes están diciendo: "No", donde
se afirma entre otras cosas :"Las presiones vienen de todas
partes...anuncios publicitarios, amigos, películas en el cine y
en la televisión, videos, espectáculos, canciones y libros
(...) Pero detente y piensa un momento. Realmente, ¿serás más
popular, más maduro o madura, más deseable, si tienes
relaciones sexuales?. Probablemente no. De hecho, tener
relaciones sexuales podría hacer que tu pareja pierda el
interés por ti. Lo que si es seguro es que, al tener relaciones
sexuales, te vas a encontrar con problemas que no sabrás cómo
resolver". Este folleto del Departamento de Sanidad formula
una serie de preguntas para ayudar a los jóvenes a decir no en
este tema, con sentido de responsabilidad; advierte que decir
"no", no es tan difícil ni raro, y da una serie de
respuestas frente a presiones que se puedan presentar.
Los riesgos para la salud que se derivan de la promiscuidad
juvenil también debería ser un factor que llamará a la
responsabilidad a muchas personas. Muy poco se habla de estos
riesgos: cánceres cervicales, abortos, esterilidad.... Se habla
muchísimo más de los riesgos para la salud que tiene el tabaco,
y poquísimo de los que tiene una iniciación sexual precoz. El
doctor Brudanell, médico consejero de una clínica de abortos,
en un artículo de 1980 en la revista Modern Medicine, en unos
años en los que la fiebre por el sexo más grados había subido,
se atrevía a decir cosas como las que siguen cargadas de sentido
común: "El precio que las adolescentes tienen que pagar por
tener relaciones sexuales parece excesivo. Ha llegado el momento
de decir muy claramente que es un error que las chicas de menos
de quince años practiquen el acto sexual. Los placeres de la
actividad sexual, incluidos la gestación y el dar a luz, podrán
así ser disfrutados en sus años más maduros y libres de
problemas ginecológicos adquiridos precozmente".
Por desgracia, sólo el personal médico motivado lee esas
revistas, y ningún periodista se atreve a transcribir a la
prensa popular un mensaje así de directo y sencillo. Y, menos
que nadie, las revistas juveniles: no van a echar ese jarro de
agua fría encima de lo que es su fuente principal de ingresos:
la curiosidad sexual provocada.
No es un valor inasequible este de la responsabilidad. Aún entre
personas con conductas peligrosas, siempre hay ratos de sensatez,
y el instinto de conservación sigue estando ahí. El doctor
Jorge Romero es especialista en VIH/SIDA del madrileño Centro
Sanitario Sandoval, que tiene ya 50 años de existencia, y es
siempre referencia obligada para las ETS en Madrid, especialmente
en lo que se refiere a los grupos de mayor riesgo, y él doctor
asegura que :"La infección por VIH ha propiciado un cambio
radical en las conductas de riesgo. La promiscuidad sexual ha
disminuido, y muchas personas han reducido el número de parejas
sexuales".
Hablando de las personas homosexuales también el doctor Romero
asegura que: " Se ha comprobado que, si hace quince años la
media de parejas distintas por año en el grupo de varones
homosexuales era alrededor de 30. Ahora está alrededor de 10, y
el descenso continúa.".
Fidelidad. Monogamia.-
Los matrimonios fieles están a salvo del SIDA, ya que no es
posible contagiarse de un cónyuge no infectado. En los países
occidentales el riesgo de contagio de SIDA por relación
heterosexual es aún bajo. Ciertamente al crecer el número de
infectados, aumenta la probabilidad general de contraer el SIDA
por vía heterosexual. Pero, para incurrir en ese riesgo, hay que
caer en la promiscuidad.
En África, y en el Sureste Asiático, en países como Tailandia
el contagio por vía heterosexual es frecuente.
James York, un matemático que ha construido un modelo que simula
la expansión del SIDA, ha podido detectar algunas diferencias
entre la transmisión de VIH y la de otras enfermedades de
transmisión sexual. Según los estudios de York, de principios
de 1995, en el caso del SIDA es más peligroso mantener
relaciones sexuales con diferentes parejas, de las que sólo
algunas están infectadas, que hacer lo mismo pero con una sola
persona también infectada. Al parecer esto es debido a que la
transmisión es más fácil durante dos períodos: cuando la
persona acaba de ser infectada por el virus VIH, y
aproximadamente diez años después, cuando el sistema
inmunológico empieza a ser afectado. De esta manera, la persona
promiscua tiene una mayor probabilidad de contagiarse al tener
relaciones con alguien que tenga SIDA en una de estas dos etapas,
que aquella que mantiene una pareja estable aunque ésta sea
portadora del virus.
La fidelidad, he aquí una de las soluciones contra el SIDA.
Palabra que está marginada en esta cultura nuestra. Todo lo que
suponga un pequeño compromiso, nos resulta en primera instancia
rechazable. Troquelados, como estamos, por los anuncios
publicitarios en los que se nos aconseja de no privarnos de nada,
de piensa sólo en ti, diviértete a tope, etc...esas otras cosas
quedaron en desuso. El amor fiel, a lo "Love story" es
presentado como una cosa de románticos, de nostálgicos, al fin
y al cabo.
¿Es mucho pedir a personas casadas que no engañen a su
cónyuge?. Ya se sabe que hay quien presume de tener un amante
-se nos presenta esto como audaz, valiente- , de poner los
cuernos al otro. Pero aunque sólo fuera desde el punto de vista
sanitario, ¿no vale la pena recriminar esas conductas?.
Muchas veces se ha dado, y se está dando, casos de que empieza a
surgir el SIDA en un miembro de la familia, en otro, en otro...,
y al final se descubre el origen. El primer contagio ocurrió
hace años, cuando el padre de familia, hombre de negocios
acostumbrado a viajar, pasaba alguna que otra noche en clubs de
alterne. Después contagió a su mujer, y alguno de sus hijos
también nació ya contagiado. ¿Qué se puede decir en estas
ocasiones?, ¿que nadie tuvo la culpa?, ¿que nadie traicionó a
nadie, y son cosas del destino?. ¿Es mucho pedir la fidelidad
con el otro?.
A pesar de todo, hay quien se sigue escandalizando cuando se dan
estos consejos. Los apologistas del condón se rasgan las
vestiduras cuando ven que alguien recomienda algo distinto de sus
productos. Así el profesor Rafael Nájera en un Congreso
Español de Sexología -mejor público imposible-, criticaba que
se otras personas hablaran de castidad en vez del condón. Decía
de un modo falaz que "la castidad no se lleva a cabo de una
forma constante. Contra el SIDA, la castidad falla más que el
preservativo". Lo realmente exacto es decir que la castidad
sólo falla cuando no se vive, mientras que el preservativo puede
fallar aunque se utilice. Por lo tanto, uno a dos en contra del
condón.
También está comprobado que, a pesar de las insistentes
campañas, el condón no se utiliza de modo constante. El propio
Nájera alertó sobre "el resurgir tremendo" de la
enfermedad que se está produciendo en Estados Unidos a causa del
descuido en el uso del condón. "Hay que ser absolutamente
constantes en la práctica del sexo seguro", predicó
Nájera. Nada, ni una transgresión a la regla, aunque el empleo
del preservativo vaya contra la tendencia más natural. Aquí la
norma es no permitirse una excepción. Lo sorprendente es que se
considere imposible que un hombre sea fiel a su mujer y luego se
pretenda que no traicione nunca al condón. Pero ¿no es más
fácil y más atractivo ser fiel a una mujer?.
El Congreso de los Estados Unidos llamó como experta a la
Presidenta de la Asociación Americana de Educadores, Consejeros
y Terapeutas sexuales, la Dra Theresa L. Crenshaw de San Diego,
que afirmó :"Por razones de salud hay que abandonar el sexo
casual y promiscuo (...)hay que insistir en la necesidad de
resaltar la importancia del cambio de conducta. Es irresponsable
la resignación ante la amenaza del SIDA, y limitarse blandamente
a frenar un poco su expansión. Hay que decir a la gente
claramente que debe evitar toda actividad sexual con cualquiera
que no sea el compañero comprometido(...). La conducta sexual
puede cambiar, pero no lo hará si no confiamos en ello, y no la
recomendamos".
El análisis epidemiológico pone de relieve el contagio cada vez
más frecuente de la población joven, sobre todo de mujeres
jóvenes. De modo que el índice de seropositivos en varios
países es mayor entre las mujeres que entre los hombres.
"Para muchas mujeres africanas, el mayor riesgo de
contaminación por el virus del SIDA tiene que ver con el
comportamiento sexual de su marido o de su pareja habitual",
dijeron los epidemiólogos reunidos en Kampala. "Las mujeres
que tienen una relación de tipo monógamo no pueden generalmente
protegerse de la infección cuando su marido no tiene un
comportamiento sexual similar".
Combatir el SIDA en África significa, pues, cambiar la conducta
sexual de muchos hombres, que con frecuencia tienen relaciones
sexuales con distintas mujeres. Pero las políticas impulsadas
hasta ahora de lo que se han preocupado es de distribuir
anticonceptivos y de predicar el "sexo seguro". Nada de
eso ha contribuido a promover entre los hombre el "sexo
responsable". Y si antes eso podía ser una cuestión
conveniente, con el SIDA se ha convertido en una cuestión de
vida o muerte.
Para que muchas africanas puedan protegerse del SIDA, es preciso
reforzar su posición en la familia. En este sentido, una
alternativa verdaderamente avanzada es la que promueve la Iglesia
en esos países. Y no sólo porque con su doctrina y su acción
defienda la igual dignidad de marido y mujer, o porque con su
trabajo educativo y sanitario esté en primera línea en la
capacitación femenina en el continente. También por su doctrina
sobre la regulación natural de la natalidad y su llamada al
autodominio sexual y a la fidelidad matrimonial.
Si hay que cambiar en muchos países la tendencia a la
promiscuidad, no parece que la condonmanía buen instrumento. Lo
decisivo es el aprendizaje del autodominio en el ejercicio de la
sexualidad. Y ahí juegan un papel importante, cuando son
necesarios, los métodos naturales de regulación de la
natalidad, que corresponsabilizan al varón y respetan más a la
mujer. Para muchas africanas, unos métodos que son eficaces y
gratuitos, sin efectos secundarios y que involucran a su marido,
es lo ideal. Pero esos métodos requieren que sus maridos no
sólo respeten sus cuerpos, sino que las acepten como iguales en
las relaciones conyugales. El problema es que este es un cambio
demasiado radical para algunos maridos. Pero sólo esta
revalorización de la mujer africana puede reordenar las
relaciones dentro del matrimonio.
Continencia, castidad.-
En muchos países de Occidente todo lo que suene a castidad está
mal visto en los medios que sustentan las opiniones dominantes.
Parece como si fuera un pecado el hecho incluso de nombrar la
palabra castidad. Declarar públicamente que las relaciones
sexuales han de reservarse para el matrimonio y que los jóvenes
deben aprender el dominio de sí, más bien que las marcas de
anticonceptivos, es exponerse a ser llamado retrógrado. Pero
quizá las cosas están cambiando, o deben cambiar.
"La verdadera prevención frente al SIDA -recuerda Sgreccia-
en el comportamiento y en la vida sexual es la continencia. La
revalorización de la moralidad como fuente de bien para la
persona y como medio para mejorar el equilibrio sanitario será
un paso para guiar el bien individual y social".
Cada vez más programas de educación sexual ponen el acento en
la continencia, también los impartidos por grupos no
confesionales.
En la primera página del New York Times, (16-I-94) estos
fenómenos han merecido la crónica, y sin ningún comentario
desfavorable. El propio Bill Clinton ha defendido el mensaje
contra las relaciones sexuales prematuras en sus visitas a
escuelas de barrios problemáticos. En Estados Unidos han surgido
muchas iniciativas para enseñar a los jóvenes a decir no. En
vallas publicitarias se pueden leer mensajes que revelan cuál es
la verdadera prevención del SIDA: "No te dejes engañar: el
único `sexo seguro` es la continencia antes del matrimonio y la
fidelidad en el matrimonio". En esas campañas intervienen
grupos no confesionales , o los dedicados a la planificación
familiar, o organizaciones de izquierda. Actúan sin complejos, y
con respaldo público.
Una serie de directrices o líneas de actuación se dan en esas
campañas y cursos (180.000 alumnos en California reciben los
cursos), y deben ser trasladables a todos los países
occidentales :
- Se ayuda a los chicos a resistir la presión ambiental.
- Profesores jóvenes, un poco más mayores que los alumnos,
enseñan a las alumnas a cómo despachar a los donjuanes.
- clases prácticas en las que se dan argumentos y lenguaje de la
calle.
- explicar por qué es mejor no tener experiencias prematuras que
acaban siendo experiencias amargas
En los programas, la enseñanza fundamental debe ser la
continencia, más que la castidad, pues la finalidad expresa no
es moral. La finalidad, ante todo, es detener la espiral de
desintegración familiar, pobreza y fracaso escolar que la
epidemia del sexo desencadena en los barrios pobres.
Los cursos, los programas, deben dirigirse a la voluntad, a
diferencia de los programas de sexología que suelen dirigirse a
la bragueta, ni siquiera al cerebro.
El responsable máximo de la sanidad pública en el Estado de
Virginia, Lance Morrow, en un artículo (Time), recomienda, sin
ninguna autocensura mental, la continencia para evitar muchos
problemas. Dice: " ¿Cómo evitar que la juventud
norteamericana caiga en la espiral descendente, que no es sólo
el conocido problema de los embarazos de adolescentes, y la
desintegración familiar, y el SIDA, sino también la general
degradación sexual norteamericana, la charca del ´ello´? (...)
Podría funcionar un ambiente general de continencia, una cultura
de la continencia". Las burlas que han provocado las
declaraciones, tratan de justificarse alegando que semejantes
consejos no lograrían nada. Los adolescentes no se abstendrán
del sexo, como no lo hacen los perros callejeros. Lo más que se
puede hacer es darles condones y confiar en que los usen. Y si no
... sólo queda un último recurso acudiendo a un abortero. Esta
forma de pensar, y de actuar, repartiendo condones, proclama que
la sociedad espera de los jóvenes que se comporten como perros.
La mentalidad de la continencia exige algo de moralidad. Hay que
enseñar que cuanto más cedes a algo, especialmente lo malo
-drogas, sexo irresponsable, violencia, música idiota,
estupidez, conducción temeraria, malos modos, ira...-, más
pierdes. Cuanto más te niegas, más ganas. Esto no es una
moraleja barata, sino una valiosa verdad que en la última o en
las dos últimas generaciones ha sido arrastrada por un torrente
de porquería. Para un adolescente, la continencia supone
seguridad y, por lo tanto, la libertad que le da el dominio de
sí. La continencia es un medio para ver claro, una ventana a
través de la cual es más fácil distinguir, entre otras cosas,
a uno mismo y al prójimo.
La castidad es defendida por confesiones religiosas, y está
dejando de ser una palabra tabú. En el verano de 1994 se
celebró en Washington un magno festival al que asistieron
cientos de miles de jóvenes. Los lemas fueron por ejemplo:
"El verdadero amor, sabe esperar", "esperar a la
pareja que Dios ha previsto para ti". Los asistentes
proclamaron públicamente su propósito de ser continente hasta
el matrimonio. Las noticias de estos multitudinarios festivales
no llegan a los telediarios de España, no interesa
transmitirlas.
Vallejo Nájera decía :"La educación en la castidad es
sanísima y nos ayudó a superar los problemas de la edad. En
cambio, la presunta libertad sexual que se predica ahora, esa sí
que llena de pacientes la consulta del psiquiatra".
En Italia, el Ministro de Sanidad Donat Cattin envió una carta a
veinte millones de familias, junto a un folleto informativo,
sobre las medidas para prevenir la enfermedad del SIDA. Según un
sondeo que se hizo a continuación el 93% de las personas que la
leyeron estaban de acuerdo con sus recomendaciones. En esa carta
se decía por ejemplo, que :"para una persona sana, la
primera regla aconsejable es atenerse a una existencia normal en
las relaciones afectivas y sexuales ". También el ministro
en un momento dado cita la castidad al menos por razones
higiénicas : "Se puede ironizar sobre la castidad, pero
está indicada por la OMS como la primera posibilidad de
comportamiento de los seropositivos (...) No es posible prevenir
la enfermedad y al mismo tiempo, practicar estilos de vida
arriesgados. Quien afirma por ejemplo, la absoluta seguridad
ofrecida por el preservativo, es desmentido por casi todos los
expertos".
A partir de entonces este ministro no cayo nada bien a buena
parte de periódicos. Les molestaba que este ministro combatiera
el tabú creado por la mentalidad hedonista que cree que la
castidad es imposible o antinatural.
Educación y protección de la infancia.-
"El SIDA y la educación de nuestros hijos" fue un
manual realizado por Willian J. Bennett, Secretario de Educación
Norteamericano, dirigido a los responsables de las escuelas . En
él, y con un enfoque dominado por el sentido común, se proponen
cuatro principios, con sus correspondientes líneas de
actuación, para guiar a padres y educadores en su tarea de
ayudar a jóvenes a combatir la enfermedad del SIDA. Los
recogemos a continuación estos cuatro principios.
1º Ayudar a los adolescentes a formarse criterios morales
claros. Los estudios muestran que los adolescentes que mantienen
unos principios firmes de conducta personal y social corren menos
peligro de contraer el SIDA, pues no suelen incurrir en
actividades peligrosas. Habría que enseñar a los adolescentes
la importancia de la autodisciplina y la responsabilidad
personal, inculcándoles el sentido de la responsabilidad por los
propios actos.
líneas de actuación :
- Enseñar que la continencia es una virtud
- Presentar la educación sexual dentro de un contexto moral.
- Hablar en favor de la institución familiar.
- Mostrar normas claras y específicas de conducta
2º. Dar buen ejemplo. Los padres y los profesores deben ser
conscientes de que tienen una influencia real en la conducta de
los jóvenes. Los adultos que intentan vivir de acuerdo con
criterios morales, cuidan su salud y están comprometidos en una
relación matrimonial monógama proporcionan a los jóvenes un
ejemplo de cómo evitar el riesgo de contagio de SIDA.
Líneas de actuación :
- Enseñar los criterios morales mediante el ejemplo personal.
- Llevar una conducta acorde con las normas para la conservación
de la salud.
- Enseñar con el propio ejemplo el sentido de la responsabilidad
en las relaciones con los demás.
3º. Ayudar a los adolescentes a resistir la presión social que
les induce a comprometerse en actividades peligrosas. La presión
ejercida por los compañeros es una de las influencias más
poderosas a la hora de empujar a los estudiantes hacia la
promiscuidad sexual y el consumo de drogas. Además, los
estudiantes mayores que ya están comprometidos en estas
prácticas contribuyen a reforzar la idea de que la actividad
sexual temprana y el consumo de drogas son lo normal. Los adultos
deben contrarrestar estas influencias.
Líneas de actuación :
- Ayudar a los estudiantes a identificar las presiones negativas.
- Estar atentos al comportamiento de los adolescentes dentro y
fuera de la escuela.
- Estimular a los estudiantes a dar buen ejemplo a sus
compañeros.
- Ser capaz de tratar con competencia el tema de las drogas
delante de los jóvenes
4º. Instruir a los adolescentes acerca del SIDA. Muchos jóvenes
tienen todavía una gran ignorancia acerca del SIDA. Algunos
adolescentes están en continuo peligro de infección debido a
que realizan actividades de alto riesgo: relación sexual y
consumo de drogas. Para prevenir la difusión del SIDA, los
padres, las escuelas y la sociedad deben instruir a los
adolescentes acerca de los riesgos de esta enfermedad. Un doble
mensaje de responsabilidad y autodominio deben ser parte integral
de toda tarea educativa en este sentido.
Líneas de actuación :
- Proporcionar los datos referidos al SIDA
- Impartir la educación sexual de manera que se recalquen las
razones para la continencia, el autodominio y la responsabilidad.
- Hacer que la comunidad local participe en la educación sobre
el SIDA.
- Enseñar los procedimientos para prevenir la drogadicción.
- Saber encontrar ocasiones adecuadas para hablar del SIDA.
Fuera prejuicios.-
Un falso prejuicio en la lucha contra el SIDA es que todos estos
valores que se tratan de retomar para luchar contra el SIDA, no
deben ser asumidos por el Estado; en todo caso -se piensa- que
sea cosa de particulares, de Fundaciones, de ONGs, de la Iglesia.
Y es un falso prejuicio, al que conduce , entre otras razones, la
idea de la aconfesionalidad del Estado, ya que el Estado debe
velar por la salud pública. ¿Es un tabú la moral?. No pueden
hablar de moral las personas que trabajan para el Estado?.
En Estados Unidos, hubo unas noticias de prensa en las que
quedaban en evidencia las personas que para unas cosas aprueban
cierta moralidad, cierta rectitud, y para otras cosas no la
aprueban.
El Ministerio de Sanidad norteamericano lanzó una campaña de
prevención del SIDA, -como se ha explicado antes-, basada sobre
todo en la educación sexual en la escuela. El plan hacía
hincapié en proporcionar a los jóvenes toda la asistencia
posible para evitar un comportamiento sexual que les exponga al
contagio. Se trataba de inculcar unos valores que reforzaran lo
que es el remedio más seguro: la abstinencia y la fidelidad
conyugal. El mismo presidente entonces, R. Reagan dijo en el
Colegio de Médicos de Filadelfia: "que la educación sexual
no debe ser concebida como un proceso físico, mecánico, sino
que debe ser impartida a los estudiantes junto con la
instrucción sobre los valores morales.(..) No se trata de
explicar a los jóvenes cómo hacerlo, sino de ayudarles a
comprender que no deben hacerlo.(...) Después de todo, ¿acaso
no es verdad que, en la prevención del SIDA, la medicina y la
moral imparten la misma lección?". Inmediatamente surgieron
las críticas. ¡Moralismo!, gritaron. La prevención debería
tener, para los críticos, un enfoque estrictamente científico.
Y claro, el enfoque científico se reduce a aumentar los
beneficios en la venta de condones. Nada les irrita tanto como la
idea de tener que rehabilitar la castidad al hacerse la necesidad
virtud.
En esas mismas semanas se había producido un escándalo a nivel
de embajadas. La KGB sirviéndose de encantos femeninos había
logrado penetrar y descubrir secretos de la embajada de EE.UU. en
Rusia; habían "distraído" la atención de aguerridos
marines norteamericanos que la custodiaban. A los marines les
habían enseñado karate, y habían hecho prácticas de tiro.
Pero quizá nadie les había adiestrado en técnicas de defensa
personal contra ataques más insidiosos, y difíciles de
resistir, pues no todas las moscovitas son gordas y antipáticas.
Hasta la gente más permisiva, se rasgaron las vestiduras con el
escándalo de los marines. A Moscú, decían, se manda gente
avezada que no se deja encandilar, y a ser posible, con su mujer
del brazo, para alejar tentaciones. Resulta curioso observar que
en este caso si que reconocían que castidad rima con seguridad,
y que la fidelidad conyugal corre pareja a la fidelidad patria.
Y hablando de soldados, recordemos el asunto más reciente de las
denuncias realizadas por UNICEF, acerca de que los soldados de la
ONU han promocionado la prostitución infantil en sus misiones
"humanitarias" por muchos países del mundo a los que
han acudido. Se dieron casos de niñas incluidas en este
comercio, inválidas por explosiones de minas. Es este otro tema
parecido en el que rotundamente hay que decir que sí, que se
pide de los soldados un comportamiento ético allí donde vayan.
Pero estos consejos no sólo provienen de presidentes
republicanos como Reagan, sino de presidentes demócratas como
Bill Clinton. A pesar de su tortuoso pasado, parece que los
años, las responsabilidades familiares, o políticas, imponen un
poco de cordura.
En Febrero de 1996 Bill Clinton se reunió en la Casa Blanca con
los representantes de las cadenas de televisión norteamericanas-
que vienen a ser la fuerza cultural más poderosa del mundo-,
para debatir cómo lograr una programación apta para menores. En
vísperas de la reunión, los medios de comunicación
audiovisuales se adelantaron a los deseos del presidente
aceptando una propuesta suya para introducir un chip en los
aparatos de televisión que permita identificar y evitar los
programas que contengan escenas de violencia o sexo. Los medios
de comunicación son conscientes de que esto supondrá un trabajo
titánico y complicado para las cadenas, que tendrán que
establecer un sistema detallado de calificación moral de sus
productos, como el que ya funciona en EE.UU. con las películas.
"Les he pedido que vengan a la Casa Blanca para hablar de
nuestra responsabilidad común en ayudar a los niños y a las
familias", dijo Clinton al abrir la reunión en la que
participaban entre otros, Robert Murdoch, Ted Turner, y los
directores de las cadenas ABC, CBS, y NBC. Clinton se ha
pronunciado a favor de la abstinencia sexual entre los jóvenes,
y ha lanzado llamamientos a los adolescentes para que resistan la
tentación de fumar y traten de presionar a los adultos para que
dejen el vicio, entre otras iniciativas.
Clinton condenó con indignación una campaña publicitaria del
diseñador Calvin Klein, que presentaba a adolescentes en poses
demasiado sugerentes. Un tribunal decretó posteriormente que la
campaña era inconveniente. En el caso de la televisión, Clinton
lanzó una campaña de concienciación sobre la violencia y el
sexo en la televisión, del mismo modo que el republicano Robert
Dole, aspirante entonces a la Casa Blanca, criticara a Hollywood
y sus costumbres decadentes.
Otro caso venido de Estados Unidos, y que refleja la hipocresía
de las personas que rechazan argumentos morales, pero luego
quieren imponer otra moral, es el de Liz Taylor, que se ha metido
a moralista. Cuando recogió unos dineros en España con motivo
de la concesión de un premio, se dejó caer con estas frases :
" No queda tiempo para sermones moralistas. Hemos aprendido
por las malas que la distribución gratuita de preservativos y
jeringuillas evitan nuevos contagios". Afirmó algo que los
datos desmienten, el contagio sigue creciendo, aunque este
autoengaño es comprensible sabiendo de qué industria del cine
procede, y de cuantos compañeros ha disfrutado.
En el mismo discurso, ella lanzó su moral. Advirtió de los
prejuicios que hacen discriminar a los sídicos, reclamó que se
cuide a estos enfermos con solidaridad y compasión, pidió que
los dirigentes políticos impulsen la lucha contra el SIDA, y a
los científicos a colaborar entre sí. Es decir, un sermón
moralista para que todo el mundo cambie su actitud ante la
enfermedad. Bueno, todo el mundo no: no hubo ninguna llamada a
que quienes corren más riesgo, por la drogadicción o la
promiscuidad sexual, adopten una conducta más responsable. Ya se
sabe: los sermones son "moralistas" cuando propugnan
algo que no se quiere oír.
No es infrecuente, que como Liz Taylor, otros artistas del
espectáculo se sumen a campañas contra el SIDA de una o de otra
forma. Esta muy bien, pero hay que ser crítico. Como imaginamos
hasta dónde puede llegar en contrasentido de ciertas personas,
somos capaces de imaginar una actuación de Ana Belén y Víctor
Manuel, en beneficio de la lucha contra el SIDA, en la que
cantaran una de sus últimas canciones:
"¡Contamíname!". La letra dice eso de
"¡Contamíname!, mézclate conmigo ...".
Si nos dejáramos llevar también por esa supuesta asepsia que
deben tener las campañas, se debería impedir al Estado
organizar campañas contra el consumo de tabaco, porque eso mismo
dice la moral en tanto que perjudica la salud. El Estado debería
limitarse a aconsejar el uso de boquillas o filtros que conducen
a menos riesgo. Todo esto sería absurdo.
John P. Foley decía que "Aún desde el punto de vista de la
salud pública, los medios de comunicación -y con más razón
aún si son del Estado- deberían promover la abstinencia, la
castidad, y las relaciones sexuales estables".
Sin embargo, la realidad es que el Estado, al promover campañas
de pro-condón organizadas bajo la bandera del "sexo
seguro" y que conducen, en la gran mayoría de los casos, a
un uso irresponsable de la sexualidad, se ha convertido, de
hecho, en un cómplice de muchas conductas sexuales degeneradas y
en un importante difusos de enfermedades como el SIDA.
Las actuaciones de los estados suelen carecer de aspectos morales
en su mensajes, en alas de una falsa neutralidad. Tolerando, por
ejemplo, conductas y "derechos" de los homosexuales,
está reconociendo, sin decirlo, que fuera esa, otra forma
válida de sexualidad. G. Gottier decía que "Esta
inhibición legislativa -o trato de igualdad para situaciones
desiguales -, no significa ser neutral, sino cómplice del
desorden moral, y por lo tanto de la difusión del SIDA."
Se ha tocado en este momento un punto o una acusación muy seria:
se acusa a las autoridades de ser culpables de la difusión del
SIDA. Así pueden apoyar esta tesis los aspectos tratados
anteriormente, pues el Estado realiza unas campañas inútiles y
contrapoducentes, y por otro lado omite educar y sembrar valores
sociales entre los ciudadanos. No es que hayan repartido el virus
por la calle, y que agentes del Estado se encarguen de
contagiarlo deliberadamente de unas personas a otras; pero, si su
actuación consiste en crear el campo de cultivo donde todos
estos gérmenes pueden crecer y multiplicarse, también es
claramente culpable esta actuación.
No solamente el Estado, sino que muchas personas o asociaciones
le siguen el juego. Por otro lado, se colabora de buena fe con la
atención a enfermos de SIDA. Pero, ¿que diríamos a alguien que
achica el agua de una embarcación a punto de hundirse, y no
trata, lo primero, de taponar las vías de entrada de agua?; o,
¿qué le diríamos si vemos que es él mismo, consus pisadas, el
que está creando esas vías de acceso del agua?. Le diriamos:
mejor, no se mueva usted.
Contra el tabaco, contra el alcohol y poco más, hay grandes
campañas, pero ya contra la droga se duda, y se piensa que cada
uno es muy libre de esclavizarse. Y no digamos contra el desorden
sexual, resulta mal visto criticarlo. Las únicas trabas que aún
parecen mantenerse en pie es por ejemplo la violación. No violes
a nadie sin su permiso. Con los niños, no está bien visto, hoy
por hoy, abusar. Pero, por lo demás, haz todo lo que te salga
del más puro instinto animal, incluso utiliza la técnica, sex
shop, y observa cómo las vacas se ordeñan mecánicamente.
Los jóvenes hemos heredado un mundo hipócrita, a tope de droga,
corrupción y sexo, no lo queremos: no somos conservadores.
Y es que la revalorización de la moralidad como fuente de bien
para la persona y como medio para mejorar el equilibrio sanitario
será un paso para guiar el bien individual y social. No hay nada
que de menos gastos problemas a la Sanidad Estatal que una
familia estable, con hábitos de limpieza, etc.
La sociedad en la que vivimos, aunque no queramos reconocerlo, es
muy individualista. Basta oír en las noticias de que por una
discusión de tráfico un hombre ha asesinado a una mujer
apaleándola y obligándola a tirarse a un río por el puente,
ante la mirada expectante y abstencionista de 40 personas; o que
una mujer mata a un hombre por robarle la cajetilla de
cigarrillos, para comprenderlo todo. Se habla mucho de
solidaridad, pero, o no se vive, o cada uno la vive a su modo.
¿Importa la salud y la educación de los hijos?, ¿Importa el
futuro de prostitutas, drogadictos y homosexuales?. Pues si de
verdad nos preocupa la salud de nuestros hijos, se debe invertir
el dinero en programas que fomenten la abstinencia o la
disminución sexual entre los adolescentes; si de verdad nos
preocupa la suerte de las prostitutas y de los homosexuales,
debemos concentrar toda nuestra energía y todo nuestro dinero en
programas que les demuestren que su género de vida no es sano, y
debemos apoyar además programas de rehabilitación. En esta
forma opinaba también Rebecca Hegelin en un artículo en el
periódico USA Today
Comité Independiente Antisida.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
La reproducción total o parcial de estos documentos esta a
disposición de la gente siempre bajo los criterios de buena fe y
citando su origen.