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Dr. Antonio Oliveira Salazar, la mística de un laico.
Coautor del Pacto Ibérico, que pondrá fin oficial a una desconfianza histórica entre España y Portugal
Nacido en Santa Comba Dao en 1889 (Beira
litoral), en el entorno de una familia humilde campesina. Pronto
demostró actitudes en el seminario de Viseu, donde estuvo ocho
años preparándose para ser sacerdote y llegando a recibir las
órdenes menores. A pesar de su religiosidad, decide permanecer
seglar, aunque su experiencia de piedad le llevará a vivir con
sobriedad y un halo de misticismo toda su vida, permaneciendo
soltero, y llevando la vida doméstica con la única ayuda de una
sobrina huérfana de madre.
A partir de 1910, estudia Derecho en la Universidad de Coimbra,
la más prestigiosa del país hermano. En 1914, el joven Salazar
consigue la cátedra de Economía Política y se convierte en uno
de los mayores expertos en temas financieros. Ya en el mundo
universitario, Salazar, acorde con su formación pertenece a los
Jóvenes Católicos. Admirado por las enseñanzas del catolicismo
social de León XIII, el cardenal belga Mercier y laicos como
Toniolo y Volgesang, forma parte del Centro Demócrata Cristiano,
creado en 1917, organismo que quiere difundir el catolicismo
social en Portugal y formar si es posible un movimiento político
que defienda los derechos de los católicos, como ocurría en
Alemania, Italia y Francia. En 1921, Salazar sería diputado del
pequeño grupo del centro.
Sin embargo, la situación es problemática durante la primera
república, ferozmente anticatólica. La crisis económica,
social, política y moral que se vive incentiva en la sociedad y
los grupos de intelectuales a ver en el ejército la institución
que regenere el país con un golpe de fuerza que lleve a la
reforma política o a un cambio antiliberal de la república. El
28 de mayo de 1926 se produce la intervención militar encabezada
por el general Gomes da Costa, sustituido posteriormente por el
general Carmona, un hombre que representaba mejor la
equidistancia entre los reformistas conservadores y los
católicos autoritarios. No obstante, la ausencia de un programa
de regeneración política y el caos financiero producido por una
nefasta administración crean la necesidad de llamar a Salazar
como ministro de Hacienda.
Cuando en 1928 se convierte en el hombre de las Finanzas, exige
poder extraordinario sobre los presupuestos. Su buena labor y
orden en el campo difícil de las finanzas, pronto le convierten
en la estrella del gobierno. En 1932, el mariscal Carmona, que
ejerce de presidente de Portugal le entrega la presidencia del
gobierno. Salazar desde la magistratura del ejecutivo emprende
una labor coherente con su catolicismo y la necesidad de
regenerar el país, poniendo las bases de un régimen superador
del liberalismo democrático. A partir del año siguiente ve
aprobado en referéndum su proyecto de constitución corporativa,
inspirada en las encíclicas Rerum novarum y Quadragesimo anno.
Su proyecto político denominado Estado Novo será el primero que
se inspire tan claramente en las directrices expresadas por el
magisterio de la Iglesia.
El régimen luso estructura su economía de forma corporativa,
aunque no estatista al modo italiano. Sostiene la figura de un
partido único, la Unión Nacional, como vehículo político de
las inquietudes de los portugueses. Sin embargo, aunque consigue
agrupar a un amplio abanico de familias de la derecha lusa. Los
integralistas, favorables a la instauración de una monarquía
tradicional y que ven colmados algunos de sus objetivos, quieren
culminarlos con el cambio de régimen. Por otro lado, Rolao Preto
con sus nacionalsindicalistas pretende una radicalización social
del régimen que le lleve a una mayor cercanía con los Estados
fascistas, siendo reprendido y su movimiento disuelto.
Entretanto, en su política exterior ayuda a la España nacional,
dándoles auxilio, ayuda material y la aportación de varios
miles de "viriatos" al campo de batalla. Durante la II
Guerra Mundial, mantendrá la neutralidad, aunque en firme en su
alianza con Gran Bretaña. Con el país hermano firmará el Pacto
Ibérico, que pondrá fin oficial a una desconfianza histórica
entre los dos países. Sin embargo, en los años sesenta, la
descolonización perturbará la tranquilidad del imperio
ultramarino portugués con el inicio de una interminable guerra
de guerrillas que sangrará al pequeño país. El mantenimiento
del imperio será la máxima de Salazar, quien verá la
desaparición de los enclaves lusos en la India independiente.
Pero en 1968, su estado de salud, ya débil, se empeora por una
caída y tiene que dejar el poder al profesor Marcelo Caetano, un
tecnócrata católico de gran prestigio profesional. Dos años
después moría en Lisboa el fundador del Estado Novo, el primer
Estado Corporativo Católico..
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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