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Loor de España.
La esperanza de España es la experiencia de que se crece en las dificultades.
Desde San Isidoro a Alfonso X se han
prodigado los loores de España. Nos hemos llamado ricos,
poderosos, grandes, mimados de Dios y de la fortuna, cuando
nuestras tierras no son ricas, ni fértiles en su mayoría, y
nuestra extensión territorial lleva casi cuatro siglos
disminuyendo.
Prefiero alabar a España por sus dificultades y por sus
asperezas. No me cabe duda de que España llegó a ser
precisamente por ser pobre, por sufrir invasiones, por tener que
endurecerse en la lucha por su independencia, en su escasez
eterna, que no la forjaron conservadora - ¿de qué? - sino
aventurera; que no la hicieron avarienta sino generosa y hasta
manirrota; que no la volcaron hacia el placer carnal sino hacia
la sobriedad y, por ello, al cuidado de su fe y de su espíritu.
A fuerza de guerrear sin pausa, la hicieron amante de la paz.
Tal vez parezca una curiosa forma de ver las cosas, pero no es un
modo difícil de enfocarlas. La pobreza y las dificultades nos
han acompañado siempre. Y son, también, pobreza y dificultades
las que explican los más pletóricos momentos de resurgir
nacional, mientras que la riqueza y el bienestar nos abocan
siempre a la decadencia, al sueño de siglos y a la invasión.
Mi loor de España lo es, entonces, a lo que los españoles han
deseado siempre: la justicia, porque fueron sometidos a la
injusticia; la dignidad, porque padecieron las hambres y los
piojos; la independencia, porque fueron muchas veces invadidos
por pueblos y por ideas; la grandeza, porque tantos han intentado
empequeñecerles; la fe, porque por ella les han combatido; y la
esperanza, porque han sufrido la desesperación.
No puedo dudar (per aspera ad astra) de que por lo difícil se
llega antes a las estrellas. La dificultad es un atajo peligroso
pero rápido hacia la grandeza y una forja permanente del
carácter de un pueblo. Un pueblo que, cada vez que vuelve a
encontrarse con sus males, descubre sus virtudes y en ellas
descansa, a veces violentamente, el peso de su destino.
¿Qué mejor decir de España? Se crece en lo difícil; sólo se
aúpa al éxito cuando se sube sobre sus defectos y siempre,
siempre, vuelve a ser ella misma en los peores y más confusos
momentos, cuando todos la creen en trance de morir.
Esta es su más duradera gloria; más que la de sus proezas; más
que la de sus ejércitos; más que la de sus hombres heroicos,
porque España entera reacciona heroicamente en el instante en
que cualquier otro se rendiría. Y esta gloria, a través del
dolor y de la angustia, es la que justifica mi esperanza y la que
me hace confiar en que el renacer de España prenderá en todos
los corazones y nos llevará al día en que, como Acuña dijo,
vencido el mar, venza la tierra.
Un gran destino aguarda.
A. Robsy.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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