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Literatura alemana hasta Bismarck.
Se trata de la literatura escrita en lengua alemana desde el siglo VIII hasta 1880, incluidas las obras de autores alemanes, austríacos y suizos. Se suele dividir en periodos que corresponden generalmente con el desarrollo de la lengua alemana y el crecimiento y unificación de Alemania como nación
La poesía alemana
Siempre dotada de gran lirismo y vigor nacional, la poesía
alemana pasa de los ingentes poemas épicos a la poesía con un
gran sentido de identidad nacional, llegando al siglo XX con una
lírica que en general seguirá las escuelas impresionistas y
expresionistas.
Desde los orígenes hasta la Reforma
Caracterizada por leyendas y poemas épicos que tratan de
personajes heroicos, reales y mitológicos que unen sus fuerzas
contra unos dioses o un destino adverso, pasando unas aventuras
en las que los héroes loan, a través de sus desventuras, la
identidad nacional.
El renacimiento poético del siglo XIII
Después del Evangelio de Otfried de Wissembourg, no habrá ya
literatura en lengua alemana durante dos siglos. A finales del
siglo XII se produce un renacimiento intelectual y moral que, por
otra parte, alcanza a toda Europa; al mismo tiempo, las Cruzadas
y las guerras entre Estados cristianos favorecen los contactos y
las influencias.
En Alemania, este renacimiento se manifiesta en cinco corrientes
literarias.
Una corriente nacional, que prolonga la poesía heroica de los
germanos; está emparentado con las sagas ("cantares")
nórdicas, y se expresa en el gran poema épico conocido con el
nombre de Cantar de los Nibelungos, cuyos manuscritos más
antiguos se remontan a la primera mitad del siglo XIII. Este
poema, como todas las epopeyas populares, es una obra colectiva
cuya versión se ha ido fijando progresivamente. Sus héroes son
los Nibelungos, reyes del Nibelungenland ("país de las
tinieblas"); poseen un tesoro (Hort) que les es arrebatado
por los reyes burgundios y que le corresponde al héroe,
Sigfrido.
El poema narra las aventuras del héroe, su amistad con el rey
Gunther, esposo de Brunilda, la terrorífica reina de Islandia,
su rivalidad con el burgundio Hagen, su muerte y la venganza que
toma su esposa Crimilda. Esta Ilíada germánica desarrolla
también numerosos temas mitológicos y una concepción del
héroe guerrero sometido al ineluctable Werden
("devenir") del universo, al que los dioses mismos
obedecen puesto que el término es la destrucción apocalíptico
del mundo de los hombres y de los dioses (el Ragnarök,
"crepúsculo de los dioses").
Una corriente caballeresca, imitada del "roman
courtois" y de los ciclos llamados antiguos de la literatura
francesa.
Una corriente satírica, que se limita a la novela de Reinhart el
Zorro,
Una corriente religiosa (prolongación de la poesía nacida en el
siglo VIII, pero esta vez en alemán y ya no en latín).
Una corriente lírica (Minnesang: de Minne, "amor", y
Sang, "canción") que se diferencia de la poesía
amorosa de los trovadores franceses por la inserción en la
canción de variados elementos no amorosos (Cruzadas, culto de la
Virgen María, etc.). Se distinguen el Lied ("poema
cantado"), el Spruch ("poema recitado") y el Leich
("poema cantado" de versificación muy libre).
Del gran interregno (1254) a la Reforma
Los dos hechos políticos fundamentales de este período son el
advenimiento de la casa de Austria (1493) y la revolución
religiosa llevada a cabo por Martin Lutero (1483-1546). En el
siglo XIV, al señor sucede el burgués; a la poesía heroica y
caballeresca, un arte más concreto,más cotidiano, más refinado
también, pero menos vigoroso y menos original. Naturalmente, es
la poesía lírica el género que se desarrolla con más
facilidad.
La poesía lírica canta la vida diaria y las virtudes burguesas:
el Minnesang caballeresco y cortesano cede el sitio al
Meistergesang, a la poesía codificada de los maestros cantores,
organizados en verdaderas corporaciones ramificadas por las
ciudades y cuyos Lieder (plural de Lied, "canto")
tienen acentos más didácticos que poéticos.
El siglo XVI fue el de la Reforma, y el hecho literario más
importante es la traducción de la Biblia por Lutero y sus amigos
( Melanchton, Justus Jonas, Creuziger, Bugenhagen, Urogallus),
terminada en 1534: esta considerable obra dotó a Alemania de una
lengua literaria cuya influencia es aún sensible hoy.
El Barroco
Desde la guerra de los Treinta Años (1618-1648) hasta el
advenimiento de Federico II (1740), la literatura alemana, y en
particular la poesía, atraviesa una fase de declive señalada
por la intrusión del barroco (de origen español) y por la
imitación de los escritores extranjeros, sobre todo los
franceses. La escuela poética dominante en este período fue la
escuela de Silesia, representada por Martin Apis, Paul Fleming y
Johann Christian Günther. Este último, nacido en 1695 o 1698 y
muerto en 1723 en la miseria, es el precursor de los "poetas
malditos" del siglo XIX.
Günther fue el primero, en la literatura alemana, en considerar
que la vida y la poesía debían ser una sola cosa y que lo
esencial era "llevar dentro del pecho al dios de la
poesía". Su obra, publicada después de su muerte, entre
1724 y 1735, es una asombrosa confesión en la que el poeta hace
ostentación de sus pasiones, sus excesos y sus infortunios con
una fuerza que posteriormente causará la admiración de Johann
Wolfgang von Goethe.
El Clasicismo: de Klopstock a Goethe
Es una época caracterizada por su contención emocional,
equilibrio del pensamiento y brillantez de expresión.
El renacimiento poético
La segunda mitad del siglo XVIII, que presencia el desarrollo del
poderío prusiano bajo el reinado de Federico II el Grande
(1740-1786), es el período clásico de la literatura y de la
poesía alemanas. En este período florecieron Lessing, Wieland,
Herder, Goethe y Schiller, el movimiento Sturm und Drang
("Tormenta e impulso", título de un drama de Klinger,
representado en Leipzig en 1777, que dio su nombre al período
prerromántico) y -no hay que olvidarlo- la monumental obra
filosófica de Kant.
Este período desembocó en Hölderlin (1770-1843), en Jean Paul
(nombre literario de Johann Paul Friedrich Richter, 1763-1825) y
en el romanticismo alemán.
Klopstock y la "Empfindlichkeit"
Friedrich Gottlieb Klopstock fue considerado en su tiempo como el
"primer poeta nacional alemán". Desarrolló una
poesía de la sensibilidad (Empfindlichkeit), tomando modelos
ingleses (Milton) y ya no franceses, y creyó haber hallado el
verdadero acento del lirismo religioso. En aquella época, en
Alemania, se rechazaban las influencias francesas y se buscaban
las puras fuentes del sentimiento nacional creyendo hallarlas en
los antiguos bardos.
El Mesías, un poema épico religioso escrito en hexámetros que
empezó a escribir cuando estaba en la escuela y terminó entre
1751 y 1773, dio a Klopstock reputación de genio poético y ha
sido ampliamente traducido e imitado. Sus mejores poemas líricos
están contenidos en Odas (1747-1780), un volumen que reúne
poemas sobre la religión, la amistad y la naturaleza que
incluyen "El lago de Zúrich" y "Celebración de
la primera".
Klopstock escribió también dramas religiosos en verso basados
en el Antiguo Testamento. Su interés por el pasado alemán
encontró expresión en una trilogía de dramas en prosa, La
batalla de Hermann (1769), Hermann y la princesa (1784) y La
muerte de Hermann (1787), en los que se glorifica la figura de
Arminius, o Hermann, un héroe nacional germano del siglo I. Su
poesía influyó en toda una generación de jóvenes poetas,
incluido Johann Wolfgang von Goethe.
Más sutil y más importante fue la influencia de Cristoph Martin
Wieland, que devolvió la mesura a la literatura, ridiculizó los
abusos mitológicos y corrigió los excesos patrióticos;
constituye una transición entre la época de Klopstock y la
época universalista de la escuela de Weimar.
Escribió una obra teatral, Lady Johanna Gray (1758), el primer
drama alemán en verso libre, y ridiculizó su temprana fe en la
novela Las aventuras de don Sylvio de Rosalva (1764). Entre 1762
y 1766, tradujo 22 obras de Shakespeare. Su novela La historia de
Agatón (1766-1767), un relato de la educación de un joven, es
un precedente de la novela psicológica moderna y una
encarnación perfecta de los ideales de la Ilustración.
Una de sus obras más destacadas fue El espejo dorado (1772), un
ciclo de cuentos sobre un soberano ilustrado. Fundó y editó El
mercurio alemán (1773-1810), que se convirtió en el principal
periódico literario, y El museo ático (1796-1809), en los que
publicó sus traducciones de los clásicos griegos y romanos.
Entre sus obras de este periodo destacan Los abderistas (1774),
una sátira de la vida provinciana; y Oberón (1780), un
sofisticado poema épico romántico lleno de espíritu,
considerado generalmente como su obra maestra.
El Sturm und Drang
En literatura la tendencia antirracionalista la encabezaba en el
siglo XVIII el movimiento Sturm und Drang (en alemán,
"tormenta e ímpetu"). Los escritores, en su espíritu
revolucionario, veían las naturaleza como una fuerza en cambio
constante y destacaban los valores humanos por sus pasiones
individuales más que en un espíritu dominado por la razón
universal.
De hecho, el período del Sturm und Drang fue un período de
confusión, y las teorías que entonces se desarrollaron no
carecían de contradicciones. Lo que resulta de todo lo que
entonces se escribió es la idea de que existe una literatura
universal y no unas artes poéticas propias de cada país, y este
tema fue ampliamente desarrollado por el filósofo Johann
Gottfried von Herder (1744-1803), filósofo y crítico literario
y crítico literario alemán, cuyos escritos contribuyeron a la
aparición del romanticismo alemán. Como líder del movimiento
del Sturm und Drang, inspiró a muchos escritores, entre ellos y
muy especialmente a Johann Wolfgang von Goethe, principal figura
de la escuela romántica alemana.
Podemos recordar las siguientes obras: Sobre el espíritu de la
poesía hebraica (1782-1783), Ensayos sobre el origen del
lenguaje (1772), Idea sobre la filosofía de la historia de la
humanidad (1784), Fragmentos sobre la literatura alemana moderna
(1767).
Al final de su vida, Herder rompió con Goethe y con el
clasicismo alemán, y tomó partido por una poesía de corte
didáctico en libros como Cartas sobre el progreso del hombre
(1793-1797). Expuso sus desacuerdos con la filosofía de Kant en
dos libros que no fueron bien recibidos. Con el final del siglo
XVIII la influencia de Herder se fue diluyendo, pero su
contribución a los estudios literarios y al pensamiento
histórico alemán es muy importante. Murió el 18 de diciembre
de 1803 en Weimar.
Johann Wolfgang von Goethe
La inmensa obra de Goethe (1749-1832) prohíbe cualquier
análisis breve. Así pues, aquí no se trata de comentarla o de
describirla, sino de ofrecer al lector algunas líneas mayores de
aproximación. Y como aquí no podemos separar al poeta del
prosista, del dramaturgo, etc., abordaremos esta obra en su
conjunto.
La juventud de Goethe transcurre en Francfort, Leipzig y
Estrasburgo. Es la época del Sturm und Drang, y Goethe participa
fogosamente en el movimiento desde 1773. Admirador de
Shakespeare, elige el género dramático como medio principal de
expresión y aborda como poeta sus primeros temas: Fausto (del
que todavía sólo tiene una idea muy vaga), Götz von
Berlichingen, drama en el que pinta vigorosamente la Alemania
anárquica de finales del siglo XVIII, y Las tribulaciones del
joven Werther, novela epistolar que narra el amor imposible de
Werther, joven y exaltado, hacia Carlota, esposa de un burgués
de cortos alcances, Alberto, que se ha hecho amigo del héroe. No
pudiendo saciar su pasión, el joven Werther se suicida de un
pistoletazo. De hecho, es la transposición apenas velada (a
excepción del desenlace trágico) de la aventura personal de
Goethe con Carlota Buff, en Wetzlar, en la primavera y el verano
de 1772. Alberto no es otro que J. G. C. Kestner, prometido de
Carlota.
En 1775, Goethe se establece en Weimar, donde poco después se le
unen Herder, Wieland y Schiller, y por donde pasaron cuantos
escritores ilustres había en Alemania. En Weimar -donde probó
suerte en el arte de gobernar- Goethe rompe con los excesos de su
juventud; un viaje a Italia consuma su evolución; su dios ya no
es Shakespeare, sino Homero.
Hay un abismo entre el autor de Werther y el de Ingenia en
Tauride (1779), que es la obra de un estilista; hay otro abismo
entre esta tragedia neogriega y la novela filosófica Wilhelm
Meister (1794-1796), que gira en torno al cometido del poeta en
la sociedad. Pero -a excepción, por supuesto, del Fausto- la
obra más interesante de la madurez de Goethe es Herman y Dorotea
(1796), poema idílico cuyo telón de fondo es la Revolución
francesa y que canta los amores de Dorotea, que huye de los
ejércitos de la República, y Hermann, su prometido, hijo de un
rico hostelero. En cuanto a Fausto -que es finalmente el alfa y
la omega de la obra goethiana-, lo estudiamos por separado.
En su vejez, Goethe se vuelve hacia la observación científica
(que, por otra parte, había practicado a todo lo largo de su
vida). Los afinidades electivas mezclan -de un modo bastante
simplista- la psicología interindividual y la química naciente;
la Teoría de los colores (1808) le permite desarrollar las bases
de una futura estética pictórica. Finalmente, es en la vejez
cuando Goethe expresa su afición por la religión mahometana- y
las costumbres del Oriente musulmán.
De ello son fruto las poesías del Diván occidental-oriental
(1814-1815), inspiradas por la lectura del poeta persa Hafiz
(1320?-1389), y que son como el testamento poético de Goethe,
inflamado por una última pasión amorosa hacia una ardiente
morenita, Marianne von Willemer (Suleika en la transposición
poética de Goethe), seducida por los cabellos blancos del poeta
y a la que está dedicado el octavo libro del Diván. Por otra
parte, la propia Suleika escribe un cierto número de los poemas
de esta colección.
Fausto
Este poema dramático fue la obra de toda una vida: comenzado
hacia 1771 fue terminado en 1831, y la edición completa de la
segunda parte tuvo lugar poco tiempo después de la muerte de
Goethe, en 1832.
Las etapas de la composición de Fausto son las siguientes:
1771-1773 (período del Sturm und Drang): composición del Fausto
primitivo, inédito hasta 1887, fecha en que el manuscrito fue
hallado y publicado con el título de El Fausto de Goethe en su
forma primitiva.
En 1790, publicación por Goethe de Fausto, un fragmento, que
deja percibir un tono más sosegado.
Entre 1797 y 1806, Goethe acaba la primera parte de su poema,
cuyos horizontes ha ensanchado (especialmente, bajo la influencia
de Schiller, con quien estaba muy ligado). Es una visión
filosófica del destino de la humanidad, el drama del hombre
rebelde que se vende al mal para convertirse en un dios. La obra
aparece con el título de Fausto, Tragedia. Nosotros la
llamaremos Fausto I.
Entre 1825 y 1831, Goethe escribe, en lo esencial, la segunda
parte de su poema. En esta segunda parte, Fausto no es ya un
rebelde, sino un hombre que acepta todos los significados de la
vida; esta filosofía se expresa por medio de una serie de
visiones simbólicas que desconcertaron a los lectores de Fausto
I, pero que forzosamente han de entusiasmar al lector moderno.
Publicado fragmentariamente en vida de Goethe, Fausto II
apareció en 1832 con el título de Fausto, segunda parte de la
tragedia.
Fuentes históricas y legendarias.
Entre 1480 y 1540 existió en la región de Knittligen
(Würtemberg) un personaje con algo de médico, de alquimista, de
buhonero y de prestidigitador, más fanfarrón que mago, con el
nombre de Jörg o Johannes Faust y que dio que hablar un poco.
Después de su muerte, la leyenda se apodera del personaje, sobre
todo en los ambientes universitarios de Erfurt, de Leipzig y de
Ingolstadt; se le atribuyen mil aventuras fantásticas, y así es
como nace un Libro popular del doctor Fausto cuya edición
impresa más antigua data de 1587 y en el que Fausto es
presentado como un humanista más pagano que cristiano, opuesto
al idealismo místico del luteranismo: es el hombre al que el
deseo de saber arrastra lejos de la fe. El Libro popular fue
objeto de varias versiones posteriores (la última es la de El
Creyente Cristiano, en 1725), en tanto que la leyenda se
popularizaba en los teatros de marionetas (Puppenspiel).
La primera gran transfiguración literaria del personaje es la
obra de Marlowe. Lessing, por su parte, intentó asimismo
describir a Fausto a su manera (el Fausto de Lessing -que
comenzó a escribir entre 1755 y 1768- quedó inconcluso; el
manuscrito del mismo se perdió).
El Fausto primitivo y Fausto I
La evolución del personaje, antes de que Goethe se apodere de
él, es sensible: en el Libro popular, Fausto es un tipo mediocre
que vende su alma al diablo y que camina ineluctablemente hacia
la condenación; en Marlowe, ya es un rebelde poderoso, pero
condenado; en Lessing, un héroe científico (bastante poco
"poético", por otra parte). El Fausto primitivo nos
presenta mucho más que a un simple héroe. Fausto es ahora el
hombre rebelde no solamente contra la mediocridad y la ignorancia
de la sociedad en que vive -mediocridad encarnada por el
personaje de Wagner, el profesor tradicional-, sino también
contra los límites de la naturaleza humana que se arrodilla ante
un dios personal.
Progresivamente -entre 1775 y 1807-, el pensamiento y las
intenciones de Goethe evolucionan; el Fausto primitivo del Sturm
und Drang, que es una especie de Werther del conocimiento, se
transmuta en un símbolo de la humanidad y de su destino. El
Fausto I plantea el problema de la libertad y de la salvación,
de la concordancia entre la necesidad universal y la libertad
individual. Fausto escapa de la condenación -en los últimos
versos del poema- porque es libre;su amor por Gretchen
("Margarita") está referido a su libertad (amor
dramático que conduce a la joven a matar a su madre y al hijo
ilegitimo de sus amores con Heinrich, es decir, con Fausto, y a
la muerte redentora), y a este amor parece deber su salvación,
puesto que Fausto, a punto de hundirse en el universo del mal en
el aquelarre de la Noche de Walpurgis, tiene la visión de
Gretchen decapitada, visión que desencadena en él el
remordimiento (pero no el arrepentimiento cristiano) y que lo
arrastra hacia la mazmorra de la joven, salvada en un éxtasis
místico por la misericordia divina. En cuanto a Fausto mismo, su
suerte queda confusa: ciertamente, Mefistófeles lo arrastra
fuera de la mazmorra, pero el contacto con Dios no está
interrumpido, puesto que los últimos versos dejan presagiar la
salvación.
Desde el punto de vista de la composición, Fausto I es un
universo imposible de analizar en unas pocas líneas. La trama de
la tragedia es universalmente conocida: el viejo doctor Fausto,
decepcionado de la conciencia tradicional en su busca de la
verdad y del poder, se vuelve hacia la magia. Hace un pacto con
Mefistófeles, que le da la eterna juventud y lo lleva de placer
en placer; así, con el nombre de Heinrich, conquista a Gretchen
y la arrastra al crimen (envenenamiento de su madre, asesinato
del hijo que lleva en su seno) y a la muerte (encarcelada por
infanticida, encuentra en la prisión la serenidad y la
salvación).
La obra fue concebida como una vasta ópera, casi diríamos como
un filme cuyas "secuencias" se titularían: Gabinete de
trabajo, La Taberna de Auerbach de Leipzig, Cocina de brujo, La
alcoba de Gretchen, La Noche de Walpurgis, Una mazmorra, etc. (el
texto comprende 23 escenas de este género, precedidas de una
Dedicatoria, de un Prólogo en el teatro, en el que se define el
cometido del poeta, y de un Prólogo en el cielo, en el que tiene
lugar una apuesta entre el Señor y Mefistófeles: lo que se pone
en juego es justamente el alma de Fausto). El texto, en verso y
en prosa, a veces dialogado y a veces en forma de largos
monólogos, es de una variedad prodigiosa: en él hallamos,
alternativamente, lirismo, ironía, humor, pintoresquismo,
obscenidades, vuelos filosóficos, pasajes simbólicos, etc.
(como ya hemos dicho, es un gran poema dramático mucho más que
una pieza teatral). Los críticos han sabido reconocer muchas
alusiones a la epopeya interior del propio Goethe, reminiscencias
e influencias de sus lecturas o de sus amigos (así, Schiller).
- Fausto II
El vínculo con Fausto I es el siguiente: Fausto -sin duda
paralizado y aniquilado por la desdichada experiencia del amor,
terminada con la muerte de Gretchen- se despierta en la
naturaleza ("¡Oh Tierra ... ! Tú respiras a mis pies en un
resurgir de frescura. Ya empiezas a rodearme de
alegría..."); Mefistófeles sigue presente, pero desde el
comienzo de la tragedia queda bien claro que ya no es más que un
comparsa, un observador de la Odisea fáustica. Pues quien ahora
está ante nuestros ojos no es ya un rebelde que quiere dirigirse
directamente a Dios, sino un hombre que va a buscar su razón de
ser, su significado, en una serie de experiencias expuestas en
términos simbólicos: el "gran mundo" del poder y del
Estado, representado en el primer acto por las escenas en el
palacio imperial (del emperador Maximiliano), la Belleza ideal,
encarnada por Helena de Troya, reencontrada en el curso de un
aquelarre mitológico (La Noche de Walpurgis clásica),
orquestada por Homunculus, ser artificial, fabricado con gran
acompañamiento de química por Wagner -el viejo profesor- en una
retorta de laboratorio, y finalmente el mundo de la acción, en
el que Fausto, habiendo cobrado plena conciencia de sí mismo por
la posesión mística de Helena, se convierte en una especie de
pionero que coloniza un territorio para el bien de la humanidad.
Esta realización de sí mismo por la acción consuma el ciclo de
la redención de Fausto: el héroe, convertido en -el que se
esfuerza constantemente y busca en medio de la fatiga-, puede ser
salvado del Maligno.
Fausto I pretendía ser un superhombre, no vacilando para ello en
perderse por toda la eternidad; Fausto II se contenta con no ser
más que un hombre entre los hombres. Para Goethe, este cambio es
positivo; pero el lector puede quedar seducido por el que duda y
niega constantemente, por ese Mefistófeles cínico que es
quizás el centro mismo del drama.
Friedrich Hölderlin
Friedrich Hölderlin (1770-1843), poeta, discípulo de Goethe y
de Schiller, helenista de calidad, tuvo un destino trágico. Pese
a algunas amistades entusiastas, no logró adaptarse
materialmente a una sociedad que "no estaba hecha para los
poetas". Su salud mental y física se trastornó muy
rápidamente y, afectado de melancolía depresiva en 1802, vivió
prácticamente fuera del mundo, en un extravío completo, en casa
de un carpintero de Tubinga, hasta su muerte en 1843.
La gran pasión (más o menos platónica) de su vida fue la mujer
de un banquero de Frankfurt, Susana Gontard, a la que él cantó
con el nombre de Diotima y que murió en 1802 (poco después de
su primera crisis de "locura", que le hizo ir -a pie-
de Burdeos a Nürtingen).
La poesía de Hölderlin se caracteriza por una intensa
subjetividad, pero al mismo tiempo sus cualidades expresivas se
ven atemperadas por la contención y el equilibrio del clasicismo
griego. No usaba rima, en su lugar escribía con una forma
poética flexible conocida más tarde como verso libre.
Es famoso sobre todo por sus poesías líricas, entre las que se
encuentran "An die Hoffnung" ("La esperanza")
y "Der blinde Sänger" ("El aeda ciego"), y
por alguna obras más amplias como, además de la novela Hyperion
(2 volúmenes 1797-1799), de la que ya hemos hablado, la tragedia
inacabada Empédocles (1798-1799).
El siglo XIX: Romanticismo, Realismo, Naturalismo
El romanticismo, en la literatura de Alemania, como en la de
otros países, fue el resultado de una fusión de elementos
políticos, filosóficos y artísticos. Las guerras napoleónicas
despertaron en los escritores alemanes un nuevo sentido de la
identidad nacional, mientras crecía su admiración por
individuos heroicos como Napoleón y Ludwig van Beethoven.
En el siglo XIX, más que en cualquiera de los períodos
anteriores, la separación entre la "poesía" y la
"prosa" es artificial en lo que concierne a la
literatura alemana; por otra parte, seria imposible hacer un
estudio serio del siglo XIX literario sin tener en cuenta la
multitud de interacciones y de influencias.
El Romanticismo
A veces, el romanticismo alemán es presentado como una
prolongación natural del Sturm und Drang y de las doctrinas de
la escuela de Weimar, (ciudad que, durante la mayor parte del
siglo XVIII y en la primera década del siglo XIX, fue el centro
cultural más sobresaliente de Alemania y el lugar de residencia
de figuras literarias tan destacadas como: Johann Wolfgang
Goethe, Johann Gottfried von Herder, Johann Christoph Friedrich
von Schiller y Christoph Martin Wieland,), el argumento esencial
de este juicio es que dichos escritores habían hecho desaparecer
intencionadamente las fronteras tradicionales de la literatura,
que habían introducido en ella la búsqueda de lo absoluto, el
misticismo y el simbolismo, tomando como guías a los autores de
la Antigüedad clásica.
La palabra "romanticismo" está ligada, ante todo, a la
idea de "novelesco"; el género romántico por
excelencia es la epopeya, imagen de una época y de una sociedad.
El arte romántico -según los hermanos Schlegel- es un perpetuo
"devenir" (werden), una tradición repartida entre el
espectáculo de la naturaleza eterna y las aspiraciones inquietas
hacia el infinito (cristianismo). Puesto que debe tender hacia lo
absoluto, la poesía no puede admitir ningún límite, ninguna
frontera, ningún marco. De ahí las características generales
de la literaturabromántica.
Explosión de los grandes géneros literarios (la poesía invade
la novela y el drama): el sentimiento de lo absoluto es un estado
de alma al que apenas si se llega, confusamente, por el ensueño.
Orientación lingüística de la poesía: la expresión racional,
descriptiva, de los sentimientos permite la introducción de la
expresión musical (la fusión de la música y la poesía será
llevada a cabo en la ópera wagneriana) y la prosodia alemana -el
arte de componer versos como se compone la música- no llegó a
constituirse verdaderamente hasta esta época.
Redescubrimiento de lo inmediato poético, tal como se expresa en
las viejas epopeyas, los cuentos populares, la poesía
involuntario, la ironía y el "humor".
Novalis (forma latinizada de Hardenberg, que significa
"nuevo yacimiento minero") es el seudónimo de
Friedrich von Hardenberg. Admirador de Schiller y de Fichte,
prometido en 1795 a una jovencita, Sophie von Kühn, que murió a
la temprana edad de 15 años (en 1797), Novalis llega a
convertirse en el más notable representante del romanticismo
alemán,
Su estética, inspirada en el filósofo y pedagogo alemán Fichte
(1762-1814), se basa en una idea que tendrá amplia resonancia:
la lógica -es decir, el arte de pensar y de crear mediante el
pensamiento- debe dejar paso a la fantástica, que es el arte de
crear mediante un acto espontáneo del yo.
Esta doctrina -que reaparece en la teoría del poeta vidente de
Rimbaud- alimenta su Diario íntimo y se expresa especialmente en
los Himnos a la noche (escritos en 1797; publicados en 1800),
inspirados por una visión que el poeta creyó tener de Sophie,
la novia muerta, en la noche del 13 de mayo de 1797. Los Himnos,
en los que se realiza a la perfección la unión de la música y
de la poesía, cantan "la eternidad de la noche
nupcial", a Sophie, el cristianismo y la "nostalgia de
la muerte"; son el punto de partida de una corriente
poética propia de la literatura alemana y que llegará a su
plenitud en la obra de Rainer Maria Rilke.
La poesía alemana después de 1830
La Joven Alemania. El movimiento de las ideas tras la caída de
Napoleón I y el triunfo en Europa de la reacción se explican en
parte por las circunstancias políticas.
La escuela literaria que se desarrolla hacia 1830 es liberal; el
titulo que se dio a sí misma (la Joven Alemania) tiene su origen
en una frase del critico Ludolf Wienbarg (1802-1872): "A ti,
Joven Alemania, y no a la vieja, dedico estas
disertaciones." Era también el nombre de una sociedad
secreta revolucionaria, organizada por el patriota italiano
Mazzini (1804-1872) sobre el modelo de la Joven Italia.
Tampoco faltó mucho para que los escritores de este grupo fuesen
proscritos y censurados. Ellos expusieron un individualismo a la
manera de los filósofos del siglo XVIII, y reclamaron el derecho
a la tolerancia y la igualdad, llegando a veces hasta un cierto
grado de anarquismo. El antisemitismo no les dejó a salvo: sin
duda, ellos fueron los primeros escritores tratados de
"judíos alemanes".
La Joven Alemania fue, sobre todo, una escuela de prosistas y de
dramaturgos, dado que la novela y el teatro son los géneros más
favorables para la expresión de temas de tesis; pero la historia
literaria ha casi olvidado las Cartas de París (1831-1834) de
Loeb Baruch (1786-1837), las novelas y los dramas filosóficos de
Karl Gutzkow (1811-1878), para retener -no sin algunas
reticencias, a veces- la obra poética de Heine (1797-1856).
Heinrich Heine es llamado, frecuentemente, poeta francoalemán:
perseguido por pertenecer a la escuela de la Joven Alemania, por
sus ideas liberales y por ser judío, acabó por exiliarse en
París (1831), donde murió en 1856. De su vida, recordemos,
además de las persecuciones imperiales -que le impusieron las
tribulaciones propias de un "judío errante"-, unas
relaciones difíciles con una familia prosaica de comerciantes y
banqueros, y su amor (no correspondido) por su prima Amelia Heine
y por la hermana menor de ésta, Teresa. Una y otra acogieron sus
galanteos con risas y burlas; él evocó más especialmente a
Amelia en sus obras líricas.
Los dos títulos más importantes de Heine son los Cuadros de
viaje (1824-1831) y el Libro de Canciones (1827-1844).
Los Cuadros de viaje son relatos de viaje, en prosa o en verso,
en los cuales Heine desarrolla sus doctrinas literarias,
políticas y sociales, interrumpiendo sus análisis de poemas a
medio camino entre el impresionismo y el simbolismo. La violencia
de su tono les valió ser prácticamente prohibidos en toda
Alemania.
En cuanto al Libro de Canciones, que contiene el célebre poema
de la Lorelei, nombre de una célebre roca de la ribera del Rin,
ligada a la leyenda de los Nibelungos, es una colección lírica
en la que Heine, que detestaba el arte indeterminado e incierto
del Romanticismo, agrupó numerosas piezas, escritas con
virtuosismo y cuyos diversos temas (lamentos amorosos,
supernaturalismo, etc.) han inspirado a más de un músico (Heine
es el poeta alemán que más veces ha sido puesto en música).
El teatro alemán
Las primeras manifestaciones teatrales tuvieron lugar en las
iglesias o en las plazas y eran historias religiosas,
acompañadas de bailes y canciones populares.
El teatro alemán está siempre muy marcado por las ideas
políticas, sobre todo el del siglo XIX, con piezas dotadas de un
gran realismo psicológico.
De los orígenes al advenimiento de Federico II
Época de cambios que influyen en los actores y en las obras
hasta que la corte se decide a introducir en sus costumbres las
representaciones teatrales y a proteger el mundo del
espectáculo.
Las primeras obras dramáticas fueron escritas en latín por
clérigos, a excepción de los dramas edificantes de Hroswitha,
monja de Gandersheim, Sajonia, que quería oponer la
"castidad de las vírgenes santas" a la "lascivia
de las mujeres impúdicas"; son ya obras inspiradas en las
Sagradas Escrituras, dramas litúrgicos.
La lengua vulgar (alto alemán) no aparece hasta el siglo XIII,
alternando con el latín, al que después sustituye
definitivamente. Los juegos, los misterios, se trasladan -como en
Inglaterra y en Francia- del pórtico de la iglesia a la plaza
pública, con lo cual pierden en religiosidad pero, ganan en
interés dramático.
A partir de la guerra de los Treinta Años, los escritores
alemanes se vuelven hacia otros maestros: los holandeses y los
franceses.
Formación de un teatro nacional: Goethe y Schiller
Sin duda fue la gran influencia que las obras de Goethe y
Schiller tuvieron sobre el teatro alemán la que animó a la
formación del gran teatro nacional.
La escuela literaria llamada "escuela sajona"
(Gottsched, 1700-1776) intentó romper con la Edad Media y
desarrollar en Alemania el "gusto francés". La mujer
de Gottsched (Victoria Culmus) trató de imponer a Racine,
Voltaire, Molière, Destouches, etc., al público de Leipzig.
Después, los autores dramáticos alemanes se lanzan rápidamente
a la imitación de sus homónimos ingleses; el resultado de estos
esfuerzos es la obra de C. F.Weisse (1726-1804), que proponía
tomar de los clásicos franceses el arte de la composición y de
los isabelinos el de los grandes efectos trágicos. Pero antes de
Lessing es imposible hablar verdaderamente de un teatro alemán.
Lessing
Gotthold Ephraïm Lessing (1729-1781) fue primeramente en su
juventud, en Leipzig, seguidor de la escuela de Gottsched; sus
dramas de juventud, anteriores a 1755, son de gusto francés.
En 1770 se trasladó a Berlín, donde se convirtió en la cabeza
de un grupo que comprendía, además de a su pariente Mylius, a
los colaboradores de la revista titulada Briefe die neueste
Literatur betreffend (Cartas sobre la literatura moderna,
1759-1765): Johan Christoph Friedrich Nicolai (1733-1811), Moses
Mendelssohn (1729-1786), Thomas Abbt (1738-766). La carta XVII
(Gottsched considerado como reformador del teatro alemán)
desarrolla las teorías literarias de Lessing:
El teatro francés, "amable, tierno y amoroso", no
conviene al temperamento alemán, que busca lo "grande,
terrible y melancólicos".
La primera cualidad del dramaturgo es la sencillez y la
concisión: hay que desterrar las tiradas declamatorias, propias
de la tragedia clásica, las costumbres extranjeras que son
incomprensibles para los espectadores.
Hay que dirigirse al público de la época: el modelo por seguir
es el del drama burgués, tal como Diderot -admirado por Lessing-
lo escribió, y volverse hacia Shakespeare o hacia los autores
del Renacimiento español, utilizando para las necesidades de la
composición todas las libertades escénicas (repulsa de la
famosa regla de las tres unidades).
Lessing llevó a la práctica estas teorías. Sus dos obras
indiscutiblemente más conseguidas son:
Minna von Barnhelm (1767) y Emilia Galotti (1772). Finalmente,
con Nathan el Sabio (poema dramático, 1779), Lessing se muestra
como precursor de Goethe: plantea en términos dramáticos el
problema de las relaciones entre el individuo y la religión,
dando a las ideas abstractas una presencia que anuncia al primer
Fausto.
El teatro del Sturm und Drang
Sturm und Drang es el titulo de una comedia dramática de Klinger
(1752-1831); esta expresión sirve para calificar -como ya hemos
visto- un período de intensa actividad literaria en el que, por
otra parte, participaron Goethe y Schiller.
Las obras dramáticas de esta escuela, volviendo la espalda
igualmente a la helada imitación de los franceses y al teatro
mesurado y burgués de Lessing, son desordenadas, exaltadas y, a
fin de cuentas, un tanto infantiles. Pero estos "balbuceos
de niño" prepararon el advenimiento de Schiller y de
Goethe.
Schiller
Friedrich von Schiller (1759-1805). Al período del Sturm und
Drang pertenecen las tres primeras obras dramáticas de Schiller,
que proceden de una misma intención política: Los bandidos, La
conjuración de Fiesco, Intriga y amor son obras de tesis,
apasionadas y desmañadas, carentes de unidad y de sentido
dramático, con personajes artificiales y exagerados.
Al mismo período pertenece Don Carlos (terminada en 1787) que,
pese a los defectos que le reconoce Wieland, es la primera obra
verdaderamente atrayente de Schiller.
En 1787, Schiller llega a Weimar y allí conoce a Goethe, con
quien, evidentemente, sueña con igualarse. Entonces se vuelve
hacia la historia y la filosofía y escribe La Rebelión de los
Países Bajos confederados contra la gobernación española
(1788), La Historia de la Guerra de los Treinta Años (1793), De
la Gracia y de la Dignidad (1793), Cartas sobre la educación
estética del hombre (1795-1797), De la poesía ingenua y de la
poesía del sentimiento (1795-1796).
Tras esta fase de reflexión, en el curso de la cual fue nombrado
profesor de Historia de la Universidad de Jena, Schiller pasó de
la teoría a la práctica. Volvió la espalda a las tesis de
Lessing y al drama burgués, para proyectar un teatro culto,
inspirado en Shakespeare, Sófocles y Racine, un teatro que fuese
la representación simbólica de la vida y del destino del hombre
entre sus semejantes.
De este último período datan sus obras maestras: Wallenstein,
María Estuardo, La Doncella de Orleans, Guillermo Tell, etc.
En todos estos dramas, más eruditos que poéticos, Schiller supo
dar pruebas de la maestría que confiere a un escritor su plena
madurez; preocupado por su deseo de recrear la tragedia antigua,
pensaba dar a la literatura alemana lo que le faltaba: un teatro
nacional. Pero careció de los medios necesarios, y sólo le dio
unos principios dramáticos ilustrados.
El teatro alemán en el siglo XIX
De lo que precede se puede sacar una conclusión evidente: a
principios del siglo XIX no hay todavía en Alemania una gran
tradición dramática; no hay nada que se parezca al teatro
isabelino inglés, al teatro del Renacimiento español, al teatro
clásico francés.
El Romanticismo
Hacia 1800, la literatura dramática europea tiene sus géneros
(tragedia, drama, comedia), sus reglas (corte de la acción en
actos y en escenas, distribución de las "fuerzas
vivas" de la obra entre personajes principales y
secundarios, etc.), su práctica (escenificación, decorados,
etc.), todo lo cual es incompatible con las doctrinas
románticas, que preconizan la confusión de los géneros y el
recurso a lo maravilloso.
De hecho, el género dramático fue el punto más débil del
Romanticismo; aquí nos limitaremos a algunas observaciones de
orden general.
- Los hermanos Schlegel beben todavía en las fuentes de la
Antigüedad (Ion, 1802, de A. W. Schlegel, autor, por otra parte,
de una notable traducción de Shakespeare; Alorcos, de F.
Schlegel, 1802). Y si Tieck (1773-1853) supo escribir unos
Cuentos dramáticos originales (Barba Azul, El gato con botas,
Caperucita roja), llenos de ironía y de fantasía, Brentano y
Achim von Arnim imitan sobre todo a Shakespeare y a Calderón.
- El principal escritor dramático del romanticismo es Heinrich
von Kleist (1777-1811); este genio atormentado (se suicidó
arrojándose al lago de Wannesee con una joven, Henriette Vogel),
que fue, junto con Tieck, el creador de la novela corta alemana,
ha dejado una obra vigorosa, cuyos personajes,
extraordinariamente concretos, como los de Shakespeare, se
expresan en un diálogo rico y sabroso. Goethe emitió a
propósito de él el juicio siguiente: Kleist trabaja "por
un teatro que ha de llegar, es decir, por un teatro que no
llegará nunca".
El teatro en la época Biedermeier
Lo que en Alemania se llama "época Biedermeier" abarca
los años 1820-1850.
El principal dramaturgo Biedermeier es el vienés Franz
Grillparzer (1791-1872), quien, tras haberse dejado tentar por el
barroco, dio en el estilo clásico (Safo, 1818; El Vellocino de
oro, 1821) y después en el drama nacional (austriaco). Fue un
verdadero hombre de teatro, con un gran sentido de la escena y
del diálogo. Los demás autores dramáticos de la época son
menores (aunque, como Nestroy, tengan una abundante producción).
Hay que señalar que Biedermeier es también la época del
nacimiento del vodevil (Karl von Holtei, 1798-1880) y de la
comedia burlesca en Viena (Nestroy), Berlín (Kalisch, Angely),
Hamburgo (Jakob Heinrich) y otras ciudades.
La novela alemana
Resaltamos aquí los diferentes periodos por los que pasa el
desarrollo de este género en la literatura alemana, según sean
unos u otros los acontecimientos políticos y sociales del país
y domine o no una corriente europea o seamos testigos del
nacimiento de un nuevo movimiento, con lo que de innovador tiene
siempre una iniciativa de esta índole.
La prosa alemana antes del advenimiento de Federico II
Coinciden en este periodo el nacimiento de dos corrientes muy
importantes en el pensamiento literario alemán y que están
ligados a la figura política de un rey que, sin duda, tuvo un
gran poder de seducción para con los artistas de la época.
El Renacimiento y el Barroco
El Renacimiento (siglo XVI) es un hecho de civilización de
origen italiano. Con el desarrollo de la cultura latina y griega
se propagaron por Europa occidental las doctrinas romanas. Pero
la Reforma tuvo una consecuencia cultural capital: apartó la
Alemania luterana de la Europa italianizada.
Hay que esperar a Goethe para que se produzca, con dos siglos de
retraso respecto a la Europa occidental, el descubrimiento de
Italia y de las fuentes originales de la civilización latina.
La literatura de esta época es ante todo ideológica. En prosa,
las obras literarias originales son escasas y las traducciones se
multiplican. Entre una multitud de fabulistas cuentistas más o
menos afortunados, se destaca la importante figura de Johann
Fischart, que puso en verso la leyenda popular (bajo-alemana) de
Till Eulenspiegel (Till el travieso), escribió numerosas obras
polémicas y satíricas y adaptó al alemán el primer libro de
Gargantúaando y amplificando, a gusto de su poderosa fantasía,
los temas de Rabelais
El Barroco (1640-1740). El término "barroco" califica
una visión exagerada y deforme de las cosas y se utiliza para
definir determinados aspectos de las artes plásticas del siglo
XVII, se aplica a la literatura alemana a partir de 1640
aproximadamente. Apis sobre las letras a principios del siglo
XVII, inauguró un clasicismo prebarroco
Los novelistas barrocos alemanes van a buscar sus modelos al
extranjero, y especialmente a Francia. El éxito del Amadís, la
más célebre novela de caballería española (obra de García
Rodríguez de Montalvo, publicada hacia 1508 en Zaragoza y
traducida al alemán a finales del siglo XVI), perdura todavía
después de la guerra de los Treinta Años. Inspira toda una
serie de "novelas cortesanas" en las que aparecen
reyes, señores y altos personajes diversos.
La novela picaresca es el género literario propio de una
sociedad perturbada y anárquica. Este género se extiende en
España con el hundimiento de la monarquía tras la muerte de
Felipe II, y en Alemania después de la guerra de los Treinta
Años.
La Aufklärung
El advenimiento de Federico II señala un cambio de rumbo en la
historia de la literatura alemana. Este rey, que pretendía
estimar y admirar únicamente lo extranjero, que se sentía -a su
manera- hijo espiritual de los enciclopedistas franceses, dio el
primer toque de llamada al sentimiento nacional. Los escritores
respondieron.
El período que estudiamos aquí se extiende sobre la segunda
mitad del siglo XVIII, y coincide en parte con la época del
Sturm und Drang, que abarca los años 1767-1785. Dos grandes
movimientos señalan esta importante fase de la literatura
alemana: la Aufklärung ("filosofía de las Luces") de
1720 a 1785, con Gottsched, Lessing, Wieland, etc., y, de otra
parte, la escuela de la Empfindlichkeit (escuela de la
"sensibilidad"), cuya cabeza es Klopstock, de 1740 a
1785.
El siglo XVII europeo había fundado su cultura en la religión,
la monarquía y la tradición. El siglo XVIII, en cambio,
difundió las ideas de tolerancia, de libertad de pensamiento y
de libertad política. Nacido en Inglaterra, este movimiento
cultural llegó a Francia, donde se desarrolló con la mayor
brillantez (los "filósofos") y a Alemania, donde se le
llamó Aufklärung y presenta los caracteres siguientes:
Es una literatura "comprometida" políticamente, que
utiliza los medios literarios más diversos para exponer sus
puntos de vista; es la época de las novelas filosóficas, de las
sátiras sociopolíticas, de los escritos críticos.
La literatura abandona las cortes y las academias para pasar a la
vida cotidiana de la burguesía; es la gran época de las
revistas, en las que aparecen relatos breves, ensayos morales,
consideraciones sobre la vida cultural y política, sobre la
evolución de la condición femenina, sobre los problemas que
plantea la creación artística, etc.
Novela y Novela corta desde el Sturm Und Drang hasta mediados del
siglo XIX
Ponemos de relieve los matices que adquiere una novela que hasta
ahora ha estado bajo la influencia de unos hechos y que, a partir
de la nueva y relevante corriente "Sturm und Drang", se
ve impregnada de una nueva filosofía con un claro modelo
francés.
El Sturm und Drang
Este importantísimo periodo de la literatura alemana
(1767-1785), cuyo comienzo puede ubicarse en la publicación de
los Fragmentos sobre la nueva literatura alemana de Herder
(1767), es rico en obras poéticas y dramáticas que pretenden
estar por encima de todas las reglas (es el tiempo de los
"genios originales", según la terminología del
filósofo Lavater). La prosa está reservada a los ensayos
(estéticos o críticos) y, accesoriamente, a la novela (Werther
es una excepción).
Los filósofos y los poetas del Sturm und Drang preconizaron el
retorno a la naturaleza y la primacía del sentimiento. Su modelo
fue Rousseau, que era verdaderamente el inspirador de todos los
escritores de esta generación ( Schiller, Herder y Goethe, en
particular). La conciencia filosófica de los escritores del
Sturm und Drang fue Johann Gottfried Herder (1744-1803).
Admirador -como muchos otros- de la Biblia y de los poemas
homéricos, considerando la poesía y más generalmente la
literatura como un hecho de civilización ligado al devenir de la
sociedad que la ha producido, aplicó atinadamente el método
histórico a la crítica literaria y a la lingüística (el
lenguaje, hermano mayor de la poesía).
La novela más famosa del Sturm und Drang es, sin discusión, Las
tribulaciones del joven Werther (1774-1782), de Goethe.
Este retorno a la novela sentimental, puesta al gusto del día
por la crítica de la sociedad, y el amor a la naturaleza,
caracterizado por el lugar preponderante que se concede al sujeto
individual, se halla también en Friedrich Heinrich Jacobi
(1743-1819), autor de los Papeles de Eduardo Allwill (1775-1776),
dirigidos contra la doctrina de los "genios
originales"; en Karl Philipp Moritz (1756-1783), autor de
Anton Raiser, novela autobiográfica de tendencia
"lacrimosa"; en Johann Jacob Wilhelm Heinse
(1746-1787), autor de la primera novela libertina alemana.
El Clasicismo y el Romanticismo
Estas dos escuelas son contemporáneas. La primera corresponde a
la escuela de Weimar, en torno a Goethe y Schiller; se inicia en
1788 con el establecimiento de Goethe en Weimar.
La segunda está más dispersa, puesto que los cenáculos
románticos se desarrollan en Jena, Berlín y Heidelberg a partir
de 1798. El Clasicismo muere con Goethe en 1832; el Romanticismo
perdura en Berlín hasta finales de los años treinta.
La prosa clásica
La filosofía clásica se basa en una visión kantiana de la
realidad: existen unos absolutos (lo Verdadero, lo Bueno, lo
Bello), que el espíritu humano no puede conocer directamente
pero que son la razón de ser del universo material y moral en
que el hombre está situado; el cometido del pensamiento es la
puesta en orden de todos los datos de nuestros sentidos, conforme
a los marcos generales de la mente humana.
En el plano literario, esta filosofía conduce a un arte regular,
respetuoso de ciertas formas preeminentes (las formas antiguas),
que tiende a lo universal. Ya no se trata de la subjetividad de
Werther, ni de abandonarse sentimentalmente a la naturaleza, sino
de edificar un universo poético armonioso y total.
La doble preocupación por lo ideal y por la imitación de los
antiguos, en los cuales la "novela" estaba poco
difundida, explica que los clásicos no se aplicasen a la
literatura en prosa, media hermana de la poesía -como la
calificó Schiller-, "forma impura" (unreine Form)
según Goethe. Por eso la novela va a tomar en los clásicos el
aspecto educativo (Wilhelm Meister es el tipo más logrado); se
convierte en representación simbólica de los esfuerzos del
hombre por alcanzar un determinado ideal, está más cerca de la
epopeya que del relato.
Tal es el caso, especialmente, de Hyperion de Friedrich
Hölderlin. El joven héroe marcha a Grecia en busca de la
belleza, y allí sólo encuentra una cruel indiferencia; con un
compañero más maduro y más desilusionado, Alabanda, recorre
ansiosamente el mundo helénico y es presa de una exaltada
pasión por Diotima, que también está devorada por la búsqueda
de un ideal absoluto; ella morirá cuando Hyperion parta de
Grecia hacia Alemania, donde sufre más aún al ser groseramente
incomprendido. Hyperion se vuelve entonces hacia la naturaleza y
descubre en ella, de un modo casi místico, la armonía del
macrocosmos.
Junto a estas novelas "clásicas" subsisten tendencias
novelísticas que se remontan al Aufklürung y a la novela
sentimental (Wieland, Thümmel, Lafontaine).
Johann Paul Friedrich Richter
Este autor (1763-1825) es conocido con el nombre de Jean Paul.
Recogió el problema de las contradicciones entre lo real y lo
ideal, de la busca de un absoluto en el que todo seria
únicamente orden y belleza, de un modo enteramente nuevo. Se
salvó de la angustia tipo Hölderlin por un proceso que el
psicoanálisis conoce bien: el ensueño y el humor.
Para situar a Jean Paul en su verdadero lugar, podemos partir de
una novela corta escrita por él en diez días, en 1790, cuando
era maestro en Schwarzenbach: La vida del alegre maestro de
escuela Maria Wuz en Anenthal. Maria Wuz pertenece a una familia
de maestros, una familia prosaica, mezquina, entregada a lo
material y a la realidad cotidiana; se enamora de una joven,
Justel, y guarda para sí mismo este sentimiento, que le llena de
felicidad y le inspira un libro que él titula Las alegrías de
Werther, por oposición a la lacrimosa obra de Goethe. Entonces
descubre lo que tantos héroes románticos o clásicos buscan sin
esperanza: que la felicidad consiste en desarrollar sin medida el
propio universo interior, en una especie de ensueño permanente
que acaba por coincidir con la realidad.
Efectivamente, se casa con Justel, y en lo sucesivo "el
mundo exterior y su mundo interior se completan como las dos
conchas de una ostra y lo encierran como encierran el
molusco". El Dasein, "estar ahí", de Wuz se
desenvuelve así en una felicidad ininterrumpida, y él muere en
medio de sus recuerdos de infancia, dispuestos sobre su lecho
como juguetes.
Esta interpretación del ensueño y de la realidad es la marca de
todas las obras de Jean Paul, que son como un inmenso delirio.
Las novelas oníricas de Jean Paul chocaron al público y a los
críticos del siglo XIX, porque éstos pensaban que una
"novela" debía tener una unidad, unos personajes bien
tipificados, un relato seguido, unas descripciones armoniosas.
Pero su mayor éxito lo alcanzó con la novela sentimental
Hesperus (1795). Y para los críticos, Titán (4 volúmenes,
1800-1803), una novela que contiene elementos autobiográficos y
que discute las ideas revolucionarias de la época, es
considerada su mejor obra. También publicó ensayos, reseñas
críticas y varias obras teóricas, como Preestadio de la
estética (1804), sobre la poesía, y Levana (1807), un corto
tratado sobre la educación. Su autobiografía inacabada es
considerada su mejor obra romántica.
El Romanticismo
"Yo llamo romántico a todo lo que nos expone una materia
sentimental con ayuda de una forma fantástica, creación de la
imaginación", escribía Friedrich Schlegel, uno de los
teóricos del romanticismo alemán. "Romanticismo igual a
arte de la novela", escribía por su parte Novalis. Así, la
novela parece ser el género literario por excelencia de la
escuela que apela, en esta ocasión, al Wilhelm Meister de
Goethe, a las novelas de Jean Paul y el Ardinghello de Heinse.
Es un rasgo característico del romanticismo alemán el haber
considerado la novela, en su forma más amplia (obra de
imaginación), como el género literario por excelencia.
La época Biedermeier (1820-1850) y la Joven Alemania
(1830-1850)
Hacia 1830 se produce en el arte de la novela una evolución muy
sensible; las obsesiones poéticas y metafísicas se borran ante
el afán de pintar la realidad cotidiana. En un cierto sentido,
se puede decir que la novela corta tiende a ganar terreno a la
novela, y, si las obras de autores como Gotthelf (1797-1854) e
Immermann (1796-1840) están todavía teñidas de didactismo, las
novelas de Stifter (1805-1868) -un Biedermeier retrasado- dan
prueba de un afán de verdad histórica ( Walter Scott, traducido
al alemán a partir de 1815, está de moda).
Los prosistas pertenecientes a la Joven Alemania estuvieron
implicados en un combate político (en favor del liberalismo) que
los marcó profundamente. Algunos de ellos son
"escritores-periodistas", y sus escritos son
precedentes de los actuales reportajes, como las Cartas de París
(1831-1834) de Ludwig Börne (cuyo verdadero nombre era Löw
Baruch, 1786-1837).
Karl Gutzkow colaboró en diarios y revistas, y escribió piezas
teatrales. Sus novelas, que pretenden ser un panorama de la
época, provocaron pequeños escándalos que, en ocasiones le
costaron condenas de cárcel.
Realismo y Naturalismo en Alemania, en el siglo XIX
El Realismo busca un arte que sea consecuencia del efecto que las
fuerzas del bien y del mal tienen sobre la vida humana. El
Naturalismo, por su parte, está marcado por el determinismo
artístico, que pinta un mundo dramático en el que los seres
humanos están atrapados y condenados al fracaso y a la desgracia
por fuerzas incontrolables.
El camino hacia el Realismo, que apunta en la época Biedermeier,
se abre francamente después de la revolución de 1848. Alemania
está edificando su unidad en torno a Prusia, bajo el puño de
Bismarck. La revolución industrial sigue a la revolución
política. La literatura parece haber relegado las abstracciones
y las fantasías de la imaginación y se vuelve hacia lo real
concreto.
La novela corta inicia su crecimiento y junto a ella también lo
hace la novela de costumbres; la novela histórica -nacida
durante el periodo del Romanticismo- se extiende, y hace su
aparición un nuevo género: la novela rural.
Tales son los aspectos principales de la literatura en prosa
entre 1850 y 1890. Subrayemos que Alemania estaba, en este
terreno, atrasada respecto a Francia e Inglaterra: Stendhal
había muerto en 1842; Balzac, en 1850; Flaubert había publicado
Madame Bovary en 1857, y Dickens había ofrecido a sus lectores
Pickwick, Oliver Twist y David Copperfield antes de 1850.
Los novelistas, que tienen fatalmente puestos los ojos en estos
maestros -sin olvidar a Walter Scott, traducido desde 1815-, no
pueden, en consecuencia, hacer otra cosa que imitarlos, y la
producción novelística de esta época dista mucho, en
originalidad, de la de Jean Paul, Novalis, Tieck y Hoffmann.
El Naturalismo nació después de la guerra victoriosa de
1870-1871, cuando la cuestión social estaba a la orden del día
en el ambiente cientifista del momento, orquestada por los
trabajos de Darwin, el evolucionismo de Spencer, el utilitarismo
de John Stuart Mill, el positivismo de Auguste Comte y de Taine
(Filosofía del Arte, 1865).
En Francia, Maupassant (1850-1893), Edmond (1823-1896) y Jules de
Goncourt (1830-1870), Emile Zola (1840-1902), describen al hombre
independiente de cualquier visión metafísica; pero Alemania es
asimismo sensible a la novela rusa (Tolstoi, Dostoievski) y a los
escritores escandinavos (George Branders, Kielland, Jonas Lie,
Christian Krogh, Jens Peter Jacobsen, August Strindberg, Ibsen,
Björnstjerne Björnson), que también ven el mundo bajo una luz
sombría.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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