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Batalla en la cúpula del SCH: Ganan los "rojos" .
Las claves de una lucha por el poder en un banco fusionado, y que nos afecta a todos por su control empresarial en sectores clave, su implicación en los medios de comunicación social, y su influencia política
La batalla en la cúpula del Santander
Central Hispano se ha saldado con la vitoria de los
"rojos" frente a los "azules". El martes 12
de febrero, Emlio Botín hacía pública una decisión que venía
circulando por los denominados "confidenciales" de
internet desde hacía unos días: la expulsión de Angel
Corcóstegui de la consejería delegada del grupo.
Con esta decisión se pone fin a la intensa batalla interna
librada entre los profesionales provinientes del antiguo Central
Hispano (azules) y aquellos cuyo origen se enmarcaba en el
Santander (rojos). La batalla había saltado a los medios el
pasado verano y fue en el consejo celebrado el 23 de julio de
2001 en el que Emilio Botín decidió resolver el conflicto
"manu militare". La salida del ex director de
Comunicación y Estudios, Luis Abril (azul) con el silencio
cómplice de Amusátegui y "Corcos" fue la firma de su
propia salida. Y es que en banca -como en cualquier actividad de
la vida- las deslealtades se pagan muy caras.
Y así es como Amusátegui abandonó la copresidencia varios
meses antes de lo previsto en el protocolo de fusión y, por el
mismo precio, la presidencia de Unión Fenosa. Y así ha sido
también como el "Corcos" -abandonado a su suerte- es
despedido "en agredecimiento por los servicios
prestados". Porque eso sí, tampoco en banca hay que
perder las formas.
De esta forma -y sin haber pagado prima de control- es como
Emilio Botín consigue hacerse con las riendas de una de las
entidades financieras más importantes de España. Un ejemplo de
su desprecio al modelo bicefalo de gestión que tan malos
réditos dio al Partido Socialista, y a una concepción
patrimonialista del negocio. Porque con un 0,9 por ciento del
banco de forma directa y un 1,7 por ciento de forma indirecta,
don Emilio gobierna el SCH como si de un negocio familiar se
tratara.
Y así, el hueco dejado por Corcostegui es cubierto por Alfredo
Sáez, hasta entonces presidente de Banesto. Y el puesto de Seaz
en Banesto es cubierto por su hija Ana Patricia Botín, una
profesional que tuvo que salir por la puerta de servicio del SCH
y cuya trayectoria profesional es calificada como
"mejorable" por el sector financiero. Además de la
hija, el hermano, Jaime Botín, presidente de Bankinter es
nombrado también vicepresidente del SCH.
De esta forma, la familia Botín se hace con la presidencia de
tres bancos, algo que debería preocupar a las autoridades de
competencia si no fuera porque España sigue siendo un país
seudo-feudal. Pero además, la presencia de Jaime Botín en la
vicepresidencia del SCH supone un flagrante incumplimiento de la
normativa bancaria española que impide que el presidente de un
banco ostente cargos ejecutivos en otra entidad financiera. Una
circunstancia que parece importarle poco al Banco de España que
resuelve el expediente apelando a "derechos
adquiridos". Y es que ya se sabe que no hay nada como la
política de los hechos consumados en una sociedad anestesiada.
"Divorcio"
entre propiedad y gestión
El modelo patrimonialista del gobierno societario de Botín
obliga a una reflexión sobre el sistema capitalista. ¿Alguien
se cree que los accionistas son los dueños de las empresas?,
¿Cuál es el coste de que las compañías sean gobernadas por
una gerencia "divorciada" de sus legítimos
propietarios? ¿En qué queda la aspiración de "crear valor
para el accionista"?
Los economistas valoran que la separación entre la propiedad y
la gestión supone una merma de los legítimos beneficios de los
propietarios en torno al 10 por ciento. Este porcentaje surge de
los "bonus" de los consejeros cuyo "valor
añadido" al negocio es más que discutible y de los costes
de determinadas "provisiones" realizadas con criterios
de "amiguismo" muy alejado de la racional
"creación del valor para el accionista".
En este capítulo cabría incluir los gastos de publicidad para
mantener o ayudar a los medios afines, los contratos con
"consultings" de estrategia de dudoso valor añadido,
auditores, despachos de abogados, y un sin fin de gastos que la
gran empresa absorve con facilidad, pero que suponen una abusiva
detracción de recursos de sus legítimos dueños.
En este sentido, el estilo "familiar" de dirección en
el SCH resulta preocupante. Aunque probablemente resulte más
discutible las íntimas relaciones entre el BBVA (y su entramado
industrial) con la economía vasca. ¿Por que determinados
suministros sólo pueden ser servidos por compañías erradicadas
en la zona? Y más palpable, ¿por qué mantener una sede social
artificial cuando el nudo del negocio se dirige desde otra plaza?
¿Quién pagará
América?
Al margen del asunto societario, Emilio Botín deberá afrontar
ahora la enorme incertidumbre hispanoamericana para hacer viable
su gran sueño de convertirse en uno de los 10 bancos más
grandes del mundo. Unos sueños de grandeza que quizás le salgan
muy caros a él y a quienes voluntaria o involuntariamente le han
acompañado en su aventura americana.
Porque aunque el experimento americano ha proporcionado enormes
réditos a la gran empresa española -también al SCH- ahora toca
purgar los excesos y ajustar las valoraciones. En primer lugar,
en los últimos balances no se tuvieron en cuenta ninguna
contingencia, por lo que la "calidad" del beneficio
presentado es más que discutible. Además, la posibilidad de
repatriar esos capitales también resulta discutible, por lo que
no parece muy prudente consolidar cuentas en euros como si euros
y "reales" fuesen la misma cosa.
Pero sobre todo, porque España entró en América con el sueño
de crecer en un momento en el que el capital americano estaba de
vuelta y el local se residenciaba en Estados Unidos en dólares.
¿Por qué confiar en una economía y en una moneda en la que no
confían ni los nacionales? ¿Por qué no advertir a los pobres
españoles que mantenían su "cartera de la viuda" que
sus inversiones eran de altísimo riesgo?
Botín deberá hacer frente a la acción social de
responsabilidad civil presentada por un grupo de accionistas por
la decisión de ampliación de capital en el Banco Río. Pero
deberá responder también de los costes de sus sueños de
grandeza. Unos costes que lastrarán el resultado durante algunos
años.
Y llegados a este punto, es necesario plantearse si Monroe tenía
razón, si España debe de renunciar a su presencia empresarial
en la zona. O si por el contrario es posible un encuentro entre
el capital español, europeo y norteamericano para promover el
desarrollo económico de las economías hispanoamericanas y por
tanto el bien común. Posiblemente este, sea el gran reto de
Aznar en la presidencia rotatoria de la Unión Europea.
Luis Losada Pescador ( referendum@wanadoo.es )
Ayuda
a los hermanos argentinos, pero a través de las
instituciones religiosas para evitar la corrupción de
los políticos y la ineficacia burocrática de las
Administraciones Públicas http://www.conferenciaepiscopal.es/default/solidaridad_argentina.htm Cuenta CAMPAÑA POR ARGENTINA Banco Santander Central Hispano 0049-0001-51-2710079979 Teléfono de información Permanente: 902 33 99 99 |
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