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Los fallos del razonamiento: Algunos tipos de sofismas.
Este artículo, basado en un trabajo de Cristiandad, nos señala algunos de los métodos para pensar así como de los sofismas que se usan para confundir.
El hombre fue constituido como un ser
dotado de cuerpo y de alma. La razón lo distinge del resto de
los seres. Y en consecuencia, desde el comienzo de la actividad
intelectual organizada, los hombres han trabajado en métodos que
les permitan guiar el razonamiento evitando los errores y
engaños durante el procedimiento.
Para interés de nuestros lectores, enumeraremos muy
resumidamente los métodos actualmente en uso.
La matemática y la lógica pura utilizan, por ejemplo, el
Método Axiomático. Consiste en establecer una serie de
enunciados y aplicarles un conjunto de reglas (aritméticas,
lógicas o la que convenga según la materia de estudio). Dichos
enunciados pueden ser evidentes o simplemente aceptados para los
fines del razonamiento.
Aristóteles, por otra parte, nos legó el Método Deductivo.
Este método es el propio de la Lógica. Se basa en 16 premisas
lógicas y las aplica siguiendo un razonamiento de lo general a
lo particular. Las conclusiones se obtienen siempre sin necesidad
de comprobar.
Existe otro método que si bien es anterior a Aristóteles se
atribuye a su propulsor: John Stuart Mill. El método inductivo
es un procedimiento ante todo empírico, esto es, basado en la
observación. Mill observa una gran concentración de cuervos.
Todos los que ve son negros y recuerda haber visto siempre
cuervos negros. Concluye, por lo tanto que los cuervos son negros
aunque no afirma que siempre y en todo lugar son negros.
Contrario al método anterior, este dirige el proceso desde lo
particular a lo general. Tiene el grave peligro de la
generalización y es el mecanismo habitual del prejuicio.
El método deductivo es el propio de las ciencias empíricas.
Todas ellas trabajan con objetos reales. Se dan ciertas premisas
(hipótesis) y se aplican las reglas de procedimiento
científico. Estas hipótesis son aceptadas bajo la condición de
ser luego comprobadas
Desde pequeños utilizamos el método experimental, es decir, de
ensayo y error. Aquí se procede de manera tal que se pueda
verificar, contrastar y comprobar como cierta una hipótesis. En
astronomía, por ejemplo, se utiliza la observación. En las
ciencias sociales se utiliza, en la medida de lo posible, la
inducción. Un buen ejemplo de esto es el trabajo de
investigación y análisis social en que se formula una
hipótesis y se somete a prueba en un grupo de personas o en una
encuesta.
En cambio, las ciencias formales (que trabajan con cosas del
pensamiento) trabajan con el método de la demostración. Tiene
sus reglas propias y son muy conocidas por todos. Por ejemplo, el
recurso de reducción al absurdo o el mecanismo por el cual
comprobamos como cierta una resta o una división matemática.
Hacemos un alto en este punto ya que podríamos hacer una
larguísima lista de métodos posibles. Sabemos que con la breve
enunciación el lector comprenderá que para cada objeto teórico
de estudio se corresponde un método particular.
Con lo arriba expuesto queremos demostrar dos cosas: en primer
lugar que en materia de pensamiento y análisis existen métodos
fiables para concluir cosas verdaderas y disminuir al máximo el
error si se actúa con buena voluntad. Segundo, recordar que un
principio clásico - el lema de la Crítica de la Razón Pura
kantiana - aconseja omitir lo que a sí mismo concierne: DE
NOBIS IPSIS SILEMUS. Es decir, dejar fuera del análisis lo
que a nosotros corresponde como 'sujetos', es decir,
sentimientos, impresiones, deseos, anhelos, prejuicios etc. Así
trabajaremos desde la honestidad intelectual, no tratando de
demostrar que tenemos razón sino analizando objetivamente las
cosas.
Quienes somos para hablar de algo, por ejemplo, poco importa si
lo que decimos es verdadero y correcto. El poder no interesa para
determinar la veracidad o el error de algo. Pretender
desautorizar una afirmación desautorizando al sujeto es un error
que más abajo trabajaremos. Es un sofisma. Lo que importa no es
quien lo dice sino lo que se dice.
Por parecernos de interés de muchos, desarrollamos muy
resumidamente una 'caja de herramientas lógicas' imprescindible
para cualquier persona que desee pensar correctamente, desmontar
un error o analizar con seguridad lo que desee (incluso sus
propios pensamientos)
Decíamos arriba que la lógica es la ciencia por la cual
conocemos las leyes que deben cumplirse para que los
razonamientos sean correctos. Todos los procesos discursivos que
contrarían tales leyes constituyen razonamientos inválidos,
algunos de los cuales, sin embargo, exhiben un aspecto de un
raciocinio correcto, y en tal caso se denominan falacias. El
estudio de la Lógica, entonces, para ser completo, debe incluir
la teoría sobre las falacias, o sea una teoría acerca de cómo
los hombres se equivocan cuando discurren, y también de cómo
los hombres pueden confundir a los demás cuando quieren
persuadir.
Algunas veces se expresan argumentos con plena consciencia de la
falencia lógica, pero también suele incurrirse en ellos
involuntariamente. Al respecto, es usual la distinción
terminológica entre el paralogismo, que ocurre cuando alguien
emite una falsa inferencia obrando de buena fe - es decir sin la
intención de engañar a otro - y el sofisma o argucia, que es el
argumento incorrecto empleado con el deliberado propósito de
engañar a otro.
Un razonamiento
puede fallar:
a. Porque se parte de afirmaciones falsas o inciertas, como si
fuesen afirmaciones verdaderas y ciertas (falla en las premisas),
o
b. Porque el procedimiento es inferencia es incorrecto (falla en
el procedimiento). Claro está que pueden ocurrir las dos clases
de defectos en una misma argumentación.
Es necesario aclarar que no todos los razonamientos inválidos se
llaman falacias, sino solamente aquellos que tienen cierta
apariencia de razonamiento válido, y que precisamente por ello
son capaces de producir engaño. Las falacias son entonces los
argumentos inválidos que están revestidos de una apariencia
capciosa.
Se llama refutación al razonamiento que intenta destruir la
tesis del adversario, o que se propone poner al descubierto la
falacia o falacias presentes en el argumento del adversario.
Pasemos a dar unos cuantos ejemplos:
Sofismas de
homonimia
Sofismas de equivocidad:
Cuando dentro de un mismo razonamiento un término se
toma una vez con un significado y otra vez con otro significado,
puede resultar un paralogismo.
Ej: El fin de las cosas es su perfección
La muerte es el fin de la vida
La muerte es la perfección de la vida
Sofismas de distinta suposición:
Dentro de los sofismas por homonimia están aquellos que
provienen de distinta "suposición" que en cada premisa
tiene un término común. La falla consiste en razonar como si el
término mantuviese contante su suposición, cuando en realidad
ella varía.
Ej: Mozart es músico
Músico es palabra esdrújula
Mozart es palabra esdrújula
Sofismas de anfibología:
Cuando la ambigüedad no está encerrada en un término
determinado, sino que afecta a toda una proposición, el
paralogismo que de allí puede resultar se llama "falacia de
anfibología".
Ej: Puedo caminar y no caminar
Pero caminar y no caminar es imposible
Puedo lo imposible
Sofismas del asunto
o extralingüísticos:
Se puede llegar al error de varios modos: raciocinando
mal desde premisas ciertas, o raciocinando bien, pero a partir de
premisas falsas, o también partiendo de una premisa que nada
tiene que ver con la conclusión a la cual se pretende llegar, o
también poniendo directamente como premisa aquello que se
pretende obtener como conclusión. De aquí resulta la primera
gran subdivisión de los sofismas extralingüísticos:
a. Sofismas de premisa falsa o dudosa
b. Sofismas con premisa no atinente a la conclusión
c. Sofismas que fallan en el procedimiento
d. Sofismas en los cuales la supuesta conclusión ya se admitió
en la premisa ("petición de principio")
Sofismas de premisa falsa o dudosa:
Consisten en tomar como premisa cierta para un
razonamiento una proposición que en realidad es falsa, o que no
ha sido suficientemente demostrada.
Se denominan también "sofismas a priori", porque el
defecto está en el comienzo, antes de empezar a razonar.
Ej: Sólo las ciencias útiles deben ser estudiadas por los
jóvenes
La historia, la filosofía y las humanidades no son ciencias
útiles
La historia, la filosofía y las humanidades no deben ser
estudiadas por los jóvenes
Sofismas de observación:
Son aquellos en que la premisa consiste en un hecho
empírico, y el error se ha producido en la interpretación del
hecho cuando se lo hubo observado. Los sentidos (vista, oído,
etc.) nunca yerran, pero sí suele errar la inteligencia del
hombre cuando emite un juicio con respecto al hecho percibido por
los sentidos. Así, por ejemplo, si alguno está muy convencido
de la existencia de seres extraterrestres puede ocurrir que
juzgue que es un plato volador, con la forma de tal cosa, algo
que en realidad es nada más que una luz ordinaria y que no tiene
precisamente tal forma.
La más frecuente causa del error en esta etapa de la
observación es la opinión preconcebida, es decir, el prejuicio.
Sofisma de antecedente incompleto:
Consiste en reducir una cosa a solamente un aspecto o
algunos aspectos de ella, omitiendo otro aspecto relevante que
puede ser decisivo para el asunto.
Ej: Si una decisión atañe al cuerpo de una persona, esta
persona tiene el derecho de tomar esa decisión.
La interrupción del embarazo es una decisión que atañe al
cuerpo de la mujer.
La mujer tiene derecho de decidir la interrupción del embarazo
La segunda premisa, en este caso, tiene el antecedente
incompleto, pues la interrupción de la gestación es algo que
atañe al cuerpo de la mujer, pero también y principalmente
atañe a la vida de la persona por nacer.
Sofisma de falsa disyunción:
Es el argumento en que se toma como premisa una
disyunción excluyente que se presupone completa, cuando en
realidad es incompleta y por ello mismo, falsa. Es una
sub-especie del sofisma anterior.
Ej: O el maestro es autoritario, o debe permitir la mayor
libertad de los niños en la escuela
El maestro no debe ser autoritario
El maestro debe permitir la mayor libertad a sus alumnos
Como puede advertirse, la primera premisa afirma una disyunción
excluyente que no es verdadera, porque cabe una tercera
alternativa entre las dos mencionadas.
Falacia de petición de principio:
Es el paralogismo que consiste en admitir ya en la
premisa aquello que está precisamente en cuestión, aquello que
hay que demostrar.
Ej: Todo efecto tiene una causa
El Universo es un efecto
El Universo tiene una causa
El argumento prima facie parece correcto, pero podemos ver que al
poner la segunda premisa se comete petición de principio, pues
allí ya se afirma la conclusión que se pretende demostrar,
porque decir "el Universo es un efecto", se está
afirmando que "el Universo ha sido causado".
El razonamiento en círculo:
El argumento circular es una especie de falacia de
petición de principio. Se denomina también círculo vicioso o
"dialeto", y se comete cuando hay dos proposiciones que
se pretenden demostrar recíprocamente, es decir, se pretende
demostrar cada una de ellas a partir de otra.
Ej: Sabemos que Dios existe porque los Textos Sagrados nos lo
dicen.
Y sabemos que los Textos Sagrados son verdad porque son la
palabra de Dios.
Sofismas de cambio del asunto:
Consiste en desarrollar la argumentación que en sí
misma puede ser correcta, pero que no trata sobre el punto que se
está discutiendo y acerca del cual se pretende producir una
conclusión, sino que habla de otra cosa. Se denomina también
"sofisma de suplantación de tesis"
Ej.: Cuando se está discutiendo la autoría y culpabilidad de
una persona en relación a un delito, el abogado prueba con
testigos las condiciones personales del reo y sus calidades de
buen esposo, buen padre de familia, laborioso en su empleo, muy
querido por sus amigos, etc., y en base a estas pruebas solicita
la absolución de su defendido.
Es frecuente en los juicios que los defensores aleguen razones
sobre un punto que no es el que se cuestiona, para desorientar a
los jueces e inclinarlos hacia la inocencia del reo.
Sofismas de lo antiguo y sofismas de lo nuevo:
Es la afirmación o rechazo de algo porque antes fue de
una forma, o porque es nuevo.
Ej: El vino, en cantidades moderadas, es un sano estimulante y
favorece la digestión.
Es una bebida saludable, pues así fue reconocido por todos los
pueblos antiguos.
Argumentos "ad hominen" (acerca del hombre):
Una manera muy usual del sofisma por cambio de asunto es
el denominado "sofisma ad hominem". Consiste en dirigir
la discusión, no sobre la cosa en cuestión ("ad rem")
sino sobre el hombre que la sostiene, de manera que el juicio
positivo o negativo que recaiga sobre la persona, afecte a la
proposición en cuestión.
Ej: La teoría moral del filósofo francés Rousseau es falsa
porque Rousseau abandonó a sus hijos en un orfanato.
Sofisma "ad ignorantiam" (argumento de la
ignorancia ajena):
Un modo del "argumento extraño a la
cuestión" ocurre cuando se pretende dar por probada una
tesis a partir del hecho de que no se ha podido probar la tesis
contraria.
Ej: Nadie ha demostrado que no existan los seres extraterrestres.
Por lo tanto, hay vida en otros planetas.
Falacias de
procedimiento
Sofismas de deducción:
En inferencias inmediatas:
Realizar una conversión ilegítima:
Todos los marxistas son ateos.
Luego, todos los ateos son marxistas.
Tomar un juicio contrario como contradictorio:
La afirmación "Todos los políticos son
honestos" es falsa.
Luego, todos los políticos son deshonestos.
En inferencias mediatas:
La falacia por afirmación del consecuente:
Si ha llovido, entonces la tierra está mojada.
La tierra está mojada.
Ha llovido.
La falacia por negación del antecedente:
Si ha llovido, entonces la tierra está mojada.
No ha llovido.
La tierra no está mojada.
Sofismas de inducción
Sofisma de falsa generalización:
Se parte de la afirmación de que una propiedad es
poseída por varios individuos de un conjunto, y a partir de
allí se concluye que todos los elementos de ese conjunto poseen
tal propiedad, cuando en realidad no puede tenerse esa certeza
sin poseer la información acerca de los grupos restantes.
Ej: El hierro se combina con el oxígeno.
El níquel se combina con el oxígeno.
El cobre se combina con el oxígeno.
El mercurio se combina con el oxígeno.
El manganeso se combina con el oxígeno.
El hierro, el níquel, el cobre, el plomo, el mercurio y el
manganeso son metales.
Todos los metales se combinan con el oxígeno.
La falacia "de accidente":
Es una forma muy común de sofisma de falsa
generalización. Consiste en confundir lo que es accidental con
aquello que es esencial, o también lo que es verdadero
relativamente con aquello que es verdadero absolutamente.
Ej: La técnica pedagógica "T" ha sido exitosa en tal
experiencia de enseñanza en la historia.
La técnica pedagógica "T" ha sido exitosa en tal otra
experiencia de enseñanza de la historia.
Las técnicas pedagógicas que son exitosas deben adoptarse.
La técnica pedagógica "T" es la que debe adoptarse
para la enseñanza de la historia.
Sofisma de analogía:
A partir del dato de que dos cosas coinciden en algunos
aspectos comprobados, se concluye que cierto aspecto comprobado
en sólo una de ellas, también se da seguramente en la otra.
Esta clase de razonamiento se denomina "razonamiento por
analogía" y es válido cuando la conclusión se postula
como probable; pero si se pretende como cierta, tenemos un
sofisma.
Ej: Marte tiene un movimiento de rotación sobre su eje, como la
Tierra.
Marte tiene atmósfera, como la Tierra.
Marte tiene agua en su superficie, como la Tierra.
Marte tiene estaciones, como la Tierra.
Marte tiene seres vivos, como la Tierra.
Sofisma de falsa causa:
Este paralogismo se produce cuando de la anterioridad de
un suceso con respecto a otro se concluye que el suceso primero
es la causa del otro, o cuando de la mera coincidencia temporal
de dos hechos, se concluye que uno de ellos es la causa del otro.
Ej: "Dado que coincidieron en Francia una época de continuo
aumento de la criminalidad juvenil con la época en que la
educación primaria se extendió a todo el pueblo, se concluyó
que la educación primaria había sido causa del aumento de la
delincuencia juvenil en Francia. (Ejemplo que trae Desiré
Mercier).
Sofismas retóricos
Sofisma "ad misericordiam":
Se apela al sentimiento de misericordia. Esta especie de
falacia es muy común en la oratoria forense, cuando en vez de
argumentarse acerca de la inocencia del reo, el abogado defensor
busca provocar sentimiento de lástima de los jueces, de los
jurados o del público.
Sofisma "ad odium":
Se explota el odio del oyente hacia una persona o cosa.
Sofisma "ad iram":
Se aprovecha la ira que el receptor siente hacia
alguien. Así, por ejemplo, la ira que provoca en el hombre
honesto la conducta del delincuente, suele aprovecharse para
persuadirlo de la tesis de que los delincuentes capturados no
merecen ninguna garantía, como por ejemplo la garantía de que
se realice el debido juicio, que se les permita defenderse, etc.
Sofisma "ad delectationem" (del deleite o del
placer):
Se aprovecha del goce que procuran a la sensibilidad
ciertos objetos o ciertas palabras. Como ejemplo, un aviso
comercial de este tenor:
"Los comprimidos M-2 son excelentes para calmar la acidez
estomacal: para saberlo basta comprobar su delicado sabor, en sus
tres variedades: menta, etc..."
Sofismas "del fulgor":
Dentro de los sofismas "ad delectationem"
podemos ubicar el llamado "sofisma del fulgor" que es
aquel en que se usan palabras que producen deleite porque son
resonantes o fascinantes. Así por ejemplo, en el discurso que se
emite para apoyar un proyecto económico se habla de la
"grandeza de la Nación".
Sofisma "ad concupiscentiam" (del deseo):
Se recurre a este sofisma cuando se aprovechan o
despiertan apetitos sensuales o ambiciones materiales (de dinero,
poder, etc.).
Esto aparece a menudo en publicidad de muchas clases de
productos, en los cuales se apela al extendido deseo de tener un
automóvil, vacaciones exquisitas, una mujer bella, etc.
Sofisma "ad verecundiam":
Se explota el sentimiento de respeto que se guarda hacia
una persona o hacia una cosa que es venerable o digna. Por
ejemplo, cuando después de afirmar una proposición como
verdadera, se añade: "... y así lo piensa XX" (XX
puede ser un escritor famoso, un científico prestigiado, etc.).
Sofisma "ad superbiam":
Se apela al orgullo, por ejemplo, cuando se alaba al
país del otro, o a su profesión, o a sus cualidades - reales o
inexistentes -, etc.
Sofisma "ad invidiam":
También suele ser eficaz la persuasión cuando se
recurre al sentimiento de envidia, es decir, a la tristeza que
algunos sienten por el bien ajeno.
Sofisma "ad metum" (argumento que recurre al
miedo):
Aquí están los usuales sofismas de peligro, tan
empleados en los parlamentos y asambleas. Se despierta el temor
de una guerra, o de perder una ayuda económica extranjera, o de
perder la estabilidad monetaria, o de perjudicar las relaciones
exteriores del país, etc., si no se adopta una medida
determinada.
Recurso a la mofa:
Mediante una oportuna observación o réplica burlona se
hace caer el ridículo sobre el adversario o sobre una
afirmación suya. Suele utilizarse por quienes quieren refutar a
otro pero carecen de todo argumento.
Argumentos "ad
populum":
Estos son argumentos dirigidos al pueblo. No son en
rigor una especie distinta, sino que se atribuye esa designación
a todos los recursos retóricos que buscan ganar el consenso
popular a favor o en contra de cierta conclusión - que no está
sustentada en pruebas valederas - por medio de la exaltación de
los sentimientos que predominan en esa multitud.
Argumento "ad baculum":
El denominado "argumento ad baculum" o de
apelación a la amenaza de la fuerza, suele incluirse en la lista
de los sofismas retóricos. Pero en realidad no es un argumento
pues no busca convencer ni persuadir, sino que es lisa y
llanamente una amenaza más o menos disimulada de hacer uso de la
fuerza en el caso de que el receptor no realice lo que se le
pide. Ejemplo: "No es conveniente para el futuro de su
periódico que usted publique eso... si quiere seguir gozando del
crédito de nuestros bancos amigos".
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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