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El cisma mellista: Historia de una ambición política.
Libro sobre el estudio de las tensiones que crean los intentos de modernización de la maquinaria partidista y del acervo ideológico del tradicionalismo español
¿Qué es el cisma mellista?. La ruptura
política que protagonizó Vázquez de Mella en 1919 con el
Pretendiente carlista Jaime III, separándose del partido
jaimista, con la casi inmediata fundación de uno nuevo bajo su
inspiración y criterios. Esto es algo sabido por todos, pero lo
que es poco conocido son las razones exactas de esa explosión
cismática que se dió en 1919 y que convulsionó a todas las
élites y bases jaimistas. Para ello ha sido necesario realizar
un amplio recorrido por la biografía política de Mella, y del
jaimismo, desde mucho años antes de esa fecha y hasta bastantes
años después de la misma.
Las razones de fondo están en íntima relación con el problema
del desgaste del carlismo como opción política real en un marco
nacional amenazado, crecientemente, por las sacudidas
revolucionarias y las supuestas contradicciones de los
doctrinarismos liberales. Precisamente, desde la óptica de un
Mella -y seguidores suyos- preocupado por dar mayor realismo y
posibilismo político al carlismo en esta época, es desde donde
se ha de partir y mirar para dar la explicación al fenómeno del
cisma mellista.
En el período que va desde 1909 hasta 1922 se pueden observar
las tensiones que crean los intentos de modernización de la
maquinaria partidista y del acervo ideológico del
tradicionalismo español, y, por tanto, se arroja un poco de luz
sobre, quizás, la etapa más oscura del carlismo posclásico.
Dicho estudio no se había realizado antes puesto que, la
historiografía científica sobre la misma, de este período, es
prácticamente inexistente o poco profunda. La falta de interés
por este período, que media entre 1876 y 1931, se debe en parte
a las reticencias mostradas por los historiadores afines al
tradicionalismo en tratar una época cuajada de escisiones y de
querellas intestinas. Salva, por tanto, nuestro estudio este gran
vacío historiográfico mostrándonos un carlismo vacilante y en
crisis en medio de las luchas parlamentarias, bien diferente del
de sus episodios bélicos, y mostrándonos, también, a un Mella
preocupado en transformarlo en un proyecto político sugestivo,
moderno y regenerador, desentendido del legitimismo dinástico,
es decir, a un Mella bien diferente del que nos han querido hacer
ver sus panegiristas.
Mella será el artífice encargado de elaborar uno de los
proyectos políticos más sugestivos y modernos -de mucho mayor
calado que el integrista- para realizar, con posibilidades de
éxito, la instauración de la política tradicionalista en
España al margen de la insoluble cuestión dinástica. El
proyecto político de Mella debe inscribirse dentro de la marea
antiliberal y autoritaria europea que rodeó a la Gran Guerra,
estando caracterizado dicho proyecto por la incorporación
doctrinal de una serie de ideas ajenas al tradicionalismo
político español, y procedentes de pensadores como Charles
Maurras y Joaquín Costa, lo que indudablemente influyó en su
formulación política.
Dicho proyecto político consistió, esencialmente, en la
formación de un núcleo o centro tradicionalista cuya
pertenencia al mismo se realizaría en tres categorías, de mayor
a menor, según el grado de aceptación de un programa máximo
tradicionalista instituído por Mella. La referencia
tradicionalista fue, por ello, la condición esencial para la
pertenencia al núcleo, lo que hacía adquirir a sus fuerzas
políticas la condición de verdaderas o extremas derechas.
Patrimonializando el concepto derechista de pureza no pretendió
otra cosa que arrastrar en pos de la misma a las fuerzas de la
derecha del Régimen alfonsino, en especial aquellas que tuvieran
las lindes políticas más cerca del corpus doctrinal
tradicionalista.
Dado que ni Alfonso XIII ni el Pretendiente carlista Don Jaime
podían llegar a aceptar dicho proyecto político, según Mella,
se negó cualquier adscripción dinástica ya que la primera lo
desvirtuaría por su liberalismo, y la segunda lo echaría a
perder por su encadenamiento a una rígida y ortodoxa relación
política, cuando lo que se necesitaba, precisamente, era una
adscripción superadora en el tradicionalismo mellista, desde la
cual, quizás posteriormente, se pudiera realizar una
adscripción dinástica, igualmente superadora, sobre la
alfonsina y jaimista.
El proyecto político mellista puso pues un gran empeño en
ampliar todo lo posible su espectro de relación política con la
formulación, por medio de Mella, de múltiples mecanismos de
transición hacia su proyecto político que sirvieran de
plataformas de opinión y apoyo al mismo como, por ejemplo, un
nuevo partido conservador, un nuevo partido católico, una nueva
unión de derechas, una nueva política internacional, un nuevo
regionalismo, etc...., cuya novedad ,en esencia, consistiría en
su intención proyectiva futura de integración o federación en
el superador proyecto político mellista. En el fondo, por tanto,
el proyecto de Mella buscaba el planteamiento de un
tradicionalismo superador de la secular confrontación del
carlismo ortodoxo con el alfonsismo liberal.
Juan Ramón de Andrés Martín.
EL CISMA MELLISTA: HISTORIA DE
UNA AMBICION POLITICA
Juan Ramón de Andrés Martín
ACCESIT DEL VII PREMIO DE HISTORIA DEL CARLISMO LUIS HERNANDO DE
LARRAMENDI
Formato: 15 x 23 cm.
269 + 24 páginas.
ISBN: 84-87863-82-5.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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