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Editorial.
En los españoles, en cuanto miembros de
una comunidad humana, concurren simultaneamente derechos y
deberes, y no los unos sin los otros, porque el ejercicio de la
libertad requiere esencialmente el cumplimiento del deber.
Para comprender esto, es preciso tener en cuenta la radical
diferencia que separa individuo y persona.
El individuo, ejemplar de una especie, forma parte a lo sumo de
una colectividad y es incapaz de obtener otra clase de libertad
que la cuantitativa, en forma de independencia o de poderes.
Ser persona es privativo del hombre por su capacidad de
trascenderse asumiendo relaciones fuera de si, con Dios, con los
hombres, con su propia conciencia.
Es a esto a lo que los marxismos llaman alienarse porque impide
la absorción del ser humano por la comunidad.
Solo se puede disfrutar de la libertad cuando respeta su
naturaleza y el derecho natural.
Un pájaro es libre para volar cuando respeta la ley de la
gravedad. Si creyéndose libre la mitad más una de la comunidad
de aves decidiese que la ley de la gravedad no existe, y la
ignorase cuando intentase volar sin tenerla en cuenta, caería.
El hombre es más libre cuando respeta la ley natural.
Por ello una persona es sujeto de libertad, y esta consiste
esencialmente en el ejercicio de los derechos y deberes que
amparan su trascendencia hacia Dios, hacia la Patria, hacia sus
semejantes, hacia sus prójimos y parientes.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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