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La política, presa de un extremismo antropológico. Pesimismo metafísico, optimismo tecnológico y el fin del hombre .
Indice: El lado oscuro de la dinámica globalizadora; El pragmatismo - un optimismo sin fundamento; Cuestiones abiertas y reacciones peligrosas: tres modelos hermenéuticos; Hay todavía más: la bio-tecnología como antesala de la historia 'poshumana'; Stalin, Hiter, ONU: variaciones de la ley del más fuerte; El nuevo orden mundial: el peor de las prácticas inquisitoriales; Escalones hacia el hombre à la carte; El 'dilema del prisionero' y la 'promesa del reino'
El lado oscuro de la dinámica globalizadora
En el siglo XXI, para no acabar naufragando en una nueva era de
extremismos, será clave la capacidad de encontrar un mejor
equilibrio entre globalización y diferenciación, entre lo
universal y lo concreto; una mayor armonía entre razón y fe,
entre saber científico y ético; un diálogo auténtico entre
tecnoestructura y mundo vital. Muchos son los autores que desde
Georg Simmel y Max Weber han reflexionado sobre la modernidad y
su dinamismo implacable, un dinamismo que somete la sociedad
contemporánea a una revolución permanente y crisis
institucionalizada. Entre los interpretes lúcidos de la
modernidad cuenta de modo eminente el versátil metafísico A.
Llano, con 'La nueva sensiblidad' (1988) o 'El humanismo cívico'
(2000), o más comercialmente, el mediático politólogo alemán
W. Weidenfels, que desde 1987 hasta 1999 fue también coordinador
de la cooperación germano-norteamericana del gobierno
liberalconservador alemán. Entre sus publicaciones destacan
'Technopoly. Europa im globalen Wettbewerb' (1993) y
'Zeitenwechsel' (1999). En consonancia con ese eje investigador,
hace medio año Weidenfels ha apelado a la sensibilidad del
público germano con su artículo 'Gefangene im globalen
Netzwerk' (Prisioneros en el entramado global), publicado en el
suplemento semanal de Süddeutsche Zeitung (1/8/99), donde se
advierte la incapacidad de la dinámica globalizadora, tanto en
lo económico, lo político como en lo cultural en general, de
encauzar por sí sola los problemas por ella engendrados.
"Velocidad y complejidad -dice ahí- son el santo y seña de
la globalización", y como tales durante los últimos
decenios han dado una nueva cualidad a un fenómeno que en
principio es una constante antropológica elemental, a saber, la
tensión perenne, no intrínsecamente antagónica, entre
tradición y progreso. Dicho de otra manera, la exigencia del
espíritu humano de poner a salvo ámbitos de estabilidad para
que no sucumba como tal ante la arrolladora dinámica
tecno-económica, con los efectos colaterales que esa tiene sobre
el tejido social en su conjunto, nacional e internacionalmente
considerado. La cuestión es cómo evitar la (auto)marginación
de amplias capas de la sociedad humana, que la dinámica
globalizadora por un motivo u otro pone a la defensiva. Porque
para unos es fuente de sospechas y recelos, para otros de
oportunidades y ganancias. Aún cambiando de nombre y apellido,
los débiles y sensibles siguen perdiendo, los fuertes y 'sin
contemplaciones' (nunca mejor dicho) siguen triunfando, aunque
algunos demasiado optimistas -procedentes sobre todo del
catolicismo liberal- quieran hacernos creer que la cultura del
triunfo esté perdiendo fuerza. Es la eterna tarea del hombre,
ahora en su máxima potencialidad, que la dialéctica entre
ideología capitalista y socialista no ha sabido ni explicar ni
resolver.
El pragmatismo - un
optimismo sin fundamento
Ahora bien, desde el ocaso del marxismo -aunque no fuera más que
en su vertiente política y económica-, esa dialéctica
ideológica parece haber perdido fuerza, dando lugar a un
ramplón y universal pragmatismo, que aplicado a la esfera de la
política podría calificarse de populismo, porque el partido que
pretenda ganar elecciones en el contexto de la crisis de las
ideologías, más vale que renuncie, no ya a cualquier ideal de
religión y moral, sino a las ideas fuertes como tales, y centre
su discurso político -vacío- en los 'hechos', que -aun menos
que las ideologías- no dejan de ser 'pacientes', manipulables al
gusto de los escenificadores del discurso público. Así al menos
lo confirma la inaudita prosperidad política, por citar sólo
dos ejemplos a la vista, de la nueva 'izquierda plural' francesa
y, en una posición sólo en apariencia opuesta, el 'nuevo
centro' del conservadurismo involucionado del Partido Popular
español. En efecto, el nuevo pragmatismo pos-dialéctico o
pos-ideológico, sigue siendo dialéctico e ideológico a su
manera, conforme a que se vaya imponiendo en la vida pública de
los pueblos el superficial filantropismo anti-cristiano al uso,
que intenta teñir con colores alegres su vacio existencial,
cerrado a la trascendencia de Dios, dando un variopinto culto
religioso a los pequeños ídolos que configuran el nuevo
'pensamiento único', ya no de la res publica christiana, que
siempre ha enaltecido bienes absolutos (verdad, bien, unidad),
sino de lo políticamente correcto, que emana con fuerza
inquisitorial de su fuente, a saber, del pesimimismo metafísico
(sea indiferentismo, agnosticismo o ateismo).
El rasgo sobresaliente de esta salida por la tangente, no
obstante, es que cuanto más necesaria se hace la búsqueda de
grandes remedios, más cortos con respecto a la realidad se
quedan aquellos que son efectivamente propuestos. Las
revoluciones tecnológicas inciden vitalmente en las estructuras
de la sociedad y sus formas de convivencia. Y ante tales
perspectivas, en vez de un miope pragmatismo, lo que resulta
menester es la tensión máxima del pensamiento y acción
políticas. Sin embargo, fenómenos sociales como son el
pluralismo, individualismo, saturación informativa y bombardeo
audiovisual, por fuerza condenan ideas sociales innovadoras a un
discurso segmentado. Su percepción o apropiación societaria
resulta fragmentaria e insuficiente.
Por otra parte, esos fenómenos provocan numerosos elementos de
inseguridad. Ante tal situación el pragmatismo como método
-tanto intelectual como político- no solo no es capaz de dar a
luz visiones regeneradoras e innovadoras, sino que incluso las
bloquea con su inercia mental. Más allá de los tópicos
optimistas en boga: libertad, progreso, derechos humanos y paz ,
no ofrece ninguna visión capaz de futuro, y mucho menos una
visión que evite que se produzcan sobresaltos sociales
indigestos. Es más, la esencia del pragmatismo político es la
ausencia, por el agotamiento de la razón ilustrada, de
concepciones de orden como tales, y sin ellas no cabe auspiciar
consenso social alguno. Lo que queda de paz social en el mundo
occidental, si no resulta de los pocos restos de paz del
espíritu, procedente de convicciones religiosas fuertes y
compartidas, resulta hoy por hoy de la capacidad de la sociedad
moderna de aplacamiento de las pasiones menos nobles del hombre.
Es la paz siempre quebradiza del homo faber-consumens, paz sin
fundamento que se disuelve en nada cuando, por un motivo u otro,
el hombre -sea como individuo o como grupo- se ve marginado de la
espiral de producción(trabajo) y consumo(ocio).
Al 'pragmatismo' como principio de acción individual o
colectiva, en definitiva le falta sustancia para ejercer de
utopía, visión o ideal, porque carece del esplendor o
atractividad, característica irrenunciable de las promesas de
salvación. Porque no iradia más que el hálito helador de una
necesidad racional. El hombre no sería hombre, no obstante, si
no tratara de hacer de la necesidad una virtud, incluso cuando
esa necesidad no es tal, sino fruto de un reduccionismo en la
concepción del hombre. He aquí el extremismo antropológico,
presa de la cual no son sólo múltitud de individuos sino la
propia política, sea internacional o municipal, convertida en
mera ingeniería social. Tal extremismo es la consecuencia
implacable del pesimismo 'metafísico', en la multiformidad de
sus expresiones, cuyo hálito alienta precisamente el pragmatismo
al uso. En busca de algún contrapeso a la desesperación
existencial, sin embargo, y a modo de autoengaño, que según la
acertada apreciación de Hannah Arendt, es el peor de los
engaños, se camufla de optimismo, rindiendo culto de latría al
progreso tecnológico y a la globalización económica, jurídica
y política, cuya armadura es el mercado y la ONU, dispensadora
de la interpretación políticamente correcta de los derechos
humanos.
Cuestiones abiertas
y reacciones peligrosas: tres modelos hermenéuticos
De esta precaria situación surgen tres cuestiones que requieren
respuestas, también políticas:
1/ cómo hay que enfocar las transformaciones en la economía, el
trabajo y la distribución de riqueza, para abrir un futuro de
bienestar económico que sea razonable a la vez desde el punto de
vista ecológico
2/ qué significa libertad política en un mundo sin fronteras
3/ qué repercusiones tiene el cambio sobre la identidad humana y
la cohesión social
Dejar abiertas estas cuestiones significaría entregarse a un
futuro sin orientación alguna. Sin embargo, las sociedades
actuales de hecho viven en un momento histórico donde cada tesis
y tendencia encuentra su antítesis y contratendencia. La
radicalidad del cambio estructural se refleja en la búsqueda
-dialéctica- de compensaciones de riesgos e incertidumbres, y
provoca en los hombres sentimientos claramente antagónicos. La
confianza de unos en las oportunidades de realización,
individual y social, coincide con el temor de otros de perder
seguridad material y social. Estos sentimientos se pueden dar
incluso dentro de un mismo individuo. En esta interacción reside
el germen de conflictos sociales, porque la falta de orientación
y el estado de temor correspondiente provocan necesariamente
reacciones defensivas. La confrontación de posiciones
antagónicas abre nuevas trincheras sociales entre los que hayan
podido capacitarse para sacar provecho de los cambios
-revolucionarios- y los que se vean colocados en una posición
contraria, acaso porque no están en condiciones de asimilar a
favor suyo los contínuos impulsos, incluso cuando se trate de
positivos.
Para señalar adecuadamente este estado de cosas (de reacciones)
podemos aducir tres modelos hermenéuticos:
El primero muestra que la globalización produce una
dramatización de espacios de refugio regionales y locales.
Individuos concretos, grupos o incluso partes de la sociedad se
sustraen volutaria y activamente a las incertidumbres de un mundo
globalizado, hecho que en su forma más aguda se articula
mediante el número creciente de conflictos étno-nacionales. El
carácter universalista de la globalidad provoca una necesidad de
delimitar su propio espacio vital. Ya en el siglo XIX acuñaron
los ingleses, primeros en ser sujetos a cambios revolucionarios
en su mundo cotidiano, un dicho popular que parafrasea a la
perfección esa necesidad vital: my home is my castle (ver
Charles Dickens, Great Expectations). En la misma línea, el
universalismo desencadena el sentimiento nacionalista y la
fragmentación social. Además, la internacionalización de la
política y la economía multiplica las oportunidades de roces
entre las diversas religiones, maneras de pensar y costumbres de
vida, acrecentando de este modo las posibilidades reales de
confrontación y conflicto. Xenofobismo y fundamentalismo, tanto
político como religioso, si no son caracteres propios de ciertas
culturas, ciertamente son también una respuesta, natural aunque
unilateral, a la amenaza de cambios sociales indigestos.
Lo muestra la capacidad de convocatoria del movimiento islamistai
en Asia central o el paneslavista en Europa sur-oriental y Rusia,
o los desmanes extremistas de los hindúes en la India. Pero lo
muestran igualmente las reacciones, incluso violentas, cada vez
más masivas y políticamente articuladas, a la inmigración
indiscriminada en los países desarrollados, torrente fuera de
cauce que conduce inexorablemente a una pérdida de identidad
cultural, sólo comparable a la acaecida durante los grandes
movimientos migratorios de la historia.
Incluso los Estados Unidos de América, cuya identidad política
no se funda en otra idea que la de no tener identidad cultural y
religiosa alguna, hace tiempo que ha perdido la identidad WASP de
sus orígenes, frente a los inmigrantes de cultura católica
(italo-irlandesa, y hispana en la actualidad) y asiática
(afincada especialmente en los estados que tocan al Pacífico).
El famoso principio llamado 'melting pot' ya no es operativo,
cediendo a un 'agregado inconexo' de culturas que hacen vidas
paralelas, y cuyo único punto de sutura son los negocios. La
animadora del fallecido Commenwealth, el Reino Unido, sufre un
destino de confrontación y reacción parecido; la Grand Nation,
Francia, ve triunfar en su propia entraña histórica una cultura
y religión extrañas -la islámica-, con las correspondientes
reacciones, aglutinadas políticamente en el Front Nacional, y
religiosamente en fraternidades sacerdotales como la Saint Pie X,
que no sin razón interpelan la revolución introducida en la
propia Iglesia por el Concilio Vaticano II; Alemania, acaso
impedido por la todavía indigesta lección del pagano-racismo
nacionalsocialista, no ha visto proliferar a gran escala
movimientos populares y políticos de signo anti-universalista, y
eso pese a que más de uno entre cada diez de sus habitantes no
pertenezca al ámbito cultural germano; España, para terminar,
no ve sino comenzar el problema de la inmigración masiva, y las
reacciones de defensa correspondientes. Lo pudimos comprobar
recientemente.
El segundo modelo hermenéutico enfoca las reacciones y
compensaciones que se siguen de la pérdida de importancia e
influencia de las instituciones sociales de sentido, como son la
Iglesia -o sus cismáticas ramificaciones históricas-, los
partidos políticos y las corporaciones y asociaciones
profesionales. Es cosa fácil de comprobar que con la
destrucción, muchas veces intencionada y sistemática, de
fuentes seguras de normas y de autoridad (moral y religiosa) se
extiende un vacío existencial, y el deseo -psicológico y
sociológico- correspondiente de llenarlo con ofertas
alternativas de 'sentido'. He ahí la razón de la proliferación
de una religiosidad à la carte, por un lado, y de las sectas y
otros cultos -satánicos-, por otro. Para la mayoría, y con esto
se explica que estén en vogue las formas de religiosidad
orientales, este deseo en absoluto se traduce en asumir nuevos
'absolutos' -que, bajo otro signo, seguirían exigiendo
obediencia-, sino en un 'navegar' indeterminado, sensual y
abstracto a la vez, dentro de la oferta multiforme de
sincretismos de espiritualidad light, plenamente adaptables (1)
al único 'absoluto' reconocido por las ideologías
emanzipadoras, a saber: la individualidad entendida como pura
autorreferencialidad (la esencia de toda espiritualidad
esotérica). Sin embargo, para una minoría, acaso más sensible
y coherente en su planteamiento vital, la compensación del
vacío metafísico sí desemboca en la aceptación de nuevos
absolutos, que sin embargo son unilaterales, parciales y
sectarios, y que habitualmente absorben por completo al individuo
en un colectivo y su respectiva finalidad. La posición media
entre la 'escapatoria' individualista-pacifista y la
colectiva-militante -de raíz común, porque atomización y
masificación sociales son la consecuencia lógica de la
dinámica del individualismo- viene a ocupar el ideal humanista,
de ya larga trayectoria, desde el cristiano de Erasmo hasta el
filantrópico y humanitario, de signo eminentemente laicista, que
predomina en el voluntariado social actual (ONG's).
De esta somera clasificación de 'reacciones' se puede sacar una
primera conclusión: la fuerza individualizadora característica
de los modos de trabajo y de ocio propios de los países
(hiper)desarrollados, en modo alguno, tiende a conducir la vida
social hacia formas más vitales y de mayor plenitud de
significado. Por el contrario, las sociedades posmodernas del
futuro perderán mucho de la calculabilidad y gobernabilidad
todavía acostumbradas, más todavía que las sociedades
típicamente modernas que habían surgido de las grandes
revoluciones políticas, al irrumpir el dogma unitario de una
visión exclusivamente científica del mundo, de corte
cartesio-newtoniano, que sin embargo no logró anular por
completo la presencia de fuertes restos de consenso moral de
raíz cristiana. Pero este ciclo está llegando a su fin, y la
revolución económica y social permanente está devorando no
sólo aquellos restos sino también el imperio de la racionalidad
científica que la había hecho posible. En definitiva, la nueva
mixtura de emplastos ideológicos alberga en sí un potencial
eminente de conflictos inéditos y radicales.
Un tercer modelo interpretativo late detrás de lo que muchos
politólogos han convenido en llamar la erosión del
estado-nación tal como lo vió nacer la Edad Moderna, un estado
cuyo eje ideológico y práctico hasta hace poco ha sido el
carácter centralizador y absoluto de sus competencias
regulativas. En este carácter estaba basado el sistema
geopolítico (2) llamado balance of power, sistema sin embargo
que -sobre todo desde los decisivos acontecimientos de 1989-
está cediendo paulatinamente a un proyecto político diferente,
llamado Nuevo Orden Mundial (ii), impulsado por el creciente peso
e influencia de actores no-estatales, eminentemente
trans-nacionales; por un lado, las grandes corporaciones
empresariales, y por el otro, las organizaciones
no-gubernamentales (ONGs). Estas corporaciones y organizaciones
están conviertiéndose en los agentes claves de la política
internacional. Sus recursos económicos son más que
considerables, superando a veces el Producto Interior de países
enteros. Según las cifras aportadas por Weidenfels, en 1968
había 7276 empresas de proyección global, en 1990 eran unos
35.000, y en la actualidad su número habrá ascendido a unos
45.000. En este período el número de ONGs se habrá duplicado
de 4646 a unos 10.000. También su influencia política está
creciendo -aunque el 'pueblo' acaso siga creyendo en el mito de
la soberanía popular (3), principio constitutivo del tradicional
estado nacional-. Esta apreciación viene a ser avalada por el
creciente poder, para citar unos pocos ejemplos elocuentes, de
Amnisty International, en la intromisión fraudulenta en la
jurisprudencia británica durante el proceso de Pinochet, o de
Greenpeace, en todo tipo de litigios ecológicos, reales o
ficticios, o de International Planned Parenthood Federation (4),
en la imposición de criterios abortistas en las legislaciones
nacionales (5), y de United States Agency for International
Development, en los programas de esterilización forzosa en
países subdesarrollados (6). Abajo, en otro contexto, tendremos
ocasión de volver sobre el carácter sumamente ambiguo de los
organismos internacionales.
Sin entrar en un análisis de la actuación de las globales
corporaciones empresariales puede sin embargo apreciarse a
primera vista el problema de que, tanto éstas como las
organisaciones no-gubernamentales, no están intrínseca y
comprensivamente orientadas -ni en lo económico ni en lo social-
hacia el bien común, sino que están encaminadas, en su
actuación, hacia el logro y satisfacción de intereses e
ideologías particulares y singulares, hecho que señala que como
tales no pueden reemplazar sin más las tradicionales funciones
estatales. De modo que, también desde esta perspectiva, estamos
confrontados con el peligro creciente de conflictos sociales
extremos, en la medida que la erosión de la autoridad estatal va
acompañada por el vacuum de interrogantes existenciales sin
resolver.
Esos tres escenarios 'reactivos' disponen, en resumen, a una
comprensión más global de cuál será el impacto que los
desafíos característicos de la eco-globalización y
tecno-revolución tienen sobre una situación societaria -ya de
por sí- desequilibrada y desestabilizada. Lo problemático es
sin embargo, a juicio de Weidenfels, que el instrumental
político del siglo XX no ofrece recursos suficientes para
afrontar sin sobresaltos graves los inevitables conflictos entre
ganadores y perdedores de la globalización y revolución en
marcha. Pero hay todavía más.
Hay todavía más:
la bio-tecnología como antesala de la historia 'poshumana'
Comparadas con las aludidas cuestiones, ciertamente relevantes,
las recientes reflexiones del controvertido politólogo F.
Fukuyama, sobre 'El antihombre programado' (Süddeutsche Zeitung,
8/8/1999), suponen un planteamiento todavía mucho más radical,
porque con ellas ya está ponderando afirmativamente las
posibilidades de si la revolución biotecnológica tendrá poder
suficiente para inaugurar eficazmente el 'fin de la historia';
poder que él reconoce ahora no habría tenido de por sí sola la
expansión global de la democracia liberal de mercado -que fue su
tesis en The end of history... Según el mismo Fukuyama, el error
de su tesis original radicaba en haber partido de una naturaleza
humana inalterable. Pero con el fin del hombre genético tal como
lo conocemos hasta ahora se iniciará también, y eficazmente,
una nueva historia, la 'historia poshumana'.
Los nuevos 'ingenieros sociales' dispondrán de medios
tecnológicos de los que sus iniciadores del siglo XX no podían
ni soñar y que ya no serán tan rudimentarios como para que
tengan que fracasar en su intento de alterer el sustrato natural
del comportamiento humano.
Según estudios bien documentados, referidos con detalle por
Fukuyama, la masiva utilización de psicofármacos como Ritalin
(más de 3 millones de niños) o Prozac (más de 35 millones de
adultos), no sólo en los EE.UU., no sería más que una muestra
todavía tímida de una manipulación genética poco a poco
sistematizada y globalizada, comenzando por aquellas conductas
humanas que son consideradas 'políticamente incorrectas'. En
efecto, al afectar directamente el sentido humano de dignidad y
autoestima, la acción de Prozac, para limitarnos a este ejemplo,
sería incluso más perversa que aquella de la droga descrita por
Aldous Huxley en Brave New World, administrada a los hombres con
el propósito de convertirlos en seres pasivos y conformistas.
Además sería el primer paso hacia un hombre andrógino, objeto
predilecto de la actual política de sexos egalitaria.
"Todos quieren ser iguales, todos son iguales",
refería ya el Zaratustra de Nietzsche sobre el 'último hombre'.
Pero como ocurre en todas tentativas totalitarias, también las
democráticas, siempre habrá hombres 'más iguales que otros'
(cf. G.Orwell: Animal Farm).
Stalin, Hiter, ONU:
variaciones de la ley del más fuerte
Tal como están las cosas, pronto una nueva nomenclatura estará
en condiciones de manipular el desarrollo embrional, con las
consecuencias potenciales para la política y la moral, puesto
que ambas, en última instancia, descansan en una determinada
concepción del hombre. Cuando el hombre ya no tributa respeto a
Dios y a la Creación, y cuando se 'apodera' incluso de su propia
herencia genética, dará el último paso -presuntamente
emancipador- del homo faber al homo fabricatus, paso que
augurará una nueva relación de dominio sin precedentes, en el
sentido de que unos pocos al menos estarán jugando a ser 'como
dioses'. Comparativamente, el régimen hitleriano o stalinista
palidece ante semejante escenario oligárquico-totalitario, cuyo
precursor inmediato es el crimen 'democráticamente' legalizado y
subvencionado del aborto, o la eutanasia, en cualquiera de sus
formas eufemísticas.
Y lo más dramático de todo este proceso es que resultará
imparable. Porque en el mundo de las tecnologías de la
información iii) (IT) prevalece la opinión, en primer lugar, de
que sería absolutamente ilegítimo cualquier pretensión de
poner freno o marco a la investigación científica, y a sus
aplicaciones tecnológicas; y, en segundo lugar, aunque la vasta
mayoría lo deseara, tales controles y frenos fracasarían
necesariamente.
En cuanto a lo primero, a saber, la idea normativa de una
libertad científica exenta de toda responsabilidad ulterior, se
pueden aducir varias razones, entre ellas la tácita aceptación
-nunca cuestionada- del proyecto de ciencia moderna; la
ideologización de una libertad individual autorreferencial, que
está cobrando virulencia popular y masiva desde hace una
generación aproximativamente; y -sobre todo- la inclinación
instintiva del homo anglosajón, sobre todo en su vertiente
norteamericana, de ver el futuro con optimismo, conforme al
mesianismo propio del dogma progresista, ahí llamado American
Dream. En cuanto a lo segundo, el peculiar carácter
centralizador-descentralizador de los IT y el carácter
transfronterizo de los medios de cibercomunicación fomenta de
tal modo la globalización que hace prácticamente imposible a
los estados nacionales controlar el uso de dichas tecnologías
dentro de sus propias fronteras.
Que la investigación y aplicación de las bio-tecnologías no
escapan a dicha lógica implacable lo demuestra cruelmente el
multibillonario comercio internacional con fetos abortados (por
trozos o prácticmente enteros, incluso con nueve meses) que se
está estructurando alrededor de la industria democrática de la
muerte que es el aborto. En EE.UU. proliferan empresas de la
muerte como Opening Lines, uno de los dos mayores traficantes al
pormayor de partes fetales junto a la Anatomic Gift Foundation
(AGF), conforme a los dossiers publicados recientemente por Mark
Crutcher de Life Dynamics Inc.
El aborto y sus industrias periféricas son -por el momento- la
más vanguardista expresión totalitaria, y lo son con plena
cobertura legal de apariencia democrática. Hechos como estos
muestran que el futuro ha llegado ya. Significan que la
democracia parlamentaria no es garantía alguna frente al domino
despótico de unos sobre otros, todo lo contrario. Por lo tanto,
queda sin abordar siquiera o resolver, con la notable excepción
de países difamados como Chile o algunos otros islámicos,
declarados fundamentalistas, la cuestión del dominio de los que
tienen voz sobre los que no la tienen; cuestión por otra parte,
absolutamente mediatizada por el poder comunicativo (capital
mediático).
El nuevo orden
mundial: el peor de las prácticas inquisitoriales
Quien puede dudar razonablemente de que, pese a la proliferación
-o acaso por ella- de las ya antes criticadas ONGs, en excesiva
dependencia de las instituciones de la ONU, sigue siendo
prácticamente imposible obtener (alta)voz para los más
indefensos, y conste que a estas alturas de la historia no hay
lugar de mayor indefensión que el propio seno materno. De que
sirve tanto voluntariado social cuando sus fines, motivaciones y
métodos no suelen ser más que la cara posmoderna,
romántico-justiciera, de una misma modernidad ilustrada, con sus
prejucios muy propios sobre la corrección o no-correción del
pensamiento (verdad), y sobre lo que entra o no en el nuevo
decálogo del bien y del mal (derechos humanos individuales).
Los organismos internacionales y un sin fin de organizaciones
no-gubernamentales -muchas de ellas con categoría de consultoras
de la ONU-, con los más variados pretextos -todos ellos
revestidos de un manto de altruismo-, ponen en práctica una
variedad abrumadora de medidas que no respetan la dignidad
humana. A la vez, los Estados tienen cada vez menos libertad de
acción para rechazar esos programas y proyectos, una maraña de
acuerdos y tratados internacionales, así como también la
opinión pública internacional, juegan un papel preponderante en
la creación de un ambiente internacional ciegamente favorable a
unos derechos humanos que no respetan los derechos fundamentales;
a una ética medioambiental elaborada para justificar la
ambición de los países centrales; a un concepto de una calidad
de vida que niega el derecho a la vida de los más pobres e
indefensos, etc. La variedad de temas es, evidentemente, muy
amplia. Algunos programas y proyectos de los organismos
internacionales, se proponen fines laudables. Pero, ¿entendemos
nosotros lo mismo que ellos cuando los estudiamos?. Esas
organizaciones, ¿no han implantado un lenguaje perverso, en el
que lo que se oculta es más que aquello que se expresa? ¿No
comprobamos en los hechos -por los informes que llegan de
distintas partes del mundo-, que con sus acciones niegan lo que a
simple vista aparece en los documentos?.
He ahí la índole de las dudas que plantea el interesantísimo
boletín Noticias de la ONU, editado en la web por Juan C.
Sanahuja, que pretende informar y documentar lo que no es sino un
proyecto de dominio global de unos sobre otros, y en concreto, de
los países desarrollados. En pocas palabras, a quienes como
Sanahuja promueven balsas de pensamiento riguroso, inspirado en
la fe católica, no les conforma el discurso cultural de moda.
No obstante, el hacerse oir con fuerza, por difícil que sea,
como es el caso de los que denuncian el mega-holocausto que
acontece -no tan silenciosamente como pueda parecer- en el propio
seno materno, ha quedado como único recurso a la mano en un
mundo occidental, poscristiano, donde la autoridad de la ley
divina ha sido sustituido por el discurso superficial de una
ética comunicativa o dialógica, que al fin y al cabo significa
el imperio del más fuerte. Y consta que, invariablemente, la
fuerza suele revestirse de moralidad.
Es curioso, lo que conforme a los cánones inquisitoriales de la
modernidad ilustrada, a la Iglesia no fue lícito hacer -ni
pensar o decir- en nombre del destino trascendente del hombre
-basta contemplar con perplejidad el revolucionario 'meaculpa'
pontificio- (cf. sisinono, nº93, marzo 2000, edición
española), la nueva 'iglesia' universal, de inspiración
masónica-sinagógica, a saber, el Nuevo Orden Mundial,
prefigurado en la ONU, con sus guerrilleros del 'nuevo' derecho
internacional, sí puede hacerlo en el nombre de un fatuo destino
meramente terrenal; y eso es capaz de hacerlo incluso con
aparatosa y mediática legitimidad. Basta mencionar solo dos
ejemplos recientes, por motivos llamados 'humanitarios', una vez
de modo encubierto, en la Guerra del Golfo contra Hassan Hossein,
y otra vez de modo abierto, como fue el caso cruento de la Guerra
de Jugoslavia, contra Miloseviciv.
Lo único que todo ello demuestra es que la fuerza es
irrenunciable, y que la cuestión se reduce a saber si ha de
ejercerse en nombre de la perfección del espíritu o, por el
contrario, en nombre del bienestar del cuerpo, porque a ello se
reduce el proyecto de la globalización política y económica.
La Iglesia -tradicional- o lo que de ella siga en pié, se queda
con lo primero; la ONU y sus imitadores eclesiásticos actuales,
con lo segundo. Porque impera sin excepción -o casi- el lavado
de cerebro llamado 'corrección del pensamiento', que declara la
legitimidad del uso de la fuerza por oscuros motivos
'humanitarios', al tiempo que condena de plano, y a ello se ha
plegado recientemente también la Iglesia, cualquier coerción al
servicio de los derechos de Dios y de la Iglesia. Con ello queda
demostrado que la ONU no tiene otro cometido que el de sustituir
a la Iglesia católica, también como fuerza mundial.
Escalones hacia el
hombre "à la carte"
Tras estas puntualización sobre el status quo de la cuestión
del 'dominio', veremos hasta qué extremos, y de modo imparable
-con criterios exclusivamente humanos-, nos llevará la
revolución tecnológica aplicada a las ciencias de la vida, y en
primer término, la biología. En la actualidad, ciertamente, nos
lo habemos todavía con dos revoluciones que marchan casi
paralelas, pero que pronto entrarán en simbiosis: la revolución
de las tecnologías de la información y la biotecnológica. La
primera ciertamente está más avanzaca, y acaso también es más
vistosa; la segunda, sin embargo, resultará más fundamental, y
su interacción tendrá consecuencias dramáticas tanto
geopolíticas (macroámbito) como individuales (microámbito).
En sus formulaciones más divulgativas, la primera, o sea, la
tecnología de la información, ha sido considerada
mayoritariamente como cosa positiva y buena; para la democracia,
para la economía, y sobre todo para America, porque de ahí
procede y desde ahí se la domina. La biotecnología, por el
contrario, y sobre todo en Europa continental, suele ser vista
con ojos menos entusiastas, incluso en sus aplicaciones meramente
alimentarias. En Alemania, entre otros muchos países, el marco
legal -al menos por ahora- sigue siendo relativamente protector,
no ya del ser humano naturalmente procreado (aborto cirúrquico o
químico por RU 486, etc.), sino del homo artefactus in-vitro, o
al menos del 'ejemplar' que tiene la suerte de llegar a ser
implantado. Así, la propia selección embrional tal como la ha
abierto la técnica de la fecundación in vitro, un grave crimen
en sí, porque para 'producir' una vida humana se acepta de paso
la eliminación posterior (porque tienen fecha de caducidad) de
multitud de otras, ya que este método procreativo -no previsto
en el plan de la creación- exige la fecundación múltiple de
óvulos para garantizar una única implantación exitosa. En
definitiva, ya se está jugando a lo divino, pero todavía sigue
siendo prohibido el diagnósitico pre-implantatorio, pese al
reciento voto favorable -fruto de un chantaje legal- de la
Cámera Federal de Médicos (cf. Die Tagespost, nº24, 2000), que
inexorablemente abriría la puerta grande hacia una selección
del 'hijo perfecto', a la discreción de los 'padres' o
'gobernantes'. Acaso algún día no muy lejano la gente irá de
baby-shopping al supermercado, y se elegirá entre una vasta gama
de óvulos fecundados congelados, preparados para una
implantación do-it-yourself, como lo hacemos cuando compramos
cualquier otro producto del mercado cuyas calidades más o menos
podemos determinar. Aunque todavía no sea a capricho, la
selección y el control de calidad, hoy por hoy aun limitados en
sus posibilidades, he aquí el futuro inmediato del homo
artefactus in vitro. Sin embargo, todo ello no tardará en
convertirse en totalmente caprichoso y arbitario cuando los
avances del proyecto llamado Genoma Humano, con sus aplicaciones
biotecnológicas, lo hagan técnicamente viable. Y eso será, ni
más ni menos, el fin de la historia, comienzo de una historia
post-humana de la que sin inmutarse habla Fukuyama. El Farewell
Homo Sapiens significa, en definitiva, un Bienvenu à l'homme à
la carte.
El 'dilema del
prisionero' y la 'promesa del reino'
Las 'ventajas' que pronto ofrecerá la bio-tecnología en sus
diversas ramificaciones se vislumbran tan gigantescas que las
objeciones morales sobre los aspectos negativos quedarán
inatendidas, y eso incluso para el caso de que faltara tal
entusiasmo, por la vigencia práctica de una conducta que se
describe como 'dilema del prisionero'. Porque la historia enseña
que no muchos son los que disponen de fuerza ética suficiente
(recta ratio agendi), como un Socrates p.ej. que señaló esa
posibilidad heróica en su propia vida, a saber, que es mejor
sufrir injusticia que cometerla, incluso a costa de la propia
vida. Sin embargo, ya la vox populi amonesta de no 'andar de
cireneo', de modo que difícilmente será la multitud que
renuncie a llevar a la práctica -o que denuncie- conductas
moralmente reprobables, ante todo por temor a 'hacer el tonto en
solitario', aun sabiendo -a veces- que si todos se abstuviesen de
obrar el mal, saldrían ganando todos, y en mayor medida.
Y este 'dilema' no se aplica sólo a los individuos sino también
a las comunidades políticas; cuando un país o una región
ofrezca la impresión, en virtud de su legislación más laxa en
materia biotecnológica, de poder crear 'hombres genéticamente
optimizados', otros sucumbirán a la presión de hacer lo mismo,
levantando la protección legal a tales investigaciones.
Igualmente es probable, dicho sea a modo de conclusión, que se
considerará inadecuada la actual ideología de la libertad, o
también la ausencia de mecanismos gubernamentales
internacionales eficaces, que al menos parecían suficientes en
el caso de la revolución IT. No obstante, tal como están las
cosas, ya llegará tarde cualquier intento o esfuerzo, incluso
concertado, de cerrar las puertas a dicha historia poshumana.
Adveniat regnum tuum.
1) Por lo que se refiere al budismo en Occidente, por ejemplo, es
interesante preguntarse hasta qué punto está relacionado con el
budismo original o si no es más bien un instrumento utilitario
de carácter occidental orientado a la solución de problemas de
una sociedad consumista y alienante.
2) Hace dos años, el politólogo E. Tarnawski, publicó un
artículo en la Zeitschrift für Politik (ZfP 45. Jg. 4/98,
Hochschule für Politik, München, C. Heymanns Verlag) donde
analiza 'Das Ende der Geopolitik und die Zukunft der Demokratie',
preguntándose por los cambiados términos de la teoría de la
democracia después de la unificación alemana. Esta marcaría el
inicio de una vuelta a la visión moralizante de la política,
visión que había constituido el mito fundacional de la 'Nueva
Jerusalén': los Estados Unidos. "Nowadays, geopolitics is
not possible anymore -afirma- as a consequence, or perhaps as a
cause of German Unification. This unification, and not the
collapse of the Soviet system is the starting point of a new era
in the history of democracy. If once the United States needed
geopolitics so that Germany could 'be made safe for democracy',
as President Wilson put it in 1917, now unified Germany makes
democracy safer in the world. The United States have won cold war
thanks to geopolitics. Now it is a question of how.. (the new
world order) will use the new rules of antigeopolitics" (id.
p. 404).
3) Los interesados en esta cuestión política de consecuencias
trascendentales son invitados a leer, entre otras críticas de
mayor extensión, mi reciente ensayo sobre 'La soberanía popular
- un optimismo sin fundamento' (BAC, Madrid, 2000, pp. 523-38).
4) WASHINGTON DC, 10 Mar. (ACI).- Diversos grupos pro-vida están
convocando una campaña de solidaridad con la cadena de
supermercados Wal Mart ante las amenazas de boicot de la
International Planned Parenthood Federation (IPPF) por la
negativa de la empresa en vender una nueva píldora abortiva. La
IPPF lanza el boicot porque Wal-Mart anunció oficialmente que no
venderá la píldora Preven, conocida como "la píldora del
día siguiente". No se trata de un anticonceptivo sino de un
fármaco abortivo que mata al óvulo fecundado. Actualmente, el
organismo abortista está pidiendo a todos los que estén de
acuerdo con el aborto no comprar en Wal-Mart y enviar cartas con
las razones de su enojo. Para más información sobre orígen e
ideología racista, antifamilar y abortista de la IPPF, ver un
excelente artículo en Arbil:
http://www.ctv.es/USERS/mmori/(31)plan.htm
5) Cómo se miente en los datos de abortos en diferentes países
para buscar la legalización. "A una mentira bien organizada
y lo suficientemente reiterada -confiesa el Dr. B. Nathanson- el
público la hace verdad. Así el número de mujeres que, antes de
la legalización del aborto, morían anualmente en EE.UU. por
abortos ilegales oscilaba entre 200 y 250, pero la cifra que
continuamente repetían los medios era 10.000, y a pesar de su
falsedad fue admitida por muchos norteamericanos convenciéndoles
de la necesidad de cambiar las leyes sobre el aborto". La
misma táctica se ha aplicado en todas las latitudes. El caso
más craso de eufemismo acaso es la propia UNICEF que se creó en
1946 para ayudar a los niños víctimas de la guerra en Europa,
en los últimos años ha sido frecuentemente cuestionada por sus
vínculos con el abortismo mundial. En julio de 1998, la UNICEF
trabajó con agencias abortistas para conformar el Comité
Coordinador de Salud (conocido como CCH por sus siglas en
inglés). El CCH estableció como una de sus preocupaciones
principales asegurar el acceso a abortos seguros. La
organización también apoyó la difusión de las formas
abortivas de control natal y la píldora RU 486. Por este motivo,
la Santa Sede envió una nota a todas las conferencias
episcopales del mundo, solicitando cortar toda cooperación con
este organismo en materia de la llamada "salud de la
mujer" y "bienestar familiar"; rubros a través de
los cuales UNICEF promueve el aborto y la contracepción.
Recogemos aquí algunos datos más que, para citar sólo esta
fuente, aporta el médico australino John Willke (ver ONU:
Estadísticas Falsas, recogido en Never again?, Hayes,
Cincinnati, 1992):
a. En Brasil, el 18 de junio de 1986, en un documental de la CNN
se dio por seguro que se producían 6 millones de abortos por
año y 400.000 muertes maternas como causa de esos abortos. Sin
embargo, según el UN Demographic Yearbook, edición 1988, por
año en Brasil morían 40.000 (cuarenta mil) mujeres del grupo de
edades de 15 a 44 años (edad fértil), debido todo tipo de
causas: enfermedades, accidentes, desastres naturales, hechos de
violencia, etc., que no tenían nada que ver con el aborto
clandestino. (Population Reserach Inst. Review, Enero 1991, p.
12).
b. En 1972, en la entonces Alemania Federal, se dio por seguro
que había 15.000 muertes maternas por año, a causa del aborto
ilegal. Según las estadísticas oficiales del país, las muertes
de mujeres en edad reproductiva ese año fueron 13.000 y sólo
100 se debieron a todo tipo de abortos legal, ilegal y
expontáneo. (Kirchoff, Deutsches Aerzteblatt, Vol 69, nº 27,
26-10-72).
c. En Portugal, en 1992, se dijo que había 2.000 muertes por
abortos ilegal e inseguro. Según el Anuario Estadístico oficial
(tablas 11, 16 y 111), ese año murieron debido a todas las
causas 2.106 mujeres en edad fértil, de estas muertes sólo 12
se debieron a todo tipo de aborto.
d. En 1996, en la Conferencia Internacional de las Naciones
Unidas sobre Asentamientos Humanos, de Estambul (Habitat II), la
UNICEF impuso que en el mundo, al año, morían 585.000 mujeres a
causa evitables relacionadas con el embarazo y el parto. Sin
embargo, el UN Demographic Yearbook, edición 1990, en el grupo
de países más poblados en los que vive el 35% de la población
mundial, sólo registran 6.000 (sies mil) muertes de mujeres en
edad fértil, debidas a causas relacionadas con el embarazo y el
parto.
6 ) Los investigadores David Morrison y el Dr. Pat McEwn,
Director de Life Coalition International, participaron en una
investigación que realizó en Perú el Population Research
Institute (PRI), en diciembre de 1999. La investigación arrojó
evidencias de abusos vergonzosos (esterilización forzosa),
mediante númerosos testimonios que describen dichos abusos, los
cuales ocurrieron después de la aprobación, en octubre de 1998,
por parte del Congreso de Estados Unidos, de la Enmienda Tiahrt,
que prohibe el suministro de fondos del gobierno estadounidense a
programas de 'planificación familiar' que se llevan a cabo fuera
de Estados Unidos, cuando no se pueda garantizar que se la
acción abortiva y/o esterilizadora se realice con el
consentimiento informado, es decir, cuando se coaccione a las
personas. Los testimonios revelan además los mecanismos que el
Ministerio de Salud utiliza para sus operaciones diarias de
'planificación familiar'. Las metas y las cuotas están
prohibidas por la Enmienda Tiahrt. Además, el defensor del
pueblo en el Perú, informa de casos de muerte que han ocurrido
recientemente luego de que se practicó la esterilización
forzosa. El gobierno de Estados Unidos, a través de la agencia
USAID, suministra $36 millones para los programas de
planificación familiar que llevan a cabo el Ministerio de Salud
del gobierno del Perú y ciertas organizaciones no
gubernamentales (ONGs) que colaboran de cerca con ese gobierno.
Además de ello, la USAID donó al gobierno peruano y a sus ONGs
alrededor de 32.000 libras de fármacos y dispositivos
anticonceptivos para el año 2000. La USAID dice que sus
esfuerzos han asegurado que los anticonceptivos estén
ampliamente disponibles en las instalaciones del sector público
y de las ONGs en el Perú. Fuente: Steven Mosher, Coercive Family
Planning Programs and USAID Involvement, Weekly Briefing, 6 de
marzo del 2000. Vol. 2. No. 6, Instituto de Investigación sobre
asuntos de Población, una institución no lucrativa que se
dedica a denunciar el control demográfico realizado por medio de
la anticoncepción, la esterilización y el aborto, así como las
falsas premisas que lo sustentan, como el mito de la
"sobrepoblación" (Population Research Institute,
página web: www.pop.org; Email: pri@pop.org). El 14 de marzo del
2000, Steven W. Mosher, David Morrison y el Dr. Pat McEwen
presentaron una serie de escalofriantes testimonios que
obtuvieron en diciembre de 1999, durante una investigación
patrocinada por el PRI, sobre los programas de planificación
familiar en el Perú que reciben fondos de la USAID. Los
testimonios incluyen los siguientes aspectos: La esterilización
forzosa. La inyección forzosa de la Depo-Provera durante el
embarazo y el uso obligatorio, bajo amenazas de esterilización,
de píldoras anticonceptivas fabricadas en Estados Unidos. La
esterilización practicada furtivamente después de una cesárea
de cuestionable necesidad. El uso de metas e incentivos que los
funcionarios de la planificación familiar deben implementar. La
USAID incluso se atrevió señalar recientemente que se ha
progresado sustancialmente...en la ayuda al gobierno del Perú. A
pesar de las promesas que en el pasado han hecho al Congreso de
Estados Unidos el Ministerio Peruano de la Salud y la USAID de
que los abusos iban a terminar, la investigación que el PRI ha
realizado recientemente confirma que los abusos se han difundido
por todas partes. En 1997, el PRI había documentado los muy
conocidos 'festivales de ligaduras' del Perú. Ello condujo a la
aprobación de leyes en Estados Unidos que ordenan que se respete
el voluntarismo en los programas de planificación familiar que
se llevan a cabo fuera de Estados Unidos y que reciben fondos de
ese país. A muchas mujeres de bajos recursos pertenecientes a
grupos minoritarios se les ha convertido en blanco de estos
programas por medio de la propaganda, además de que los
funcionarios del gobierno han abusado verbalmente de ellas de
forma feroz. Los abusos a los derechos humanos son cosa común en
los programas abortistas y anticonceptivos que reciben fondos de
la USAID. En este año en que sesiona el Congreso de Estados
Unidos, el gobierno de Clinton ha prometido aumentar a un nivel
récord la ayuda para estos programas en el extranjero. Está
claro lo que se pretende.
i ) Para apreciar el origen cristiano-ortodoxo del moderno
nacionalismo árabe, laico y socialista, remito a un artículo de
José Basaburúa titulado: Michel Aflaq. Un cristiano en los
orígenes del nacionalismo árabe
(http://www.ctv.es/USERS/mmori/(31)mich.htm).
ii ) En un artículo aparecido en el diario Financial Times
(10-1-00), el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi
Annan, repitió sus ideas sobre la intervención humanitaria y la
soberanía, afirmando que para permitir la acción de la ONU, la
comunidad internacional debe hacer un esfuerzo para redefinir el
concepto de soberanía. Annan había expresado ya estas ideas en
la apertura de la sesión 54ª de la Asamblea General en el mes
de septiembre del año pasado, lo que le valió no pocas
críticas, aunque fue muy aplaudido por las ONG's que trabajan en
el sistema de las Naciones Unidas, siempre interesadas en
convertirse en los policías del nuevo orden. Annan dijo
entonces, que "las intervenciones deben ser definidas con
amplitud, desde la más pacífica hasta la más coercitiva",
y agregó que "deberían ser aplicadas ampliamente en todas
las regiones". Según sus propias palabras, Annan, con las
intervenciones de la ONU, no sólo pretende evitar los brutales
atentados contra los derechos humanos, sino también asegurar el
desarrollo, salvaguardar el medio ambiente y defender los
derechos subjetivos de los individuos. Aquí está lo
grave,¿qué significa asegurar el desarrollo o sanear el medio
ambiente?, ¿qué significa defender los derechos subjetivos de
los individuos?. Dentro de estos amplísimos motivos para una
intervención internacional cabría la defensa de los intereses
económicos de los países centrales o asegurar el supuesto
derecho al aborto reclamado por algún grupo feminista. La
doctrina de Annan parece revolucionaria, pero retrotrae las
relaciones internacionales a tiempos que parecían superados.
Annan propone que las intervenciones de la ONU no sean
autorizadas ya por el Consejo de Seguridad. Esta propuesta altera
sustancialmente la Carta de las Naciones Unidas. Introduce el
abuso de poder por la fuerza, contra el que se crearon las
Naciones Unidas. La idea de facultar a organismos regionales para
llevar a cabo actividades militares en Estados independientes es
una aberración que repugna al espíritu fundacional de la ONU.
Además, la teoría de Annan, destruye la igualdad jurídica de
los Estados, sobre todo de los pequeños para los que la
soberanía es la defensa final contra las reglas impuestas por un
mundo desigual" (Buteflika). David Rieff, autor del libro La
carnicería: Bosnia y el Fracaso de Occidente, comentó sobre el
discurso de Annan en la Asamblea General, "Annan ofreció un
análisis sombrío y persuasivo de las contradicciones que
presentan las diferentes caras del mundo en esta era de
emergencias humanitarias. Pero, si Mr. Annan realmente cree que
'no se debe permitir que perduren las sistemáticas y masivas
violaciones de los derechos humanos, en cualquier lugar que
ocurran', su discurso no es nada menos que un llamado a la
guerra, y, dadas las tristes realidades de nuestro mundo, sería
virtualmente una guerra sin fin" (Fuente: Noticias de la ONU
10/00, Buenos Aires, 24 de enero de 2000
http://pagina.de/noticiasdelaonu).
iii) "Por lo general -así lo refiere Hispanidad, periódico
electrónico, nº 949-, las ideas se han cotizado a la baja, y
sólo se valoran cuando se concretan en algo tangible, sea
producto o servicio. Las nuevas tecnologías de la información,
esto es, el mundo actual, valora más las ideas materializadas
que la idea misma, más a los emprendedores (empresarios) que a
los creadores. Aún más. Internet y las nuevas tecnologías de
la información sólo han aportado una plataforma más rápida y
barata para transmitir, más que para pensar. Estamos asombrados
por la rapidez de la transmisión, pero no por las nuevas ideas,
que son más bien escasas. ... La informática ahorra espacio y
las telecomunicaciones tiempo... pero nada más. La transmisión
de información se hace más rápida y mejor empaquetada, pero
nada más. Cuando se trata de exponer una idea compleja, al menos
esta generación, se recurre al papel impreso, aunque sea impreso
desde una pantalla".
iv) Para un defensor del sistema de las Naciones Unidas, el
embajador argentino Hugo Gobbi, ex-Secretario General adjunto de
la organización, las intervenciones humanitarias de las Naciones
Unidas son enormemente contradictorias. "Las intervenciones
pseudohumanitarias han buscado enmascarar bajo ese rótulo,
interferencias que respondían a intereses económicos o
estratégicos. Comenta Gobbi los casos de Irak, Serbia y
Chechenia diciendo,"los poderosos bombardeos no han cambiado
los regímenes internos: han causados daños marginales y traído
perjuicios a la población civil". (...) "Los problemas
étnicos o culturales subsisten sólo adormecidos por la fuerza
ocupante. Habría que preguntarse qué será de Bosnia o Kosovo
cuando termine el protectorado de la OTAN". Gobbi acusa a
Annan de pretender implantar el concepto norteamericano de
legitimidad en contra el de legalidad. "No creemos -dice-
que se puedan consolidar nuevas instituciones (...) con bases en
una 'legitimidad' fruto de la filosofía de algunos países
occidentales". Por eso, Hugo Gobbi acusa a Annan de provocar
una crisis muy grave, que afecta a la existencia misma de la ONU,
(Clarín, 24-01-00). Fuente. Ibid.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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