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Eugenio Bossilkov, el mártir del Danubio.
Obispo martir por su fidelidad a Pedro
Bulgaria es un pequeño país de los
Balcanes situado en las riberas del mar Negro. Sus habitantes,
aunque de cultura eslava, pertenecen a los pueblos nómadas de
las estepas que se establecieron en la zona aprovechando la
debilidad del Imperio Bizantino. Como la mayor parte de los
pueblos del Este son cristianos de la Iglesia ortodoxa, siendo
autocéfalos, por tanto teniendo su propia Iglesia nacional. Sin
embargo, los católicos son una minoría que mantiene en la
miseria material una fuerte personalidad que ha evitado su
desaparición. La congregación Pasionista, en concreto sus
misioneros belgas y holandeses, han sido los que han permitido
que el catolicismo búlgaro no sólo no se perdiese, sino que
arraigase entre los búlgaros lo suficientemente fuerte para
aguantar la tormenta comunista.
En este ambiente nacerá Vicente, el futuro Eugenio, el 16 de
noviembre de 1900, en Belene, hijo de una familia campesina y
religiosa, siendo el penúltimo de cinco hermanos. En su niñez,
un dia se cayó al Danubio, siendo rescatado por su madre, quien
desde entonces lo ofreció al Señor. De este modo, Vicente al
cumplir los once años entrará en el seminario de Russe,
dirigido por los pasionistas. Una orden recién fundada y que
acababan de sufrir la expulsión de Francia. A los tres años de
estancia, es trasladado a Kortrijk (Bélgica), para mejorar su
formación. Durante la Primera Guerra Mundial, el joven Vicente
permanecerá fuera de su tierra, que se encuentra en lucha contra
los aliados de la Entente, junto a los Imperios Centrales de
Alemania, Austria-Hungría y Turquía. El conflicto bélico
incentiva el nacionalismo y los misioneros ven la necesidad de
dar el relevo a sacerdotes autóctonos ante la acometividad de
las autoridades búlgaras y de la Iglesia Ortodoxa. En 1924,
Bossilkov vuelve a su país y se encuentra con otros cuatro
seminaristas nacidos en Bulgaria. Sin embargo, él ha cambiado,
es más maduro, fuma en pipa y habla en trece idiomas (búlgaro,
ruso, rumano, griego, hebreo, latín, italiano, alemán,
flamenco, holandés y español). En 1925 se le ordena en la
catedral de Russe, su familia esta encantada y las hermanas
Roelofs, dos hermanas holandesas que los habían adoptado como un
hijo cuando su permanencia en Holanda, también.
Como sacerdote, sus superiores le envían a estudiar a Roma,
allí permanecerá hasta 1932, cuando defenderá su tesis
doctoral sobre la unión de los búlgaros a la Iglesia de Roma en
el siglo XIII. Este tema será crucial para Eugenio, siempre
estará dispuesto al diálogo con los hermanos ortodoxos para ir
junto al encuentro de la Madre de Roma. Para él estaba claro que
la Iglesia era universal y las autocéfalas, como la búlgara,
eran iglesias nacionales supeditadas al poder. En 1934 se le
nombra párroco de Bardaski-Gheran, en la llanura del Danubio,
allí emprende una gran labor apostólica, fundando las hijas de
María para las chicas, un club de futbol para los chicos y otro
de cazadores para los padres. En 1938 predica en Ciprovetz,
pueblo católico de donde partió el primer levantamiento
búlgaro contra el dominio turco. Bossilkov se convierte en una
figura de renombre y algunos ortodoxos empiezan a sentir
admiración por los católicos. No, obstante, se mantiene una
posición oficial por las autoridades de poner las dificultades,
para evitar la difusión católica en las escuelas y fomentar el
abandono de los misioneros extranjeros del país.
Sin embargo, la noche del totalitarismo comunista se iba a
producir cuando la deserción del gobierno búlgaro, aliado al
Tercer Reich alemán durante la Segunda Guerra Mundial, produce
la entrada pacífica del ejército soviético en el país en
1944. Dimitrov, expresidente de la Internacional comunista, se
convertirá en el futuro presidente de la nueva república
popular de Bulgaria, después de abolir la monarquía y ordenar
fusilar a los antiguos responsables del régimen anterior. La
muerte del obispo Van Theelen ocasiona la elección de Bossilkov
como sucesor en la diócesis de Nicópoli en 1947. Su sembalnete
es triste y su alma percibe que el futuro de los católicos va a
ser duro. Su ejemplo será primordial como responsable y cabeza
de la minúscula minoría católica búlgara. Bossilkov se
convierte en el custodio de los derechos de la Iglesia, en el
momento que los comunistas deciden eliminar las escuelas
confesionales y los organismos sociales cristianos.
En 1948, consigue ir a Roma e informar al Papa sobre la
situación en Bulgaria. Bossilkov en al oración, pide a la
Virgen el don de la fortaleza ante la posible Gracia del
martirio. Sus compañeros intentan convencerle de que no vuelva a
su país, pero decide volver ante la imposibilidad como obispo de
abandonar a los suyos, aunque la primera defensa suponga su
detención. Entranto, el gobierno comunista deja en paz a la
Iglesia ortodoxa y otorga la dirección de la educación al
Estado; el margen de libertad de estrecha y los misioneros son
expulsados. Las detenciones se inician contra los capuchinos,
pasionistas y el propio obispo acusándoles de formar parte de un
servicio de espionaje a favor de una potencia extranjera, el
Vaticano, un aliado de los enemigos de la patria del
proletariado.
A Bossilkov se le ofrece la oportunidad de demostrar su
"patriotismo" creando una Iglesia Nacional Búlgara.
Sin embargo, el obispo se niega, aunque en la celda de al lado
oye las torturas infringidas al P. Bakalski, superior de los
capuchinos. Finalmente, se le acusa ante un Tribunal Popular de
fascista, pronorteamericano y vaticanista, acusaciones que
significan la muerte. En la noche del 11 de noviembre de 1952 es
fusilado junto a tres sacerdotes más. En cuanto a su amigo el P.
Bakalski, había muerto dias antes de "pulmonía". El
15 de marzo de 1998, Juan Pablo II beatificó a Eugenio
Bossilkov, primer búlgaro contemporáneo en entrar en los
altares y el primer pilar de la Iglesia del Silencio en ser
reconocido como tal.
J.L. Orella.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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