Desde las invasiones bárbaras de
Atila en el siglo V, Europa había olvidado que
desde las estepas de Asia podía venir un peligro
que pusiese el entredicho la civilización
occidental. El siglo XIII fue la época de Gengis
Khan, hijo de un jefe de una pequeña
confederación de tribus nómadas de la estepa
siberiana, cuando éste murió fue relegado por
un impostor y tuvo que luchar por recuperar el
puesto que le hubiese correspondido por la muerte
de su padre. Gengis khan reunió las tribus, les
dio el nombre de mongoles y unas normas de
conducta y obediencia claras y sencillas.
Unicamente el Khan estaba con un poder superior
sobre los demás, todos los mongoles eran
iguales, ningún mongol podía tener a otro como
exclavo ni luchar entre ellos, el adulterio y el
robo de gentes estaban castigados con la muerte y
se permitía comer las entrañas de los animales,
hasta entonces prohibida. En cuestión
religiosa, Gengis Khan abolió muchas de las
supersticiones chamánicas en las que creían
como pueblos nómadas e impuso el monoteismo por
influencia de refugiados nestorianos (herejes
cristianos) que se habían refugiado en el
desierto central de Asia. Desde su monoteismo,
Gengis Khan en su capital de Karakorum, situada a
mitad de camino entre Pekin y el lago Baikal, en
el centro de Asia, era tolerante con todos los
enviados católicos y musulmanes que recibía.
Defensor de un solo Dios, también defendía la
existencia de un sólo Khan para todos los
hombres. Su poder era incontestado y todo el que
se opusiese a él era masacrado. No se cobraban
impuestos porque las conquistas daban lo
necesario al imperio, los hombres estaban
consagrados para la lucha y la caza y las mujeres
se encargaban de la vida de la casa y llevar la
economia.
Su imperio se desarrolló por todas las
estepas llegando a China y Persia, la crueldad
mongola fue proverbial y los chinos y los
musulmanes supieron de sus destruciones. Sin
embargo, otros se unieron a los invasores y los
descendientes de Gengis Khan pusieron contar con
técnicos chinos y musulmanes que sabían de la
técnicas modernas de guerra para sitiar las
ciudades amuralladas. Los mongoles convinando los
rápidos movimientos de sus tropas de caballeria
y las técnicas chinas y árabes llegaron a
Europa destruyendo Kiev, pasando el Danubio
derrotando al rey de Hungría y llegando a
Ragusa, la actual Dubronik, en las orillas del
Adriático. No obstante, la muerte del hijo de
Gengis Khan, obligó a retroceder a los tartaros,
nombre con que se conoció en Europa a los
mongoles, por que el Khan era elegido en asamblea
por todos los jefes reunidos en Karakorum.
Bajo el mando de Mangú, nieto de Gengis Khan,
sus hermanos Hulagú y Kublay extendieron al
máximo las fronteras del imperio. El primero
destruyó Bagdad y estuvieron a punto de llegar a
Jerusalén. Los cruzados creyeron que si los
mongoles se convertían serían la única fuerza
posible que aniquilase al Islam, pero si se
hacían musulmanes sería al contrario.
Entretanto, Kublay conquistó China y parte de
Corea, recibió a Marco Polo, como su abuelo
había recibido a los técnicos chinos, pero
fracasó en su intento de conquistar Japón.
Después las rencillas familiares fueron
fracturando el gran imperio. Los mongoles
establecidos en Persia y la India se convirtieron
al Islam, como parte de los de Asia central. En
la actual Crimea viven tartaros descendientes de
aquellos hombres de la Horda de Oro, como fue
denominada a los mongoles occidentales. En cuanto
a los mongoles de China y Tibet se hicieron
budistas. Su poder declinó y en el siglo XIV una
revuelta dirigida por un monje budista
estableció la dinastia china de los Ming. En el
resto los poderes de Inglaterra en la India y
Rusia en Asia aniquilaría a los supervivientes
de aquellos agresivos guerreros de las estepas.
En la actualidad la república actual de
Mongolia es la única que se atribuye la herencia
de los gengiskanidas. Un trozo de estepa que bajo
la influencia rusa escapó de la anexión china,
que a su vez dominó la llamada Mongolia
interior, y que fue campo de batalla cuando un
jefe cosaco procedente del Báltico, Ungard
Stemberg levantó a los mongoles contra los
bolcheviques que habían detenido a un importante
lama. No obstante, el poder comunista se
estableció y Mongolia fue proclamada como
república comunista, bajo la alianza de la URSS.
En 1989, con la caída del comunismo, Mongolia se
vio liberada y recuperó su identidad pudiendo
reivindicar la herencia de los nómadas. En la
actualidad, Mongolia intenta entrar en el mercado
internacional promocionando y recuperando su
identidad con su riqueza minera y ganadera. Un
país pequeño, poco poblado, pero orgulloso de
quien en el siglo XIII se sintió emperador del
mundo.
En la actualidad, la presencia católica en el
país ha iniciado un brote con más futuro que
pasado y que representa a doscientas personas. Su
primer obispo, es monseñor Wenceslaw Padilla,
religioso de la Congregación del Corazón
Inmaculado de María, de origen filipino, quién
se hará cargo de la nueva catedral consagrada a
San Pedro y San Pablo.
El nuevo obispo tiene bajo su cargo un país
de 2.600.000 habitantes del país, pero el 96%
budistas, y el 4% musulmanes. En estos momentos
en Mongolia hay una sola parroquia, 9 sacerdotes
y 17 religiosas (entre ellas misioneras de la
Madre Teresa de Calcuta), 5 centros educativos y
un instituto de beneficencia. En el último año
se bautizaron 20 nuevos católicos..
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J. L. Orella-
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