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Sanaciones, Posesiones y Exorcismos en los Cultos Pentecostales y Afrobrasileños.
Las carácteristicas de estos movimientos, sus formas de captación, su operativa y las consecuencias vitales para quienes entran en ellos son explicados por una autoridad en la materia.
Al hablar de pentecostales, especialmente
en el marco hispanoamericano donde estos grupos desarrollan
características particulares (1), popularmente surgen imágenes
bien definidas y que suelen apuntar a una serie de fenómenos
considerados, en mayor o menor medida, relacionados con aspectos
sobre o preternaturales. Carismas extraordinarios, sanaciones
portentosas y exorcismos, todos ellos en medio de gritos
jubilosos, en ocasiones desgarradores, convulsiones, desmayos,
aplausos, abrazos, golpes y sacudidas.
Estos son quizás, algunos de los aspectos que más impresionan a
la sociedad y que facilitan, en ocasiones, la adhesión de
personas a cultos de tipo pentecostal. Ello también se ve
favorecido, por el incremento de un pensamiento o conciencia de
tipo mágica en nuestra sociedad actual, al que coadyuvan ciertas
técnicas publicitarias, especialmente utilizadas en medios
gráficos y televisivos, como la denominada traslación
pavloviana (2).
La comprensiva angustia que provoca en el ser humano el
enfrentamiento con el misterio que implica la enfermedad, el
dolor y la muerte, hace que, amén de ejercer una disminución en
las capacidades de discernimiento, pensamiento lógico y
análisis crítico, se busquen soluciones rápidas, concretas y,
en no pocos casos, de carácter mágicas. Y es este el carácter
que revisten en no pocas circunstancias las afamadas sanaciones
y exorcismos que, en medio de un gran despliegue
escenográfico, realizan diversos pastores de estos cultos en
toda América Latina.
Sin embargo, tales efectos no parecen responder a algo mágico,
misterioso, sobre o preternatural, sino más bien a la
consecuencia lógica de una técnica psicológica conocida como
Inducción a Crisis. Es decir, que responde a una técnica que
trata de lograr una crisis, un shock de tipo
histeriforme en uno o más sujetos.
Dicha técnica es utilizada por diversos movimientos y, en forma
preferencial, por parte de aquellos que dicen realizar sanaciones
y exorcismos (3). En estos grupos se observa frecuentemente que
al hacer una imposición de manos u otro ademán ya estipulado
por parte del pastor o quién dirige el culto, se registren
desmayos o crisis convulsivas en medio de fuertes y desgarradores
gritos, o fenómenos de trance diversos.
La forma de llevar a cabo una inducción a crisis es
relativamente sencilla, máxime si se cuenta con un auditorio
previamente preparado. Para ello, si bien pueden encontrarse
variantes entre los diversos movimientos, pueden observarse las
siguientes fases:
Fase I: Ofertando
un Producto
Las amplias campañas publicitarias, tanto masivas como
selectivas, invitando a tales eventos, no dejan de resaltar que
son la respuesta a todos los problemas, cualquiera sea su índole
y, si bien como consecuencia de la predestinación calvinista se
incluye también el aspecto laboral, social y económico, apuntan
especialmente a cuestiones más existenciales como la enfermedad,
el dolor y la muerte.
En las campañas masivas no dejan de resaltar estos aspectos,
incluyéndose en algunas oportunidades, grabaciones donde se
registrarían los efectos de sanación o liberación demoníaca,
causando gran impresión en una sociedad que también se
caracteriza por una muy pobre formación en su propia religión
católica.
Como se expresara párrafos atrás, muchos de los asistentes van
en busca de una respuesta concreta y ansiosamente esperada: la
sanación de una enfermedad personal o de un ser querido, o la
liberación de una opresión de difusas características,
teniendo como punto común ambas posibilidades, el registro de un
alto montante de angustia, muchas veces flotante, y presta a
revestir diversas causas que sean presentadas como posible
explicación.
Fase II:
Preparación Ambiental
Al llegar al templo donde se llevará a cabo el evento (o local,
carpa, cine o teatro que, generalmente, hace las veces del
mismo), los asistentes son recibidos de manera cordial, en
ocasiones efusivamente, generando un ámbito medianamente
contenedor desde lo afectivo y logrando una soltura consecuente
en lo que hace a las emociones.
El recibimiento y posterior acompañamiento se produce en medio
de una serie de consideraciones esperanzadoras, generalmente
presentadas casi eufóricamente y que, de alguna manera, ejerce
un efecto de contagio.
Fase III: Los
Cánticos
Los encuentros suelen comenzar con melodías y cánticos por lo
común suaves al principio, y que progresivamente se tornan más
rítmicos, siendo el público incentivado a participar del mismo
con batir de palmas, movimientos pendulares en sintonía con la
música y la expresión intermitente y en voz alta, de Glorias
a Dios y Aleluyas.
En varias oportunidades se intercalan a los cánticos, frases
bíblicas donde se resalta el poder de Dios y la no
existencia de imposibles para Él, si el que pide tiene la
suficiente fe.
Habitualmente puede observarse incluso, una presentación
economicista de la cuestión, subvalorándose el sentido de
gratuidad en el don de Dios. Esto genera grandes expectativas en
el auditorio que, frente a una necesidad concreta y en una
búsqueda casi desesperada de una respuesta a sus problemas,
desea ardientemente contar con esa fe que solucionará sus
problemas. No debe dejarse de tener en cuenta también, la
angustia que puede generar el pensamiento de que, si no se
lograra la fe suficiente para alcanzar la gracia esperada, pueda
continuar una situación que en lo cotidiano se percibe como
insostenible.
Fase IV: Los
Testimonios
A la música y los cánticos se intercalan una serie de
testimonios efectuados por asistentes asiduos que relatan
experiencias personales y, en consecuencia, cargados de cierta
subjetividad.
El contenido de los testimonios se refiere, fundamentalmente a
dos aspectos. El primero de ellos, a gracias recibidas como la
sanación de una enfermedad, liberación demoníaca, vencimiento
de adicciones varias (tabáquicas, alcohólicas o químicas), al
progreso económico o laboral, etc.; mientras que las segundas
atañen a la diversa variedad de desgracias que acaecieron sobre
la persona al quebrar alguna de las normas del movimiento o al
abandonar las prácticas que propone el mismo. De más está
decir que dichas desgracias también desaparecieron mágicamente
luego del arrepentimiento del sujeto y su retorno al grupo.
La insistencia de una entrega absoluta y sin condiciones al grupo
para que se mantenga el bien recibido y no ser víctima de desgracias,
va generando paulatinamente cierta dependencia para con el
movimiento que, con el transcurso del tiempo, se irá
incrementando.
Como refería al principio de este punto, estas experiencias
subjetivas por las que han atravesado, innegablemente de buena
fe, cuentan con una carga afectiva importante, lo que provoca que
sean manifestados muy emotivamente. Esto incrementa la
sugestionabilidad y conmueve de manera profunda al auditorio,
pues tiene frente a él pruebas vivas de lo que, en mayor o menor
medida, fueron ellos mismos a buscar.
Fase V: La
Inducción
Contando ya con el auditorio preparado, pues como se consignara,
se vino remarcando con anterioridad no sólo el poder innegable
de Dios a través del influenciador, sino también sobre la
certeza del cumplimiento de lo prometido y angustiosamente
esperado, el pastor comienza a predicar.
Si midiéramos en un gráfico la intensidad, volumen e inflexión
de la voz del que implementa la técnica, observaríamos los
siguientes pasos:
A. El pastor comienza predicando en un volumen normal y medianamente calmo, desde un nivel 1.
B. A poco de comenzar va aumentando el volumen e inflexión de la voz, hasta llegar a un nivel 4.
Este aumento en el volumen e inflexión es una técnica básica de oratoria que pretende, entre otros efectos, movilizar al auditorio. Si el influenciador hablara en un tono monocorde, lograría un efecto inverso casi hipnótico, de adormecimiento, también muchas veces utilizado.
En el ejemplo que estamos analizando se busca, con el aumento de tensión en la voz del influenciador, un aumento recíproco de tensión en el auditorio.
C. Al llegar a un nivel 4 de tensión, el influenciador provoca una descarga de la tensión acumulada en el auditorio. Esta descarga se lleva a cabo generalmente, por medio de invocaciones como "¡Gloria a Dios!", "¡Aleluya!" o "¡Amén!", que son repetidas por el auditorio.
Ahora bien, se observa que esta descarga es parcial y que no llega a liberar toda la tensión acumulada en el auditorio, sino que tan sólo la hace descender hasta un nivel 3, quedando en consecuencia, una carga residual de tensión.
D. Luego de la descarga el influenciador retoma el discurso, pero ya no desde el nivel 1, como en el principio, sino desde el nivel 3. A partir de allí, vuelve a aumentar el volumen e inflexión de la voz hasta llegar a un nivel 6 y provoca otra descarga.
E. Esta y las sucesivas descargas, se caracterizarán por ser más violentas y con un uso repetitivo de ciertos términos. El "¡Aleluya!" es dicho con más fuerza, y el "¡Gloria!", es manifestado repetidas veces e in crescendo. Si bien podríamos decir que con los "Aleluyas" se descarga cierta tensión, Con las repeticiones in crescendo, se genera un efecto multiplicador de la misma, por lo que aumenta la carga residual de tensión acumulada en el auditorio.
F. A partir de allí el pastor prosigue aumentando la voz sucesivamente, hasta que la tensión acumulada en el auditorio se hace prácticamente insoportable. Al tiempo que va aumentando la tensión en el auditorio, el influenciador desliza en medio de su discurso, ciertas palabras estímulo en busca de reacciones específicas en alguno de los presentes (v.gr: crisis de llanto, convulsiones musculares, etc.).
G. Estas reacciones son indicativas de una descompensación psicofisiológica, producto de esta tensión acumulada que, llegando a tal límite, necesita ser liberada violentamente y descargada en forma de shock. Dicha liberación de tensión, suele llevarse a cabo en medio de desmayos, fuertes gritos, manifestaciones grandilocuentes y diversas formas de trance, no sólo del directamente afectado, sino también del público que lo rodea, movilizados ambos por las órdenes manifestadas por el pastor.
Fase VI: Retornando al
Equilibrio
Luego de la crisis el influenciador retoma el discurso de una
manera calma, pausada, retornando a un nivel 1.
El resto de la tensión residual que absorbió el auditorio
durante la inducción pero que no llegó a provocarle una crisis,
se irá diluyendo paulatinamente a través de cánticos,
movimientos del cuerpo al compás de la música, exclamaciones
varias, aplausos, etc., logrando de esta manera una efectiva
catarsis.
Los Efectos
El bombardeo sensitivo y estimulación del auditorio, no sólo
auditiva, sino también visual y kinestésica, facilitan la
inducción, a la vez que estimulan la actividad parasimpática.
El estado dominante del sistema parasimpático inducido a través
de estas técnicas y que implican la desinhibición del lóbulo
temporal, facilitaría los estados de trance, los cuales a su vez
variarían según las pautas socioculturales del grupo, amén de
las pautas que deslizare el influenciador.
A su vez. la descarga violenta y en forma de shock de la tensión
acumulada, provoca una gran cantidad de síntomas diversos, pero
existen dos que son especialmente importantes para tener en
cuenta.
El primero de ellos consiste en una especie de anestesia
sensitiva a nivel de corteza cerebral. Es decir que el
sujeto afectado de alguna enfermedad y que pasó por una
inducción de este tipo, si bien su afección continúa, tiende a
desaparecer la percepción consciente de la misma y su
consecuente dolor. Ello se observa más claramente en aquellas
afecciones de orden funcional o psicosomático donde, desaparece
el síntoma por medio de la sugestión, más no la causa de la
disfunción, la cual se manifestará con un síntoma de otro
orden (4).
El fenómeno de anestesia sensitiva se produce por un mecanismo
especialmente fisiológico, ya que durante la inducción se
altera el funcionamiento del sistema simpático y parasimpático
y, al momento del shock, también se produce una descarga brutal
de diversos compuestos neuroquímicos, como la endorfina, que
reduce el dolor.
Este mecanismo fisiológico, a su vez, se refuerza por otro
psicológico, consistente en un mecanismo de defensa de la
integridad yoica. Es decir que, si de alguna manera pudiéramos
escuchar a nuestro inconsciente luego de pasar por una
experiencia tan traumática, le oiríamos decir algo como "no
pasé por toda esta tensión para seguir igual. Necesariamente no
me debe doler más" o "... necesariamente
tengo que ser distinto". Es por ello que este fenómeno
es denominado, generalmente, como Sindrome Psicofisiológico
de Anestesia.
El segundo efecto que produce la inducción a crisis, consiste en
un fuerte estado confusional, por lo que el sujeto al salir del
shock, obnubila de manera notoria la capacidad de pensamiento
lógico y análisis crítico, aceptando fácilmente la consigna o
explicación que el influenciador realice de lo sucedido, sin
casi ningún tipo de censura. Es por esta razón que es tan
frecuente ver salir de estos cultos a personas, muy contentas y
convencidísimas de "que has sido liberadas de una posesión
demoníaca".
El Fenómeno de
Incorporación o Posesión en los Cultos Afrofrasileños
Si bien en los movimientos afrobrasileños (5) podemos observar
ciertos elementos distintivos, el mecansimo que hace posible el
desarrollo del fenómeno de incorporación o posesión
por parte de las entidades que en estos cultos denominan Orixás
(6), es básicamente similar al que hemos referido con
anterioridad.
Lo que en los movimientos de tipo pentecostal realiza el pastor o
influenciador con la voz, se efectúa en los movimientos
afrobrasileños con la música.
Esta, fuertemente marcada y con instrumentos de percusión, suele
comenzar con ritmos lentos y monótonos, facilitando la
inducción al trance. También es frecuente que dicha música
vaya, progresivamente, acelerando su ritmo y aumentando su
volumen generando, consecuentemente, un aumento de tensión en
los participantes.
Asimismo encontramos en estos movimientos ciertos elementos que,
a diferencia del caso de los pentecostales, son facilitadores en
el proceso de inducción, como ser el enrarecimiento del aire en
general, el consumo de tabaco a través de cigarros, la ingesta
de alcohol en cantidades considerables y el baile en círculos
que, aunados, favorecen la experimentación de estados alterados
de conciencia y trances de diversa profundidad que están
relacionados más que con la forma de inducción, por el
condicionamiento de las creencias religiosas del sujeto y por los
hábitos adquiridos en ejercicio inicial de tal facultad.
Otra diferencia que podemos encontrar entre los movimientos
pentecostales y los afrobrasileños, consiste en que en estos
últimos suele preceder al desmayo, un desdoblamiento de la
personalidad. Es decir, el logro de cierta disociación de
la conciencia respecto del conjunto o de una parte de las
funciones que, habitualmente, se encuentran bajo el gobierno de
esta: los sentidos (vista, oído, tacto, etc.), la motricidad
(movimiento de los miembros y del habla), y la imaginación
(eidética, kinestésica, cenestésica, etc.).
Merced a este desdoblamiento aflora en el adepto su
subconsciente, y dice allí, llevarse a cabo el fenómeno de posesión
o incorporación por parte de los Orixás u otras entidades
del nutrido panteón de estos grupos.
Esta última diferencia obedece, fundamentalmente, a la
internalización por parte del sujeto que pasa por tal
experiencia, de los conceptos socioculturales y religiosos que
rodean a tales prácticas.
Estos conceptos internalizados son también los que provocan
marcadas diferencias observadas por diversos investigadores, en
lo que se refiere a la manifestación de la supuesta entidad que incorporó
al sujeto. Ha llamado la atención de algunos estudiosos cómo un
mismo Orixá u otra entidad, manifestaba comportamientos
bien distintos según incorporara a un sujeto de uno u otro terreiro
(7) que, como se sabe, son autocéfalos y consecuentemente
pueden registrar grandes diferencias no sólo en lo cultual, sino
también en lo doctrinal. De esta manera pudo saberse que la
diferencia de comportamientos de una supuestamente misma entidad,
no obedecía a lo presuntamente polifacética de la misma, sino
al preconcepto que de ella tuviera el sujeto que se decía
incorporado por la misma.
Aquí lo que se encuentra a la orden del día es el fenómeno
conocido clínicamente, como personalización y que
consiste en la aptitud de un sujeto, bajo la influencia de la
sugestión, de imitar personalidades según lo preconcebido.
Fenomenológicamente un estado de posesión o incorporación
tiene mucho en común con la epilepsia, con estados de
disociación histérica y con un estado hipnótico. En ambos
casos se facilita la liberación de impulsos básicos, la
liberación de las presiones del super-ego, de inhibición y del
sentimiento de culpa, como así también en ambos se registra una
amnesia retrógrada.
El propio procedimiento llevaría a una satisfacción de las
necesidades narcicísticas y exhibicionistas. Por un momento, en
el estado de incorporación, el sujeto asume la estatura
del temido y adorado dios y, en su fantasía, ejerce un tremendo
poder.
La similitud no sólo de comportamientos, sino también de
reacciones psicofisiológicas, apoya la idea de que no haya
distintos tipos de trance (hipnótico, mediúmnico o espírita,
parapsíquico, etc.), sino uno solo. Las diferencias tan sólo la
observaremos en el grado de profundidad del mismo, y en las
formas en que esta haya sido inducido. Estas similitudes,
también, indicarían la inconveniencia de fomentar estos estados
alterados de conciencia, por el riesgo implícito de generar
serias perturbaciones psíquicas a raíz de personificaciones y
automatismos inconscientes que, en ciertos casos, asumirán el
carácter de delirios sistematizados (8).
José María Baamonde
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NOTAS:
* El Lic. José María Baamonde es psicólogo y creador de la
Fundación SPES., primera institución argentina dedicada al
estudio interdisciplinario de los nuevos movimientos religiosos.
Dicha institución dictará próximamente por e-mail, un
seminario auspiciado por el Arzobispado de Buenos Aires, sobre
"El Fenómeno de las Sectas y Nuevos Movimientos
Religiosos". Para mayor información, dirigirse a:
josemariabaamonde@yahoo.es
(1) Con excepción de Chile, donde el fenómeno registra sus
particularidades, en el resto de América Latina los grupos
evangélicos de tipo pentecostal, son los de mayor crecimiento en
lo que respecta a Nuevos Movimientos Religiosos. Sólo en
Argentina el número de inscriptos en el Registro de Culto del
Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, superan los 1500,
habiendo muchos más que no han formalizado aún la inscripción
correspondiente. Otros rasgos característicos de la mayoría de
estos grupos es el "autopastoreo" constante, de allí
entre otras razones, el por qué de su crecimiento en progresión
geométrica; un proselitismo compulsivo y actitudes fuertemente
hostiles para con la Iglesia Católica Apostólica Romana en
general (Cfr. entre otros, Doc. de la III Conferencia General del
Episcopado Latinoamericano (Puebla, 1979): nrs. 80 y 1108 a 1112;
Doc. de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano
(Sto. Domingo, 1992), nrs. 26, 133, 140, 147 y 149.
(2) Es la técnica más frecuente, consistente en el bombardeo
constante y simultáneo del producto a promocionar, junto a una
imagen que apunte a las motivaciones más arcaicas de la
audiencia, logrando así que se asocien y sinteticen las
emociones producidas entre imagen y producto.
(3) Uno de los casos más emblemáticos lo encontramos en la
Iglesia Universal del Reino de Dios, la cual casi la totalidad de
su proselitismo lo centra en estas dos actividades. Cabe destacar
que en los últimos meses y raíz de diversos escándalos que han
salido a la luz respecto a este movimiento, diversos grupos
pentecostales comenzaron a negarle esta denominación al
movimiento. Cosa habitual entre pentecostales cuando alguna de
sus comunidades "cae en desgracia".
(4) V.gr.: cefaleas, alergias, problemas cardiorrespiratorios,
gastritis, etc.
(5) V.gr.: Candomblé, Quimbanda, Umbanda, Pajelança, Batuque,
Catimbó, etc.
(6) Se denominan Orixás a una serie de entidades intermediarias
entre Dios y los hombres y que, teóricamente, tomarían
posesión del cuerpo de quien dirige el culto, como así también
de algunos de los participantes.
(7) Se denominan así en los cultos Afrobrasileños, los templos
o lugares de culto (muchas veces consistente en sólo una
habitación o patio de una casa particular).
(8) Una de las consecuencias más habituales es la generación de
brotes esquizofrénicos de diversa intensidad, en asistentes a
estos cultos que cuenten con una subestructura psicótica.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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