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¿El futuro de la izquierda abertzale se llama Aralar?.
ARALAR, nuevo partido nacido como corriente en el seno de Herri Batasuna, constituye la mayor novedad política producida en el País Vasco y Navarra desde el cese de la "tregua" de ETA.
La constitución como partido de Aralar,
a finales de septiembre, nacido como corriente contestataria a la
línea mayoritaria de Herri Batasuna, es el factor más novedoso
producido en el panorama político vasco en los últimos meses.
Ello puede suponer el inicio de una reordenación interna de las
fuerzas nacionalistas, tras la convulsión electoral
experimentada en ese sector en mayo pasado. En cualquier caso, se
fortalece el camino hacia la autodeterminación emprendido por el
conjunto del nacionalismo vasco, al engrosar Aralar el número de
los actores en escena partidarios de las "fórmulas
políticas".
Seguramente sus promotores conocían el resultado de la última
asamblea de ETA en la que se decidió continuar con la lucha
armada, tal como informó Javier Balza, lo que les proporcionó
un argumento decisivo en su ruptura con la nueva Batasuna. Esa
decisión, que les ha generado un gran sufrimiento (no había
más que observar la expresión de los rostros de los asistentes
a la rueda de prensa informativa de la misma), nos ha cogido de
sorpresa; no la esperábamos. En las últimas décadas no se
había consumado ninguna ruptura de un colectivo del entorno de
ETA. Siempre se había tratado de "salidas
individuales". En otras ocasiones, caso de las agrupaciones
Auzolan y BAI en Navarra hace ya un par de décadas, se había
tratado más de un fenómeno producido en la periferia de la
izquierda abertzale, que el resultado de una decisión colectiva
táctica.
Pero no debemos caer en un espejismo. Ya han manifestado su
voluntad de seguir formando parte de la izquierda abertzale, al
compartir sus objetivos últimos y buena parte de su común
"cultura política". Así, por ejemplo, Aralar valora
al proyecto soberanista de Ibarretexe como poco preciso (así lo
manifestó Patxi Zabaleta en un artículo publicado en Gara el
pasado día 11 de julio). Afirmaba, también en ese mismo
escrito, que su apuesta por la paz no es una opción
estratégica, sino táctica. ¿Quiere decir ello que la paz no es
un valor fundamental para Aralar, sino simplemente un medio para
la consecución de sus objetivos? En consecuencia, parece
deducirse, si un día debe optarse, tras el correspondiente
proceso dialéctico, por otra vía táctica (apoyar la lucha
armada, por ejemplo), así se hará.
Su cultura política es, en resumen, la de la izquierda
abertzale: vasquista, independentista, socialista y con una
ambigua valoración del terrorismo.
El futuro de
Aralar.
¿Qué futuro le espera a Aralar? Intentará hacer valer, ya ante
el PNV, como ante la propia Batasuna y ETA, sus presuntos miles
de votos, que corresponderían a buena parte de los procedentes
de Herri Batasuna desembarcados en PNV/EA para evitar el acceso
de los españolistas a Vitoria y que fueron determinantes para su
victoria. No podrá arrogarse esos votos indefinidamente, pero es
su principal capital inicial, junto a la veteranía y prestigio
de sus militantes más representativos.
Si se presentan a las próximas elecciones municipales, lo que
parece difícil dado su reducido número de miembros (un informe
interno de HB los concretaba en poco más de 40 militantes al
día en el pago de sus cuotas, siendo en torno a 60 los que hasta
el momento han acudido a sus asambleas internas), el interrogante
sobre su arraigo real obtendrá puntual y exacta respuesta.
El intento no carece de dificultades. La más seria y preocupante
es la actitud que adopte ante Aralar, definitivamente, el resto
de la izquierda abertzale con ETA a la cabeza. De momento las
descalificaciones han sido muy duras. Así, en el órgano interno
de ETA, ZUTABE, del mes de junio, se han vertido acusaciones muy
gruesas contra el grupo, responsabilizándole, en parte, del
fracaso del proceso Batasuna, incapaz de aglutinar a la izquierda
abertzale. Las declaraciones, al respecto, de diversos portavoces
de Batasuna, a lo largo del verano, han sido también muy
contundentes, cargando toda la responsabilidad en Patxi Zabaleta
y demás integrantes de Aralar.
No olvidemos, por otra parte, que los espacios políticos están
muy fijados, desde hace décadas, en el País Vasco (recordemos
la experiencia de Euzkadiko Ezkerra). De fracasar en el intento,
es imprevisible el camino que lleguen a adoptar sus impulsores,
auténticos "animales políticos" algunos de ellos.
En este camino está encontrando, además de "novias"
interesadas (diversos líderes de PNV y EA se han apresurado en
tender puentes hacia Aralar), algunos aliados previsibles. Es el
caso de Batzarre (los restos de Liga Comunista Revolucionaria y
Movimiento Comunista de Euskadi en Navarra), Zutik (el
equivalente del anterior en el País Vasco) y algunos militantes
de Elkarri (el "movimiento por el diálogo social"
promovido por Víctor Aierdi y Jonan Fernández, generado
inicialmente en el seno de la izquierda abertzale y en progresiva
buena sintonía táctica con el PNV). Estos sectores podrían
confluir en iniciativas conjuntas, orientadas a la configuración
de un bloque de izquierda abertzale, fuera de la disciplina de
ETA. Este parece ser el sentido del apoyo que la dirigente de
Batzarre Milagros Rubio ha manifestado en varias ocasiones a
Aralar en las últimas semanas, en particular en su artículo
"La decisión de Aralar" publicado el día 6 de agosto
de 2001 en "Diario de Noticias de Navarra",
considerando también que esas formaciones "deben confluir
en lo social y en lo político".
Consecuencias de la
tregua.
La tregua de ETA ha tenido más consecuencias de las inicialmente
imaginadas. No sólo se ha frustrado la esperanza de una paz a
corto plazo, sino que está dando lugar a un nuevo escenario
político. Veamos algunas de esas consecuencias.
1. En el plano interno de ETA, mientras los partidarios de
"hacer política" intentaban liderar Lizarra, los
sectores juveniles, poco dados a grandes elaboraciones
estratégicas y tácticas, se hacían con el control de ETA, lo
que explica su actual evolución: puro y duro voluntarismo.
2. El PNV ha recuperado el liderazgo del conjunto del
nacionalismo vasco, despejando además sus temores a ser
descabalgado del gobierno de Vitoria.
3. Algunos sectores de la izquierda abertzale se han convencido
de que es posible "hacer política". La prueba de ello
es Aralar, entendida como la expresión de una izquierda
abertzale fuera del control de ETA y en busca de un espacio
político determinante.
4. El Partido Popular no ha conseguido el gobierno de Vitoria,
pero ha disuelto el sueño de una secesión a corto plazo.
Aralar y Navarra.
En este contexto el papel de Aralar puede ser clave,
especialmente en Navarra, comunidad en la que solicitó
oficialmente el pasado día 29 de agosto su deseo de ser incluida
en los sondeos electorales, que allí se realicen, como una
opción más. Ello confirma su voluntad de incidencia real en la
escena política. No hay marcha atrás.
El mismo nombre que han escogido para su formación es
significativo. Su valoración de la identidad navarra en sus
actuales circunstancias políticas es, respecto al resto de la
izquierda abertzale, original en buena medida. Ello puede
facilitarle la obtención de un espacio notable en la política
foral. El sueño acariciado por la izquierda abertzale, casi
alcanzado con Patxi Zabaleta (principal líder de Aralar) al
frente de HB en Pamplona, ha sido sustituir al PSOE como
referente de la izquierda en Navarra. Conseguirlo constituiría,
sin duda, una de las "anormalidades" políticas que,
por otra parte, Navarra produce con cierta frecuencia. No en
vano, es la izquierda abertzale la expresión más fuerte, sin
lugar a dudas, del vasquismo político en Navarra. Por otra
parte, es EA el partido aglutinante del pequeño nacionalismo
moderado, siendo el PNV una fuerza testimonial casi inexistente.
De consolidarse Aralar, sola o con Batzarre (que cuenta con una
pequeña pero experimentada militancia y cierta representación
institucional en la Comunidad Foral), el panorama político
navarro podría sufrir unas convulsiones insospechadas a medio
plazo, sobre todo caso de no afirmarse el PSOE como una
oposición real a UPN.
Conclusiones.
En este marco, el futuro de Aralar es muy importante. Su
consolidación podría ejercer un posible efecto
"dominó" en el conjunto de la izquierda
independentista. Con indudable base y prestigio en Navarra, su
opción es la de una izquierda abertzale emancipada de ETA, lo
que supondría a esta organización terrorista, de consolidarse
Aralar a costa de Batasuna, el mayor aislamiento de su historia
y, tal vez, el inicio de su definitivo declive.
Por todo ello, con los interrogantes que siguen abiertos en este
complejo panorama, pese al cansancio que se observa en una parte
de la opinión pública española ante el "conflicto"
vasco, debemos estar atentos a su evolución futura.
José Basaburua .
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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