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El control de la natalidad: Los antecedentes del movimiento antinatalista, los argumentos del mismo y sus respuestas.
Magnífico documento de Mujer Nueva que, para introducirnos en el problema, recoge las teorías de los autores contrarios a la vida y el desarrollo de las primeras Conferencias Internacionales que han tratado el asunto. Después responde a los tópicos argumentos antinatalistas, como son el exceso de población sobre la tierra a través de un análisis de las tendencias demográficas actuales, estudiando las previsiones de crecimiento de la población y el envejecimiento de la población. También desmonta otros mitos sobre la "superpoblación", desmintiendo el argumento de la contaminación del medio ambiente por el crecimeinto de población a través de las cifras de desforestación, reservas hídricas, etc. También responde al argumento de la insuficiencia o escasez de recursos alimentarios, fuentes de energía y reservas naturales. Y, tras extraer unas conclusiones muy interesantes, recomienda una bibliografía, incluidas algunas de las principales obras de los contrarios a la vida.
Los antecedentes del movimiento
antinatalista
1. Autores y su pensamiento
A lo largo de la historia, diversos personajes han previsto
desgracia debidas al "impacto terrorífico" de un
supuesto exceso de población sobre la tierra. El primero en
enunciar estas teorías fue Thomas Robert Malthus, economista
inglés que en 1798 escribió el "Un ensayo sobre el
principio de la población", obra en la que abordaba el
incipiente desequilibrio entre "incremento natural de la
población y de los alimentos". En la práctica, según
Malthus, mientras que la producción de alimentos aumenta en
progresión aritmética (1, 2, 3, 4...), la población crece en
progresión geométrica (2, 4, 8, 16...), de modo que "la
época en que el número de los hombres es mayor que el de los
medios de subsistencia, ya ha llegado desde hace tiempo".
La historia ha desmentido esta teoría puesto que, desde
entonces, la población ha crecido por lo menos seis veces,
mientras que la producción y el consumo de alimentos han
aumentado mucho más rápidamente y la calidad de vida de finales
del s. XVIII no es, en absoluto, comparable con la actual. De
todos modos, el pensamiento de Malthus sigue ejerciendo gran
influencia en muchos ámbitos.
En 1968, el entomólogo (ni siquiera demógrafo) Paul Ehrlich,
publicó su libro "La bomba de la población", donde
profetizaba que "la batalla para alimentar a toda la
humanidad se acabó. En la década de los 70, nos enfrentaremos a
hambrunas, y cientos de millones de habitantes morirán a causa
del hambre a pesar de cualquier programa que se ponga en marcha
ahora". Dos años después, señaló que "65 millones
de americanos y otros 4.000 millones de personas morirán de
hambre en la Gran Mortandad que ocurrirá entre 1980 y
1989".
En el mismo año, W. y P. Paddock escribían
"Famine-1975!" (¡Hambruna 1975!), previendo para ese
año un terrible cataclismo que habría acabado con gran parte de
la población, en particular de la India.
La carencia a que se referían estos autores no sólo afectaba a
los alimentos, sino también a otro tipo de productos vitales
para la sociedad: los minerales, combustibles fósiles, lugares
para depositar los desechos, etc.
Una vez más, las previsiones se revelaron falsas. Como ilustró
ingeniosamente la revista "The Economist" ( "A
populous planet", 3.9.94), antes de la Conferencia de El
Cairo sobre Población y Desarrollo, "al mantenerse la
disponibilidad de alimentos, (los neomalthusianos) empezaron a
preguntarse si las inversiones permitirían garantizar el trabajo
a las nuevas generaciones. Cuando el trabajo apareció,
comenzaron a inquietarse porque la disponibilidad de capital
aumentaría demasiado lentamente para mantener el crecimiento del
nivel de vida, Cuando éste siguió creciendo, previeron el
agotamiento de las reservas naturales. Y dado que éstas
continúan produciéndose, afirman que el crecimiento de la
población dañará el medio ambiente. Ésta es la situación en
que más o menos se encuentra hoy el debate".
En efecto, como se verá, la escuela neomalthusiana encaja
perfectamente con la ideología ecologista que se inició en los
años 60 y que ha derivado en el concepto de "desarrollo
sostenible".
2. Primeras Conferencias Internacionales
Justo después de la Segunda Guerra Mundial se empezó a hablar
de cumbres mundiales sobre la población, cuando Julian Sorell
Huxley ocupó la dirección de la UNESCO (Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Cultura y la Ciencia).
Huxley era uno de los ideólogos del movimiento eugenésico, y
entre 1946 y 1948, se esforzó en introducir en la agenda
internacional "políticas específicas para la
población", proponiendo un Congreso Mundial.
Ese primer congreso, cuyos participantes eran expertos mundiales
y no representantes de los gobiernos, tuvo lugar en Roma en 1954.
Le siguió otro en Belgrado, en 1965. En 1969, cuando la
"cuestión demográfica" se había introducido con
fuerza en las Naciones Unidas, el Secretario General U. Thant,
creó el FNUAP (Fondo de Naciones Unidas para las actividades en
materia de población), que convocó en Bucarest la Primera
Conferencia Internacional sobre Población, con representantes de
los gobiernos (1974).
Fue en Bucarest donde los gobiernos llegaron a un acuerdo sobre
políticas de planificación familiar, concepto que sería
confirmado y reforzado en la siguiente Conferencia, México 1984.
La siguiente, El Cairo 1994, acabaría consolidando la visión
cada vez más extendida en la ONU y sus organismos, que muestra
la presunta "superpoblación" como el enemigo que la
comunidad internacional debe combatir. Otras conferencias
posteriores (Río'92, sobre Medio Ambiente, Estambul'94, sobre
asentamientos humanos, y Beijing'95, sobre la mujer) han ido
apoyando esta línea, cada una confirmando el contenido de las
anteriores y dándole, por tanto, carácter de "soft
law" o Derecho originado por la "práctica o costumbre
internacional".
La propia Secretaria General del FNUAP, Nafis Sadik, en su
discurso de conclusión de la Conferencia de El Cairo, afirmó
que "el Programa de Acción que ha sido aprobado, tiene la
capacidad de cambiar el mundo". Ya desde el inicio, se
plantearon objetivos claros de control de la natalidad. Las
mismas palabras del Jefe de la Delegación de EEUU, el entonces
Subsecretario del Departamento de Estado de la Administración
Clinton, Timothy Wirth, no dejan lugar a dudas: "Los EEUU
han venido a El Cairo por tres razones: alcanzar un acuerdo
global sobre las estrategias de fondo para la planificación
familiar; aumentar los fondos y los programas de planificación
familiar, y constituir una red de estructuras que garanticen la
actuación de las políticas de planificación".
En la Conferencia no se afrontaron los diversos factores que
afectan a la relación entre población y desarrollo. Tanto el
Programa de Acción aprobado como documento final, como el debate
de la asamblea se centraron en el "control de la población
del Tercer Mundo". Se describía "el crecimiento sin
precedentes de la población" como un peligro para la
supervivencia de las futuras generaciones, el mantenimiento de
los recursos y la preservación del medio ambiente. Sobra notar
que cuando se habla de "población excesiva" se
refiere, exclusivamente, a la de los países en vías de
desarrollo, ya que los países industrializados sufren, más
bien, el problema contrario: una bajísima tasa de natalidad. No
es casualidad que el único compromiso económico concreto
previsto por el Plan de Acción, se refiera precisamente a las
políticas demográficas orientadas al control de la población
en los países del Tercer Mundo, objetivo que une a fundaciones
occidentales, agencias de ayuda al desarrollo, instituciones
multilaterales y "ministros para la población" de los
países destinatarios.
Veinte años es el tiempo previsto por el Programa de Acción
para "rediseñar el mundo". Un período que verá
crecer de manera considerable los recursos destinados por la ONU
al control de la población de los países menos desarrollados
(de 1.700 a 2.050 millones de dólares, entre los años 2000 y
2015), sumados a los de los gobiernos de los países
desarrollados, del Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional. Ingentes recursos que se dedicarán a la
investigación de nuevos productos anticonceptivos y abortivos
por las multinacionales químico-farmacéuticas, y que
sostendrán a las ONGs dedicadas a actividades antinatalistas.
Por otra parte, la tesis, repetida en El Cairo hasta la saciedad,
de que "para promover el desarrollo se debe controlar la
población", supeditará toda ayuda al desarrollo de los
países más pobres, al requisito del control de su población.
En consecuencia, la intervención de los organismos
internacionales y los Estados en la esfera más íntima de la
persona (su capacidad procreativa y su vida sexual), está
causando una revolución en las relaciones entre Estados, entre
el Estado y la persona e, incluso, entre las personas.
La Conferencia de El Cairo es el punto de partida de un
movimiento que pretende "transformar el mundo". Y
cuenta con tales medios de difusión que ya ha llegado a
modificar los valores e ideas personales: en nuestra sociedad, ya
se da por descontado que "somos demasiados" en la
tierra, que la población del Tercer Mundo se muere de hambre
porque tiene demasiados hijos, y que para alcanzar "calidad
de vida" y "realización personal", el tamaño de
la familia debe ser reducido.
Los argumentos
antinatalistas y sus respuestas
Tres son los argumentos más utilizados por quienes abogan por
las políticas antinatalistas.
· El exceso de población sobre la tierra
· La contaminación del medio ambiente
· La insuficiencia o escasez de recursos alimentarios, fuentes
de energía y reservas naturales
Se trata de unos argumentos que, si bien cuentan con datos
ciertos, son falsos en su raíz y conclusiones, y esconden, más
bien, intereses ideológicos, políticos y económicos, que se
verán más adelante (apdo. 3).
Respuestas a los
argumentos
a. El exceso de población sobre la tierra
El primer argumento que esgrimen los antinatalistas es el
fantasma del crecimiento imparable.
Es una realidad que entre 1825 y 1925 (revolución industrial en
Occidente), la población mundial se duplicó, pasando de 1.000 a
2.000 millones de habitantes. Durante los años siguientes, hasta
la década de los '80, la población aumentó más del doble, con
una tasa de crecimiento insólitamente alta.
En estas estadísticas se basan los demógrafos para afirmar que,
de no implementar políticas serias de contención de la
natalidad, estamos destinados a una tragedia universal. Esta
visión catastrofista se refleja en el discurso del entonces
Vicepresidente de los EEUU, Al Gore, en la Conferencia de El
Cairo, según el cual, "el peligro del crecimiento
demográfico es comparable al de la proliferación nuclear".
Sin embargo, este alarmismo carece de base real que lo
justifique. Hoy no se está viviendo un período de explosión
demográfica, sino de transición o cambio. La población mundial
tiende a estabilizarse, con perspectivas de decrecimiento muy
cercanas.
Según el Premio Nobel de Economía, Amartya Sen ("La
mentira demográfica"), el tercer mundo está pasando por
los mismos cambios demográficos por los que pasaron Europa y
Norteamérica durante la Revolución Industrial. Es decir, se
experimenta un aumento rápido de la población por un período
largo, pero transitorio. La diferencia está en que el resto del
mundo está prácticamente alcanzando el ritmo de
"crecimiento cero".
Por otra parte, ni el manejo de las estadísticas ni los
cálculos de las reservas mundiales son exactos, ni la
demografía aporta conclusiones ciertas. La capacidad
anticipadora de los demógrafos es bastante escasa. Lo demuestran
los datos presentados a continuación.
Como se ha visto antes, Paul Ehrlich advirtió que en los años
70, cientos de millones de personas morirán de hambre. Llegada
esa fecha, retrasó a la década de los 80 tales augurios, que
afectarían a 65 millones de americanos. El tiempo ha demostrado
que ninguna de estas catástrofes se ha producido en tales
términos.
En los años 60 se calculó que Nigeria alcanzaría en los 90,
156 millones de habitantes. En la actualidad, tiene 119. Brasil,
en tanto, alcanzaría 210 millones de habitantes. La realidad
habla de 153 millones.
En la actualidad pueblan el mundo cerca de 6.000 millones de
personas. Se dan varias hipótesis de crecimiento de la
población mundial hasta el año 2150. La hipótesis más elevada
es entregada por el servicio del FNUAP (Informe sobre la
Población Mundial 1992): 12.000 millones de habitantes. La
hipótesis intermedia se sitúa en 10.000 millones. La baja,
entre 7.000 y 9.000 millones.
Es importante recalcar que la tasa real de crecimiento de la
población mundial está registrando, desde hace 30 años, una
sensible baja, debido al llamado "invierno
demográfico" y a la difusión de las políticas
anticonceptivas y abortistas (cada año se producen 50 millones
de abortos quirúrgicos y 140 millones causados por los
principales anticonceptivos de efecto abortivo).
Tendencias demográficas actuales
Descenso de las tasas de fecundidad
· En 1997, la División de Población del Departamento de
Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, reunida para estudiar
la caída de la fecundidad y sus causas, reconoció que de 185
países del mundo, 51 no lograban reemplazar a sus generaciones.
Más aún, en 13 de ellos, el número anual de defunciones
superaba al de nacimientos.
· En 2001, la misma División de la ONU y el Census Bureau de
EEUU coincidían en reconocer los siguientes datos:
1. De 1950 a 2000, el nivel mundial de fertilidad descendió en
más del 40% (equivalente a dos nacimientos menos por mujer).
2. La fertilidad por debajo de la tasa de reposición ha
alcanzado ya a 83 países del mundo, que representan el 44% de la
población mundial (2.700 millones de personas), y no se limita a
los países más desarrollados (también están países del
Caribe -Barbados, Cuba y Guadalupe-, africanos -Túnez-,
orientales -Líbano- y asiáticos -Sri Lanka, Hong Kong,
Singapur, Corea, Tailandia y Taiwán, sin contar la más baja del
mundo, China-).
3. Nueve de los 15 países en desarrollo más poblados registran
niveles de fertilidad inferiores a los que caracterizaron a los
EEUU en 1965, y durante los últimos 25 años, en ocho de ellos
esos niveles se redujeron a la mitad.
4. Aunque los países del África Subsahariana y Oriente Medio
siguen siendo los de fertilidad más elevada (900 millones de
habitantes en el 2000, 1/7 de la población mundial), el descenso
sigue siendo significativo (en Kenia, se redujo el equivalente a
4 hijos menos por mujer, en sólo 20 años).
5. En consecuencia, países que representan la mitad de la
población, registran hoy un "incremento cero", y parte
de ese porcentaje está sufriendo una grave disminución de su
población.
· En cuanto a las causas de este drástico descenso de la
fertilidad en el mundo, no existen razones claras: afecta a
países tan diversos, que no se podría identificar elementos
socioeconómicos o políticos comunes.
A menudo, en los informes de la ONU se identifican la pobreza y
el analfabetismo (especialmente el femenino) como causantes de
altas tasas de fertilidad. Sin embargo, estas características no
han impedido que Bangladesh redujera a la mitad su tasa de
fecundidad en sólo 25 años.
Del mismo modo, se suelen ver las actitudes tradicionales y los
valores religiosos como un obstáculo para la transición de
altas a bajas tasas de fertilidad. Sin embargo, en Irán, un
país sometido a un estricto régimen islámico, descendieron en
2/3 y están en el límite del reemplazo generacional.
Por último, esta drástica caída de la fertilidad se suele
atribuir a la difusión cada vez mayor de programas de
planificación familiar, auspiciados por Organismos
Internacionales, ONGs y Gobiernos. Pero países como Brasil no
han adoptado nunca un programa de este tipo, y sin embargo la
fertilidad ha caído en un 50% durante los últimos 25 años.
Previsiones de crecimiento de la población
Curiosamente, las previsiones de crecimiento emitidas por la ONU
en los últimos diez años, han ido sufriendo variaciones
importantes, lo que indica que las cifras manejadas no son
suficientemente fiables.
· En el Informe "Estado de la Población Mundial" de
1992, la FNUAP estimaba el crecimiento anual en 97 millones de
personas.
· En 1994, el Borrador del Programa de Acción preparado para la
Conferencia de El Cairo, tan sólo dos años más tarde, ya
corregía la estimación para los siguientes 20 años,
reduciéndola a 90 millones de personas.
· Al final de dicha Conferencia, el Programa de Acción aprobado
reduce la cifra a 86 millones. Así pues, en sólo dos años, la
cifra de población mundial estimada para el 2015 se cambió de
7.500 a 7.320 millones (una diferencia de 180 millones de
personas no es en absoluto despreciable). La misma ONU reconoció
en el documento "Perspectivas de la población mundial"
de 1994, que la explosión demográfica pertenece al pasado.
· Seis años después, el Informe sobre el Estado de la
Población Mundial 2000, la cifra del crecimiento anual queda
reducida a 75 millones de personas, lo que dejaría en cerca de
7.100 millones las estimaciones de población mundial para el
2015 (una diferencia de 400 millones de personas con respecto a
la estimación de 1992). Y las previsiones del Census Bureau de
EEUU para 2025 se refieren a una población mundial de 7.800
millones, un 30% superior a la de nuestros días. En ese mismo
año, la tasa de crecimiento anual estará por debajo del 0,8%,
un ritmo mucho más lento que el 1,3% previsto actualmente, y
todavía más que el 2% que llegó a estimarse a finales de los
60. En conclusión, en el 2025 nacerán menos niños en todo el
mundo que en cualquier año de las cuatro décadas anteriores.
Pero el aspecto más preocupante es que el crecimiento de ese
año se concentrará en zonas geográficas muy concretas: África
subsahariana, países del Norte de África y Oriente Medio. La
población de ese continente será superior a la suma de todos
los países más desarrollados.
Por lo que se refiere a los países más desarrollados, el mismo
Census Bureau estima para los próximos 25 años un crecimiento
natural de sólo 7 millones de personas al año, de modo que a
partir del 2017 las defunciones superarán a los nacimientos,
algo que ya está empezando a suceder en algunos países
europeos, y sucedería en muchos más si no fuera por los
nacimientos que se producen en el seno de las familias
inmigrantes. Para evitar un declive absoluto de la población
europea se necesitaría doblar el volumen de inmigración actual
(del millón actual a 1,8 millones anuales), y para reforzar el
grupo de edad de 15 a 64 años -la fuerza de trabajo-, debería
casi cuadruplicarse (alcanzando como mínimo los 3,6 millones de
personas). Esas migraciones transformarían radicalmente la
sociedad europea occidental: en 2050, los descendientes de
extraeuropeos compondrían un cuarto de la población total.
Otro caso a analizar es Japón. Sus niveles actuales de
inmigración son prácticamente cero. Para mantener el volumen
actual de población, debería aceptar una media de cerca de
350.000 entradas anuales en los próximos 50 años, y casi el
doble para mantener la población en edad de trabajar. De
aplicarse esta segunda solución, en 2050 1/3 de la población
total sería de origen extranjero.
Envejecimiento de la población
En 1950, el 32% de la población mundial vivía en los países
desarrollados de occidente, junto con Australia, Nueva Zelanda y
Sudáfrica. En la actualidad, ese porcentaje se reduce al 12%. Si
en 1900 Europa contaba con el 25% de la población mundial, en el
2050 tendrá solamente el 7%.
Europa es el continente donde el fenómeno de la despoblación y
el envejecimiento se dan con mayor dramatismo. Casos como España
e Italia son preocupantes: las mujeres españolas tienen un
promedio de 1,07 hijos, cuando el mínimo para que se dé el
reemplazo generacional es de 2,1. La mayoría de los países del
entorno europeo ya no se reemplazan. La tasa media europea es de
1,6 hijos por mujer, todavía menor en Europa del Este y ex
bloque comunista, donde alcanza el 1,3.
Recientemente el Presidente de la Comisión Europea, Romano
Prodi, advertía a los gobiernos que en el 2005 cerca de 1/3 de
la población del continente estará cobrando sus pensiones, que
cargarán excesivamente a los contribuyentes. A medida que la
población llega a la edad de jubilación, pasa a depender del
seguro social y de un sistema de salud cada vez más extenso. Es
un problema que se complica precisamente porque, además de que
la expectativa de vida crece de modo continuado, disminuye a la
vez el número de trabajadores jóvenes para sostenerlos.
Además, las leyes permiten la jubilación anticipada. En Italia
un trabajador puede retirarse a los 50 años, a pesar de que la
edad legal es, en general, de 65 años. Dado que la sanción por
la jubilación anticipada es de poca consideración, muchos optan
por ella, de modo que la edad promedio a la que se están
retirando los trabajadores europeos es de 61 para los hombres y
58 para las mujeres. La única solución es la inmigración, con
las consecuencias sociales y culturales que empiezan a ser
patentes en muchos países europeos. La eutanasia también
empieza a plantearse como una "solución" a la
sobrecarga de los servicios sanitarios.
En definitiva, sólo en ciertas zonas del mundo la población se
mantendrá en edades relativamente jóvenes. En 2025, la edad
promedio en África subsahariana será de 20 años (edad que
caracterizó a la humanidad desde el Neolítico hasta la
revolución industrial). Por el contrario, en los países más
desarrollados hoy se sitúa en los 37, y en 25 años alcanzará
los 43 (39 en EEUU gracias a la inmigración y una tasa un poco
más alta de fertilidad). En Alemania será 46, en Grecia y
Bulgaria 47, y en Japón llegará a los 49 (más de 1/5 de la
población superará los 70 años de edad, y una de cada 6
personas tendrá 75 o más, superando el número de menores de 15
años).
En conclusión, en vez de estar experimentando un fenómeno de
sobrepoblación, la humanidad está sufriendo actualmente una
peligrosa IMPLOSIÓN DEMOGRÁFICA. La población mundial está
envejeciendo y disminuyendo a un ritmo acelerado, A medida que
las tasas de fertilidad disminuyen, el aborto, la anticoncepción
y la longevidad aumentan, el mundo se encuentra en un nuevo
paradigma en que los ancianos superan a los jóvenes.
"El crecimiento de la población ha sido factor fundamental
para el desarrollo económico (...). El crecimiento poblacional
es un factor importante del crecimiento de la economía"
Gary Becker, Premio Nobel de Economía
Otros mitos sobre la "superpoblación"
6. ¿Cabe más gente en nuestro planeta? La Tierra es un planeta,
en cierto modo, deshabitado
Paradójicamente, sólo el 0,8% de la superficie total del
planeta, está habitado. Pero existe a nuestro alrededor un
proceso de urbanización tan rápido que nos da la sensación de
ser demasiados. Por el contrario, fuera de nuestras ciudades
existe un mundo poco habitado. Basta pensar que sólo el 3% del
territorio de Estados Unidos está urbanizado. Y aunque en los
próximos dos siglos la población creciera al ritmo actual, la
tierra continuaría bastante vacía, con un porcentaje de zonas
urbanas que no superaría en cualquier caso el 8% de la
superficie terrestre.
Es cierto que del total de la superficie terrestre (150 millones
de Km2), sólo unos 90 millones son habitables. Aún así, en el
caso de que en el 2100 la población mundial alcanzara las
previsiones más altas (11.600 millones) y las áreas cultivadas
se doblasen (algo que no es necesario, a causa de los avances
científicos aplicados a la agricultura), la densidad de
población sería de 184 personas por Km2. Una cifra inferior,
por ejemplo, a la que tiene actualmente Italia (191), un país no
precisamente "sobrepoblado".
7. ¿Es posible el desarrollo económico de los países altamente
poblados? No está demostrada una relación entre pobreza y
densidad de población
Científicamente nunca ha sido demostrado que exista una
relación entre la densidad de población de un país y su nivel
de riqueza y desarrollo. Hay países poco poblados que son
desarrollados, como Australia, y otros poco poblados que son
subdesarrollados, como es el caso de los países de África
Central. Inversamente, hay países muy poblados que son
desarrollados, como Holanda, que tiene más de 400 personas por
Km2, y países muy poblados y subdesarrollados como Bangladesh.
De los 21 países más pobres del mundo, sólo 7 tienen una
densidad superior a los 100 habitantes por Km2. Por el contrario,
entre los 21 países más ricos, 12 superan esa cifra y 5 de
ellos (Japón, Holanda, Bélgica, Singapur y Hong Kong) tienen
una densidad mayor a la de la India.
Las verdaderas causas de la pobreza y el subdesarrollo hay que
buscarlas en otros factores. Uno de ellos son las decisiones
políticas irresponsables. Ejemplo de ello fue la terrible
hambruna que asoló a Etiopía en los años 80. Su presidente,
Menghistu fue advertido por expertos de la carestía que se
aproximaba. Y en lugar de adoptar medidas preventivas, invirtió
el 46% del Producto Nacional Bruto (cerca de 2,5 millones de
dólares) en gastos militares. E incluso durante el tiempo en que
su pueblo moría de hambre, su gobierno estaba gastando 200
millones de dólares en la celebración del décimo aniversario
de la revolución marxista en su país.
En toda la región del África Subsahariana, se ha gastado en
compra de armamento el doble que en agricultura e industria. El
resultado es que esta zona, teniendo una de las densidades de
población más bajas del mundo, se muere de hambre, mientras que
Europa, con la densidad de población más alta, tiene un
superávit de alimentos en torno a los 30 millones de toneladas.
En el seno de los organismos internacionales se ha consolidado la
visión de una relación determinante entre población y
desarrollo, y se dice a los países: "Controlen su
población y van a desarrollarse". Pero los países pobres
lo que necesitan son infraestructuras, escuelas, saneamiento de
las aguas, hospitales, etc. Recursos que realmente favorezcan su
desarrollo y no un control de la población. No se puede aprobar
una política de desarrollo basada en una mentira científica; en
una hipótesis que nunca fue demostrada, es decir la ideología
maltusiana.
b. El argumento de la contaminación del medio ambiente
Es el argumento esgrimido por los ecologistas. Sin embargo,
cuando se habla de ecología sería oportuno referirse a ella
como una "ecología integral", que no se limite sólo a
la conservación de los reinos vegetal, mineral y animal, sino
que incluya la del ser humano y su familia.
La escuela neo-malthusiana se ha fusionado perfectamente con la
escuela ecologista surgida a inicios de los 70, según la cual,
el crecimiento de la población produce contaminación, erosión
del suelo, deforestación y extinción de las especies animales,
amenazando así al equilibrio ecológico del planeta. Ésta es la
visión que reflejan continuamente entidades como WWF (World
Wildlife Fund), Club de Roma, World-Watch Institute o el Programa
de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Tal como expresan en
sus informes públicos, el hombre es "el verdadero enemigo
del equilibrio medioambiental" ("The first global
revolution" de 1991).
Ante ello, se plantea como objetivo un "desarrollo
sostenible", concepto clave en el argot de los organismos
internacionales, y que sustenta toda su acción política,
económica y social. Se trata de un nivel de desarrollo en el que
los diversos factores que lo componen (educación, salud,
tecnología, infraestructuras, actividad económica, etc.)
mantengan un equilibrio en el uso de los recursos de modo que se
garantice la calidad de vida de las futuras generaciones. El
problema sería definir el punto de equilibrio. Y precisamente
quienes lo definen son los países más desarrollados, que en su
proceso de desarrollo esquilmaron sus propios recursos y parte de
los de sus colonias.
Las cifras
La Conferencia de Río de Janeiro de 1992 sobre Medio Ambiente,
celebrada a los 20 años de la de Estocolmo, la primera en esta
materia, consolidó la creencia general de que el crecimiento de
la población es insostenible para el ecosistema. Desde luego, es
un hecho innegable el deterioro que está sufriendo hoy el medio
ambiente, y es un problema que debe ser afrontado con urgencia.
Pero es necesario ver su dimensión real y sus causas efectivas.
¿Es realmente el crecimiento de la población la causa de este
deterioro?
Basta observar, por ejemplo, los elevadísimos niveles de
contaminación de las repúblicas de la ex Unión Soviética, de
10 a 100 veces superiores a los de Europa occidental, a pesar de
ser países cercanos al "crecimiento cero" de la
población.
El Profesor Commoner, de la Universidad Washington de St. Louis y
Director del Centro de Biología de los Sistemas Naturales,
demostró en su estudio "The environmental costs of economic
growth" que el aumento de la contaminación no es
directamente proporcional a la población, sino al uso de
tecnología contaminante. Los incentivos a la investigación, la
producción de "tecnología limpia" y el acceso de los
países más pobres a esta tecnología, son los verdaderos
objetivos a perseguir. Está claro que la difusión masiva de
medios anticonceptivos entre la población no habría evitado
tragedias como las de Chernobyl o Bhopal.
Otra de las causas del deterioro ambiental es, sin duda, el
estilo de vida de la población. Está claro que, si en China
cada ciudadano utilizase el coche para acudir a su trabajo, como
sucede en las grandes urbes de los países desarrollados, los
efectos llegarían a ser dramáticos. Entonces, ¿es la solución
reducir el número de personas, para que todos puedan tener un
coche? ¿No sería mejor que todos los habitantes del planeta nos
replanteáramos cómo estamos viviendo? Sorprenden los datos
aportados por Cascioli en "El complot demográfico" :
un francés consume 155 veces más energía que un habitante de
Mali, un canadiense 436 veces más que un etíope, y los 57
millones de italianos, lo mismo que 2.000 millones de chinos.
Así pues, ¿multiplicamos el consumo de energía de los países
en desarrollo hasta alcanzar el de los países avanzados, o bien
racionalizamos su uso en todo el planeta? Porque implica
sacrificios y esfuerzos que no pueden cargarse sobre las espaldas
de una parte de la población mundial (que, además, coincide con
la mayoría).
· Datos relativos a la deforestación de la tierra
Lester Brown, del Worldwatch Institute, ha lanzado varias veces
la señal de alarma sobre la deforestación. Y las ONGs
ecologistas lo proclaman sin cesar: cada año se talan 11
millones de hectáreas de bosque en 76 países tropicales. Sin
embargo, no se presenta un dato recogido por la FAO: en estos
mismos países, la superficie total del patrimonio forestal es de
2.000 millones de hectáreas. Por lo tanto, el área talada
anualmente representa el 0,6% del total.
Por otra parte, la Agencia estadounidense para el Desarrollo
Internacional, lanzó en 1989 la alarma de que, de mantenerse el
ritmo de deforestación actual, los árboles desaparecerán de la
tierra en el próximo siglo. Analizando los datos facilitados por
el mismo Brown, sería preciso que dicha deforestación se
produjera al doble de la velocidad que él indica, y además, que
no crecieran nuevos árboles, una posibilidad francamente
improbable. Es curioso cómo los países más ricos, una vez
constatados los efectos nocivos de su proceso de desarrollo sobre
sus propios bosques, imponen ahora restricciones a los países en
crecimiento.
En general, los estudios ignoran la capacidad de expansión y
recuperación de los bosques. En algunas regiones del mundo,
ésta puede alcanzar los 20 m3 de madera por hectárea, al año.
En los países tropicales, asciende a 50 m3. A pesar de ello, los
gobiernos no pueden desentenderse de una regulación responsable
del uso de los bosques, y la reposición de los recursos
obtenidos.
· Datos relativos a las reservas de agua
Las reservas de agua en el planeta son enormes. El mayor problema
se presenta en las grandes concentraciones urbanas, sobre todo
cuando las lluvias son escasas. Sin embargo, el buen
aprovechamiento del agua es un tema no resuelto.
En la Conferencia que el Banco Mundial organizó en 1997 para el
estudio de las reservas hidráulicas en el Norte y en la Zona
oriental media de África, se concluyó que el agua malgastada
llega al 40%.
En efecto, existe una falta de conciencia universal en el uso del
agua y la impunidad con que se contaminan algunas aguas, del
mismo modo que se malgasta con verdadera frivolidad en su uso
doméstico. Es necesario diversificar a tiempo el tratamiento
jurídico y económico del consumo, según los destinos -
doméstico, agrícola e industrial - y gravar los del uso de
lujo. La necesaria demanda prioritaria del agua potable - aseo
personal, bebida y cocina - deberá ser satisfecha y asegurada.
Los usos domésticos de riego y del lavado pueden cubrirse con
agua no filtrada ni depurada.
En la actualidad se cuenta con medios técnicos que aumentan
significativamente los suministros de agua: el reciclado de agua
usada (y la diversificación de sus empleos posteriores), los
nuevos sistemas de bombeo y regadío, la desalinización del agua
de mar, el aprovechamiento integral conectado de los ríos, etc.
En la conferencia citada se llegó a la siguiente conclusión: se
puede lograr un aumento de un 50% del agua disponible para uso
agrícola e industrial, de un 80% para destinos hospitalarios y
de un 90% en la oferta de agua potable, en esta región de
África.
c. El argumento de la insuficiencia o escasez de recursos
alimentarios, fuentes de energía y reservas naturales
Este argumento, tan reiterado, trata de probar que las reservas
son del todo insuficientes para el aumento de la población. Sin
embargo, no lo logra. Nadie duda que las reservas son limitadas.
Lo importante es ver si son suficientes.
Los recursos naturales, en sentido propio, son todos los que la
tierra contiene y ofrece para la vida y usos del ser humano. Unos
son renovables: los que dependen de la luz y el calor del sol.
Por ejemplo, el suelo y el clima no se consumen. Pero otros no
son renovables: por ejemplo, los minerales, ya sean metálicos
(hierro, aluminio, etc.) como no metálicos (combustibles
fósiles). Todos son, de un modo u otro, fuente de energía.
· La historia prueba que los aumentos de población han llevado
inevitablemente a un aumento proporcional de los recursos para
mantenerla.
La humanidad siempre ha sabido encontrar recursos nuevos para las
nuevas necesidades que conlleva el crecimiento de la población.
Esto es, sin duda, por la existencia del fundamental recurso: el
hombre. Como administrador de la tierra, el hombre utiliza su
inteligencia, voluntad y medios para adaptarse y responder con
eficacia a los cambios creados por los aumentos de la población.
Muchas de las llamadas crisis de producción han sido en realidad
crisis de sobreproducción. En varias ocasiones Estados Unidos,
Canadá y Australia han tenido que promulgar leyes restrictivas
para obligar a sus agricultores a producir mucho menos de lo que
eran capaces. Un fenómeno que ha caracterizado la Política
Agraria Común de la Unión Europea desde sus mismos inicios.
· Es en sí gratuita la tesis de la radical insuficiencia de los
recursos alimentarios para una población creciente.
La realidad es que, tal como indica Colin Clark, que fue Director
del Instituto de Economía de la Universidad de Oxford, "los
recursos del mundo bastarán de sobra, a la luz de los nuevos
conocimientos técnicos, para satisfacer las necesidades
alimentarias y materiales de la humanidad".
Un informe de la FAO afirma que la producción mundial de
alimentos entre 1950 y 1979 aumentó en un 30%, incremento que se
dio, principalmente, en países en vías de desarrollo. Más
aún, la tasa anual de crecimiento de la producción mundial de
alimentos está superando la tasa anual de crecimiento de la
población de esos países, salvo algunas excepciones.
Amartya Sen ha precisado que el aumento de los recursos en el
Tercer Mundo está creciendo más rápidamente que la población.
La misma FAO reconoció en un informe de 1994, que se puede
alimentar a la actual población del mundo con los recursos
actuales, y, si los recursos se potenciaran al máximo, serían
suficientes para alimentar al doble de la población.
La Asociación Alemana de Productores Agroquímicos ha realizado
un concienzudo informe sobre las reservas alimentarias de la
tierra, basado en la determinación de las áreas cultivables.
Sus conclusiones son que existen 3.600 millones de hectáreas
cultivables en nuestro planeta, de las cuales, tan sólo 1.400
millones están siendo cultivadas en la actualidad. También la
FAO reconoció en 1980 que sólo el 40% de las tierras
potencialmente agrícolas están cultivadas.
Ya en 1972, Colin Clark calculó que si se hubieran cultivado las
tierras entonces disponibles con las tecnologías más avanzadas
del momento, se habría podido alimentar sin problemas a 35.000
millones de personas. Y según Roger Revelle, ex Director del
Centro de Estudios sobre Población de Harvard, los recursos
agrícolas mundiales son capaces de proporcionar una dieta diaria
de 2.500 calorías para 40.000 millones de personas, usando menos
de ¼ de la superficie terrestre libre de hielos (frente a 1/9
que se emplea actualmente).
· En cuanto a los recursos minerales, la naturaleza dispone de
grandes yacimientos minerales y de fuentes de energía que aún
deben ser explotados, racionalmente, por el hombre.
Al igual que con el crecimiento de la población, los
antinatalistas no han hecho, a lo largo de la historia, cálculos
muy precisos sobre las reservas mundiales.
Las reservas de fosfatos están calculadas en 43.000 millones de
toneladas, lo que alcanza para mil años con el actual ritmo de
extracción.
En cuanto al carbón, se estiman reservas de 80.000 millones de
toneladas, bastante más que los 5.000 millones que se estimaban
en 1946. Estos solos bastarían para dos milenios.
Pasando al petróleo, las reservas de explotación se calculan
entre 200.000 y 500.000 millones de toneladas. En 1946, se
estimaban en 76.000 millones de toneladas. A este número se le
suman los 85 millones procedentes de las arenas de alquitrán y
los 300.000 millones de las pizarras bituminosas, la parte
sólida de los sedimentos orgánicos que, sometida a ciertas
temperaturas y presión, permiten también obtener petróleo.
Y además del petróleo y del gas natural, están a disposición
de la humanidad la energía solar (renovable, limpia, fiable e
inmensa), la eólica, la energía acumulada de los mares y la
geotérmica procedente del interior de la tierra, además de las
inmensas posibilidades de la energía nuclear. Sólo el uranio
(según se calculó en la IV Conferencia Internacional sobre el
uso pacífico de la energía atómica, en 1971) cuyas reservas
utilizables son del orden de 4 millones de toneladas, equivale,
en reactores de generación, a unos 6 billones de toneladas de
carbón.
Sea lo que sea de estas cifras, lo cierto es que en el futuro
próximo se utilizarán o desarrollarán otros combustibles y
nuevas fuentes de energía, lo que conllevará cambios en el
estilo de vida y en los modos del consumo. Dos cosas son ciertas:
aumentará la demanda de energía, y cambiarán las fuentes que
la produzcan. Pero también se darán nuevos avances en la
ciencia y el desarrollo tecnológico, para hacer frente con
éxito a las nuevas necesidades.
Puede preverse, por tanto, que la principal fuente de energía
será el sol, que suministrará, entre otros usos, un enorme
potencial de electricidad. Se incrementará el uso de los metales
geoquímicos más abundantes y las tecnologías de comunicación
contribuirán al nuevo estilo de vida. En suma, no faltará el
depósito de la naturaleza, si se usa racionalmente. Es el hombre
y su ingenio lo que no puede faltar.
Conclusiones
4. Frente a la tesis apriorística de la radical insuficiencia,
se puede afirmar que la tierra puede abastecer, sin deterioros
ecológicos, a una población muy superior a la actual, a
condición de que se usen racionalmente los recursos naturales,
se aporten los capitales necesarios para desarrollar una
tecnología cada vez más limpia, se fomente la investigación y
el acceso de todos los países a sus resultados, y los gobiernos
de los países en desarrollo administren los recursos correcta y
honradamente.
5. El concepto de "recurso" no lo define la naturaleza,
sino la tecnología humana, que convierte en aprovechable un
determinado componente de la naturaleza. De este modo, las
energías renovables, la ingeniería genética aplicada a
animales y vegetales, o la fusión nuclear, abren un horizonte
esperanzador para el mantenimiento del hombre en la tierra. Con
ello, cabe afirmar que es el hombre mismo el recurso primero y
fundamental, con su capacidad de adaptarse y responder a las
nuevas necesidades.
6. "El hombre es el
máximo recurso de todos los recursos naturales: no es sólo su
gran usuario sino, además, su gran descubridor y explotador. La
historia confirma una y otra vez que el hombre, ante las
dificultades, suele reaccionar como ante un desafío, despertando
y desarrollando al máximo sus energías inventivas y su
capacidad de trabajo. El hombre ha sabido encontrar, aún en
épocas de un desarrollo técnico muy inferior al nuestro,
soluciones dignas a sus problemas. Así se ha construido el
progreso".
(Manuel Ferrer Regales, Prólogo de la edición española de El
aumento de la población, de Colin Clark, Madrid 1979).
Bibliografía
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"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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disposición de la gente siempre bajo los criterios de buena fe y
citando su origen.