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Finlandia, el país de los mil lagos .
El más atípico de los países escandinavos
Los fineses o suomis, en su lengua, son
un pueblo que tiene su solar en Escandinavia desde el siglo VII.
Sin embargo, a diferencia del resto de los pueblos nórdicos, no
pertenecen a la estirpe germánica, sino a la finougria, siendo
parientes de los lapones, estonios y húngaros.
Los fineses fueron sometidos en el siglo XII por los suecos en su
avance cristianizador. Consecuencia del dominio sueco será la
presencia, incluso actual, de una importante minoría
suecofilandesa, mayoritaria en el archipielago de las Aland. Esta
minoría que actualmente dispone de su propio partido político,
fue durante siglos la élite dirigente del ducado de Finlandia.
Sin embargo, la irrupción del Imperio ruso en el Báltico de
manos de Pedro el Grande iban a cambiar las cosas. La fundación
de la capital imperial, San Petersburgo en las orillas del
Báltico exigía dominar, por seguridad estratégica los
territorios del norte. En 1808, aprovechando las campañas
napoleónicas y la elección de un mariscal francés, Bernadotte,
como rey de Suecia, la Rusia de Alejandro II se adueñó del
ducado finés.
Alejandró II respetó las peculiaridades nacionales finesas,
juró respetar sus leyes como duque de Finlandia y se formó una
dieta parlamentaria, un gobierno autónomo, una bandera y un
ejército propio. Durante el siglo XIX se producirá un
renacimiento cultural de la lengua y la literatura finesa, que
incidirá poco después en el despertar de un nacionalismo
político. El consul español en Helsingfors, actual Helsinki,
por la finlandización del nombre en 1917, fue Angel Ganivet,
literato español que en sus cartas finlandesas nos hizo a los
españoles ser de los primeros testigos del despertar de la
cultura finesa. El renacimiento cultural finés tuvo la
inestimable ayuda de las autoridades rusas, que con el apoyo al
bilingüismo intentaban contrarrestar la influencia sueca.
No obstante, a partir de 1899, bajo el reinado de Nicolás II, el
zarismo ruso favoreció la rusificación y la eliminación de las
peculiaridades finesas. Este cambio de actitud hacia los fineses
incentivó el nacionalismo antiruso y en 1904 se llegó incluso
al asesinato del general Brobikov, gobernador ruso de Finlandia.
Por tanto, con la debacle producida pro el zarismo en 1917, no es
de extrañar que Finlandia obtuviese la independencia
inmediatamente proclamarse la revolución en San Petersburgo. La
única dificultad era si Finlandia se daría por la fuerte
influencia socialdemócrata un régimen liberal parecido al resto
de Escandinavia o por el contrario derivaría hacia el
bolchevismo como la propia Rusia. La convergencia de exoficiales
del ejército ruso como Gustav von Mannerheim, miembro de los
suecofinlandeses y la llegada del 27 batallón de cazadores (2000
voluntarios fineses que habían aprticipado del lado alemán en
la Primera Guerra Mundial) favorecieron la creación de un
ejército blanco independiente finés que derrotó a las tropas
bolcheviques rusas y finesas.
Sin embargo, aunque Finlandia había obtenido la independencia,
su cercanía a la patria del comunismo le crearía dificultades.
El acuerdo germano-soviético de 1939 dejó las manos libres para
que el III Reich germano pudiese enfrentarse a las potencias
occidentales sin ver peligrar su frontera oriental. Pero el
precio pagado fue el de cerrar los ojos al sometimiento
soviético de sus antiguos conciudadanos de la época del
zarismo. Los países bálticos y la mitad de Rumania fueron
sometidos y Finlandia iba a recibir la misma presión. La Guerra
de Invierno que enfrentó a Finlandia con la URSS levantó las
simpatías de gran número de países por el pequeño país
escandinavo. Finalmente los rusos fueron derrotados y Finlandia
mantuvo su independencia.
En la Segunda Guerra Mundial Finlandia participaría del lado
germano para recuperar las posiciones perdidas en Carelia. Sin
embargo, cuando los alemanes retrocedieron y empezaron a perder
posiciones ante las ofensivas de invierno soviéticas. El
mariscal Mannerheim, como nuevo presidente de Finlandia decidió
sacar al país de la guerra ante la previsible derrota germana.
El país finés tuvo que perder territorios a favor de la URSS y
mantener una base naval soviética en su territorio hasta los
cincuenta. A parte Finlandia se vió obligada a mantener una
estricta posición de neutralidad entre los dos bloques.
Finlandia con un sistema parlamentario proporcional ha tenido que
sostener gobiernos apoyados en diversos partidos, aunque
manteniendo una tónica de centroizquierda. Los presidentes
Kekkonen y Koivisto han sido los que han protagonizado esa
neutralidad finesa ante la URSS y los EEUU. En la actualidad el
país de los mil lagos goza de estabilidad y de un alto nivel de
vida, sirviendo de modelo a los países bálticos recién
independizados de la URSS. El turismo y la industria maderera son
sus principales actividades económicas, Finlandia esta cubierta
en un 60 % de bosques.
Dr. José Luis Orella.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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