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Visiones y revisiones sobre José Antonio.
Algunas novedades bibliográficas recientes parecen indicar que aumenta el interés por la figura de José Antonio Primo de Rivera. Pero, podemos preguntarnos, ¿realmente es así o se trata, al contrario, de una rememoración sentimental sin proyección de futuro?
¿José Antonio de moda?
De la mano de Ediciones Barbarroja, y patrocinada por Plataforma
2003 (entidad privada organizada en torno al objetivo de
conmemorar el centenario del nacimiento de José Antonio Primo de
Rivera, www.plataforma2003.org), podemos encontrar en
las librerías españolas una nueva colección de libros
denominada Biblioteca Centenario. De ella nos han
llegado dos recientes volúmenes, cuya común razón de ser
arranca, directamente, de la trascendencia, en diversos ámbitos,
de este personaje histórico.
El primer título, Sobre José Antonio, ofrece un amplio
abanico de opiniones y testimonios vertidos, en torno a su
figura, de lo más dispares. El segundo de los libros, José
Antonio: visiones y revisiones, constituye un meritorio
esfuerzo de identificación y localización de sus fuentes
escritas.
El protagonista de ambos textos, nacido un 24 de abril de hace 99
años, no precisa presentación pese a ser, en palabras del
historiador Luis Suárez, el gran ninguneado. Mucho se ha escrito
sobre él, quien ya forma parte, sin duda, de la memoria
colectiva de los españoles. Ello no implica, sin embargo, que
sea generalmente conocido ni que el juicio histórico emitido sea
unánime; más bien, debe afirmarse que arraigados prejuicios, de
muy variado signo, deforman la lente a través de la cual se
interpreta al personaje o se le margina.
La percepción de la imagen de José Antonio ha atravesado varias
fases: combatida, ensalzada, ignorada
Y muchos de los
testimonios del libro así lo avalan.
Con todo, para la mayoría de los españoles, el fundador de
Falange Española viene provocando, al menos, un silencio
respetuoso que contrasta con las aclamaciones exageradas o las
descalificaciones apriorísticas. Pero también debemos revisar
esta afirmación a causa del pavoroso desconocimiento y el
desinterés, de la historia y tradición propias, que manifiestan
las jóvenes generaciones españolas.
Por otra parte, la figura y el pensamiento de José Antonio,
¿tienen la suficiente entidad como para interesar a las jóvenes
generaciones españolas? ¿Puede proporcionar luz sobre el
presente y el futuro de España? Esta pregunta es más adecuada
al considerar que tres años de vida pública, truncada por una
muerte prematura, dieron el fruto de apenas un millar de páginas
que diseñan una estructura doctrinal inacabada que, pese a esas
limitaciones, arrastró muchas voluntades.
Agustín del Río Cisneros, el gran compilador de los escritos de
José Antonio, considera que su pensamiento se resume y
estructura en los siguientes axiomas:
- Una concepción espiritual del hombre.
- España entendida como el producto de las generaciones pasadas; una herencia que trasciende a las presentes para proyectarse en las futuras.
- Un Estado al servicio de la persona y la comunidad política.
- El sindicalismo (al que atribuye especial incidencia en la vida económica), junto a la familia y el municipio, como realidades articuladoras de la vida en común de los españoles.
- La pretensión de una justicia social profunda.
Su particular pretensión fue,
sintéticamente, la superación de derechas e izquierdas
o, desde otra perspectiva, la fusión entre tradición y
revolución.
Si a esos presupuestos ideológicos -novedosos al menos en su
conjunción- sumamos una personalidad atractiva y exigente, ya
tenemos los ingredientes suficientes para avalar una propuesta
sugestiva: que su memoria forme parte de nuestro patrimonio
nacional, como modelo de comportamiento y herencia para los
nuevos españoles.
José Antonio ejercitó un papel de cierta relevancia en la II
República española a través del movimiento político que
fundó, Falange Española. Su original intento no tuvo éxito,
siendo prueba dramática de ello la contienda civil sufrida; lo
que le supuso la muerte, al igual que a buena parte de dirigentes
y militantes de su movimiento. En este sentido, el historiador
Pío Moa, en su libro El derrumbe de la segunda república y
la guerra civil (Ediciones Encuentro, Madrid, 2001), asegura
que la violencia desatada por Falange fue de tipo defensivo, no
siendo determinante del desencadenamiento de la contienda civil.
Por ello, y por los intentos conciliatorios desarrollados en sus
últimos meses de vida, su figura, arrastrada por unos trágicos
acontecimientos no deseados, ha ido ganando un aprecio que le
faltó en vida y que, a pesar de las décadas transcurridas, no
es políticamente correcto así manifestarlo.
De alguna manera, los dos títulos que vamos a comentar aquí
intentan romper ese silencio respetuoso lindante,
paradójicamente, con la ignorancia, transformándolo en
conocimiento.
Ambos volúmenes se complementan perfectamente y sería deseable
que, por el esfuerzo desplegado, trasciendan el reducido entorno
humano de la "familia joseantoniana", para
llegar a sectores más amplios de la Universidad y de la opinión
pública españolas.
Sobre José
Antonio.
En el primero de los libros, Sobre José Antonio (Madrid,
2002, 2ª edición), sus autores, Enrique de Aguinaga y Emilio
González Navarro, recopilan un amplio abanico de opiniones
realizadas en torno a su persona. Recogidas en el ámbito
familiar, en el laboral, en el de los correligionarios, también
entre sus oponentes políticos, entre historiadores e
intelectuales; encontramos posturas muy diversas. Desde la
adhesión incondicional hasta el rechazo absoluto. Se percibe una
simpatía muy extendida hacia sus cualidades personales, un
reconocimiento general de sus aptitudes profesionales e
intelectuales, rompiéndose esa unanimidad cuando la valoración
se refiere a su papel político. Creador de una síntesis
original, para unos, continuador de una visión tradicional del
hombre y de España, para otros, consciente instrumento del poder
capitalista, incluso, simplemente, un fascista (así lo califica
el historiador Cesar Vidal).
El volumen está estructurado en un índice nominal de los
autores de dichos testimonios, una breve nota preliminar en la
que los recopiladores concretan la fe y anhelos subyacentes en
este trabajo, la transcripción de tales testimonios (desde Diego
Abad de Santillán hasta Julián Zugazagoitia) y una básica
bibliografía sobre el personaje.
La disparidad de opiniones es notable y sorprendente. En este
sentido, y como curiosidad, mencionaremos que se reproduce, por
ejemplo, la entrada PRIMO DE RIVERA recogida en la Enciclopedia
Soviética (3ª edición, Moscú, 1975), con un juicio marxista
ortodoxo fácil de predecir (página 83).
En este libro de 268 páginas, cada una de las 449 opiniones
recogidas contiene una mención de su autor y de la fecha en que
se produjo, lo que permite una valoración por parte del lector.
No es el mismo, por poner un ejemplo, el balance efectuado por un
José María Aznar en sus años jóvenes, que el que pudiera
hacer, ya lanzado en su carrera política hacia el centro
reformista, posteriormente. De otras importantes
personalidades, que igualmente evolucionaron a lo largo de
nuestra reciente historia, también se recogen testimonios en su
día realizados en torno a José Antonio: José María
Ruiz-Giménez, Pedro Laín Entralgo... Mencionar cada supuesto
concreto sería excesivo. La evolución personal experimentada,
por otra parte, no priva de valor a los respectivos testimonios,
evidentes expresiones, en todo caso, de una época.
Hemos echado de menos algunas opiniones, como la del innovador
historiador Pío Moa recogidas en su trilogía sobre la Segunda
República española y la guerra civil (publicada por Ediciones
Encuentro) o la del biógrafo de su entraña religiosa, Cecilio
de Miguel Medina, autor de un libro que conviene rescatar, pues
proporciona mucha luz sobre aspectos clave de su personalidad.
Visiones y
revisiones.
José Antonio: visiones y revisiones, es el segundo de
los textos citados, subtitulado Bibliografía de, desde y
sobre José Antonio Primo de Rivera (Madrid, 2002).
Constituye el mayor repertorio, publicado, de los numerosos
escritos protagonizados por la figura de José Antonio. Es
producto del exhaustivo trabajo de sus dos autores: el
politólogo José Díaz Nieva y el librero Enrique Uribe Lacalle.
Recoge un total de 518 referencias bibliográficas de todo tipo:
artículos, libros, folletos
Muy desigual en su respectiva trascendencia, espacio y
profundidad, la presentación de esta documentación requería un
esfuerzo añadido que sistematizara, con criterio científico,
tan ingente producción escrita. Y esto lo ha hecho, con su
introducción al libro, el profesor José Luis Orella -experto
historiador, biógrafo del tradicionalista Víctor Pradera-
realizando una breve pero interesante incursión en fuentes
escritas fundamentales de una "familia" política
siempre en polémica con el tradicionalismo. Por cierto, la
opinión del político navarro, que también la tuvo, sobre el
pensamiento de José Antonio (cuando analiza, en Acción
Española de 16/12/33, su célebre discurso fundacional
pronunciado en el Teatro de la Comedia el 29 de octubre de 1933),
tampoco está recogida en el libro comentado en el apartado
anterior.
La introducción describe, de forma sumaria pero clarificadora,
la orientación predominante, acorde a cada fase histórica, en
la producción escrita generada en torno a José Antonio.
Podríamos, así, diferenciar varias etapas. A la inicial de
exaltación de su figura, paralela a la guerra civil, sigue una
fase en la que, por influencia de la situación internacional, se
destacan los aspectos más relacionados con el fascismo. En la
siguiente etapa se resalta, también por imperativos de política
exterior, su catolicismo y anticomunismo. Su pensamiento y figura
se analizarán de manera dispar, igualmente, en los años finales
del franquismo y de la transición, llegándose a establecer
coincidencias con el socialismo y una contraposición a la figura
de Franco. Todavía en los años 90, se conocerán nuevos
estudios biográficos y diversos trabajos universitarios, a la
vez que jóvenes autores tratarán aspectos eclipsados en textos
anteriores. El profesor Orella resalta, también, la labor
realizada en torno a las famosas "Obras Completas"
de José Antonio y las novedades producidas al respecto en los
últimos años.
Cada ficha contiene los datos básicos de identificación del
texto: autor, título, editorial, año de la edición, localidad
de la misma y número de páginas. En algunos casos se aclaran
aspectos significativos de su contenido.
El trabajo de los autores se plasma en los 8 capítulos en que
clasifican todas las fichas bibliográficas: notas y estudios
biográficos, estudios sobre su pensamiento político, otros
estudios y reseñas, conmemoraciones y homenajes, José Antonio
en Arrese, Fernández Cuesta, Girón y Rodríguez de Valcárcel,
José Antonio en la literatura, obras de José Antonio y,
por último, trabajos inéditos. Debemos mencionar la
addenda final con la que se cierra el libro y que recoge 12
ulteriores reseñas, con el único criterio del orden alfabético
de los apellidos sus autores. Un índice onomástico completa el
trabajo realizado.
Hemos echado de menos algunas obras fundamentales que, referidas
a la historia del movimiento por él fundado, realizan
aportaciones y valoraciones interesantes en torno al personaje.
Pensamos en diversos títulos, de muy distinta orientación, pero
que tuvieron cierta trascendencia en su día, como La
rebelión de los estudiantes (de David Jato) o Falange.
Historia del fascismo español (de Stanley G. Payne). En
cualquier caso, se precisaba acotar de alguna manera la
investigación, pues de no haberlo hecho así, se habría
extendido de forma casi interminable, siendo, entonces, difícil
y muy discutible el criterio marcado para establecer su frontera.
Este libro, según nos informan sus autores, constituye pilar
básico de una obra, en la que vienen trabajando, de gran
envergadura: una Bibliografía total del Nacionalsindicalismo
español. Constituirá el mayor esfuerzo realizado al
respecto, abordando con decisión la gran diversidad de escritos
relacionados con este movimiento: literatura, política, arte,
obras de los fundadores, publicaciones de los diversos grupos y
organizaciones falangistas, etc. Uno de sus capítulos - de 25,
aproximadamente- será el dedicado a José Antonio, que, con una
clasificación temática similar a la seguida en el libro que
aquí comentamos, será el más extenso junto al que reúna los
textos de carácter doctrinal. Este proyecto explica el criterio,
de delimitación seguido, antes comentado.
¿José Antonio,
católico?
Existe unanimidad en la respuesta positiva a esta pregunta
crucial: su personalidad era estructuralmente católica.
No es un aspecto secundario, ni es caprichoso resaltarlo hoy
día. ¿Sobre qué bases apoyó José Antonio el desarrollo de su
vida, su ética y estilo?
La doctrina política que elaboró no puede separarse del
catolicismo. Así lo afirma, entre otros, el francés Arnaud
Imatz, pues "Para que la síntesis falangista
joseantoniana emparente con el fascismo italiano o con el
nacionalsocialismo alemán, hubiera sido necesario que sacase su
cuadro conceptual bien de la tesis hegeliana del estado, bien del
vitalismo, el materialismo biológico o el social-darwinismo.
Hubiera sido preciso que no estuviera fundada sobre los
principios filosóficos del cristianismo, que hacen de la persona
el valor supremo" (Novelle Ecole, Nº 45, París,
febrero de 1989. Citado en el libro Sobre José Antonio,
página 129).
Incluso supo anticiparse en algunos aspectos conceptuales
innovadores, en el terreno de las relaciones Iglesia - Estado,
asumidos posteriormente en el catolicismo.
En este contexto, el escrito de Fray Justo Pérez de Urbel, "José
Antonio, católico", publicado junto a otros en 1951,
por la Delegación Nacional de Organizaciones del Movimiento, en
el libro José Antonio, es del máximo interés y
sumamente clarificador. Pero, a nuestro modesto entender, el
texto definitivo al respecto, es la particular biografía de
Cecilio de Miguel Medina que ya hemos mencionado: La
personalidad religiosa de José Antonio (Ediciones Almena,
Madrid, 1975). ¿No sería posible -nos preguntamos- que viera la
luz su segunda edición en un futuro próximo?
Se educó, vivió y murió como católico. Y así lo afirmó, por
ejemplo, el Arzobispo de Zaragoza Pedro Cantero en 1943. De esta
forma, teoría y acción fueron esforzadas proyecciones de sus
convicciones más profundas.
Reflexiones
finales.
Plataforma 2003 ya agrupa a varios miles de españoles
empeñados en que el próximo centenario sirva a dos ambiciosos
objetivos: hacer justicia histórica a la persona de José
Antonio y difundir su ideario fundamental.
El empeño parece difícil. La España de los nacionalismos
disgregadores, de la globalización, de la atomización del
individuo, del olvido de la propia tradición histórica, no
parece propicia a la recepción de un mensaje que habla de
servicio, entrega, trascendencia, ideales
Cuenta con otra
oposición: la de los medios productores del actual poder
cultural dominante que han extendido un manto de silencio, cuando
no de prejuicios, sobre la figura y legado de José Antonio.
Romper esos muros, y llegar al mayor número de compatriotas, son
los retos asumidos por la citada Plataforma y otros
colectivos, como es el caso de Ediciones Barabarroja desde hace
años ya y con evidentes dificultades. Para ello deberán superar
la tentación de quedarse en fáciles celebraciones sentimentales
de consumo interno en los habituales "cuarteles de
invierno". Mucha generosidad e imaginación deberán
emplearse para que no se convierta en una intrascendente
conmemoración más, sin proyección en el futuro. En un mundo
sin apenas maestros, José Antonio, creemos, tiene mucho que
aportar.
Fernando José Vaquero Oroquieta
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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