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Los errores del cambio; Quince años después .
Me piden los jóvenes redactores de "Arbil" un artículo de actualidad nacional. Hace muchos años que estoy tan alejado del debate partidista que no leo diarios. Mi único libro político apareció hace quince años. Desde entonces no había vuelto a abrirlo y, para estimularme, lo he releido ahora. Me ha entristecido el cumplimiento de sus negativas previsiones, que ya había olvidado.
En 1987 publiqué Los errores del cambio
donde ordenaba y desarrollaba ideas espuestas en el lustro
anterior, el del llamado "cambio" o situación del
Estado de las Leyes Fundamentales por el de la Constituciónde
1978. Como revela el título, se trataba de un análisis crítico
del proceso decidido por Juan Carlos I, entonces justamente
calificado como "motor del cambio". Estos eran los
títulos de los capítulos: La destrucción de la derecha, Las
ambigüedades de la Constitución, Las nacionalidades, La
politización de las instituciones, La desvertebración
universitaria, La inseguridad ciudadana, y La anemia espiritual.
Cuando en el curso de solo un año, se habían lanzado seis
ediciones con más de diezmil ejemplares y continuaba la demanda,
la editorial, por indicaciones superiores, dejo de reimprimir la
obra. A pesar de tan extensa difusión, mis denuncias fueron
inútiles. La vida política española continuo por uan vía de
general deterioro hasta que casi tocó fondo, al final del
corrupto mandato socilista. Una nación que a la muerte de Franco
convergía velozmente con los países más desarrollados de
Europa hasta alcanzar más del 80% de su renta se desplomó hasta
llegar al solo el 70 %. Era el coste de un cambio a peor, o sea,
profudamente erróneo.
¿Qué anunciaba en el libro?:
En primer lugar la ruptura de la unidad nacional a causa de la
subasta autonómica, la falsificación de historia patria, y la
folklorización de la cultura. Se dijo entonces que era una
profecía catastrofista. Desgraciadamente el proceso de
desnacionalización de España continua a ritmo acelerado.
Muestra de ello es la expulsión de la lengua española de
algunas regiones y la endogamia administrativa que ha llegado
hasta la Iglesia con exigencias como la de "Queremos obispos
autóctonos". En el Pais Vasco, el independentismo es ya un
objetivo programático de ciertos partidos que amenazan con
plebiscitos anticonstitucionales. Los resultados electorales
demuestran que las concesiones autonómicas
(educación,televisiones, policia, etc,) han potenciado los
nacionalismos. Si se extrapolan las tendencias actuales aparece
claramente la fractura de la unidad nacional.
En segundo lugar, se anunciaba la creciente politización de las
instituciones. Son los casos arquetípicos del Tribunal
Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial. La
Justicia se ha politizado y perdido lo más importante que es su
indeendencia. Un Estado donde el gobernado carece de garantías
jurídicas frente a la arbitrariedad deja de ser un Estado de
Dercho por mucha retórica confusionaria con que se maquille.
paralelamente se ha producido la fusión de poderes: la
oligarquia del partido mayoritario controla el poder ejecutivo,
tambien el legislativo puesto que promulga las leyes, y tambien
el judicial a través de su control del Consejo General: El
principio fundamental de la democracia queda en entredicho.
En tercer lugar, se anunciaba una constante agravación de la
anemia moral. La inundación de pornografía, la demolición de
la unidad familiar, y la exaltación de contravalores éticos y
estéticos ha llegado al punto casi crítico el del "Todo
vale" que es simplemente el caos moral. En tal clima, la
corrupción administrativa alcanzó altísimos niveles. Es facil
desmoralizar; pero muy dificil invertir el proceso. Los últimos
escándalos demuestran que la descomposición no es minoritaria,
sino que se ha extendido a todo el tejido social. Incluso un
Gobierno absolutamente honesto se encontraría ahora con una
sociedad axiológicamente subvertida.
En cuarto lugar, la descristianización, que no fue consecuencia
de la anemia espiritual, sino una de sus principales causas
porque en España, a diferencia de otros países, apenas existía
una moral secular y, al disiparse la religiosa, se produjo, por
lo menos, un vacio ético. La jerarquia católica española,
dirigida con mano dura por el Cardenal Tarancón, fue un poder
fático que apoyó sin reservas el cambio político y se sumó a
las descalificaciones del anterior Estado confesional. En los
quince últimos años las promocioones jovenes se han vuelto
mayoritariamente agnósticas. La descristianización de España,
más veloz que la francesa contemporánea y que la italiana, se
radicaliza cada año hasta el punto de que empieza a cumplirse el
famoso diagnóstico de Azaña. Ni la Jerarquia ni quienes la han
secundado tienen razón para lamentarse de una secularizacón
fomentada por el cambio que propiciaron.
En quinto lugar, se anunciaba un deterioro de la seguridad
ciudadana. El terrorismo y la delincuencia no han cesado de
crecer. El hombre de la calle está atemorizado. El problema se
ha convertido en universal cuando se ha tocado fondo en los
Estados Unidos. Todo parece apuntar que al fracasr el Estado
permisivo, se va no hacia un Estado totalitario, pero si hacia un
Estado policiaco: intervención de las comunicaciones privadas,
observación en comercios y calles, vigilancia de las cuentas
bancarias y de las tarjetas de crédito, supervisión angustiosa
de los transportes, fiscalidad inquisitorial, etc,. La
conclusión es terrible: todos los ciudadanos continuansiendo
teóricamente soberanos, pero todos son "sospechosos" y
se les trata como a presuntos delincuentes.
En sexto lugar, se denuncian que la politiczación implicaba la
propaganda y la mentira. Efectivamente, los medios de
comunicación de masas son más adoctrinadores que informadores.
Las noticias se seleccionan y titulan sesgadamente, y los
editoriales y los columnistas dominan sobre los reporteros. En
estas condiciones el ciudadano tendría que convertirse en un
analista para desentrañar la realidad y la verdad entre tanta
propaganday manipulación. Estar bien informado no es ya un
derechoasequible; es una ardua profesión. La racionalidad de la
opinión pública y del voto disminuye hacia mínimos.
En septimo lugar, la derecha pólitica ha sido amordazada hasta
anularla funcionalmente. Un pluralismo sin derecha parece una
hipótesis grotesca; pero es una realidad. En España la supuesta
derechase ha hecho abortista, antimilitarista, la izquierda
socialista se ha hecho más capitalista que Cánovas o Maura.
Y, finallmente, el procedimiento partitocrático de selección en
función de la docilidad ha producido una clase política de
notable mediocridad. El homólogo de Luis Carrero Blanco ha sido
después del cambio Alfonso Guerra; el lugar de Castiella, el Sr.
Piqué; en vez del general Alonso Vega, el Sr. Corcuera; el
paralelo de Iturmendi sería el Sr. Alvarez de Miranda; y así
sucesivamente. Brillan por su ausencia los Suances, Girón,
López-Rodó, o Lopez-Bravo. Con Raras excepciones, el nivel de
los políticos se ha ido desplomando.
Lamento muchísimo que las previsiones de mi libro no sólo se
hayan cumplido, sino que la ralidad las sobrepase. Desearía
haberme equivocado completamente. Y preferiría que en los
diversos parámetros ese hubiera rectificado antes de tocar el
fondo. Pero no ha sido así. Como en el endeudamiento público,
la corrupción o el terrorismo, ha habido que llegar al
costosísimo punto crítico para que se inicie, muy lentamente el
retorno.
No se trataba de un mítico oráculo, sólo de una previsión
independiente y razonable. Claro que en política
partitocrática, lo menos utilizado es el "logos", lo
primordial no es razonar sino mover voluntades.
Gonzalo Fernández de la Mora.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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