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Síndrome post aborto .
Una realidad escondida por los impulsores del aborto.
El aborto provocado es un procedimiento
criminal que ha sido utilizado a lo largo de la historia de la
medicina, como la forma de matar al niño concebido y no nacido.
Con frecuencia se utilizan eufemismos como "evacuar el
útero" o "interrumpir el embarazo", para
referirse al aborto provocado sin tener que emplear el término
médico, que tiene sus claras connotaciones éticas.
El presente trabajo tiene por objeto divulgar un Síndrome poco
conocido en la literatura médica general y aún en la
especializada.
El aborto provocado, calculado en 50,000,000 al año en el mundo
entero (según datos de la Organización de Naciones Unidas), ha
sido poco estudiado en su aspecto emocional o psicológico.
¿Qué sucede en la personalidad de la mujer que se somete a este
procedimiento? ¿Qué sucede en el cónyuge, novio o conviviente?
¿Qué sucede en el personal médico y paramédico que lo
practica? Las anteriores son interrogantes que han sido
pobremente respondidas.
No es sino hasta la década pasada gracias a las observaciones
clínicas del Dr. Nathanson, que el estudio de esta situación
clínica se empieza a perfilar.
Nathanson se dio cuenta de que la mujer que se sometía a este
procedimiento, pasado el tiempo, presentaba síntomas no sólo en
su aspecto físico (cefalea, gastralgia, etc.), sino también en
su aspecto emocional (insomnio, crisis de angustia, crisis
depresivas, abuso de alcohol, dispareunia, frigidez, anorgasmia,
etc.).
Para comprender mejor este síndrome (SPA), es importante
recordar que la experiencia del aborto provocado en una mujer
puede generar dos posibilidades:
Ningún efecto psicopatológico.
Algún efecto psicopatológico.
En el primer caso, se tratará de pacientes con cierto grado de
oligofrenia y que, por lo mismo, no tienen la suficiente
conciencia de su propia conducta y de la trascendencia de la
misma. Podrá también tratarse de un previo trastorno de la
personalidad de tipo sociopático, en el cual la falta de
sentimientos de culpa, elemento normal en la personalidad,
explica porqué aquella persona no desarrolla síntomas
clínicos. Consideradas esas excepciones, la gran mayoría de la
población desarrollará algún síntoma psicopatológico.
La experiencia de un aborto provocado, en una personalidad
normal, desencadenará algo similar a las experiencias
traumáticas de los combatientes de guerra. En ambos casos los
pacientes se han negado a reconocer y vivenciar su dolor por
aquellos que murieron. En los combatientes de guerra hay que
considerar el riesgo mortal que en sí conllevaba su
participación, se mezcle o no con culpa. En el caso de la mujer
que aborta voluntariamente ese elemento no está presente y se
asocia siempre con culpa no vivenciada ni reconocida (negada).
¿Por qué hasta ahora el Síndrome post aborto (SPA) ha sido
poco divulgado en la literatura médica? Creo que la razón
fundamental es porque se le conoce poco. Los médicos que se
encuentran ante un caso de SPA, muchas veces lo ignoran y en tal
sentido no lo estudian. Por otro lado, es importante señalar que
muchas mujeres utilizan un fuerte mecanismo de negación o de
desplazamiento y en tal sentido no lo refieren en su historia
clínica. Lo que generalmente se atienden son las secuelas
psicológicas del mismo. El conflicto se ha desplazado a
síntomas físicos o psicológicos y el médico que atiende ese
caso podrá, si no lo investiga, contentarse con tratar los
síntomas que la paciente le refiere. Al final, con cierta
decepción por ambas partes (médico y paciente), se considerará
un caso "refractario al tratamiento", o bien "con
tendencia a la cronicidad sintomática".
¿Cuál es la dinámica psicológica en la personalidad de la
paciente que aborta voluntariamente? Normalmente ante una
agresión la respuesta psicológica es de cólera. Generalmente
se tratará de una emoción colérica y en muy pocos casos de un
sentimiento colérico. Regularmente la cólera será
proporcionada a la agresión, en pocos casos desproporcionada.
Normalmente se tenderá a que la cólera generada se dirija al
sujeto agresor o a la situación agresora.
En el caso de un aborto provocado, la madre del niño, ya
concebido y no nacido, percibirá su embarazo como una agresión
(agresión a su "libertad", a sus planes personales de
vida: unas vacaciones planeadas, una tésis no concluída, una
oportunidad de promoción en su empleo, un desencanto a su
familia etc.).
Sea cual fuere el motivo, la consecuencia de percibir su embarazo
como un agresión, desencadenará una emoción colérica; pero a
diferencia de la cólera normal, que se dirige al sujeto agresor,
ésta se desplazará a un ser inocente y consecuentemente la
madre misma se convertirá en sujeto agresor de su propio hijo.
La vivencia íntima posterior de ser un agresor, despertará en
ella cólera contra sí misma y de allí la comprensión de los
síntomas que, obviamente, tienen un claro sentido autopunitivo.
Normalmente en la consulta médica la paciente no mencionará su
experiencia de aborto provocado. Es importante que el terapeuta
la tenga en cuenta en aquellos casos en los cuales la historia
personal implique relaciones sexuales prematrimoniales,
relaciones promiscuas o relaciones sexuales con un hombre casado.
La sintomatología clínica aparecerá o se intensificará
generalmente pasado un año de la experiencia del aborto. De
cualquier forma, cuando no se ha presentado la sintomatología
clínica aparecerá o se intensificará generalmente pasado un
año de la experiencia del aborto. De cualquier forma, cuando no
se ha presentado la sintomatología clínica pasado un año, su
riesgo se mantendrá y serán desencadenantes emocionales: la
experiencia de un nuevo embarazo, la incapacidad para concebir un
nuevo bebé, la pérdida de un ser querido, o fiestas o
celebraciones de fuerte contenido emocional como aniversarios,
cumpleaños, bodas, cambios laborales, viajes, navidad, año
nuevo, etc.
Ante un caso de Síndrome post aborto (SPA) se impone la actitud
terapéutica y comprensiva. Junto al abordaje psicoterapéutico
(no existe, a mi juicio, otra forma eficaz de ayuda para resolver
el conflicto), deberá, como consecuencia de la elaboración
psicoterapéutica, buscarse también la referencia a la ayuda
espiritual, según la religión de la paciente. En el caso de
pacientes ateas el proceso psicoterapéutico es más largo y
doloroso.
El Síndrome post aborto (SPA) constituye, dentro del proceso de
la psicoterapia, uno de los conflictos existenciales más
importantes ya que la madre y/o el padre del niño abortado toman
conciencia de la responsabilidad directa que han tenido al
suprimir la vida de un inocente bajo pretexto de salvaguardar la
propia. Vida por vida, ha sido, hasta ahora, el criterio de su
racionalización. Sin embargo, al profundizar en su psicoterapia
descubren, con dolor, que la cólera desplazada era su único
móvil.
No existe, según mi experiencia clínica, conflicto existencial
mayor que el descubrir la culpa parricida.
Dr. E. Hernández Gálvez.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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