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Consideraciones a la hora de votar.
Evaluación
de algunos argumentos a favor del voto útil o el de castigo:
a) No hay opción por el bien posible
b)Debe votarse el mal menor
c) Voto emitido con reserva mental respecto algunos temas
d) La causalidad del doble efecto
e) La astucia electoral
f) Evitar la llegada de los partidos de origen marxista
Conviene aprovechar esta coyuntura -la
del próximo 12 de Marzo- para hacer una reflexión seria y
profunda, porque es mucho y decisivo lo que España se juega en
las elecciones que en dicha fecha van a celebrarse.
La reflexión tiene como punto de partida algo que debe
entenderse como fundamental, si aspiramos a salir de la
confusión reinante; y no se olvide que en la confusión no se
descubre la verdad, y sin descubrir la verdad, no es viable para
enforcar la conducta, apelar a ella.
Primer punto, pues, a tomar en consideración: una cosa es la
oposición o el apoyo a un partido, y al gobierno de ese partido,
dentro de un Sistema concreto, cuyos Principios y cuya filosofía
política se comparten plenamente, y otra la oposición al propio
Sistema, basada en que sus Principios y su filosofía política
se hallan en contradicción absoluta con la concepción cristiana
del hombre y con el bien común de la sociedad.
Todas las corrientes ideológicas que apoyan el actual sistema,
tanto la concepción liberal (la que se define como "centro
reformista") como la que se presenta ante la opinión como
izquierda progresista (socialismo "democrático")
aceptan y exaltan como denominador común la "soberanía
popular" basada en un relativismo filosófico, que elabora
la ley y fija los criterios morales, aunque vulnere el orden
natural y la ética objetiva.
Esta consideración afecta a los grupos que se dicen de
"inspiración cristina" enmarcados en el liberalismo
católico. Su postura que, conforme a una conciencia bien
formada, debiera ser rotunda y valiente en cuestiones graves,
declina ante la "voluntad popular", hasta el punto de
que olvidan aquel mandamiento sagrado: "Hay que obedecer a
Dios antes que a los hombres". De este modo se llega al
absurdo de que ese catolicismo, "sui generi", trate de
construir un orden temporal solido y fecundo prescindiendo de
Dios; pero como decía Juan XXIII, en Mater et Magistra: "la
experiencia sigue atestiguando que si el Señor no construye la
casa en vano se afanan los que la edifican". Por eso son
precisas las palabras de Rafael Breide: "El gobernante
endiosado, que deja de actuar bajo la mirada de Dios para ponerse
bajo la mirada de la opinión pública, se independiza de la
Verdad, olvidando que sólo la Verdad nos hace auténticamente
libres".
Es claro que nadie que sea favorable a los valores quiere una
vuelta al poder de un nuevo "frente popular", tras el
pacto de socialistas y comunista, vale recordar la amarga
experiencia de corrupción, paro, escándalos públicos,
impunidades e injusticias, que todavía continúa, y trate de
impedirlo en las próximas elecciones. Se trata de una reacción
en la que se mezclan lo instintivo -repugnancia- y lo razonable
-lógico- y que lleva a pedir el voto util a favor de sus
adversarios, pero igualmente dentro del Sistema.
Los argumentos a favor del voto a estos adversarios, competidores
por el poder, los llamados centro reformistas son los siguientes.
· No hay opción por el bien posible
· Hay que votar, por consiguiente, el mal menor
· Puedo hacer una reserva mental, con respecto a algunos temas
concretos
· Hay que tener en cuenta la causalidad del doble efecto
· La astucia justifica, para no perder votos o atraerlos la
adopción de posturas y criterios que no es preciso compartir
· Ahora lo que se trata es de evitar la vuelta del socialismo,
después ya hablaremos
Vamos a analizar los argumentos que acabamos de exponer:
A. No hay opción por el bien posible
Si la hay: Pero para hacer esta afirmación tan explícita hay
que preguntarnos sí dentro del Sistema político actual cabe el
bien posible. Porque si se entiende que cuanto hoy sucede es un
fallo del Sistema, que puede corregirse, manteniéndolo y
manteniendo los Principios del sistema actual, siendo suficiente
para corregirlo reforzar hasta la mayoría parlamentaria
suficiente la alternativa popular constituye un deber que no es
lícito incumplir.
Ahora bien; si desde otra posición se estima que no se trata de
un fallo en el Sistema, sino que es el sistema el que falla, el
bien posible consistiría en su rechazo, porque sólo su rechazo
puede permitirnos aceptar otro en el que los presupuestos
fundamentales sean la concepción del hombre como "Imago
Dei", la libertad como responsabilidad ordenada al bien
común, y la autoridad como delegación de la Providencia para la
rectoría comunitaria, y la ley como ente de la razón y no como
categoría de la voluntad.
¿Y como puede manifestarse rechazo al Sistema, rechazo que
implica la opción por el bien posible? Ha llegado a ser un lugar
común, patrocinado por quienes, por razón de su ministerio,
deben orientar a la opinión pública, que la emisión del voto
constituye una obligación moral, y que, incluso, la abstención
es una falta grave. No se puede compartir la tesis, y ello por
varias razones. La primera, porque si todas las alternativas que
se ofrecen se hallan en contradicción con el dogma y la moral,
no puedo sumarme a ninguna de ellas depositando a su favor mi
voto en las urnas. (De aquí que si en una opción política no
concurren estas circunstancias negativas -como en las
circunscripciones en las que concurren candidaturas legítimas de
partidos con programas afectos al orden natural- éstas deban de
ser apoyadas). La segunda, porque la abstención querida, activa,
en los lugares donde no hay opciones legítimas, negando ese
voto, es una forma de hacer ostensible mi opinión; mucho más
responsable y valiente que la del voto en blanco, porque nadie
-siendo el voto secreto- sabrá si apoyé o no ésta o aquella
candidatura, mientras que la abstención fácilmente comprobable,
grita a toda la rosa de los vientos que no he dado el Sí a
ninguna y he dado el Sí al bien posible.
No se diga que esta elección es inútil, porque serán muchos
los que compartiendo los ideales, de un modo pragmático votarán
por el mal menor, pero el problema y la responsabilidad, en tales
casos, será de ellos, porque nuestra conciencia estará
tranquila, al no haber contribuido a que ese mal menor se haga
endémico y siga desvitalizando a España.
B. Descartado el bien posible, debe votarse el mal menor.
La teoría del mal menor ha ido calando de tal forma -y no sólo
en España- que fatídicamente ha adormecido las conciencias.
Pero el mal menor sigue siendo un mal, y el mal no puede
quererse, aún cuando puede aceptarse para evitar un mal mayor:
el de que volviendo al poder el socialismo, España desaparezca
como nación, el pueblo se hunda en la miseria y los ciudadanos
sólo aspiren a vegetar.
Vamos a ver qué garantías no ofrecen para una rectificación, a
fondo, de la actual situación que evite el mal mayor, por parte
de las ideas y las personas que se presentan como opción al
socialismo, pero siempre en el Sistema.
Pues bien, al menos para mí, ninguna. En efecto: si el fallo es
del Sistema, el Sistema, aunque de buena fe lo intenten algunos
de sus miembros, hará esa rectificación imposible, como hemos
visto en la última legislatura en temas tan fundamentales como
la dignidad de la persona (aborto, manipulación genética,
potenciación y reconocimiento legal de la sodomía),
explotación de los trabajadores y precarización del trabajo,
subordinación de la soberanía nacional a los organismos
internacionales, etc
Quiero terminar este apartado con las palabras últimas del
Padrenuestro, es decir, de la oración que Dios hecho hombre,
quiso enseñarnos: "Líbranos del mal"; y Cristo habló
del mal sin calificativos, y por tanto, del mal mayor y el mal
menor. ¡Cuánto más, es, por ello, incorrecta la distinción
entre uno y otro, cuando agarrarse al clavo ardiendo del mal
menor acaba dejándonos inertes para la respuesta!
C. Al emitir el voto puedo hacer una reserva mental con relación
a algunos temas concretos
La reserva mental puede ser lícita, pero no lo es en todos los
casos. La apelación a la reserva mental se debería producir
principalmente ante el hecho doloroso de que el partido en el
poder ha "profundizado en el Estado de las Autonomías"
(dado más competencias y recursos a las administraciones
dirigidas por partidos separatistas) y ha mantenido intacta la
ley del aborto (ha ampliado de hecho el aborto al facilitarlo con
medicamentos como la RU486) . Y de que en ambos aspectos no va a
cambiar
Para tales supuestos, y en especial para el último, puedo hacer,
hago, se dice, una reserva mental con relación al aborto. Voto
por la alternativa viable al nuevo Frente Popular, salvo en esto
y en aquello. Es decir, yo, con mi voto respaldo una parte del
programa, pero no todo el programa.
Entiendo con toda sinceridad que el argumento es torpe y
capcioso. Si quienes ante el derecho a la vida, que es el primero
de los fundamentales, permiten que se mate al inocente, como es
el niño, en el vientre de su madre, con quiebra evidente del
decálogo, y que se cometa en la impunidad y con la protección
de la ley positiva, el "crimen abominable"de que habla
el Vaticano II, ¿cómo no se ha de comportar en relación con
otros derechos importantes, sin duda, pero subordinados al que
está pisoteando?
Hay otro principio de moral, que conocen, sin duda, lo que no
niegan su inspiración cristiana. Ese principio dice: "el
fin no justifica los medios". Evitar el advenimiento del
nuevo frente popular -fin que se comparte- no autoriza ni
legitima el mantenimiento del aborto legalizado; y ello no sólo
porque no creo que las abortistas y los abortistas vayan a
depositar su voto a favor del "centro reformista", sino
porque la matanza de los inocentes no se puede justificar, aún
sabiendo que con este holocausto la derrota del socialimo
estuviese garantizada.
Nunca se desvanece con tanta fuerza, como aquí, la tésis del
mal menor. ¿Es que para enfrentarse con el socialismo, puede
estimarse como mal menor, y no como uno de los males peores, el
crimen abominable del aborto?
Para tales supuestos, y en
especial para el último, puedo hacer, hago, se dice, una reserva
mental con relación al aborto. Voto por la alternativa viable al
nuevo Frente Popular, salvo en esto y en aquello. Es decir, yo,
con mi voto respaldo una parte del programa, pero no todo el
programa.
Entiendo con toda sinceridad que el argumento es capcioso. Si
quienes ante el derecho a la vida, que es el primero de los
fundamentales, permiten que se mate al inocente, como es el
niño, en el vientre de su madre, con quiebra evidente del
decálogo, y que se cometa en la impunidad y con la protección
de la ley positiva, el "crimen abominable"de que habla
el Vaticano II, ¿cómo no se han de comportar en relación con
otros derechos importantes, sin duda, pero subordinados al que
está pisoteando?
Hay otro principio de moral, que conocen, sin duda, lo que no
niegan su inspiración cristiana. Ese principio dice: "el
fin no justifica los medios". Evitar el advenimiento del
nuevo frente popular -fin que se comparte- no autoriza ni
legitima el mantenimiento del aborto legalizado; y ello no sólo
porque no creo que las abortistas y los abortistas vayan a
depositar su voto a favor del "centro reformista", sino
porque la matanza de los inocentes no se puede justificar, aún
sabiendo que con este holocausto la derrota del socialimo
estuviese garantizada.
Nunca se desvanece con tanta fuerza, como aquí, la tésis del
mal menor. ¿Es que para enfrentarse con el socialismo, puede
estimarse como mal menor, y no como uno de los males peores, el
crimen abominable del aborto?
D. Hay que tener en cuenta, a la hora de las urnas, la causalidad
de doble efecto.
La causalidad del doble efecto consiste en que un fin lícito,
querido expresamente, como el de paliar dolores que conducen a la
deseperación, pueda producir la muerte del enfermo o del herido.
La muerte es previsible, pero no segura, y es un efecto
secundario y no deseado. Pío XII encontró en la causalidad de
doble efecto el veredicto moral favorable a la eutanasia
lenitiva.
¿Pero cabe la analogía en el caso que nos ocupa para,
basándose en ella, pretender el voto a favor de la postura
alternativa a un nuevo frente popular?. O lo que es lo mismo,
¿es posible argumentar que el fin lícito -impedir que los
socialistas lleguen al poder- legitima entre otras cosas, que el
aborto siga legalizado?
Entiendo que no. En primer lugar, porque siendo el aborto un
"crimen abominable", jamás puede constituir para un
cristiano -el que lo propone y el que lo vota- un punto
programático a imponer. En segundo lugar, porque en el supuesto
de la eutanasia lenitiva el efecto secundario es fruto de la
naturaleza, en tanto que en el supuesto del aborto este continúa
legalizado por la voluntad del partido en el poder.
E. La astucia electoral justifica ciertas concesiones a la
galería que no deben de preocuparnos en exceso.
La lucha electoral se inscribe en un régimen de partidos donde
lo que importa -se dice-, es la cosecha de los votos. Como nos
consta que los dirigentes del partido de "centro
reformista", tampoco, en privado, comparten esos puntos que
rechazamos, vale la estrategema. Luego, cuando continúen en el
poder, se comportarán de otro modo. La astucia es un arma
lícita.
El argumento está claro que no vale. De hacerlo nuestro,
equivaldría a colocarnos en la misma posición de Tierno
Galván, que desde el campo socialista mantuvo la tesiss de que
la mentira se justificaba en época de elecciónes ¿y si cabe la
mentira, porque no las otras corrupciones que tanto se criticaban
en los partidos de origen marxista?
F. Ahora se trata de evitar que vuelva el socialismo otra vez.
Después ya hablaremos.
Hay una lección, la de la experiencia, madre de la ciencia y,
por tanto, del conocimiento, que no se puede eludir si queremos
comportarnos de un modo razonable.
¿En quién depositamos nuestra confianza, para convertirlos en
interlocutores válidos después de su posible triunfo electoral?
¿Podemos tener confianza en ellos?
Si quienes dirigen el partido que se pretende única alternativa
a la vuelta de los socialistas, son los que en la anterior
legislatura mantuvieron aumentaron toda la legislación inmoral
(desde el apoyo a las revindicaciones sodomitas a las
experimentaciones genéticas que violan la dignidad del ser
humano) y pactaron con los partidos separatistas que discriminan
a buena parte de los españoles y rompen la igualdad ante la
legislación de los ciudadanos, con estos antecedentes ¿qué
garantías me pueden ofrecer de que no van a continuar con esas
pólíticas?
Con, entre otras, estas razones ¿puedo yo contribuir con mi voto
a mantener estas situaciones?
D.B.P.
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