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El ejército profesional en España, soluciones de una recluta.
Frente al modelo por el que ha optado el gobierno el autor plantea una alternativa que combina recetas tradicionales, ya probadas con éxito, y que tiene en cuenta las situaciones actuales
En Europa se vive una nueva experiencia
en el ejército que marca profundamente su concepción, el final
del servicio militar obligatorio y su sustitución por un
voluntariado profesional. Hasta ahora el modelo nacido de la
revolución francesa hacia de la Patria un ente que debía ser
defendido por todos los ciudadanos como un privilegio, y por
tanto, el cumplimiento del servicio militar obligatorio no sólo
respondía a una preparación militar del ciudadano, sino a una
escuela de valores cívico y de pertenencia a una nación. La
superioridad demostrada por los ejércitos napoleónicos sobre
los profesionales de los demás estados empujaron a revalidar
este modelo.
Los ejércitos nacionales de esta modalidad han mantenido esta
tradición, excepto en los países anglosajones que han mantenido
la voluntariedad en tiempo de paz. Sin embargo, el resultado de
la guerra de Las Malvinas en que el ejército argentino de
recluta obligatoria fue derrotado por tropas de élite
británicas volvieron a plantear el problema. Además, la
concieciación de la sociedad de no permitir la efusión de
sangre gratuita en misiones alejadas de la metrópoli alejaba la
posibilidad de utilizar a los soldados de recluta. En Francia por
esta causa habían mantenido de manera paralela tropas de choque
formadas por extranjeros y coloniales cuyas pérdidas eran
toleradas por la sociedad francesa sin dificultad. La necesidad
de profesionalizar el ejército para su futura utilización en
misiones de paz era indispensable.
En el caso español, la conversión en una fuerza profesional
planteaba su reducción y una salida laboral para muchos
jóvenes. Sin embargo, este cambio se ha producido en un momento
de despegue de la economía española en la que la salida militar
no resulta lo suficientemente atractiva para la juventud.
Especialmente, si tenemos en cuenta la debilidad de nuestra
formación profesional, que no cubre las necesidades civiles, y
la negativa de los universitarios, formados en un pacifismo
progresista antimilitarista. La escasez de candidatos no permite
la selección de los más idóneos planteando un problema
importante de reemplazos al ejército.
Las soluciones que el ejército ha planteado han sido dos, por un
lado estimular la recluta de mujeres, se solucionaría la escasez
de reclutas y se daría una imagen progresista y moderna al
ejército. La otra solución ha sido la búsqueda de oriundos
hispanoamericanos de origen español para mantener la doble
nacionalidad. Medidas endebles que quieren evitar la
introducción final de extranjeros, esencialmente marroquíes, en
unas fuerzas militares que tienen como principal defensa
estratégica las Canarias y las plazas norteafricanas, y que
plantearían problemas de conciencia de doble lealtad.
Las soluciones más razonables serían la combinación de varias:
- Por un lado, la vuelta de la Brigada Legionaria a su tradición
de Tercio de extranjeros. El historial de este insigne cuerpo
militar demuestra en sus hechos militares la integración
perfecta de ciudadanos extranjeros que dejaron su vida de manera
ejemplar en la defensa de España.
- Por otro, la profesionalización romana, que es la adoptada por
los Estados Unidos, que consistiría en utilizar el ejército
como vía de integración de inmigrantes. Los hispanoamericanos
que quieran integrarse en la sociedad española obtendrían la
nacionalidad española sirviendo en sus fuerzas armadas y
aprendiendo los hábitos del país. Después de cuatro o cinco
años de vida militar estos ciudadanos estarían perfectamente
formados para su integración en la sociedad española, incluso
con una mejor formación cívica que la mayoría de los
ciudadanos civiles.
- La solución histórica: La única fuerza política española
que ha defendido la formación de un ejército de voluntarios ha
sido el carlismo. Juan Vázquez de Mella, uno de los principales
ideólogos del tradicionalismo español propugnó la
constitución de un ejército profesional compuesto por
españoles, hispanoamericanos, filipinos y portugueses. La causa
era que los carlistas eran enemigos del servicio militar
obligatorio, modalidad incentivada por sus enemigos liberales
como escuela de ciudadanía liberal.
- Solución estratégica: La inestabilidad candente en el norte
de África plantea que el ejército español debe tener como
prioridad la defensa de su flanco sur. Esencialmente la defensa
de Ceuta, Melilla y los peñones, que pueden ser utilizados con
fines de reivindicación nacionalista para aunar al país
marroquí en caso de una crisis social. Ante esta salvedad la
recluta de inmigrantes musulmanes crearía un serio problema.
Aunque las fuerzas armadas españoles tienen cuerpos, como los
regulares, cuya recluta ha sido tradicionalmente de marroquíes,
plantearía dudas sobre su lealtad. La solución sería la
recluta regular de un contingente de jóvenes saharauis del
Frente Polisario. Su animadversión por Marruecos no plantea
dudas sobre un posible enemigo marroquí. A parte su servicio de
armas sería incentivado en su comunidad por la necesidad de
adquirir conocimientos militares para sostener su propio esfuerzo
de guerra.
La combinación de esto diferentes factores proporcionaría unas
fuentes de recluta alternativas y de fiabilidad. En este sentido,
Francia es una gran maestra y siempre ha reclutado grandes
contingentes de los derrotados de diversos conflictos. En la
actualidad existe gran número de profesionales de la Europa
oriental sin trabajo que están dispuestos a trabajar por una
salida monetaria y que pudiera completar el voluntariado del
ejército español. No obstante, el nuevo ejército tendrá que
aprovechar sus viejas tradiciones para responder a los problemas
de la actualidad.
J.L.O.M..
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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