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Consecuencias políticas de las elecciones del 13 de mayo en el País Vasco: el soberanismo avanza.
Ya se conocen los resultados oficiales de las elecciones autonómicas celebradas el domingo 13 de mayo en el País Vasco; decisivas, se pensaba, como nunca. Reflexiones en torno a sus consecuencias.
Introducción.
El Gobierno Vasco ha comunicado, oficialmente, los resultados
electorales de los comicios del 13 de mayo, si bien todavía
faltan los derivados del cómputo de votos emitidos en el
extranjero, que no cambiarán en nada dichos resultados.
Sentimientos dispares se sucedieron, según fueron conociéndose
los resultados, en las diversas fuerzas políticas: prudencia,
desconcierto, preocupación, perplejidad, alegría y euforia. Al
final, la realidad se ha impuesto.
Recordemos que la mayoría de las encuestas publicadas a lo largo
de la campaña electoral, así como la realizada por el CIS y
difundida con tanta polémica fuera del plazo legal, vaticinaban
que a los partidos "constitucionalistas" les faltaría
uno o dos escaños para la mayoría absoluta, existiendo un
importante porcentaje de voto no manifestado, "oculto",
en el que se confiaba para llegar a esa mayoría.
Los resultados no se han alejado, en esta ocasión, en exceso de
tales previsiones, pero mejorando los de los nacionalistas en
detrimento de las pretensiones del "bloque
constitucionalista".
Veamos los resultados obtenidos por cada partido.
Breve descripción de los resultados.
1) La coalición PNV/EA ha sido la fuerza más votada, tal como
las diversas encuestas anunciaban. Su victoria ha sido más
abultada de lo esperado, gracias al desembarco de un número muy
importante de votos procedentes de Euskal Herritarrok, alcanzando
un nivel histórico. Puede calcularse en un porcentaje mínimo el
que ha podido optar por el PP. El riesgo de escisión, si es que
lo hubo, desaparece por completo. El liderazgo de Arzalluz se
fortalece y se consolida la opción estratégica del soberanismo.
Para el PNV y EA, es claro, en definitiva, que existe un
"conflicto político" en la raíz de la violencia
desatada por ETA. Tales consideraciones marcarán su labor
futura. Puede iniciarse, de nuevo, un camino soberanista común
con EH, de producirse una nueva "tregua" que ahora no
puede descartarse. Bien claro lo dijo Ibarretxe en la noche del
domingo: "Hay que sentarse a dialogar".
2) El Partido Popular, en coalición con Unidad Alavesa, ha sido
el partido constitucionalista más votado, pero sin alcanzar el
objetivo previsto. Mayor Oreja queda en una posición delicada al
no alcanzar el gobierno de Vitoria. Le espera una larga
"travesía en el desierto" en la que deberá reelaborar
su estrategia, manteniendo además posiciones y cargos, ante el
riesgo de una desmoralización de su gente. Debe evitar se
desmoronen los avances conseguidos, con tanto esfuerzo y dolor,
en los últimos años.
3) PSOE/PSE. Se mantiene en votos, pero su estrategia ha
fracasado. El coste político de la derrota recaerá en Redondo
Terreros, a quien sólo queda como salida intentar
"recomponer la unidad de los demócratas" que para
algunos en el partido (y fuera del mismo, caso de muchos medios
de comunicación) sólo significa un gobierno de coalición con
el PNV/EA: el llamado "gobierno transversal". Con el
apoyo de IU, se conseguiría un polo de izquierdas en un
hipotético gobierno de coalición, frente a la derecha del
PNV/EA. Pero el éxito electoral de la coalición nacionalista
hace que no sea necesario tal acuerdo.
4) Euskal Herritarrok ha reducido a la mitad su representación
parlamentaria, habiendo optado un sector significativo de sus
seguidores por el voto útil a PNV/EA. Pero esa reducida
representación, aunque menguada, no le impide seguir siendo un
factor distorsionador clave en el juego de las mayorías posibles
en el Parlamento de Vitoria. La corriente "Aralar"
quedará reforzada moralmente en el seno de la coalición, pero
no es posible que llegue a liderar a EH. Es indudable, por otra
parte, que los votos prestados al PNV/EA no son incondicionales.
Son votos que han optado por PNV/EA ante el miedo que les ha
generado un hipotético gobierno no nacionalista en Vitoria, lo
que les habría alejado en un futuro inmediato de la consecución
de los objetivos soberanistas. Esos votos prestados son
claramente independentistas, y se harán valer, ya por ETA, ya
por EH.
5) Izquierda Unida. El discutido liderazgo de Madrazo sale
reforzado, con unos resultados algo mejores de lo esperado. No
puede descartarse su opción a un gobierno de coalición con el
PNV/EA, con o sin presencia del PSOE.
Análisis de los resultados y previsiones.
La iniciativa en la formación del gobierno corresponde, sin
duda, al PNV/EA. Pueden constituir el próximo gobierno en
solitario o en coalición con IU y/o PSOE. Es una incógnita el
desarrollo de sus futuras relaciones con EH.
El PNV/EA sale reforzado en su orientación soberanista. Su
táctica ha sido efectiva: el Pacto de Lizarra le ha servido para
descubrirse en sus objetivos reales y para arrastrar un 40% de
los votos de EH. Conforme evolucionó Lizarra, parecía que la
iniciativa la marcaba EH, pero los resultados confirman que
Arzalluz ha actuado con una habilidad táctica sorprendente. Su
audacia, incomprensible en un principio, ha sido premiada. Ahora,
con el gobierno de Vitoria en sus manos y una mayoría absoluta
de nacionalistas en el Parlamento, podrá encaminarse con hechos
hacia la consecución de sus metas. El nuevo gobierno vasco y el
Parlamento de Vitoria ya no serán obstáculos en su avance hacia
el soberanismo, sino palanca e impulso del mismo.
Euskal Herritarrok seguirá siendo un factor permanente de
conflictividad. Acudirá al Parlamento exclusivamente cuando
convenga a sus intereses, marcados por ETA; y siempre que ello
les aproxime en la consecución de su objetivo soberanista a
corto plazo. El Parlamento, por lo tanto, será un medio, que no
un fin, para esta fuerza. Persistirá en su labor de chantaje
hacia PNV/EA. El peso interno de Aralar debiera redimensionarse,
pero no parece fácil por la estructura y funcionamiento interno,
de orientación leninista, de la coalición. La situación que se
ha abierto, por el enorme fracaso electoral de EH, puede ser la
oportunidad para que los "políticos" tomen la
iniciativa dentro de la coalición persiguiendo una
"tregua" que facilite una nueva edición de Lizarra.
PNV/EA y EH, en función de posibles acuerdos de futuro, podrán
combinar su estrategia de acción política de gobierno y
parlamentaria (con posible proyección internacional), junto
otras tácticas de "insumisión civil", en la línea
del "carnet de identidad vasco", potenciación de
Udalbiltza (agrupando las dos versiones de la asamblea existentes
hoy día), etc.
ETA continuará matando, al menos a corto plazo. Es más. El
brutal asesinato de Manuel Giménez Abad parece haber servido
para movilizar al electorado nacionalista en torno a PNV/EA,
fundamentalmente. El actual liderazgo de ETA, y su
rejuvenecimiento gracias a la entrada de más de un centenar de
activistas procedentes de Jarrai - Haika, pudiera presagiar su
incapacidad de diseño de una estrategia alternativa a la
"lucha armada". Pero con los resultados electorales en
la mano y la mirada puesta en la independencia, no puede
descartarse que la dirección de ETA diseñe una nueva tregua,
pactada con PNV/EA, a cambio de una aceleración del proceso
soberanista en el que se ha embarcado el nacionalismo llamado
moderado.
El soberanismo se afianza como opción estratégica del conjunto
del nacionalismo vasco, lo que los partidos constitucionalistas
no han sido capaces de evitar. Con un gobierno nacionalista,
espoleado desde el exterior por Euskal Herritarrok, la marcha
hacia la secesión puede acelerarse.
Los esfuerzos de los partidos constitucionalistas no han sido
suficientes para cambiar la orientación general del electorado.
La labor que les espera es muy difícil y ardua. Desde el
gobierno vasco podrían haber tenido esperanzas en la
modificación lenta de las actuales tendencias. Pero, de nuevo,
desde la oposición, al PP les espera una nueva "travesía
del desierto". Aznar sale tocado de estas elecciones: una de
sus grandes apuestas, aparentemente, ha sido perdida.
En el resto de España se tiene un profundo desconocimiento de la
naturaleza del nacionalismo vasco. No era realista pretender que
la "revolución cultural" desarrollada por el conjunto
del nacionalismo vasco, desde hace 50 años se pudiera
contrarrestar con campañas mediáticas en unos pocos años.
Falta crear un tejido social que permita avanzar y consolidar la
realidad electoral de los constitucionalistas, que indica que
poco a poco ganan votos y un espacio propio, pese a la presión y
la marginación.
En definitiva: el electorado vasco está "fijado" en su
mayor parte. Los movimientos y desplazamientos electorales se
producen en el seno de los dos grandes bloques:
constitucionalistas y nacionalistas, no entre ambos. La
orientación definitiva del electorado de Izquierda Unida, dentro
de su apuesta por un federalismo poco definido, es una
incógnita, pero pudiera ser decisivo llegado el caso.
La Iglesia vasca ha expresado con claridad una opción indudable
por el cese de la violencia y la condena del terrorismo. Pero su
feligresía y clero continuará dividido entre nacionalistas y no
nacionalistas. Sus nuevos obispos persistirán, en el futuro, en
el intento de creación de un sujeto público cristiano que
ofrezca alternativas a la actual situación de división social.
El tender puente entre ambos sectores sociales, seguramente más
alejados que nunca, pudiera ser el objetivo de la jerarquía
eclesiástica vasca en el futuro. ETA ha interpretado los
movimientos producidos en el seno de la Iglesia vasca como la
pérdida de la equidistancia que les permitía un papel de
intermediación: una cuestión que induce a reflexiones
inquietantes.
A los partidos constitucionalistas les queda una labor de
oposición seria, constante, que deberán combinar con una labor
cívica, asociativa y cultural, en el intento de generar un
tejido social que permita avanzar, poco a poco, en el seno de la
sociedad vasca y reducir el impacto sobre la misma de décadas de
control absoluto por parte del nacionalismo.
El Pacto de Barcelona sale reforzado, con consecuencias
imprevisibles tanto en la orientación futura de CiU y BNG, como
en la estrategia conjunta de cara a una nueva configuración del
marco jurídico territorial español.
José Basaburua.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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