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Del politeísmo de los valores a la generación del "depende".
El relativismo que se inculca a los jóvenes a través del sistema educativo es impulsado por "recomendaciones" de organismo internacional que respaldan el "nuevo orden mundial"
Llamamos politeísmo de los valores a la
fragmentación de la norma. El relativismo cultural es el
principio por el que todos los sistemas culturales son
intrínsecamente iguales en valor, según el clásico manual del
antropólogo Marvin Harris. La condena al etnocentrismo europeo
lo resume la frase de Levi-Strauss: "salvaje es quien
llama salvaje a otro". Este paradigma desde la
antropología a alcanzado a la filosofía mundana y a la praxis
política. Sobre todo, ha implicado el relativismo moral.
De lo anterior deduce el profesor de filosofía Alvargonzález la
gran implantación práctica de dos nebulosas ideológicas que
sirven como modelo al razonamiento relativista; ..la ideología
de la tolerancia ...(dentro de un liberalismo moral, que implica
el derecho al error)...y el fundamentalismo ecologista. No
podemos aquí desarrollar el paralelismo entre el fijismo
biológico, (el respeto a las especies que hay contra posibles
evoluciones), y el relativismo cultural, ni extendernos, como
hizo el autor en el nº3 de "el escéptico", en las
implicaciones de la tolerancia y el relativismo ante la ablación
del clítoris de 135 millones de mujeres, por ejemplo. Nos basta
con enunciar que debe haber un límite a la relatividad. Debe
haberlo se quiera desde el "sentido común", el Derecho
Natural, el Evangelio, o ,si se prefiere, porque queda más
"progresista", en la línea de las grandes
declaraciones universales, desde los derechos ECéticos
elementales de la persona que son universales por su estructura
lógico-material. Valga este preámbulo para sostener que un
planteamiento no ya cristiano si no simplemente cívico, debe
huir de todo contextualismo ético. No es asunto sólo de
filosofía; del relativismo gnoseológico, perdón por los
"palabros", se pasa al "pensamiento débil",
que es el fundamento ideológico de la postmodernidad, y del
pensamiento débil a la debilidad de pensamiento, creciente entre
los que Felipe González definió como "los jóvenes más
preparados de la historia", no hay mas que un sencillo
trueque.
Para entendernos; afirmar eso de "al pan, pan, y al vino,
vino", vendría a ser la expresión sanchopancesca del
"pensamiento fuerte". Consiste en afirmar que se puede
conocer, que hay certezas, que hay cosas que merecen la pena.
Quienes tenemos alguna relación con la educación de la juventud
tenemos una percepción que es tan coincidente como difícil de
definir de la actitud de la generación que cambia el siglo. Si
en los 60 era pacifista: "haz el amor y no la guerra",
en los 70 ecológicos: "nucleares no, gracias", en los
80 hedonistas: "fiebre de sábado noche", en los 90
solidarios, pero poco: el 0´7%. ¿Y con el milenio?.
Con el milenio, la generación del "depende". La
etiqueta proviene de exitosa y poco melódica canción, cómo no,
utilizada en publicidad, de "Jarabe de palo":
"DEPENDE"
"Que el blanco sea blanco
y que el negro sea negro,
que uno y uno sean dos
porque exactos son los números...depende.
Que aquí estamos de prestao,
Que hoy el cielo está nublao
Que uno nace y luego muere,
Y este cuente se ha acabao...depende.
Depende, de qué depende
De según como se mire todo depende....."
Basten estas estrofas como exponente representativo del
relativismo moral, y de sus implicaciones hedonistas. Es una
recuperación del viejo "comamos y bebamos que mañana
moriremos".
No es que no haya valores, valores, incluso como contravalores,
siempre se tienen, el hombre intenta siempre justificar lo que
piensa y lo que hace, el problema es que son valores finalistas,
puntuales, susceptibles de ser conmovidos emocional, casi
sensualmente, por los medios de comunicación; una tragedia
climática en el tercer mundo, la muerte de Miguel Angel
Blanco...., aunque en vías de hastío y saturación. La juventud
puede invertir mucho en un interés puntual, como el 0`7 u otro
"ONGismo", pero ha ido arrinconando los valores
instrumentales; aquellos profundos que prestan raíz firme,
solidez y compromiso; libertad, responsabilidad, abnegación,
concepto este último que no es fácil de entender por el
bachiller de hoy.
Este arquetipo de joven necesita un estímulo vital constante y
ruidoso. Reparen en la publicidad que se le dirige, el cine que
le gusta y la creciente vida nocturna; el lema es "no
pienses, siente". Intimamente ligada a esa consigna está la
desconfianza de la razón que es la consigna de la
postmodernidad, y su consecuencia, el "depende".
Lo que se cuece en cocinas de alta escuela, como el
"Instituto Tecnológico de Massachusetts" llega siempre
adulterado a la mesa de las masas. También nuestro actual
sistema educativo tiene su origen en unas
"recomendaciones" del Club de Roma, que buscaban
consumidores y productores dóciles, no hombres y mujeres cultos
y libres. Misión cumplida.
Intimamente ligado a la huida hacia la noche. se produce una
fractura social y vivencial del tiempo; la existencia está
fragmentada, de lunes a viernes aparcados en las aulas,( en un
sistema educativo-Logse donde predomina el factor estabulación
al de educación, pero eso, como diría Kipling, ya es otra
historia), el fin de semana, los objetores a la instrucción se
"liberan". El ruido y el número apretado, lease
"mogollón", el alcohol, cosas peores, y el
"bacalo" son un tópico cierto en el joven urbano, que
no comparte el verdadero"sentido de la fiesta" que
diría Álvaro D´ors, si no de la huida. De los lugares y
horarios de los mayores se comprende, de las responsabilidades y
proyectos de futuro, se comprende, pero se lamenta. Ello responde
a lo que Vattimo llama, y aplaude, "pensamiento de la
fruición"; vivir la realidad en sí misma, en oposición al
"pensamiento de los imperativos"; que estaría en
función de la voluntad, y orientado a transformar la realidad,
con sed de perfeccionamiento.
Como ejemplo de sometimiento inconsciente del adolescente se
habla de una "moral de las marcas"¡!. El mayor éxito
de la teledirección. La maleabilidad de actitudes por los
mass-media va unida a la esteticización superficial de la vida.
La consecuencia es el neoconservadurismo, que invierte,
generalizando, con respecto a sus padres el papel tópico del
conflicto de las generaciones. Que no nos engañe el
"piercing".
Un rasgo anecdótico; los jóvenes admiran a los religiosos, pero
no quieren serlo. Entre otras cosas porque el compromiso de por
vida es la antítesis del vigente contrato temporal extralaboral,
todo un ideal de pareja. Se presta la vida, pero no se da.
"Mola" ser misionero un verano me dijo un chico que se
volvería con mamá antes de coger los rudimentos del guaraní.
Querría decir cooperante en Nicaragua.
He constatado en jóvenes un verdadero miedo al aburrimiento, un
creciente abandono de la lectura, que alcanza incluso a la
mínima concentración que requiere una película. Interesan
sólo las escenas concretas, con rango de video-clip.
El número de palabras que utiliza un chico de 16 años es la
mitad de las que usaba su padre, probablemente con muchos menos
recursos educativos.
Son estos adolescentes con temores indeterminados; vacío,
aburrimiento, o concretos; embarazo y sida, los hijos del
desengaño profundo. Son los hijos del vacío de la generación
anterior, la de la decepción íntima después del 68, se
enfrentan al laberinto de la existencia con la tolerancia de sus
padres y dinero para una noche, sin miedo a suspender la ESO, sin
"mili" ni obligaciones, pero ¡a qué precio!.
Hay que detener el proceso de regresión a un Epicuro, pero
ágrafo, de la juventud. Las comunidades emocionales tienen su
correctivo en su compromiso con la justicia. Ni la religión, ni
la ciencia, ni la vida son a la carta. Lo blanco es blanco, y dos
más dos cuatro. Es de Perogrullo, pero significa lo mismo que
existen verdades y categorías de razón, sometidas tan sólo a
la realidad y a la verdad de los saberes, significa también el
principio del mérito, que debe partir desde una deseable
igualdad de oportunidades, y no del brutal choque de la realidad
competitiva con la ficticia y edulcorada realidad escolar, que el
nivel de vida debe implicar esfuerzo, que la vida es una especie
de milicia en cuanto implica servicio, solidaridad, y quemarla en
una causa que merezca la pena. Para el sociólogo Mardones los
ideales, como el cristianismo, representan una tradición
colectiva de la humanidad, que no debe romperse, con un inmenso
caudal de imaginación utópica y de impulso emancipadores y
humanizantes.
La capacidad de la razón aunada con el esfuerzo es inmensa. Todo
ello significa conquistar el futuro. Un futuro que para muchos
puede empezar a perderse este viernes por la tarde.
Francisco Díaz.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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