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ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

¿Quo vadis Italia?

No es incompatible participar de la UE y revindicar los intereses nacionales frente a la hegemonía Franco-Germánica

La reciente salida del ministerio de Asuntos Exteriores italiano, del diplomático Renato Ruggiero, ha devuelto el miedo a las cancillerias europeas sobre un repliege italiano hacia posiciones euroescépticas. Italia ha mantenido históricamente una posición europeísta clara formando parte de sus miembros fundadores y colocando a Alcire de Gasperi, padre de la Democracia Cristiana italiana como uno de los pioneros del europeísmo.

Sin embargo, la inestabilidad política y la corrupción del sistema produjo la necesidad de renovar la vida pública italiana después de la desarticulación del pentapartido gobernante. Silvio Berlusconi, el magnate de los medios de comunicación propietario de Fininvest (tres canales de televisión), del equipo de futbol del Milán y de la editorial Mondadori, creo un partido político, Forza Italia, con el que pretendió capitalizar el fuerte descontento social. Su partido, unido a los democristianos disidentes de Pierferdinando Casini y de Rocco Butiglione, el intelectual católico de más peso de Italia, a la Alianza Nacional de Gianfranco Fini y a la Liga Norte de Humberto Bossi, formó el Polo de la Libertad que consiguió el poder en 1994, y lo recuperó el 13 de mayo de 2001, al conseguir una victoria solida sobre la coalición izquierdista del Olivo.

Por tanto, la Italia que encabeza Il Cavalieri es más solida institucionalmente, pero plantea mayores reticencias al eje franco-germano que vertebra el proceso de unión europea. Italia es una de las potencias fuertes y Berlusconi desde planteamientos nacionalistas pretende convertirse en el interlocutor de George Bush, como Margaret Thatcher lo fue de Ronald Reagan. Las reticencias europeas no deben temer a un euroescepticismo italiano, sino a un mayor protagonismo de Italia en la escena internacional. Para ello es posible que Berlusconi, que se prepara para ser el futuro presidente de la república, nombre como canciller al líder de la postfascista Alianza Nacional, Gianfranco Fini, el político más valorado por la opinión pública italiana por su honradez. Su paso por la cancillería le señalaría como el futuro sucesor de Berlusconi al frente del gobierno del Polo de la Libertad.

J.L. Orella.



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