Coincidiendo con las terceras
jornadas estivales Ciudad de Tarazona, que
versaban este año sobre "Aragón y la
Inquisición", volvió a recalar por la
milenaria localidad aragonesa el Doctor y
Catedrático Emérito de Historia del Derecho por
la Universidad Rey Juan Carlos, Don Gonzalo
Martínez Diez. Este veterano historiador
lanzó al mercado, durante el pasado mes de abril
y coincidiendo con la Feria del Libro de Madrid,
una obra de alto interés tanto para doctos como
para legos en la materia. Estamos hablando de su
último libro titulado Los templarios en los
reinos hispánicos, que ha venido a colmar un
vacío existente hasta ahora en la
historiografía de la Corona de Castilla
por su escasa investigación- y en la de
Aragón por no haberse escrito lo trabajado
en lengua española-, lo que da a su obra un peso
específico dentro de la novela histórica
actual. Las órdenes militares surgieron
inicialmente, en tiempos de las Cruzadas, como
congregaciones compuestas por religiosos para
proteger a los peregrinos que iban a Tierra
Santa, para acabar defendiendo como
monjes-soldados los Santos Lugares. Con el pasar
de los años, marcharon a servir al segundo
frente de la Cristiandad: la Reconquista
Española La actuación en los diferentes teatros
de operaciones de la península por parte de las
órdenes del Temple, de San Juan de Jerusalén o
del Santo Sepulcro demostró ser muy eficaz;
hecho que fue premiado por los monarcas hispanos
con la concesión de castillos y encomiendas de
diversa entidad. A éstas órdenes venidas de
Europa, se fueron alistando numerosos caballeros
peninsulares que deseaban servir en sus filas
para, de este modo, hacer compatible su
profesión militar con una vida cristiana más
rigurosa según el estilo de la época.
Ya en Hispania (entendiendo a ésta como la
suma de los reinos portugués, leonés,
castellano, navarro, aragonés y el principado
catalán) nacieron, a imitación de las
ultramontanas ya mencionadas, las órdenes
militares de Calatrava, Santiago, Montesa y
Alcántara entre otras. Sus acciones se
desarrollaron fundamentalmente entre los siglos
XII y XIII con distinta suerte- entre las
que destacan las de Zaragoza, Menorca, Mallorca,
Lisboa, Almería y Navas de Tolosa.
La Orden del Temple recibió donaciones por
parte de la realeza, la nobleza y los
particulares por razones de prestigio y de la
querencia por recibir sus bienes espirituales.
Los templarios gozaron de un notable poder
político, llegando a formar parte de la curia
real acompañando al monarca en sus guerras y
firmando importantes documentos públicos. Los
"pobres caballeros de Cristo" tal
y como se denominaron en un principio- dejaron de
ser tales con el tiempo. De todos modos, hay que
tener en cuenta que todas las campañas militares
y la propia infraestructura templaria necesitaban
de un soporte económico para poder desarrollar
sus actividades. Sin embargo la pérdida de su
misión original (el Reino Latino en Tierra Santa
había caído en manos islámicas en 1291), junto
con el balance del litigio entre el poder
temporal representado por la Monarquía- y
el espiritual representado por la Iglesia-
a favor del primero, unido al abandono del voto
de pobreza fueron algunas de las causas que
provocaron la aprensión de los bienes de la
Orden así como del arresto y ejecución de
muchos de sus miembros con la acusación falsa de
herejía. Primero en Francia (1307) y después,
en el resto de la Cristiandad (1312), con el
apoyo de una Roma políticamente débil. El mundo
estaba cambiando.
Pero para conocer un poquito en profundidad
sobre esta orden militar que se mueve más en la
leyenda que en la realidad histórica, hemos
tenido la posibilidad de hablar con uno de los
mejores especialistas de este tema en España, Gonzalo
Martínez Diez, que nos aclara algunos
aspectos sobre los templarios en nuestro país.
PREGUNTA: ¿Qué hay de mito y qué de
realidad en la Orden de los templarios?
RESPUESTA: "La tragedia final del
último Gran Maestre de la Orden del Temple
(sentenciado a morir quemado vivo en la hoguera,
durante un atardecer de 1314 en la isla del Sena
y teniendo frente por frente a la catedral de Notre
Dame) impresionó vivamente en la mente y en
el corazón de sus coetáneos. Este hecho
provocó el nacimiento de múltiples leyendas ya
desde la misma fecha del acontecimiento en dónde
se empezó a decir que el Gran Maestre había
"emplazado" en la hoguera del juicio de
Dios al Papa y al Rey. Pero los emplazamientos no
son tales a pesar de que fallece el Pontífice
(Clemente V) ese mismo año, el propio monarca
(Felipe IV el Hermoso) y sus tres hijos
varones al igual que el nieto mayor;
extinguiéndose de este modo la dinastía de los
Capetos. Todos estos hechos dieron origen a
infundios sobre los secretos de la Orden, etc.
llegándola a enlazar incluso con la Masonería
sin ningún fundamento y dando lugar a una
inmensa literatura esotérica, cuya relación con
la Historia es nula. Al menos para un historiador
que, para buscar la verdad se atiene a las
fuentes, a los datos y a lo objetivo.
Sin embargo, si que consiguieron merecida fama
gracias a la eficacia que demostraron en todo.
Monjes plenos (no mitades como se dice) y
profesionalmente soldados. ¡Una milicia
perfecta! Es el modelo de todas las demás, tanto
por el gran éxito demostrado en el cumplimiento
de sus objetivos, como por el duro entrenamiento
que practicaban (llegaban a montar hasta cinco
veces diarias el caballo), por su limpieza en el
vestir..."
P: A la hora de encontrar esas fuentes,
¿qué oportunidad tiene el historiador actual de
acercarse a ellas?
R: "Para el historiador estas
fuentes son muy diversas. Yo he estudiado las
españolas: en las crónicas se ven las
fundaciones, las cesiones reales, las
encomiendas, los castillos. Está mejor en
Aragón y Cataluña que en Castilla, porque los
templarios de los reinos orientales pasaron sus
bienes a la Orden de Malta, los cuales a su vez
han conservado todo: archivos, cartularios, etc.
Pudiéndose trabajar las encomiendas, las
fundaciones una detrás de otra, facilitando la
realización de tesis doctórales serias. En
Castilla no hay fuentes reales, al pasar la
herencia del Temple a reyes y nobles que no
conservaron los archivos, teniendo multitud de
fuentes indirectas de sus veintiocho encomiendas
y treinta fortalezas. ¡No las que uno se
imagina, sino las verdad!, lográndose continuar
investigando el destino de una parte determinada
de los bienes.
Tenemos, por ejemplo, los procesos que se
hicieron cara la archidiócesis, que se enviaron
a Roma, consistente en una tira de once metros de
pergamino sobre el proceso de Salamanca que se
conserva en el Vaticano. Esto demuestra que se
puede hacer una historia perfectamente
documentada, seria y completa."
P: En su nueva obra sobre los templarios,
¿qué novedades aporta usted a la
historiografía sobre el tema?
R: "No hay novedades. En España
prácticamente no se había estudiado nada serio
excepto la de Fernando de Campomanes
(redactada en el siglo XVIII) cuya obra sigue
siendo rigurosamente histórica hasta la
actualidad y alguno que otro artículo pequeño
-con graves errores- en relación a la Corona de
Castilla. Por otro lado, encontramos escrito la
obra del inglés A. J. Forey The
Templars in the Corona de Aragón -sin
traducir- que a pesar de estar llena de notas
farragosas que denotan un buen estudio
histórico, perjudican sin embargo el estilo
literario de la misma, lo que no ha ayudado a su
difusión; de hecho yo he tenido que conseguirme
una fotocopia por estar agotada la obra en
Inglaterra, que databa de 1973. Otra obra sobre
el final de los templarios (los últimos siete
años) la escribió el Director de los Archivos
de la Generalidad, la cual estaba muy bien
elaborada, pero al estar escrita en catalán ha
hecho escasa su difusión. Para la Corona de
Aragón las bases fundamentales ya están
escritas. A partir de ahí se pueden escribir
sobre las encomiendas, acerca de los castillos o
un sinfín de cosas más. Mi libro, sin embargo,
es rigurosamente histórico y hecho para el gran
público, donde no hay hueco para las leyendas.
No tiene nada que ver la Historia con el mundo de
la imaginación."
P: ¿Qué papel considera que tiene la
novela histórica en la actualidad?
R: "Se puede hacer novela
histórica muy bien hecha. Publiqué El Cid
histórico y sobre éste tema hay escrita
otra obra de José Luis Corral Lafuente,
Profesor Titular de Historia Medieval en la
Universidad de Zaragoza, ¡que está perfecta!:
con un personaje de creación pero con todos los
datos totalmente históricos, ¡y además se lee
muy bien!. Sobre los templarios no hay ninguna
novela rigurosamente histórica, excepto El
Señor de Bembibre donde se habla con
exactitud de la geografía (el castillo de
Ponferrada, etc.) pero lo demás es inventiva del
autor decimonónico.
En Castilla por la inexistencia de archivos el
desconocimiento es total. En el curso que dirigí
en El Escorial sobre los templarios, me di cuenta
del vacío existente. Sin embargo, ¡la
historiografía europea es perfecta en obras de
visión general! La francesa traducida al
español de Pierre Vilar sobre las vidas
cotidianas de los templarios, y otra de una
autora alemana sobre los veintitantos grandes
maestres del Temple."
P: Es conocida la obra de los templarios en
Tierra Santa, pero en España ¿cuál fue su
papel?
R: "Fue muy importante. En Tierra
Santa fueron el nervio del ejército de las
Cruzadas en el Reino de Jerusalén hasta la
caída de Acre, junto con la de Malta. En
Hispania, concretamente, en 1128, tienen en
Portugal un castillo al sur de Coimbra, en León
poseen otro en Coria, en Castilla se ubicaron por
poco tiempo en Calatrava y en Cataluña lo
hicieron junto a la raya musulmana.
Están en primera línea de vanguardia, aunque
será un segundo frente. El fracaso de Calatrava
ante el ataque almorávide provoca su decaimiento
en Castilla (tras este hecho surgirá la orden de
Calatrava). La Orden era mucho más poderosa en
la Corona de Aragón. En la batalla de las Navas
de Tolosa (1212) se encuentran las cinco órdenes
hispánicas: Santiago, Calatrava y Alcántara y
las delegaciones españolas de San Juan de
Jerusalén o de Malta y el Temple. A consecuencia
de la misma muere el Maestre al cabo de siete
días (se supone, aunque no lo sabemos con
certeza, a causa de las heridas) y el de
Calatrava quedó inútil para la guerra...
¡Claramente eran la vanguardia, los
profesionales!"
Datos de interés
Cruzada: Expediciones guerras al
servicio de la Cruz que tenía como
justificación reintegrar a la Cristiandad
países y gentes por entonces sujetos al Islam.
La primera en la historia tuvo como consecuencia
la toma de Barbastro (1064) y la segunda la de
Jerusalén (1099).
Temple: Denominación francesa del
Templo de Salomón, lugar de Jerusalén donde
nació la orden.
Regla del Temple: "El maestre
tiene que tener en la mano el bastón y la vara;
el bastón como apoyo, la vara para corregir a
los que faltaron a su deber".
Encomienda: Organización económica y
administrativa gestionada por los jerarcas del
Temple.
Montazgo: Impuesto ganadero delegado
por el rey en territorio templario, que se
desglosaba en 1237 de este modo: un caballo por
cada cinco mil que pastaran en sus cañadas, un
maravedí de oro por cada quinientas ovejas que
lo hicieran y otro maravedí, de idéntico valor,
por cada cincuenta vacas que igualmente pacieran
en sus tierras.
Curiosidades de la vida del templario:
- Junto a los votos tradicionales
del religioso, se sumaba la
obediencia plena al Papa.
- Vestían túnicas y capas de
color blanco ("seguridad de
valor y salud de cuerpo")
con una cruz roja en la
izquierda, distintivo de la
Orden.
- Sus armas eran: espada, daga,
cuchillo para la comida y
cortaplumas.
- La Orden entregaba como equipo de
combate: caballo, cota de malla,
y esclavina o sobrecota blanca
con una cruz griega roja.
- Su aspecto era de barba poblada y
cabeza rasurada.
- Vivían la disciplina castrense,
la oración diaria y la
confesión pública.
- Se les obligaba, además de
apoyar a los necesitados, a tener
una comida austera y parca en su
digestión, llevar escasa
conversación y tener prohibida
la caza.
Breve reseña biográfica del autor
Nacido el 20 de mayo de 1924 en la localidad
burgalesa de Quintanar de la Sierra, ingresó con
dieciocho años en la Compañía de Jesús. Su
vocación no hizo mas que acrecentar sus ansias
de saber, llegando a acumular un total de cinco
carreras (Filosofía por la Universidad de
Comillas, Teología por la austriaca de
Innsbruck, Derecho Canónico por la francesa de
Estrasburgo, Derecho por la de Valladolid, y
Filosofía y Letras por la de Madrid) y dos
doctorados (Derecho por la Universidad de Madrid
y Derecho Canónico por la de Comillas).
Ha enseñado en las universidades de Comillas
y Complutense de Madrid, en la de San Sebastián
y en la de Valladolid. Además de ser
Catedrático Emérito por las universidades de
Valladolid y Rey Juan Carlos, hay que añadir que
es académico correspondiente de la Real Academia
de la Historia y académico numerario de la
Academia Fernán González.
Entre su prolija obra, destacamos:
- Los templarios en la Corona de
Castilla, 1993.
- Alfonso VIII, 1995.
- El Bulario de la Inquisición
española, 1998.
- El Camino de Santiago en la
provincia de Burgos, 1998.
- El Cid histórico. Un estudio
exhaustivo sobre el verdadero
Rodrigo Díaz de Vivar, 1999.
- Los templarios en los reinos
hispánicos, 2001.
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Juan Ignacio Vargas Ezquerra
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