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Fernando Sánchez Dragó se apunta a la "New Age" .
El nuevo libro de Fernando Sánchez Dragó puede definirse como una exaltación del individualismo que caracteriza a la "New Age". Del gnosticismo a la "New Age". Ese parece ser el itinerario espiritual de este popular escritor
El nuevo libro de Sánchez Dragó
("Carta de Jesús al Papa", Planeta, 2001) se inscribe
plenamente en la corriente planetaria de la "New Age".
Hace ya casi dos décadas, corrió el rumor de que este
magnífico autor se había convertido al catolicismo. Pero lo
desmintió, reconociendo un especial interés por un
personalísimo cristianismo gnóstico (recordemos su atención a
Prisciliano). Ahora, con este libro, aterriza en el paraje más
lógico de un itinerario de este tipo: la "New Age".
Para ello hace propios múltiples tópicos dominantes, algunos
compartidos incluso con la pagana "Nueva Derecha" (es
el caso de atribuir al cristianismo el origen del capitalismo y
del comunismo, concebidos en este caso como grandes males que han
ahogado al "genio" europeo y su primigenia
espiritualidad pagana politeísta), incurriendo en un
anticatolicismo explícito.
No puede decirse que, en esta ocasión, su rebeldía e
inconformismo le hayan llevado a enfrentarse a los poderes
establecidos. Tampoco puede afirmarse que sus conclusiones sean
originales. Así San Pablo, por ejemplo, antes que por Sánchez
Dragó, ya fue objeto de tremendas críticas en "El
anticristo" de Nietzsche. Al contrario que en otros
posicionamientos anteriores del autor, su perspectiva en este
tema está asumida por el poder mundial que, también, en el
ámbito religioso tiene una manifestación muy concreta: la
"Nueva Era".
Seamos realistas: la Iglesia ya no es un poder establecido en
armonía con las demás fuerzas reales de este mundo. Al
contrario, parece ser el enemigo a batir. Y prueba de ese
despecho lo son todas las campañas orquestadas, por ejemplo en
España, contra la Iglesia aprovechando, con o sin razón,
cualquier excusa; incluso deformándola. La ola de
anticlericalismo, de anticatolicismo, que se viene desarrollando
en España en todos los órdenes (política, medios de
comunicación, pensamiento, cine), no deja de ser la
manifestación hispana -de triste tradición- de un fenómeno
mundial.
Está de moda atacar a la Iglesia. Puede hablarse de todo. Hay
que ser respetuoso con toda opción y opinión. Pero hay que ser
inflexible con las pretensiones -inaceptables para la mentalidad
hoy común- del catolicismo. Lamentablemente, Sánchez Dragó se
apunta a la moda. Y no nos escandaliza: ni sus afirmaciones, ni
su vehemencia.
En esta ocasión se arroga, en el texto, el papel de Jesús,
intentando meterse en su piel. Para ello afirma haber estudiado
2.000 estudios sobre su figura. Sin embargo, la experiencia de
millones de personas a lo largo de otros tantos 2.000 años, nos
indican que para conocer a Jesús no es necesario leer tanto.
Basta con tratarle y seguirle a través de otros cristianos.
"Venid y ved". Sigue siendo una invitación posible y
sugerente, pero sólo factible en el ámbito de una compañía
humana concreta: la Iglesia. Otras percepciones de la figura y la
realidad de Jesús pueden ser interesantes, inteligentes,
curiosas, provocadoras, pero, en cualquier caso, serán en gran
medida producto de la propia imaginación.
Para hablar con el espíritu, no hace falta intermediarios. Esa
afirmación de Sánchez Dragó tampoco es muy original.
Gnósticos, masones, rosacruces, librepensadores de todo tipo, ya
lo afirmaron con anterioridad. Se trata de uno de los dogmas del
pensamiento "políticamente correcto" en su proyección
"espiritual".
Sánchez Dragó llega en esta ocasión, con su inevitable ánimo
provocador aunque lo defina como ejercicio de sinceridad,
incluso, a desautorizar a la Biblia en su conjunto. No sólo la
califica de pésimo producto literario (¿qué pasa entonces con
el Cantar de los Cantares, por ejemplo?); sino que llega a
afirmar que oscurece a las preguntas elementales de todo ser
humano. Olvida un hecho incontestable: para millones de personas,
precisamente la Biblia ha sido -y es- un acompañamiento
privilegiado en el discernimiento y verificación de las mismas.
Pero, claro, la soberbia intelectual -y la soledad- impiden
aceptar experiencias ajenas.
El autor, como buen prototipo del modelo prometeico impuesto
desde el individualismo patentado por el poder, busca en todo lo
humano lo excepcional, el ritmo frenético, los simbolismos
ocultos, las experiencias únicas lindantes con lo prohibido, el
agotamiento de los sentidos y la saciedad de los instintos. Sin
duda su personal vía, que ya anticipara en su novela "El
camino del corazón", y cuya intensa existencia certifica,
es interesante, puede ser apasionante y cubrir las vidas de otras
personas "más comunes". Pero estará solo.
Fernando José Vaquero Oroquieta .
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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