Santiago Matamoros (Escuela Cuzqueña)

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ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

George Enescu: un gran músico desconocido.

A pesar de su categoría internacional y sus múltiples viajes y estancias en el extranjero nunca perdió sus raices rumanas

El compositor rumano George Enescu (Enesco, en francés) (1881-1955) es uno de los grandes desconocidos de la historia de la música del siglo XX. Poseedor de un talento prodigioso, destacó como creador, violinista y director además de pianista y violonchelista que adquirió fama internacional como profesor contándose entre sus discípulos a Christian Ferras, Yehudi Menuhin y al pianista Dinu Lipatti. En Estados Unidos, sin embargo, se le conoció más como director, considerándosele en Nueva York como el sucesor de Toscanini. Pablo Casals dijo de él que era "el músico más asombroso desde Mozart". George Enescu poseía por otra parte una formidable memoria musical, que junto a la multiplicidad de actividades que llegó a ejercer, sobre todo como profesor, promotor y concertista, supusieron los principales factores que contribuyeron a la pérdida de una parte importante de su obra que compuso pero que nunca llegó a escribir sobre el papel.

Enescu nació en Liveni (Rumania) en 1881. Comenzó a tocar el violín cuando tenía cuatro años y a componer un año después. Con tan sólo siete ingresó en el Conservatorio de Viena donde estudió violín, armonía, contrapunto, composición, música de cámara e historia. Debutó como violinista en Slanic, Moldavia, en 1889. Después estudió en el Conservatorio de París, donde fue pupilo de Fauré y Massenet.

En 1897 Enescu estrenó su Concierto para Violín en París a la edad de 16 años. Por entonces ya había escrito cuatro estudios sinfónicos, que junto a sus cinco sinfonías, compuestas entre 1905 y 1918 (las dos últimas inacabadas), su Concierto Sinfónico para Cello y Orquesta, su Sinfonía de Cámara (1954), el Poema Rumano, Op. 1 (1897) y sus dos Rapsodias Rumanas (1902-1904), de las cuales la primera es la más conocida, constituyen su obra fundamental, no sin olvidar su ópera "Edipo" (1936), considerada su obra maestra.

Fiel a sus primeras fuentes de inspiración, Brahms y Wagner, quienes, tal como él mismo dijo, llegaron a ser "parte de su sistema vascular", se le podría definir como un clasicista en su estilo, aunque su música está teñida de romanticismo. Por otra parte, la música folklórica rumana da color a toda su obra. Su lenguaje es tremendamente original y poético y a menudo produce armonías realmente audaces.

Fue a partir de 1900 cuando Enescu comenzó a manifestar más claramente su multiplicidad de actividades, todas ellas relacionadas con la música, pues hasta entonces se había centrado en componer e interpretar tanto su propia obra como la de otros autores (fue un eminente intérprete de J.S. Bach). En aquella fecha se estrenó como director con la Sociatea Romana de Bucarest, al mismo tiempo que colaboró con los principales músicos del momento. En 1902 formó un trio de piano con Louis Fournier y Casella y en 1904 el Cuarteto Enescu. Aunque éstos grupos ensayaban y tenían su base en París de forma simultánea, él realizaba una contribución decisiva al desarrollo de la música de su propio país.

Promovió representaciones de ópera, conciertos y recitales, escribió artículos, enseñó y ayudó a jóvenes talentos a través de sus actividades como miembro de la comisión examinadora del Conservatorio de Bucarest y Presidente honorario del Conservatorio Iasi.
Poco antes del estallido de la Primera Guerra Mundial y gracias al éxito que había adquirido hasta entonces, consiguió fundar un premio de Composición para jóvenes músicos rumanos, financiado con el dinero obtenido de los conciertos que él mismo organizaba y dirigía. Creó la Orquesta Sinfónica George Enescu en Iasi en 1917 y en 1921 dirigió la representación de "Lohengrin" de Richard Wagner que inauguraba la Casa de la Ópera Rumana de Bucarest. Además, estableció la Sociedad Rumana de Compositores. En 1932 ingresó como miembro de la Academia Rumana como reconocimiento a su invalorable labor musicológica.

Enescu residía en París, aunque viajaba con frecuencia por América y Europa. Regresó a Rumania en numerosas ocasiones, donde pasaba períodos de muy diversa duración, quedándose allí durante toda la Segunda Guerra Mundial. En 1946 dejó Bucarest para ejercer como profesor en el Mannes College of Music de Nueva York.

El 21 de Enero de 1950, en el 60 aniversario de su debut en público a la edad de 8 años, realizó su actuación de despedida en Nueva York en la que intervino como violinista, pianista, director y compositor a través de un programa consistente en el Concierto para Dos Violines de Bach -en el que tocó junto a su discípulo Yehudi Menuhin-, su propia Sonata para Violín, donde tocó la parte del piano, y su Rapsodia Rumana Num. 1, que él mismo dirigió.

Los últimos años de su vida estuvieron dominados por la creciente enfermedad. El apego por su tierra natal fue evidente hasta el final de sus días, tal como se manifiesta en una carta escrita al entonces Presidente de Rumania: "Pienso en mi tierra constantemente. Amo a mi pueblo con toda mi alma y en todo momento. En cuanto me recupere de mi enfermedad sólo desearé una cosa: regresar a mi país". El maestro murió el 4 de Mayo de 1955 en París. Tras su fallecimiento, su pueblo natal de Liveni adoptó el nuevo nombre de George Enescu.

Gabriel Díaz-Emparanza.



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