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Los cristianos y el sindicalismo español en la segunda mitad del siglo XX.
En el panorama sindical español existe una significativa presencia de cristianos. Es más, la historia de muchas de las actuales organizaciones sindicales no puede entenderse sin su aportación. Pero, desaparecidos los sindicatos confesionales, ¿qué criterios, en este campo, puede seguir un cristiano que vive también el mundo del trabajo desde la fe y la pertenencia a la Iglesia?
Introducción.
Aunque, jurídicamente hablando, sindicato lo es tanto una
asociación de obreros como una agrupación de empresarios,
popularmente y como fenómeno sociológico, por sindicalismo se
entiende el llamado "de clase".
Se trataría, pues, de agrupaciones de obreros y campesinos
pobres, proletarios en suma, que se asocian con un interés
defensivo ante los patronos y los poderosos, con una finalidad
transformadora y un compromiso internacionalista. Su ideología
sería comunista, socialista o anarquista.
Pero esa delimitación conceptual "clásica" no
corresponde a la realidad histórica, pues con ella se deja fuera
a importantes movimientos como fueron los sindicatos católicos
españoles, cuya presencia arranca de las últimas décadas del
siglo XIX, eclosionando en los años 20 y 30 del siglo XX hasta
su "integración" en la Central Nacional Sindicalista
surgida de la guerra civil.
Actualmente, el sindicalismo de clase aspira a la exclusiva
representatividad de las llamadas "clases
trabajadoras", desbordando el tradicional concepto de
"clase proletaria". Coincide esa transformación en el
tiempo con la desaparición del sindicalismo confesional
católico, fenómeno paralelo al sucedido en otros países, si
bien siguen existiendo sindicatos en Europa y América Latina de
clara orientación cristiana.
Eso no quiere decir que no existan cristianos trabajando en el
seno de organizaciones sindicales. Pero quiénes así actúan, lo
hacen de forma individual, como consecuencia de su compromiso
personal, suscitado en muchos casos por concretas comunidades
cristianas.
Que no exista en España un sindicalismo específicamente
católico es consecuencia, además de causas históricas muy
concretas que pasan por el periodo franquista, de la
"política" de la Jerarquía católica, que no ha
apoyado la existencia ni de partidos políticos ni de sindicatos
confesionales en el actual régimen; en buena medida en
consonancia con las orientaciones derivadas del Concilio Vaticano
II y el impacto de corrientes políticas y sindicalistas
izquierdistas que suscitó el "mayo del 68" en muchos
movimientos católicos.
En este artículo vamos a ver, de forma muy somera, la realidad
del sindicalismo en España en las últimas décadas y la
presencia en el mismo de un sujeto católico, pues ello nos puede
aportar claves para comprender la actual situación y vislumbrar
el futuro del mismo.
Antecedentes.
Con el "nuevo régimen", todos los sindicatos "de
clase" son declarados fuera de la ley, siendo sus militantes
perseguidos y sus organizaciones disueltas.
Los sindicatos católicos y "libres" (la C.E.S.O), al
igual que los minúsculos sindicatos falangistas (CONS), son
integrados por Ley en la única Central Nacional Sindicalista, en
la que se participaban obreros y patronos organizados en ramas de
producción siguiendo un esquema semi-corporativista. Fuera de
esa única organización sindical legal, como núcleos
específicamente obreros, solo figuran los movimientos
especializados de Acción Católica en ese ámbito: la HOAC
(fundada en 1.946) y la Juventud Obrera Cristiana (JOC).
Los sindicalistas de izquierdas encontraron, salvo los casos de
estricta clandestinidad (CNT, básicamente) esos dos cauces para
trabajar "sindicalmente": la propia CNS (infiltrándose
en la misma) y los movimientos apostólicos.
En los años 50 y, sobre todo, en los 60, surgen organizaciones
ilegales con la pretensión de actuar en el mundo del trabajo y
también de transformar la realidad política. En unos momentos
actuaron dentro de la CNS y en otros casos lo hacen fuera,
dependiendo de estrategias concretas. De forma paralela, se
infiltran en HOAC y JOC, donde encuentran un numeroso grupo de
obreros y clérigos formados en las nuevas corrientes
teológicas, en parte derivadas del Vaticano II y que sufrieron
el impacto del radicalismo izquierdista.
Entre esas nuevas organizaciones obreras, destacan dos: Unión
Sindical Obrera (USO) y Comisiones Obreras (CC.OO.), si bien
existieron otras. Así, destacaremos a la Federación Sindical de
Trabajadores, que fue un intento de creación de un sindicalismo
católico en la clandestinidad, de 1.958 a 1.960; fracasando en
el empeño.
La Hermandad Obrera
de Acción Católica (HOAC).
La Hermandad Obrera de Acción Católica es un movimiento
apostólico especializado de la Acción Católica, siendo, por
tanto, una organización impulsada por la Jerarquía de la
Iglesia Católica.
Ha jugado un papel muy importante en el franquismo, al constituir
una escuela de formación de militantes obreros y cristianos y un
cauce organizativo que "escapaba" de la disciplina del
Sindicato Vertical.
Varias personas extraordinarias influyeron, especialmente, en su
historia: Guillermo Rovirosa, Eugenio Merino y Tomás Malagón.
De HOAC, y de otros movimientos apostólicos como la JOC, nació
USO en buena medida. En HOAC también encontramos a los
promotores de ediciones ZYX, a dirigentes del PSOE, a los
fundadores años mas tarde de "Comunión y Liberación"
en España, y a los actuales dirigentes del Movimiento Cultural
Cristiano.
Por HOAC pasaron muchos cientos de militantes que desarrollaron
-y desarrollan- su labor sindical en CC.OO. y UGT. No puede
entenderse la historia reciente del sindicalismo en España sin
la cobertura ofrecida al renacido movimiento obrero por esos
movimientos apostólicos, los llamados "curas obreros",
numerosas parroquias y algunos conventos y Seminarios.
En la actualidad, HOAC sigue presente en la mayoría de las
diócesis españolas (así, en la de Getafe, ya funciona, desde
enero de 2.000, el primer grupo de 30 militantes de este
movimiento apostólico), con apoyo de la Jerarquía. Por otra
parte, forma parte de la Coordinadora de Movimientos Apostólicos
de Acción Católica y tiene magníficas relaciones con la
llamada "Iglesia de Base" y las Comunidades Cristianas
Populares, con las que busca alguna modalidad de articulación.
Está integrado por casi dos millares de personas, entre las que
figura un número significativo de clérigos.
Unión Sindical
Obrera (USO).
La historia de este sindicato arranca del llamado "grupo de
Rentería", cuyos primeros panfletos datan del ya lejano
1.958. Formalmente se constituye en 1.960, redactándose la carta
fundacional en 1.961. Nace de un grupo de obreros de JOC y de
HOAC y su vida se mezcla con la de esa organización apostólica
y en el ámbito internacional con la central francesa CFTC
(después, CFDT). De hecho, nace como consecuencia de la
reflexión derivada del método empleado en los movimientos de
Acción Católica: "ver, juzgar, actuar". De hecho
hasta 1.965 su vida se solapa con la de la propia JOC; si bien
por razones de edad muchos de ellos pasarían después a HOAC.
Hoy día JOC, fundada en España en 1.947, continúa su
existencia, aunque muy mermada, habiendo sufrido una escisión
hace una década: la JOC-E.
USO sufre los avatares de las corrientes ideológicas de moda.
Así, la influencia socialista autogestionaria fue muy fuerte,
plasmándose de forma sucesiva en las estrategias
"afirmación poder obrero" y "reconstrucción
socialista".
En abril de 1.977 es legalizada. En las primeras elecciones
políticas apoya al PSP y la FPS. Sufre graves escisiones hacia
UGT (liderada por el secretario general Zufiaur, septiembre de
1.977), CC.OO (1.980) y CNT.
El fenómeno polaco de "Solidaridad" también influye,
al menos como "marca publicitaria", iniciando su
deslizamiento ideológico hacia la "autonomía" e
"independencia". En tal evolución, distanciándose del
radicalismo, se desarrolla una estrategia de captación de
independientes, siendo su momento álgido la entrada en USO de la
CGDT (1.980).
CC.OO, UGT y
CNT-AIT
Las primeras Comisiones Obreras (CC.OO.) surgieron a partir de
grupos de militantes católicos, comunistas incluso falangistas
(Centro Social Manuel Mateo, 1964), con una vocación unitaria
pero rápidamente fueron dominadas por los militantes del Partido
Comunista de España. En cualquier caso, hablar del sindicalismo
clandestino en España durante el franquismo pasa inevitablemente
por la historia de esas Comisiones Obreras que protagonizaron
luchas importantes y estrategias diversas.
La antaño poderosísima Confederación Nacional del Trabajo
(CNT-AIT) quedará, por fidelidad a la "acción
directa" y a las directrices de la FAI en el exilio, fuera
de esa estrategia, si bien algunos pensadores anarquistas son
estudiados y conocidos en círculos católicos (caso de la labor
editorial de ZYX).
La CNT-AIT en la transición sufrió un momento de espectacular
auge, coincidiendo con las multitudinarias "jornadas
libertarias" de Barcelona, pero a raíz del "caso
Scala" entra en una profunda crisis, que desembocará en la
escisión de los "posibilistas" en el congreso de
Valencia.
De esa escisión surge, actualmente como cuarta fuerza sindical,
la Confederación General del Trabajo (CGT). En esta
confederación, dinámica y en relativo ascenso, también
trabajan militantes de formación cristiana, procedentes de una
pequeña escisión de USO, así como otros de los restos de CSUT
(sindicato impulsado por el Partido del Trabajo de España,
maoísta).
La CNT-AIT, en la actualidad, apenas desarrolla trabajo sindical,
reduciéndose su presencia en el medio laboral y proyectando su
acción en fenómenos marginales como el movimiento insumiso,
"okupa", etc.
La UGT socialista no se reconstruye hasta principios de los años
70 (salvo alguna limitada experiencia aislada). En la actualidad
es la segunda gran organización sindical española, tras CC.OO,
manteniendo magníficas relaciones con su partido hermano, el
PSOE.
Otros sindicatos.
También en los últimos años del franquismo, otras
organizaciones sindicales intentan asomar de la mano de partidos
políticos radicales (FRAP, ORT y PTE), así como algunas de
carácter nacionalista (SOC y ELA-STV).
Otros pequeños sindicatos ven la luz en los años de la
transición con la seña de identidad de
"independencia": CDT, CGTI (unificados en CGDT) y la
CTI del exfalangista y cofundador de Comisiones Obreras Ceferino
Maestu. Ya hemos visto que parte de ellas recalan en USO en
1.980.
A finales de los años 70, y tras las primeras elecciones
sindicales de la democracia (1.980), se observa que el número de
"independientes", tanto de pequeños sindicatos de
empresa, como a personal, es muy elevado. Surgen algunos intentos
de unidad de los anteriores, como es el caso de "Solidaridad
Independiente", de la que tras su congreso fundacional
anunciado a bombo y platillo, nunca más se supo.
Progresivamente los independientes se van integrando en todo tipo
de sindicatos, al no poder competir con los servicios ofertados
desde las grandes confederaciones sindicales.
Incluso desde las formaciones de la extrema derecha se realizan
incursiones en el mundo sindical, a través de siglas como FNT,
UNT, ASNT y CONS. Salvo éxitos aislados y por escaso tiempo
(caso de FNT en el taxi madrileño y CONS en Valencia) tales
intentos no pasaron de lo anecdótico.
En estos primeros años de la transición se consolida el
sindicalismo nacionalista. ELA-STV, de origen católico, se
consolida como primer sindicato en la Comunidad Autónoma Vasca,
siendo casa común de todos los nacionalistas no radicales,
superando la escisión de ELA Askatuta. El sindicato radical LAB,
impulsado desde KAS, surge en la escena vasca, con un estilo
propio reivindicativo e innovador en ascenso.
Convergencia Intersindical Gallega surge de la unión de INTG y
la asociación campesina gallegista. Constituye una correa de
transmisión del pujante nacionalismo radical del Bloque
Nacionalista Gallego, mejorando de forma progresiva sus
resultados y su acción sindical, siendo sindicato de referencia
obligada en Galicia en prácticamente todos los sectores
laborales.
En el mundo del funcionariado, una confederación de marca
"independiente" surge, a partir de numerosos sindicatos
nacidos en sectores muy concretos de la Función Pública.
También aquí encontramos a católicos actuando de forma
individual. Hablamos de la CSI-CSIF.
Aunque la lógica de una legislación que prima a los sindicatos
mayoritarios llevaba a la confluencia de CSI-CSIF con USO, tal no
se produce. Si bien debemos señalar que ambas confederaciones
son complementarias. En el mundo de la Función Pública USO
apenas tiene incidencia (salvo enseñanza), siendo el medio
natural de CSI-CSIF. Por su parte, en el mundo de la empresa
privada, CSI-CSIF apenas tiene representación.
Persisten algunos sindicatos muy radicales, como el SOC andaluz,
el SU, ESK - CUIS, etc.; siendo su implantación local y muy
desigual.
Fuera de las organizaciones mencionadas quedan importantes
organizaciones sectoriales, como el poderoso Sindicato Español
de Pilotos de Líneas Aéreas (SEPLA), la CEMSATSE (médicos y
ATS de la sanidad pública), el SAE (auxiliares de clínica), el
ANPE (sindicato independiente de las enseñanzas medias
públicas), el SEMAF (en RENFE), la UCSTE (izquierda radical en
la enseñanza, tanto pública como privada) y diversas
organizaciones sectoriales de las policías Nacional y locales
(SUP, SPPU, SG, ARNE, SPF, etc.), Correos, Banca (FITC) y Cajas
de Ahorro, administraciones autonómicas y locales, etc.
Otro sector con presencia sindical es el agrario, aunque con
carácter empresarial, por lo que quedaría fuera de este
análisis. Organizaciones tradicionales (Jóvenes Agricultores,
COAG) compiten con otras de nuevo cuño, como la impulsada desde
UGT (Unión de Pequeños Agricultores) u otras de carácter
nacionalista como EHNE.
Como conclusión de este breve repaso a las organizaciones
sindicales existentes en España, vemos cómo el marco jurídico
existente, pese a los porcentajes que establece para determinar
la representatividad desde un criterio mayoritario (favoreciendo
a los grandes y ahogando a los más pequeños en la negociación
y discriminando vía subvenciones), no ha conseguido eliminar el
pluralismo del sindicalismo español.
Presencia de un
sujeto cristiano en el mundo sindical.
Hemos visto que son muchos los militantes cristianos que trabajan
en diversas organizaciones sindicales. De alguna manera, los
procedentes de HOAC y JOC, tributarios de su concreta
metodología y su concepción eclesiológica, militan
preferentemente en UGT, CC.OO, CGT, UCSTE y también en USO.
Otros católicos, vinculados a otras realidades eclesiales,
militan en CSI-CSIF, CEMSATSE, ANPE y USO.
Y no olvidemos el origen católico del sindicato nacionalista
ELA-STV, donde militan muchos católicos y sindicalistas antes
independientes.
Pero creemos que no se trata de hablar y actuar conforme a los
tradicionales esquemas de "derecha" e
"izquierda", trasladándolos a las realidades
eclesiales.
El mundo del trabajo está experimentando una evolución
rapidísima e imprevista. Así, por ejemplo, la apertura del
sindicalismo "de clase" a nuevos sectores sociales
(funcionariado, autónomos, fuerzas de seguridad), años atrás
considerados como sospechosos por la "clase obrera",
era inimaginable hace unas décadas. Por ello, apegarse a viejas
formulaciones (mundo obrero, conciencia de clase, militancia
obrera, etc.) es ir al fracaso, al servirse de categorías y
realidades en recesión.
Desde esta perspectiva, el compromiso personal, concretado en la
"militancia" individual, quedaría superado por el
criterio de pertenencia a las realidades vivas de la Iglesia.
Por otra parte, hay que considerar que el movimiento obrero en
particular y sindical en general, han perdido buena parte de la
capacidad transformadora que le caracterizaron décadas atrás,
convirtiéndose en meros gestores de fondos públicos y de otros
recursos de la vida laboral, insertados plenamente en el sistema.
Hoy día, para un cristiano, la llamada a la "nueva
evangelización" impulsada por Juan Pablo II debe ser
horizonte inmediato. Y esa evangelización pasa, en primer lugar,
por el testimonio personal y el encuentro "cara a
cara". Y para ello, las estructuras sindicales que hemos
descritos antes, no son fundamentales; aunque ello no quiere
decir que, como ámbito muy importante de la vida, los cristianos
no puedan también trabajar en el seno de las mismas con un
espíritu transformador y misionero.
Si queremos que la Iglesia sea una realidad identificable
también en el mundo del trabajo, como una presencia humana, es
precisa la creación de un nuevo sujeto cristiano.
La razón última del actuar en sindicalismo no sería, pues, un
voluntarismo que pretende unir esferas disociadas de la
existencia. Se trabajaría en el sindicalismo como expresión de
la vida nueva encontrada en la Iglesia, como una dimensión no
dualista de una vivencia integral de la fe en el seno de la
comunidad cristiana. Y con esa perspectiva, se abriría la
posibilidad de dignificar la acción sindical, rescatándola del
oportunismo en que se encuentra sumida.
No hay futuro para un sindicalismo católico que no pase por la
recuperación de un pueblo por la Iglesia.
Los nuevos movimientos que tienen esa clara conciencia,
constituyen la posibilidad de "recreación" de ese
pueblo que también puede ser visible en el mundo sindical.
Al igual que los partidos políticos, no todos los sindicatos
respetan de idéntica forma la libertad de actuación de la
Iglesia. Por ello, el trabajar en el interior de aquellos
sindicatos que faciliten la actuación de ese sujeto cristiano,
es una manera realista de ser presencia en el mundo laboral. Es
más. Para algunos sindicatos de clase, el cristiano es un
sospechoso que debe renunciar a su identidad más auténtica,
debiendo revalidar su admisión en el grupo continuamente
mediante un test de "fiabilidad sindicalmente
correcta".
Un cristiano que actúe sindicalmente debe considerar qué
espacio se concede, en el sindicato en el que trabaja, a
principios fundamentales como el principio de subsidiariedad, el
derecho a la vida, la libertad de enseñanza, la justicia
distributiva, etc.
Un nuevo sujeto católico en el mundo del trabajo debe partir de
una identidad netamente católica, en que la pertenencia
eclesial, la experiencia comunitaria y la creatividad social,
sean características de esa presencia evangelizadora.
José Basaburúa. Jbasaburua@hotmail.com.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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