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La reforma católica en España .
La verdadera reforma, para arreglar, frente a la ruptura protestante, para destruir.
La reforma católica en España tuvo
características del todo especiales, puesto que la Reconquista
hispana fue un movimiento de carácter religioso, una cruzada
librada por los españoles y por los caballeros de toda Europa:
se trataba de conquistar para los cristianos tierras en manos de
los paganos y por ello lo espiritual tuvo un énfasis fuera de
toda proporción en comparación con los demás países europeos.
Detrás de la reforma española estuvo además, respaldándola,
todo el poder del naciente estado español para el cual,
contrariamente a lo que sucedía en el resto de Europa, la
Iglesia era una fuerza unificadora, bienvenida, con cuyo apoyo se
deseaba contar para crear el estado integrador y moderno,
mientras en otras partes, para lograr tal propósito, habría que
combatirla y expropiarla de sus riquezas.
Estas favorables condiciones no quieren decir que el cristianismo
se viviera con pureza, pues no era así, especialmente entre
parte del clero; pero sí quiso decir que el poder eclesiástico
y civil estaba por reformar lo que no se conformara a la regla, y
la regla era la romana.
El principal problema que encontraron los reyes españoles fue el
absentismo de los obispos y la alta proporción de extranjeros
que eran obispos, consecuencias de la política romana, a esto
pusieron coto los Reyes Católicos mediante el patronato regio,
con lo que acabaron con los privilegios que los papas
aviñonenses se habían atribuido de nombrar a todo el alto clero
en la cristiandad: mediante la bula Orthodoxae Fidei de
13 de diciembre de 1486, la corona recobra el derecho de
patronato y presentación para todas la iglesias y monasterios o
prioratos del reino de Granada e islas Canarias con renta
superior a los doscientos florines: de ahora en adelante los
obispos serán colaboradores del reino y por supuesto de los
papas, en la obra de reforma. Entre ellos descuella el
franciscano Francisco Jiménez de Cisneros respecto de quien
deben valorarse sus profundas reformas en la educación, la
edición de textos sagrados en lengua vernácula, la edición
trilingüe de la Biblia, la creación de colegios (seminarios)
para la mejor formación de los clérigos, la reforma de la
enseñanza de las disciplinas teológicas y filosóficas, la
reforma de las órdenes e institutos monacales (tanto masculinos
como femeninos), la frecuente celebración de sínodos para
gobernar su sede, etc., etc. Gracias a sus esfuerzos se
conservará la liturgia mozárabe o visigótica.
Por esta época se dará en España la reforma de la teología,
obra de los dominicos Francisco de Vitoria (1483-1546) y Melchor
Cano (1509-1560). En el siglo XVI la teología estaba mal, de
casi nulo vigor en París y en Alemania, estudiada solo en los
conventos en Italia, separada de la revolución cultural
renacentista en los demás países de Europa, puede decirse que
solo en España (ya desde antes de la Contrarreforma) se aunaron
la formación clásica con la teológica, la teología
especulativa y la teología bíblica (o positiva) y por ello solo
en España se daría, en lugar de una separación entre humanismo
y teología, un fortalecimiento de los estudios teológicos, la
llamada neoescolástica, obra típicamente española, que se
difundirá por toda la Iglesia católica al ser adoptada por el
Concilio de Trento.
La escolástica se había convertido en una metodología vacua,
bizantina, sin sustento en fuentes bíblicas, rutinaria y
dialectizante, pedante, en una palabra. Vitoria, influenciado por
los escritos de Erasmo, enseña, a partir de 1526, en Salamanca y
lo hizo eliminando las sutilezas dialécticas (el bizantinismo
escolástico) y poniendo énfasis en las cuestiones esenciales,
en las cosas candentes y que estaban en el tapete, como ejemplo,
sus Relectiones, que plantean el derecho de España a la
conquista de América y en qué condiciones si le asistiera el
derecho, obra que le ha merecido, merecidamente, el título
defundador del Derecho Internacional. La exposición es sobria,
elegante, clara, metódica; su argumentación no toma partido, no
es sectaria, sino que es individual, lo que convence a su ánimo,
no lo que una escuela o secta predique (aunque, venerando como
veneraba a Tomás de Aquino, pone la Suma Teológica como texto
de estudio, en lugar de las Sentencias de Pedro Lombardo, como
hasta entonces se estilaba); sus fuentes son las sagradas
escrituras, concilios y patrología (lo cual implica estudios
históricos, lingüísticos, filológicos y exegéticos) y no
como hasta entonces los compendios y florilegios. Aunque Vitoria
nada de esto dejó por escrito, sí lo hizo, con pluma
ciceroniana, su discípulo Melchor Cano en su De locis
theologicis.
Alberto D. Mare .
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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