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En el 150 aniversario del padre Coloma (1851-1915) .
La voz del novelista jerezano
El padre Luis Coloma se dio a conocer
hacia 1880 como costumbrista y autor de tendencia moralizadora a
través de la revista El Mensajero del Corazón de Jesús,
dirigida por los padres de la Compañía de Jesús. Estos relatos
fueron recogidos bajo el título de Lecturas recreativas y
publicados en varias series. Partiendo del realismo dulzón y
tierno de su asesora literaria Fernán Caballero, se independiza
bien pronto. Sus relatos se caracterizan por una mezcla de
religiosidad y mundanidad o, mejor dicho, de profundo
conocimiento de la vida y costumbres.
Muchos críticos y algunos de ellos excepcionales, han afirmado
que el realismo vigente en España a partir de 1870 era un
realismo exasperado, un auténtico realismo naturalista. Y,
lógicamente, tales críticos califican de naturalistas a los
más grandes maestros de nuestra novela decimonónica: Galdós,
la Pardo Bazán, Clarín, Coloma, Ortega y Munilla, Picón,
Blasco Ibañez... Pero no es menos cierto que ese realismo
heredado por el siglo XX tenía vetas de un preocupado
espiritualismo.
Luis Coloma Roldán nace en Jerez de la Frontera, el 9 de enero
de 1851. A los doce años ingresa en la Escuela Naval, que
abandona al poco tiempo para cursar la carrera de Leyes en la
Universidad de Sevilla. Por este tiempo inicia sus aficiones
literarias y colabora en diversos periódicos: El Tiempo, de
Madrid, y El Porvenir, de Jerez. Terminado sus estudios, pasa a
Madrid y toma parte activa en la propaganda en pro de la
restauración alfonsina, período y ambiente que después
retratará en su novela Pequeñeces. A los veintitrés años
entra en la Compañía de Jesús, a consecuencia de un accidente
que puso en grave peligro su vida. El padre Coloma descubrió la
precocidad de Ortega y Gasset que ingresó en 1891 en el Colegio
Jesuita de San Estanislao de Miraflores del Palo (Málaga),
dedicándole su atención, especialmente en la enseñanza del
griego. En 1908 el Padre Coloma ingresa en la Real Academia
Española, versando su discurso sobre el padre Isla. Muere en
Madrid el 14 de abril de 1915.
En la obra del padre Coloma hay cuentos infantiles, Ajajú y
Periquillo sin miedo; cuentos políticos-sociales, Medio Juan y
Juan y Medio; Por un piojo, Caín, Mal alma, La Gorriona y Era un
santo; cuentos legendarios, Paz a los muertos, y cuentos rurales,
Ranoque y Juan Miseria. Pero su fama la alcanzó con una sola
novela: Pequeñeces. Publicada en 1891, colocó a su autor en el
primer plano de la actualidad literaria. Sátira violenta de la
aristocracia durante la época de la Restauración alfonsina, fue
una de la obras que mayor polvareda y escándalo provocaron en
siglo XIX.
Según testimonios de la época, los lectores no enjuiciaron el
valor artístico de la obra, preocupados antes que nada en
identificar a los personajes de la ficción. Valera censuró con
bastante dureza al autor por haber sacado a plaza pública
personajes conocidos, aludiendo especialmente al "marqués
de Butrón".
Hasta 1910 no volvió a tentar el padre Coloma la novela
propiamente dicha con la publicación de Boy y después La reina
mártir. Finalmente escribe Jeromín, la más popular después de
Pequeñeces, verdadera crónica de don Juan de Austria, conocido
en la infancia con el nombre que da título a la obra. Cierra la
serie Fray Francisco, 1914, sobre la vida del cardenal Cisneros.
Un crítico de la época pudo escribir que no haber leído
Pequeñeces era como "salir a la calle sin sombrero".
El tono moralizador del novelista jerezano que no se detiene ante
la pintura fuerte o descarnada de las lacras sociales y el
lenguaje de estilo ágil y periodístico invitan a la lectura de
una las novelas más famosas de la literatura española.
Francisco Arias Solis.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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