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Persona, Sociedad, Estado: actualidad y pertinencia del principio de subsidiariedad.
Crónica de una mesa redonda, celebrada en Pamplona, en torno a uno de los presupuestos teóricos de la acción social y pública del catolicismo. Reflexiones a partir del estudio de un libro de Luigi Giussani, fundador de Comunión y Liberación.
Mesa redonda en Pamplona.
Organizada por Auzolan de iniciativas
culturales, se celebró el pasado jueves 7 de marzo, en la sala
de conferencias de Pamplona de Caja Navarra, una mesa redonda
bajo el lema: "Persona, Sociedad, Estado: actualidad y
pertinencia del principio de subsidiariedad".
Aclaremos, en primer lugar, el sentido de la palabra euskérica
auzolan. Significa, aproximadamente, "trabajo
común". Bajo este término, en el campo navarro,
durante siglos, como expresión de la solidaridad popular nacida
de la común pertenencia a la Iglesia, se han realizado
múltiples trabajos y construcciones. En particular, muchos
cientos de iglesias rurales así se edificaron. Todavía hoy, en
los despoblados pueblos navarros, bajo esa consigna se limpian
calles, se restauran iglesias, se construyen centros de reunión.
Al igual que ha ocurrido con tantas palabras, la izquierda
aberzale ha intentado apropiársela; incluso una de sus
formaciones, hace ya casi 20 años, la adoptó como nombre. En
esta ocasión, un grupo de navarros del movimiento eclesial Comunión
y Liberación, entre los que se encuentra este articulista,
se han acogido bajo su significado originario para,
recuperándolo, realizar algunas actividades públicas de
propuesta cultural católica.
De la breve historia de Auzolan, recordaremos aquí,
gratamente, la realización de una exposición sobre los
orígenes del cristianismo a la que acudieron más de 2.000
personas ("De la tierra a las gentes") y una
conferencia, organizada junto al Ateneo Navarro, de Pío Moa,
quién disertó sobre la revolución de Asturias de 1934 y los
orígenes de la guerra civil.
La propuesta de la mesa redonda, que origina esta crónica,
nació de la necesidad de profundizar y buscar el sentido
práctico a uno de los últimos textos del fundador del
movimiento Comunión y Liberación, Luigi Giussani: El yo, el
poder, las obras.
"El yo, el
poder, las obras".
Editado por Encuentro (Madrid, 2001, www.edicionesencuentro.es),
el texto parte de la siguiente afirmación recogida en su página
7: "El cristianismo no surgió como una religión, sino
como un potente amor al ser humano, a la persona concreta".
El libro, por ello, testimonia la operatividad del cristianismo,
hoy día, en su capacidad de abrazar la totalidad de la
humanidad. Es, fundamentalmente, una recopilación de
intervenciones públicas dirigidas, en muchas ocasiones, a
personas ajenas al movimiento por él fundado.
Está estructurado en 4 bloques, más un apéndice de entrevistas
y artículos ya publicados en diversos medios. Veámoslos.
El poder. A partir del impacto del "efecto
Chernobyl" en los jóvenes (la influencia del poder
sobre las conciencias), propone un camino para el reencuentro de
la propia persona: un itinerario plenamente racional,
correspondiente al corazón del hombre.
El trabajo. Aquí es entendido como necesidad y
expresión, por tanto, del sentido religioso, y como el
principio, tal vez, de un cambio en la sociedad.
Las obras. A partir de su página 123, se recoge
el texto "Frente a la necesidad, una propuesta
positiva", de especial interés. Las obras se proponen
como una concreción de la racionalidad de la hipótesis
cristiana, en su correspondencia con el deseo del hombre.
La política. A juicio del autor, el poder
moderno tiende a controlar y dirigir los deseos del hombre,
reduciéndole y manipulándole. Frente a la "gran
homologación", en palabras de Pasolini, la política
debe favorecer una cultura de la responsabilidad, favoreciendo la
construcción de sujetos sociales, primando la sociedad frente al
Estado, orientado éste último por tanto al servicio de la
sociedad y el bien común.
La mesa redonda.
El acto se celebró a las 20'15 horas conforme lo previsto.
Con una asistencia de público cifrada en algo más de 60
personas; el acto se difundió mediante un anuncio de pago de 4
módulos en "Diario de Navarra" y se remitieron
comunicados a los diversos medios de comunicación aquí
presentes. Se repartieron 300 invitaciones, remitiéndose varias
decenas más vía e-mail. Igualmente, se insertó la convocatoria
en dos foros de internet: "Tomás Moro" y
"Libertad ya". E-cristians también informó, por
e-mail, de la celebración del acto, especificando que no lo
organizaba pero que lo consideraba de interés. Un apoyo que
agradecemos especialmente.
Según lo anunciado, como ponentes participaron tres personas
elegidas en función de su específica relación con la realidad
social: el político José Iribas Sánchez de Boado (Senador de
Unión del Pueblo Navarro, abogado, padre de familia numerosa,
exalcalde de Tafalla), José Miguel Oriol López-Montenegro
(Presidente y Fundador de Ediciones Encuentro y Presidente de la
Compañía de las Obras de España, uno de los rostros más
conocidos de Comunión y Liberación) y, por último, Andrés
Jiménez Abad (filósofo y pedagogo, catedrático de Instituto,
Jefe del Servicio de Atención a la Diversidad, del Departamento
de Educación del Gobierno de Navarra). El moderador fue José
Joaquín Garralda Guillén, arquitecto y cofundador de Auzolan.
El filósofo.
Inició el acto José Joaquín Garralda Guillén haciéndose dos
preguntas: si las administraciones públicas son las únicas
responsables en la construcción de la persona y qué otros
protagonistas pueden participar en la misma. Añadió una
tercera, dirigida expresamente a Andrés Jiménez Abad, en su
calidad de filósofo: ¿cómo está presente el yo en todo lo que
hace, trabajo, afectos, etc.?
D. Andrés inició su intervención apelando a la experiencia y
al sentido común. Es posible, a su juicio, que el yo sea
protagonista en todos los órdenes en que se integra (trabajo,
familia, educación) y desde los cuales desarrolla creativamente
su existencia, pero es muy difícil a causa del grave riesgo de
despersonalización, consistente en el desconocimiento de uno
mismo y, por tanto, también del otro, relativo siempre según
intereses parciales.
Si la educación consiste en un esfuerzo que persigue la
capacitación de la persona, para que decida por sí misma y con
libertad, la tendencia predominante hoy día es, por el
contrario, actuar conforme al "me gusta o no" o
"me apetece o no".
Denunció la existencia de una serie de potentes fuentes de
criterios operativos, que producen el efecto de trivializar la
vida, siendo ejemplo y prueba de ello la capacidad de modelar
comportamientos desde la publicidad, con la consecuencia
insospechada de suprimir la libertad de la persona. Sin embargo,
esa cesión a los indicativos publicitarios es cómoda, ese
"dejarse llevar" evita una fatiga a corto plazo aunque,
a la larga, devenga en pesimismo y desengaño. La experiencia nos
dice que el mayor enemigo de la libertad está en cada uno de
nosotros, acarreando cansancio: en consecuencia, es más fácil
ser esclavo que ser libre. Además, para el poder dominante, ¿en
que se concreta la libertad?: en el poder adquisitivo. Esto se
materializa en una forma práctica de "religión", con
su liturgia y sus espacios, que se resume en dos mandamientos:
"te amarás a ti mismo por encima de todo y al dinero como a
ti mismo". Simbólicamente, esta nueva religión tiene sus
exponentes en los grandes edificios, centros de decisión, de las
modernas urbes; por ello el "11 S" ha tocado la
conciencia de tantas personas, al afectar a las fibras más
íntimas de las conciencias, generando una inimaginable crisis.
En este contexto echamos la culpa, a los responsables políticos,
de lo que no nos satisface a nosotros mismos. Además, otro
planteamiento es el siguiente: "Tendrían que promover,
que resolver
" Pero y ¿yo? Nos hemos acostumbrado
a que se nos dé todo hecho desde las administraciones públicas.
A su juicio las administraciones podrían ser buenas directoras
de orquesta, pero con unos buenos músicos.
No tenemos juicios con los que afrontar las diversas
circunstancias de la vida: la educación de los hijos, por
ejemplo, no teniendo nada que ofrecerles.
Concluyó con una pregunta que todos debemos hacernos: "¿qué
está esperando la vida de mí?". Sin ello no habrá un
porqué para el cómo. Y no habrá un yo.
El empresario y
activista católico.
El moderador explicó brevemente, a continuación, la realidad de
la Compañía de las Obras en España, para dar la palabra,
inmediatamente, a José Miguel Oriol mediante la pregunta: ¿qué
es el principio de subsidiariedad?.
El Presidente de esta entidad considera que en el título del
libro, "El yo, el poder, las obras" se expresa
la cuestión central de la sociedad. El punto de partida es el
yo. Un yo con un deseo que no se colma nunca y que es realmente
asombroso por nuestra capacidad de infinito.
Afirmó que este principio hace 15 años estaba casi
absolutamente desterrado de la política, la cultura y los
Seminarios; por el contrario, ahora, es uno de los ejes centrales
de la construcción europea, concebido también como principio
regulador del derecho europeo. Y en esta recuperación no es
ajeno el esfuerzo de Juan Pablo II a lo largo de todos estos
años.
Su sentido último es el de la primacía de la persona en una
sociedad rectamente ordenada: no es el hombre el que está al
servicio de las instituciones políticas y administrativas, sino
al revés.
Aunque ya habló de este principio Pío IX y León XIII con la
Rerum novarum, es en 1931 cuando Pío XI lo formula de forma
sistemática, precisamente con ocasión del ascenso del comunismo
y de los fascismos. Ello demuestra que, aunque suene a algo
"prehistórico", la Doctrina Social de la Iglesia es
algo vivo, en constante elaboración, y propia del hoy. Hasta tal
punto es así que la atención a la persona se ha hecho presente
en la Historia por la acción del cristianismo, aunque sea, en
muchos casos, en su versión secularizada.
La aplicación del principio de subsidiariedad, recuerda,
pretende proteger a la persona humana, a las comunidades locales
y a los grupos intermedios, del peligro de perder su legítima
autonomía.
La otra vertiente de este principio es el de la solidaridad,
consecuencia también de esta concepción trascendente de la
persona, exclusividad de las sociedades originalmente cristianas.
Como realidades y ejemplos concretos, de la Doctrina Social
católica, apela a la experiencia del "bono escolar",
como una fórmula que facilita el acceso a una enseñanza de
calidad sin importar la procedencia social. Otra experiencia
derivada de los mismos principios es el "bono
sanitario" que se está implantando, informó, en
Lombardía, región italiana que junto a la de Baviera son
locomotoras de la creatividad y el desarrollo en Europa
(alimentadas en buena medida por la Doctrina Social católica).
En su intervención llegó a afirmar que la Compañía de las
Obras en Italia (entidad social católica que agrupa a 20.000
empresas, ONGs, asociaciones de todo tipo con y sin ánimo de
lucro) está cumpliendo la misión histórica de reconstrucción
de un tejido social de inspiración católica. Y ello es así
hasta el punto de ser determinante en el ejercicio del poder en
Lombardía, siendo otra creación viva del pensamiento cristiano;
plenamente éste correspondiente con los deseos constitutivos del
hombre.
El político.
El senador José Iribas respondió, desde su experiencia y
convicciones, a la pregunta del moderador sobre si el Estado
puede reducirse a favor de la sociedad.
Consideró fundamental que el valor de la persona en sí -por lo
que es y no por lo que tiene- es lo primero a tener en cuenta en
la edificación social y en el quehacer político, de lo que se
deriva que todas las demás entidades deben estar a su servicio.
Se deduce de lo anterior que el estado es un medio, no un fin,
cuyos objetivos son el bien social y la convivencia.
La persona se constituye, por tanto, en el motor de un desarrollo
plenamente humano. Pero precisa de una condición previa: la
libertad cuyo ejercicio deben garantizar quiénes tienen la
responsabilidad de dirigir la sociedad de forma justa y ordenada.
Según su experiencia, las personas se siguen preguntando por lo
verdaderamente importante. "El hombre quiere zambullirse
en las profundidades de los valores que lo hacen mejor".
Estamos en una crisis, evidentemente, de la que podemos salir
mejores, ayudándonos en esta catarsis. Esta crisis acarrea un
derrumbe de valores en la sociedad, generando el "hombre
light": atado desde su interior, desorientado.
Se ha generalizado, en este contexto, un grave equívoco: la
confusión de la tolerancia con la indiferencia. De ahí que, por
ejemplo, alguno de sus efectos prácticos en la política sea el
primar el corto plazo, por entenderse como más
"rentable".
Buscamos soluciones, ante cualquier dificultad, en forma de
"píldoras", expresión del materialismo y consumismo
vigentes, verifica.
Asegura que existe una voluntad consciente manipuladora de las
tendencias sociales y culturales, reflejado, por ejemplo, en el
reciente debate social abierto sobre las propuestas de adopción
de niños por "parejas" homosexuales. Destacando la
anécdota, margina la principal realidad constructora de la
sociedad: la familia compuesta por hombre y mujer que educan unos
hijos, edificando, por tanto, el tejido social.
Y para recuperar la centralidad de la persona en el orden social,
es necesaria una renovación de la conciencia de la ciudadanía.
"La política es demasiado importante como para dejarla
en manos de los políticos", nos recordó; por ello
debemos participar en política, exigiendo más pan y menos
circo.
Intervenciones del
público.
Ante la intervención de una asistente, Oriol aclaró que no
asocia enseñanza de calidad con enseñanza privada; de lo que se
trata es de facilitar el acceso a la enseñanza de calidad, ya
sea ésta de iniciativa pública o privada.
Un joven tradicionalista desmintió que hace 15 años no se
hablara de subsidiariedad: por su condición de carlista ha
vivido en un medio familiarizado con ese concepto, mostrando su
desacuerdo, además, con algunas expresiones de Oriol recogidas a
su vez de documentos oficiales europeos en una formulación
reductiva de dicho principio. El aludido le otorgó,
parcialmente, la razón, afirmando que el principio de
subsidiariedad tiene una doble formulación: la vertical
(entendida como descentralización administrativa hacia las
instancias más próximas al ciudadano y a la que se refería
dicho documento) y la horizontal, la correspondiente al derecho
de acción de los sujetos sociales.
Un conocido promotor navarro de múltiples iniciativas
asociativas de origen católico, se dirigió a los asistentes con
una rápida intervención de carácter práctico, proponiendo una
batería de acciones necesarias y factibles a su juicio: en el
plano religioso con una "Cátedra Juan Pablo II de
pensamiento social cristiano", en el plano
pre-político (orientado a la promoción de la familia, la
cultura, etc.) apoyando al próximo Congreso sobre la familia que
se celebrará en Navarra y, por último, en el político,
suscitando vocaciones de políticos católicos. Ante ello Iribas
aseguró que son muchas las posibilidades de participación que
no se aprovechan, por ejemplo a través de los medios de
comunicación. Una invocación al compromiso que, lúcidamente
resume el acto y que, esperamos, no caiga en saco roto.
La materialización de tales propuestas, así como las gestiones
en orden a una Escuela de Doctrina Social en Pamplona por parte
de otro de los amigos presentes, pueden ser un buen servicio a la
Iglesia y la sociedad navarras.
De esta forma, el principio de subsidiariedad está más vigente
que nunca, no tanto como hecho sino como exigencia de los
ciudadanos para construir, en compañía de otros a través de
las instituciones intermedias, una sociedad más humana en la que
cada persona pueda reconocerse, respondiendo a su destino
personal y común. Para los cristianos, esa creatividad nace de
su pertenencia a la Iglesia de Cristo, lo que se plasma en obras
en las que el hombre puede decir plenamente yo.
Fernando José Vaquero Oroquieta.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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