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Ladrones .
Hay muchas formas de robar, de sustraer lo que es debido, a la familia, a la sociedad, a los trabajadores, a las empresas, a la comunidad, a la naturaleza, ... incluso a nosotros mismos.
Hace tres mil años, Moisés recibió un
mandamiento de Yahvé : No robarás. Y , aunque parezca mentira,
sigue vigente. Robar es algo más que apoderarse o retener los
bienes de otra persona injustamente o perjudicarle en sus bienes.
Pero además de la cartera, la motocicleta o el coche, la fruta
en el campo, el mobiliario o enseres de la vivienda, la mujer de
otro o el atraco a un banco; existen bienes, ladrones y
procedimientos tan especiales y tan sutiles que muchos robos
pasan desapercibidos como tales robos. Ni siquiera llamamos
ladrones a los que hurtan ciertas cosas o de ciertas maneras.
Bueno será recordar algunos:
Chapuceros. Son aquellos que nos roban un tiempo precioso
haciéndonos esperar uno y otro día. Terminan mal su trabajo y
nos hacen repetir la operación al poco tiempo con un costo
doble. Constituyen una de las pestes de todas las sociedades. El
chapucero se da en todas las actividades y capas sociales, desde
ministros a peones.
¡Hay , esas oposiciones!, que se convocan, especialmente en las
administraciones públicas, cuando las plazas están dadas de
antemano. A veces, cientos de opositores pierden años o meses de
su vida preparándolas para nada. Gastan un dineral en viajes ,
libros, academias y apuntes para descubrir, en el momento del
examen, que muchos opositores saben quienes van a salir y los
temas que se van a proponer. ¡Qué casualidad! y aciertan. Se
les ha robado tiempo, ilusiones, salud y lo que dejaron de ganar
al no trabajar en otra actividad. Las empresas privadas, que se
juegan sus euros, raramente utilizan las oposiciones por
considerarlas inútiles y obsoletas.
Muchas empresas de todos los tamaños: Bancos, Seguros,
Constructoras,
Ponen tranquilamente en la calle a los
empleados por "No estar integrados en la Empresa" , u
otros eufemismos, que significan que los tales empleados no
quieren trabajar las horas extras que no le pagan; los que no
soportan cobrar pagas donde la nómina dice una cosa y la paga
otra; los que no quieren firmar que han recibido las vacaciones
sin disfrutarlas; los que no están dispuestos a cobrar paga de
peón con título y master universitario, con el INRI añadido de
ver aplaudido su buen hacer; los que están hartos de ir al paro
cada tres meses
Si se revuelven demasiado pasarán a la
lista de los malditos. Todo sea por el bien de la empresa y con
el silencio y beneplácito de sindicatos, leyes y políticos de
medio pelo. Forman parte de las hordas de nuevos esclavos.
Esos profesores que habitualmente faltan o entran en sus clases
con 10 minutos de retrasos y llevan las lecciones sin preparar.
Alumnos que no estudian ni dejan estudiar a los compañeros, que
faltan a sus clases y molestan a los profesores . Un alumno que
no cumple sus obligaciones ¿ tiene derechos como alumno?. El
destrozo que han causado algunos políticos en la educación lo
ven hasta los ciegos. ¿ Qué adjetivo le ponemos a estos
personajes, que se han cargado ya a dos o tres generaciones de
estudiantes?
Rateros de tiempo. En una época en que la hora de trabajo se
cobra normalmente a más de tres mil ptas. (18 euros), perder el
tiempo o hacérselo perder a los demás es un robo como otro
cualquiera. Papeleo administrativo que nos hace perder meses y
años estúpidamente, para arreglar asuntos que en otras naciones
se solventan en 24 horas- léase abrir un negocio-. Médicos que
citan a todos sus pacientes a la misma hora para no perder ellos
ni una; fontaneros, albañiles,
que raramente se presentan
a la hora o el día acordado ; pleitos a los que nadie ve el fin,
y sin cuyo resultado se paraliza la vida de mucha gente.
También reciben un feo nombre los obreros y empleados, que con
un sueldo aceptable y empleo fijo andan todo el día racaneando,
trabajando a medio gas y no todas sus horas. Son los que intentan
justificar su incompetencia y nulidad murmurando de jefes y
compañeros en todo momento. Casualmente cogen la gripe dos veces
cada año. Pocos son suficiente para emponzoñar y destruir una
empresa.
Los políticos forman parte de la más noble de las actividades
humanas, pero algunos se dan una rara habilidad en prostituirla
con efectos nefastos y destructores. Mucha es su gloria, cuando
son honestos y eficaces; pero también es grande su
responsabilidad y miseria cuando trabajan mal , y sobre todo,
cuando retrasan o no cumplen sus obligaciones. ¿Qué gloria hay
para los que en vez de servir al pueblo se sirven de él? Son los
que llenan los puestos de gobierno o trabajo con sus familiares,
amigos, compañeros de partido o ideología; ignorando,
despreciando o persiguiendo a los que no son de su cuerda. Los
puestos de dirección deben ser ocupados, siempre, por personas
inteligentes y eficaces. Por muy leal que sea un tonto , un
inútil, un disoluto, un memo, no debería ¡ NUNCA!, ocupar un
puesto de responsabilidad. Con una sola firma causan más
destrozos que un huracán, pero sus daños nunca se contabilizan.
La responsabilidad de quien eleva a un alto puesto a uno de estos
personajes, y de quien lo mantiene en él, no será menor que la
del personaje en cuestión. La lealtad es , en primer lugar, muy
en primer lugar, para el pueblo a quien se dice servir, las otras
lealtades son secundarias. La democracia, los votos no son
valores absolutos, y , desde luego, no pueden utilizarse, ni son
aceptables como excusa para cometer, en su nombre, verdaderas
tropelías.
A los políticos causantes de los "daños"
subsiguientes por mala fe, por ignorancia, por interés
partidista o de cualquier otro tipo ¿ Qué adjetivo le
añadimos? Además, tienen el agravante de que sus actos son,
generalmente, legales. Para eso hacen ellos las leyes. Véase el
uso que se hace de casi todas las televisiones en España y fuera
de España. ¿Quién hace las leyes que permiten a ladrones y
asesinos entrar por una puerta del juzgado y salir por otra,
cuando son llevados ante los jueces? Sin embargo, cuando los
políticos de turno consiguen que estos tipos se mantengan en
mínimos razonables , logran que el mundo siga siendo hermoso y
habitable.
Medio ambiente. Los que dejan basuras y suciedad por donde pasan,
los que emponzoñan el aire o el agua , los que destrozan
árboles; los malos pescadores o cazadores que no pasan de ser
más que asesinos de animales. Los grafiteros cuyas gracias roban
millones a los Ayuntamientos en limpieza. Todos y cada uno de los
que privamos a las generaciones futuras de un mundo mejor ¿ No
estamos robando algo que vale más que el dinero?
Salud. Traficantes de drogas, incitadores al alcohol, a la
pornografía, al botellón, al juego, a la violencia
¿No
están robando salud? ¿No están robando vida? ¿No están
malgastando enormes medios económicos?
Sin embargo, vemos que los comerciantes inteligentes no necesitan
robar, pues saben como hacer frente a sus problemas, y están
convencidos que la honradez es una buena inversión y la mejor de
las propagandas. Tardan más en triunfar, pero es un triunfo que
da más satisfacciones y más duradero. El robo se deja para los
torpones, que no se enteran donde se meten, ni saben después
como salir. Donde se pone comerciante, podemos escribir cualquier
otro nombre.
También sería bueno que, desde el púlpito, de vez en cuando,
los sacerdotes hablen de temas como estos, aunque levanten
ampollas. Son los que realmente interesan al público. De paso,
podrían recordar a los que se confiesan- si confiesan los robos-
que no hay perdón sin devolución. No hace mucho pregunté a un
sacerdote amigo: ¿Se confiesan muchas personas de haber robado?
Si, algunos, contestó. Volví a preguntar: ¿Cuántos han
devuelto lo robado? Ninguno, que yo sepa, volvió a responder. Es
algo que siempre se justifica.
Tampoco olvidemos que buena parte de estos casos son posibles por
la permisividad , la falta de coraje , la desunión y la no
utilización de los medios de protesta y denuncia, que las leyes
ponen a nuestro alcance. Si nosotros no luchamos por nuestros
derechos ¿Por qué lo van a hacer los demás?
Además, también dicen que son ladrones los que roban por
hambre. Cuando huyen corriendo, la gente grita ¡Al ladrón!, ¡
Al ladrón! Pero, cuando a nuestro lado pasa tranquilamente y
pavoneándose un grafitero, un chapucero; un mal juez, político
, profesor, médico, empresario u obrero le saludamos y damos los
buenos días muy cordialmente : "Buenos días Señor, vaya
Vd. Con Dios". "Quede Vd. Con El", nos responden.
Pero el Señor ya sabe con quien se gasta los cuartos. Sabe que
Adán, el primer hombre, fue un ladrón ; Eva, la primera mujer,
una mentirosa; y Caín, el primer hijo, un asesino. ¡ Qué
tropa, Señor!
Ante este panorama lo primero que pensamos es ¿ Qué hace El
Estado? ¿Qué hace la Junta? ¿Qué hace el Ayuntamiento, la
escuela, la, la, la...? ¡ Oiga!, Y ¿ Qué hacemos Vd. y yo?
Alejo Fernández Pérez.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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