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El modelo familiar: ¿base de la sociedad? Indice de Revistas Historia del machismo

ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

Sobre los orígenes anglosajones y protestantes del racismo y el darwinismo social.

Desde el apartheid hasta la eugenésia son aberraciones de "ingenieria social" inspirados intelectualmente, desarrollados legislativamente y aplicados socialmente por gobiernos de sistema liberal-relativista. Se incluyen datos y nombres de algunos de sus teóricos

En lo referente al concepto de superioridad racial, bastaría con recordar la filosofía y la praxis de las oligarquías rectoras del Imperio Británico para constatar que, tal concepto, estuvo profundamente arraigado en la mentalidad burguesa prácticamente desde el mismo instante en que ésta se convirtiera en la ideología dominante. Y los procedimientos con que el sentido de superioridad racial anglosajón se llevó a la práctica fueron, cuando hizo falta, drásticos y contundentes.

Lo que ocurre es que esa "raza superior" siempre ha dispuesto de la desvergüenza suficiente y de los medios propagandísticos necesarios para presentar sus exterminios genocidas como hazañas épicas (el caso de los aborígenes amerindios de Norteamérica no es más que una muestra).

Por lo demás, esas ínfulas de "pueblo elegido" y de "civilización superior" características del espúreo mesianismo anglosajón, han sido en todo momento el sustento ideológico del imperialismo y la depredación anglo-estadounidense. Justamente las mismas ínfulas que se encuentran invariablemente en el meollo doctrinal de todos los cenáculos mundialistas.

Cuando Cecil Rhodes escribiera: "sostengo que somos la primera raza del mundo y que cuanta mayor porción del planeta esté habitada por nosostros tanto más se beneficiará la humanidad", no estaba sino expresando con meridiana claridad una parte de esa filosofía racial. Pero aún queda un segundo aspecto de esta cuestión, más sórdido si cabe que el ya expuesto, y en el que la burguesía angloparlante también sería pionera, como veremos seguidamente.

El darwinismo social fue una corriente ideológica que, si bien no llegó a cristalizar como programa político de forma explícita, mantuvo en todo momento un acusado arraigo entre los círculos dirigentes de la burguesía decimonónica anglosajona, aunque sus efectos también se dejaron sentir en la Europa continental.

Dicha corriente no sólo sentaba la superioridad biológica de unas razas sobre otras, sino también (y aquí viene ese segundo matiz aludido en el párrafo anterior) la de determinados individuos sobre los restantes dentro del propio cuerpo social de la "civilización superior".

Por otra parte, tales tesis fueron sostenidas indistintamente por elementos dirigentes tanto de la derecha como de la izquierda burguesa. Como un simple avance de lo que nos encontraremos más adelante, pueden citarse las palabras pronunciadas por Jules Ferry, líder de la izquierda republicana francesa, en el Parlamento galo (julio 1885):"Señores, hay que hablar más alto y proclamar la verdad. Hay que decir abiertamente que las razas superiores tienen un derecho ante las razas inferiores; y hay un derecho para las razas superiores porque hay un deber para ellas, que es el de civilizar a las razas inferiores".

Las tesis del darwinismo social, entre cuyos más conspicuos doctrinarios sobresalieron los ingleses Herbert Spencer y Walter Bagehot y el norteamericano W.Graham Summer, fueron ampliamente esgrimidas como soporte del capitalismo liberal basado en el "laissez faire", así como para justificar la estratificación social en razón de las desigualdades biológicas existentes entre los individuos.

De acuerdo con dichas tesis, la riqueza y la posición social no eran sino el resultado de la adaptación al medio (capitalista) de los mejor dotados, por lo que la competitividad debería mantenerse sin restricción alguna como medio para garantizar la selección natural.

Llegados a este punto, no estará de más hacer un pequeño inciso para preguntarse por qué razón los abanderados de tan ingeniosos planteamientos no propugnaron también, como hubiera sido lo lógico, la abolición de los derechos sucesorios, para que así, partiendo de cero, los herederos de las grandes fortunas pudieran demostrar su superioridad biológica en igualdad de condiciones con los más "inadaptados".

En el plano internacional el darwinismo social fue esgrimido como argumento o soporte ideológico del imperialismo y del colonialismo, dos conceptos fundamentados sobre la idea de la superioridad biológica y cultural de anglosajones y arios.

Conviene insistir una vez más en que todos estos planteamientos, tan brillantemente llevados a la práctica por el imperialismo anglo-norteamericano, formaban parte del catecismo ideológico burgués con muchas décadas de adelanto a la aparición del fascismo alemán, al que después se le adjudicaría su invención.

Sin embargo, el asunto no acaba aquí. Si en un principio los doctrinarios del darwinismo social estimaron que las leyes de la competitividad capitalista bastarían para garantizar la debida selección biológica y para cribar a los individuos más débiles, no tardaron en surgir una serie de adelantados que consideraron oportuno ayudar activamente a que esa criba se acelerara.

Fue así como comenzaron a tomar cuerpo las tesis eugenésicas en pro de la esterilización de individuos considerados como un peligro para la salud de la raza, tesis que se trasladaron a la práctica en la patria pionera de la filantropía moderna y de los derechos humanos, la República Norteamericana..

En efecto, fue en la colonia virginiana de Linchburg donde se puso en marcha por primera vez un concienzudo programa de esterilización, la mayor parte de cuyas víctimas no fueron precisamente deficientes mentales, como rezaba el proyecto oficial , que de esa forma pretendía adoptar una imagen más favorable, sino desarraigados sociales, indigentes, vagabundos y huérfanos, todos ellos de raza blanca. Sólo en la colonia de Lynchburg fueron esterilizados entre 1924 y 1932 alrededor de ocho mil personas, en su mayoría adolescentes sin taras de ningún tipo, pero pobres y sin domicilio fijo.

El término eugenesia había sido acuñado en 1883 por el científico británico sir Francis Galton, primo de Charles Darwin y acérrimo doctrinario del darwinismo social. El soporte de sus tesis fueron las leyes de la herencia, según las cuales los progenitores cretinos o deformes producían sucesores de idénticas características. Se hacía preciso por ello, concluyó el tal Galton, que desde el Estado fueran adoptadas las medidas oportunas para impedir el declive de la raza británica. Por otro lado, no será ocioso significar que la esterilización eugenésica fue defendida desde principios de siglo por las más destacadas figuras del socialismo fabiano (H.G.Wells, George Bernard Shaw), así como por varios líderes del conservadurismo británico, Winston Churchill entre ellos.

En los Estados Unidos dichas tesis gozaron pronto de una favorable acogida , tanto por parte de la población (Hollywood se volcó en su apología), como de las autoridades políticas y judiciales. Aunque su puesta en práctica comenzó ya en la primera década del siglo XX, el espaldarazo definitivo no llegaría hasta 1926, con la aprobación en la Corte Suprema estadounidense de una ley de esterilización. El borrador de dicha ley había sido elaborado por un equipo de prestigiosos biólogos, e incluía a ciegos, sordos, deformes, alcohólicos, tuberculosos, sifilíticos, leprosos, criminales, idiotas, pobres y personas sin domicilio fijo. En cuanto al objetivo perseguido, el proyecto legal lo enunciaba sin ambages: "preservar la pureza de la raza blanca". La decisión de la Corte Suprema fue adoptada a raíz del caso Carrie Buck, una adolescente pobre y madre de una niña engendrada tras una violación, y a la que se consideró "imbécil moral" por tener un hijo sin estar casada, siendo condenada por ello a la esterilización. Igualmente digno de mención es el papel decisivo jugado en favor de la constitucionalidad de las prácticas eugenésicas por el juez Holmes, un miembro del Tribunal Supremo conocido por su férvida militancia ideológica en la izquierda liberal norteamericana.

A raíz de aquella disposición legal se abrió la veda, y 27 Estados de la Unión emprendieron una carrera de esterilizaciones masivas practicadas en un principio sobre residentes en establecimientos mentales, y aplicadas inmediatamente después a pobres y marginados sociales.

Las leyes y tesis eugenésicas estadounidenses sirvieron luego de base a la normativa racial del Tercer Reich, cuyas autoridades rindieron homenaje público al doctor Harry Laughlin, cerebro del programa eugenésico norteamericano, reconociéndole como a su gran inspirador. Por otro lado, durante la década de los treinta fueron numerosas las voces que, desde las más altas instancias científicas, académicas y políticas estadounidenses, elogiaron las medidas eugenésicas adoptadas por el régimen hitleriano, llegando incluso a lamentar el hecho de que aquél hubiera tomado la delantera en tan encomiable labor de profilaxis social.

Significar por último que después de la 2ª Guerra Mundial las prácticas eugenésicas continuaron a buen ritmo en los Estados Unidos, donde todavía hoy gozan del estatuto de constitucionalidad.
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Martín Lozano



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