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El efecto mariposa.
Cabe, en los movimientos sociales, ideológicos y políticos, que una minoría acierte a bascular un "status quo" o paradigma establecido
Una teoría física explica que la
comunicación entre las fuerzas naturales es tan íntima que el
suave aleteo de una mariposa puede, teóricamente, tener una
repercusión importante a lejana distancia.
No es nuestra intención hacer hipótesis moleculares, más bien
constatamos la existencia de este efecto mariposa en ámbitos
sociales; económicos, políticos, militares...
Así como un pequeño y oportuno rumor o una ingeniosa mejora
puede desencadenar una dinámica en bolsa de importantes
consecuencias, un pequeño esfuerzo, por el número o los
recursos de quienes lo ejercen, puede resultar decisivo si la
Providencia, o el destino si lo prefieren, sonrien a esa voluntad
inicial.
Se trata de la importancia de lo pequeño.
Quizá el lector conozca el adagio de que "por un clavo se
perdió la herradura, por ella, caballo y caballero, por éste,
el escuadrón y la batalla, y por aquella, el reino".
Un ejemplo concreto y positivo.
En julio de 1936 unos 100 zapadores se defendían en un cuartel
de Gijón, sin condiciones de fortificación. El tiempo que
resistieron alivió la defensa del Cuartel del Simancas. Cuando
ambas fuerzas fueron aniquiladas, habían prestado un decisivo
servicio a la defensa de Oviedo, que retuvo 37.000 milicianos que
en aquel verano, sobre Castilla, hubiesen alterado el curso de la
guerra.
Sería un reduccionismo injusto con otros muchos miles de héroes
decir que "100 zapadores salvaron a España", pero, en
cierto modo, fue verdad.
Así también cabe, en los movimientos sociales, ideológicos y
políticos, que una minoría acierte a bascular un status quo o
paradigma establecido.
Nadie puede predecir aquello ante lo que la Providencia a de
sonreir, lo que sì se puede decir es de que gusta servirse de la
voluntad firmísima de los hombres ante las situaciones.
La de la España de hoy es excepcional; un aparente consenso
social en torno al régimen y la "normalización"
europea.
Un cierto silencio resignado ante las injusticias sociales que se
generan y una indignación popular ante el terror-nacionalismo
que la clase dirigente pretende encauzar con lamentos y condenas
morales.
Alguien tiene que disentir. Este disenso emitido es la condición
primera para el despertar de algunos sectores populares, Se
requiere esa actuación como el gallo en el amanecer de la aldea.
Gallos hay pocos y gallinas muchas. Así fue siempre.
Francisco Díaz de Otazu.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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