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La mujer, víctima del aborto.
La
mayoría de abortos que hoy por hoy se practican en España se
amparan en el primer presupuesto despenalizador, esto es: que sea
necesario [el aborto] para evitar un grave peligro para la vida o
la salud psíquica de la embarazada. Paradójicamente, las
estadísticas sugieren exactamente lo contrario: el aborto (que
siempre es no deseado) es causa de importantes trastornos
psicológicos que incluso pueden conducir a la muerte.
La salud física y psicológica de la madre es
injustificablemente puesta en peligro por aquellos que, de un
modo irresponsable e interesado, afirman que el aborto es
psicológicamente "seguro". Esta equivocada y obcecada
actitud, al negar los efectos psicopatológicos del aborto,
dificulta el tratamiento y la recuperación de la mujer que los
padece.
El deseo y el deber de proteger la salud psicológica de la madre
deberían contraindicar el aborto, pero en ningún caso
aconsejarlo
Síndrome Post Aborto (SPA)
El Síndrome Post-Aborto (SPA) consiste en una serie de
trastornos psicológicos y psicosomáticos que experimentan
muchas mujeres a consecuencia de haber abortado.
Merece la pena aclarar que las manifestaciones del SPA son
normales: es decir, lo natural después de haber sufrido un
aborto provocado, es sentir dolor, tristeza, culpabilidad,
vacío,... lo anormal, sería quedarse completamente indiferente
como si nada hubiera ocurrido (ello reflejaría un cierto grado
de trastorno mental, aunque es preciso diferenciarlo de la
actitud de negación, con la que la mujer aparenta ante sí misma
y ante los demás esta supuesta indiferencia).
El SPA suele aparecer tardíamente, pasados meses e incluso
varios años desde que el aborto tuvo lugar; las manifestaciones
más frecuentes son depresión, ansiedad, rabia,
vergüenza, rechazo de sí misma y gran sentimiento de culpa.
Si la mujer padecía algún trastorno mental previo o bien tenía
una cierta predisposición a padecerlo, el aborto suele agravarlo
o desencadenarlo.
Estas alteraciones básicas, afectan la vida cotidiana de la
mujer y se concretan de múltiples formas, perjudicando e
interfiriendo en sus relaciones interpersonales (especialmente
las conyugales o de pareja), su capacidad de trabajo
o estudio, el interés por las cosas y por las otras personas,
etc.
También favorecen ciertas actitudes anormales como:
auto-aislamiento, apatía, indiferencia, trastornos de la
conducta alimentaria (anorexia o bulimia), conducta
autodestructiva (tendencia suicida, abuso de
alcohol y drogas), estado hiperalerta
(sensación de estar permanentemente amenazada, en peligro, de
modo que se vuelven mucho más susceptibles e irritables), comportamiento
esquivo con los niños, maltrato infantil, dificultad para
establecer un vínculo apropiado con los propios hijos,
promiscuidad, automutilación (histerectomía,
ligadura de trompas), tendencia a establecer
relaciones abusivas (en las que resultan
maltratadas), búsqueda de sobrecompensación
profesional, etc.
La herida abierta por el aborto puede provocar otro tipo de
manifestaciones como insomnio, alucinaciones
auditivas (oír el llanto de un niño),
pesadillas (en las que el capítulo del aborto se
repite continuamente, aparecen niños despedazados o
mutilados,...), intrusiones (es decir:
recuerdos súbitos diurnos de la experiencia del aborto), etc.
Además, el aborto puede ocasionar dificultades en embarazos y
partos posteriores, pero, en esta ocasión, influyen alteraciones
tanto físicas cómo psicológicas que pueden comportar disfunción
sexual (sobretodo con el padre de la criatura
abortada) esterilidad, interrupción espontánea del
embarazo, parto prematuro, (que, por cierto,
incrementa el riesgo de parálisis cerebral en el neonato)...
Tampoco es infrecuente que las mujeres busquen embarazos
"expiatorios" (es decir, que compensen la
pérdida sufrida) o que se involucren en el movimiento pro-vida
(con una intención de reparación) o pro-aborto (con la
esperanza inconsciente de fortalecer la idea de que el aborto fue
una decisión correcta y razonable, de modo que no hay motivos
para arrepentirse o dolerse por ella).
Estas manifestaciones típicamente empeoran en las fechas en que
tuvo lugar el aborto o en que el niño debería haber nacido (reacciones
de aniversario) y también pueden desencadenarse o
agravarse ante determinados acontecimientos vitales estresantes o
emocionantes.
En palabras del profesor Willke: "es más fácil sacar
al niño del útero de su madre que sacárselo de su
pensamiento".
Factores de riesgo para sufrir SPA:
No todas las mujeres que abortan experimentan el SPA ni todas las
que lo padecen, sufren las mismas alteraciones ni en el mismo
grado. Es difícil determinar a priori qué mujeres lo padecerán
y cuáles no, pero sí se ha podido identificar ciertos factores
que incrementan el riesgo de padecerlo:
- Ser adolescente
- Sufrir el aborto en el 2º o 3r trimestre de gestación
- Presentar antecedentes de enfermedades o alteraciones psicológicas previas al aborto.
- Haber sido presionada a abortar por terceras personas (pareja, padres, tutores, jefe del trabajo,...)
- Que el aborto vaya en contra de creencias o convicciones morales.
- Que se aborte con la esperanza de que de este modo se salvaguarda la salud psicológica.
El Aborto en las
Adolescentes
De todos los factores de riesgo antes mencionados, el más
importante es el hecho de ser adolescente; esto es así por
varios motivos:
- las adolescentes manifiestan más a menudo el deseo de tener el bebé
- se sienten obligadas a abortar con más frecuencia
- tienen convicciones anti-abortistas más sólidas
El SPA se manifiesta en ellas
de un modo más cruento, les cuesta mucho más superarlo y a
menudo sufren secuelas psicológicas irreversibles. El riesgo de
suicidio es del doble en comparación con las mujeres adultas y
el riesgo de padecer alteraciones mentales graves que requieran
hospitalización, tres veces superior. También están expuestas
a un mayor riesgo de sufrir lesiones uterinas, vaginales y
abdominales durante la intervención abortiva.
El aborto supone un
riesgo de muerte cuatro veces mayor que el parto
Contrariamente a la idea que los promotores de la cultura de la
muerte se han encargado de difundir, el aborto supone un riesgo
para la salud de la mujer significativamente mayor que el
embarazo y el parto.
El estudio más serio que se ha realizado al respecto, fue
llevado a cabo en Finlandia, por el Centro Nacional Finlandés de
Investigación y Desarrollo para la Salud y el Bienestar.
Dicho estudio se realizó sobre 9.192 mujeres que fallecieron
entre los años 1987-1994 con una edad comprendida entre los 15 y
los 49 años (es decir, en edad reproductiva); de todas ellas,
281 murieron en el curso de un año desde su último embarazo.
Analizando la mortalidad global y la mortalidad por causas,
encontramos en todos los casos que el embarazo y el parto reducen
el riesgo de morir mientras que el aborto provocado lo
incrementa.
Las conclusiones de dicho estudio son las siguientes:
MORTALIDAD
GLOBAL
3,5 veces superior en las mujeres que habían abortado en
comparación con las mujeres que habían dado a luz.
MORTALIDAD
POR SUICIDIO
7 veces superior en las mujeres que habían abortado en
comparación con las mujeres que habían dado a luz a un hijo.
Merece la pena añadir que el
30-55% de las mujeres que abortan tienen ideas de suicidio y
entre el 7-30% llegan a cometer intentos. Estos últimos son
especialmente importantes en las mujeres de menos de 30 años y
en las mujeres con antecedentes de alteraciones psicológicas o
tendencia suicida.
Es preciso destacar que una cierta proporción de suicidios en
mujeres que han abortado, se asocian a infanticidio: la mujer se
suicida después de haber acabado con la vida de sus otros hijos.
Hay otro dato muy revelador que refuerza esta constatación: la
tasa de suicidio femenino en China es la más elevada del mundo;
además, China es el único país donde mueren más mujeres que
hombres por este motivo. No deja de ser "curioso" que
sea precisamente China el país donde el control de la natalidad
es más agresivo y la sociedad más coacciona a las mujeres a
cometer abortos no deseados.
MORTALIDAD
POR CONDUCTA DE RIESGO
El riesgo de morir a causa de un accidente es 4 veces superior
para una mujer que ha sufrido un aborto en comparación con una
mujer que ha dado a luz a un hijo
Por un lado, las mujeres que
dan a luz a un hijo, adoptan actitudes más cuidadosas y evitan
situaciones de riesgo que puedan poner en peligro a su hijo o a
ellas mismas.
Contrariamente, las mujeres que han sufrido un aborto, adoptan
actitudes más imprudentes y temerarias que ponen en peligro sus
vidas (conducta auto-destructiva). La adquisición de esta conducta
de riesgo es el resultado de los trastornos
psicológicos incluidos en el denominado síndrome
post-aborto: indiferencia, apatía, depresión,
desprecio de la vida, baja auto-estima, sentimiento de
culpabilidad, desesperación, mayor tendencia a abusar del
alcohol y las drogas o automedicación con sustancias
antidepresivas o estimulantes... Las muertes por conducta de
riesgo serían el reflejo de un grado menor de conducta suicida:
el deseo de morir o de no continuar viviendo sin llegar a pensar
en quitarse activamente la vida. El resultado es un mayor riesgo
de morir por "accidente".
MORTALIDAD
POR HOMICIDIO
El riesgo de morir a causa de agresiones por otras personas es 4
veces superior para las mujeres que han sufrido un aborto en
comparación con la población en general
Otros estudios realizados en
mujeres que habían abortado muestran que alrededor del 60% de
ellas referían haber perdido el control sobre ellas mismas y
adoptado conductas hostiles, agresivas y violentas a raíz del
aborto. Todo ello puede favorecer la generación de conflictos en
las relaciones interpersonales que pueden llegar a tener un
desenlace fatal.
También es posible que entre las mujeres que optan por abortar
haya una proporción superior de mujeres con trastornos
psicológicos y con mayor tendencia a establecer relaciones
conflictivas o abusivas en las que puede predominar el maltrato.
MORTALIDAD
POR CAUSAS NATURALES
1,6 veces superior en las mujeres que han abortado en
comparación con las mujeres que han dado a luz o han sufrido una
interrupción espontánea del embarazo.
Son diversas las causas que
podrían explicar esta constatación:
- Por un lado es posible que las mujeres que logran quedarse embarazadas y dar a luz a un hijo, presenten un estado de salud superior al de las mujeres en edad fértil en general: este hecho podría justificar que la mortalidad por causas naturales en mujeres que han dado a luz a un hijo sea inferior que la media, pero, en cualquier caso, no explicaría que la mortalidad entre las mujeres que abortaron sea un 60% superior que en las mujeres que quedaron embarazadas pero no sufrieron un aborto provocado. Los abortos provocados que se practican por estar en peligro la salud física de la madre no fueron lo suficientemente abundantes como para explicar esta diferencia.
- Por otro lado, el aborto provocado induce una serie de cambios físicos y psicológicos no fisiológicos (es decir, no naturales) que pueden repercutir negativamente en el estado general de salud de la mujer. Entre estos procesos encontramos: el estado depresivo (que compromete la funcionalidad del sistema inmunitario), los conflictos psicológicos (que consumen energía, de modo que la mujer descuida otros aspectos que condicionan su estado de salud) y las alteraciones del sueño y la alimentación o el abuso de sustancias tóxicas (alcohol, drogas y fármacos) que tan frecuentes son en las mujeres que han abortado.
Esquemáticamente, podemos representar los resultados obtenidos del siguiente modo:
CONCLUSIÓN: mientras el embarazo, el parto y la maternidad
tienen un efecto protector sobre la salud de la mujer y favorecen
su supervivencia, el aborto incrementa el riesgo de morir y de
adoptar conductas o padecer trastornos psicológicos que pueden
conducir a la muerte.
El aborto como factor
de riego para sufrir complicaciones en embarazos posteriores
El aborto se ha identificado como factor de riesgo para dar a luz
a bebés con bajo peso (alteración que
se traduce en un mayor riesgo de parálisis cerebral). En este
sentido las estadísticas norteamericanas son muy sugerentes: la
población de color presenta una incidencia de bebés con parálisis
cerebral notablemente superior a la población
caucásica. No deja de ser "curioso" que la tasa de
aborto sea proporcionalmente superior en la población negra que
en la blanca. La asociación estadística entre ambos fenómenos
es significativa y el punto de conexión se encuentra
precisamente en la mayor incidencia de partos prematuros y de
bebés con bajo peso entre las mujeres que han padecido algún
aborto provocado.
También se ha relacionado el aborto con una mayor dificultad
para con embarazos y partos posteriores, con un amplio abanico de
manifestaciones que van desde la esterilidad
hasta la dificultad para llegar a término,
mayor incidencia de partos prematuros, alteraciones
durante el embarazo que ponen en peligro la salud
tanto de la madre como la del hijo (eclampsia, pre-eclampsia,
muerte fetal, infección intrauterina, hemorragia uterina,...),
retención de la placenta, hemorragia posparto, embarazo
ectópico, disfunción sexual (con gran
componente psicológico) y dificultades para
establecer un vínculo adecuado madre-hijo (tanto
desde el punto de vista afectivo como físico, no siendo
infrecuente la dificultad para amamantar al bebé).
El aborto quirúrgico comporta ciertos riesgos y efectos
secundarios que dependen sobretodo de la técnica utilizada (que
a su vez está en función de las semanas de embarazo en el
momento del aborto). En general, estos riesgos son: perforación
uterina, infección, embolismo, convulsiones, hemorragia, daño
cervical (es decir, del cérvix uterino), fiebre y
vómitos entre otros. Estas lesiones pueden tener consecuencias
inmediatas o bien manifestarse en forma de alteraciones de la
fertilidad, el embarazo y el parto en gestaciones posteriores y
que pueden repercutir negativamente tanto en la salud de la madre
como del bebé.
Por otro lado, la interrupción del embarazo en el primer
trimestre de gestación supone un riesgo 30-50% superior de
desarrollar cáncer de mama. A esto hay que añadir que el hecho
de dar a luz a un hijo tiene un efecto protector frente al cáncer
de mama, de modo que el aborto no sólo supone un
factor de riesgo positivo para desarrollar este tumor, sino que
también priva a la mujer de un factor protector frente al mismo,
como es el embarazo a término y la lactancia. Son los embarazos
en edades tempranas los que presentan un mayor efecto protector
frente al cáncer de mama. Y son precisamente las muchachas
jóvenes las que padecen mayores trastornos físicos y mentales
por el hecho de haber abortado. Estas observaciones contradicen
el argumento pro abortista según el cual el aborto beneficia a
la mujer en general y a las adolescentes o jóvenes en
particular.
Aborto y
consentimiento informado
Los modelos sanitarios actuales, no conciben ningún tipo de
relación médico-paciente que no observe lo que se denomina
"consentimiento informado": es decir, el enfermo debe
conocer las distintas opciones terapéuticas que en su caso
concreto merece la pena valorar y bajo el consejo del médico,
ambos (médico y paciente) valoran conjuntamente cuál de las
opciones posibles es más conveniente. Para que el paciente pueda
decidir, es preciso que se le explique en qué consiste cada
opción, así cómo sus ventajas y sus inconvenientes, los
riesgos y los posibles efectos secundarios de cada intervención
o tratamiento (naturalmente, es preciso que el médico adapte su
lenguaje a la capacidad de entendimiento del paciente).
En el caso de las mujeres que están considerando la opción de
abortar, es preciso que, al igual que en el resto de
intervenciones médicas, se respete su derecho al consentimiento
informado. Esto implicaría:
- Prevenir acerca de las consecuencias psicopatológicas que entraña el aborto.
- Avisar del mayor riesgo de complicaciones en embarazos posteriores al aborto (niños de menos peso, parálisis cerebral)
- Explicar en qué consiste la técnica abortiva
- Explicar que, de acuerdo con el estadio del embarazo, el embrión o feto, es de un determinado modo: tiene bracitos, piernas, un corazón que late desde la cuarta semana,...
- Informar acerca de las posibles complicaciones, riesgos y efectos secundarios que sobre la salud física y sobre la fisiología reproductiva de la mujer entraña la técnica abortiva a que se va a someter.
- En el caso de la "píldora abortiva del día después" es necesario que la mujer sepa que es posible que esté ABORTANDO (es decir, acabando con la vida de su hijo todavía no nacido), y no impidiendo la concepción.
- Informar acerca de las otras alternativas: por ejemplo, no abortar y decidir después del parto entre ejercer la maternidad o dar al bebé en adopción.
Quizá sea cierto que abortar
de un modo inconsciente, sin conocer todos estos detalles sea
mucho menos doloroso. Pero lo que yo creo es que muchas mujeres
tomarían la decisión de no abortar si lo supieran. Si
socialmente se acepta este engaño es porque se tiene la
convicción de que lo que realmente le conviene a esa mujer es
abortar y, lo que hay que hacer por caridad, es hacer que esta
difícil decisión sea más soportable, menos dolorosa y más
fácil de tomar.
Ni que decir tiene que, por lo menos en España, el derecho al
consentimiento informado es violado a diario en cada mujer que se
dirige a una consulta de planificación familiar con la esperanza
de recibir orientación e información para poder tomar una
decisión "libre" acerca de su embarazo. No es posible
tomar decisiones libres cuando uno desconoce la realidad sobre lo
que es objeto de su decisión, especialmente si es posible
adquirir este conocimiento. Es un delito sugerir o favorecer que
una persona tome una determinada decisión a la par que se le
oculta información que podría modificar la resolución final.
Conclusiones
El aborto supone, en primer lugar, acabar con la vida de un ser
humano en desarrollo, el más inocente e indefenso de todos.
Pero, a la vez, supone herir profundamente en el cuerpo y en el
alma a la mujer que aborta. Me resulta difícil imaginar un
sufrimiento mayor al que puede llegar a experimentar una mujer
que ha abortado cuando toma conciencia de ello. Al duelo natural
por la muerte evitable de un hijo, se suma la carga de saberse
responsable de tan dolorosa pérdida.
Todo aborto tiene, por lo menos, dos víctimas: una de ellas
muere; la otra, sobrevive y sufre a diario las consecuencias de
un crimen abominable.
De nada sirve el intentar mentalizar a la mujer de que el aborto
fue una decisión correcta y razonable de la que no tiene porqué
arrepentirse; de nada sirve cuando la mujer ya ha descubierto en
su dolor, que aquel montoncito de células que arrancaron de su
seno era algo más que una masa informe. Insistir en negar lo
trágico del aborto sólo contribuye a incrementar el sentimiento
de soledad e incomprensión en las madres víctimas de un aborto.
En nuestra sociedad son muchas las mujeres (sobretodo
adolescentes y jóvenes) que quedan embarazadas en situaciones en
que quizás lo más conveniente o lo más deseable (bajo un
criterio y un juicio humanos) hubiera sido que ese embarazo no se
produjera. Pero eso no quiere decir que la solución al problema
sea interrumpir ese embarazo y acabar con la vida de un bebé
inocente.
Estoy convencida de que la inmensa mayoría de abortos (sino
todos) son no deseados. Ninguna mujer desea pasar por la
experiencia de un aborto. Es mucho más indeseado e indeseable un
aborto que cualquier embarazo. Los pro abortistas insisten en
combatir los embarazos no deseados con abortos todavía menos
deseados y con bastantes más efectos secundarios negativos que
el llevar a término un embarazo imprevisto y dar a luz a un hijo
aunque sea dado en adopción.
La mayoría de mujeres que optan por abortar ante un embarazo no
deseado, lo hacen presionadas por personas allegadas o por
problemas de carácter social o económico. La mayoría de ellas
refiere que si sus circunstancias hubieran sido otras, habrían
tenido a su bebé. El 70% afirma que jamás volverían a abortar
por muy adversas que fueran las circunstancias.
Son muchos los motivos que pueden hacer que una mujer se plantee
la opción de abortar en una sociedad donde el aborto es legal y
considerado como un medio por el cual la mujer es liberada de las
cadenas de su feminidad. En el fondo de estas decisiones se suele
encontrar la falta de apoyo por parte del padre del bebé o de
los familiares y amigos más allegados y también por parte de la
sociedad que, en lugar de buscar medios para ayudar a las mujeres
en su maternidad deseada, invierte recursos humanos y económicos
en clínicas donde llevar a cabo los abortos no deseados.
No se ha publicado en la prensa científica ningún estudio
acerca de las supuestamente gravísimas y más que
"evidentes" consecuencias de completar hasta el parto
un embarazo no deseado en un principio. Pero, por desgracia, la
abundancia de víctimas supervivientes del aborto, está
proporcionando datos suficientes como para continuar afirmando,
confirmando y reafirmando lo expuesto en este artículo: el
aborto es una amenaza para la integridad física y psicológica
de la mujer.
Para concluir este artículo, recomiendo la lectura del texto:
El proyecto Raquel: Fe en acción, un
Ministerio de compasión y solicitud
Que pueden encontrar en la dirección:
http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/raquel-fe.html
Bibliografía
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del aborto en la mujer, Comunicación presentada en el I Simposium Europeo de
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3. ¿Qué es el Síndrome post
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que existe el Síndrome post aborto
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7. Dr. Pablo Verdier, El Síndrome post aborto:
¿Porqué se diagnostica menos de lo que se debería?
http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/diagnostica.html
8. Dr. Pablo Verdier, Subtipos clínicos del síndrome
post aborto
http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/subtipos.html
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10. Seis pasos hacia la sanación
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Página web del Elliot Institute (ayuda a la mujer que
ha sufrido un aborto):
http://www.afeterabortion.org
Página web de Vida Humana Internacional:
http://www.vidahumana.org
Página de la Asociación Canaria de Bioética (ACABI):
http://www.bioeticaweb.com
María Valent
maria_valent@hotmail.com
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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