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Las ONGs en el nuevo marco de la cooperación española: ¿protagonistas o figurantes? .
El siguiente artículo muestra una reflexión sobre el nuevo marco de la cooperación actual en el que la estrategia de intervención de las ONGs puede dar un giro radical en los próximos años
Nos encontramos en un momento de
importantes cambios en el ámbito de la Cooperación Española al
Desarrollo. Si vamos más allá del "ruido de fondo"
periodístico y dejamos a un lado el estancamiento presupuestario
actual, podemos afirmar que la ayuda española ha entrado en una
etapa de cierta madurez. La aprobación en 1998 de la Ley de
Cooperación marcó el primer paso de un recorrido que ha
desembocado recientemente en la aprobación de un Plan Director
cuatrienal de la Cooperación Española y en la elaboración de
unas nuevas bases reguladoras de las subvenciones a las ONGs.
En este proceso de madurez no se puede obviar el esfuerzo
realizado por diferentes Administraciones Públicas para dotar a
la Cooperación Española de un nuevo marco más acorde con la
realidad actual de la ayuda. Del mismo modo, tampoco se puede
ocultar la sensación de que se ha desperdiciado una gran
oportunidad a la vista de los resultados y del camino por el que
se ha llegado a ellos. Con relación a esto último, quizá lo
más trágico ha sido que en los documentos de reforma aprobados
finalmente por el Gobierno apenas se ha visto reflejado el
intenso trabajo de estudio y reflexión realizado por los
diferentes actores de la cooperación, ni el amplio consenso que
se había alcanzado sobre muchos puntos cruciales "de
fondo". Del mismo modo, se han quedado sin abordar en ellos
asuntos tan importantes como la regulación de la ayuda
humanitaria y de emergencia o la reestructuración de la Agencia
Española de Cooperación.
En cuanto al nuevo modelo de Bases Generales que regulan las
subvenciones a las ONGs, todavía es pronto para poder evaluarlo.
En todo caso, se trata de una racionalización largamente
demandado por las propias organizaciones. Tanto para éstas como
para la Administración quedaba claro que el modelo anterior de
concurso de proyectos estaba excesivamente centrado en los
aspectos de gestión administrativa, perdiéndose de vista el
objetivo real de la ayuda en cuanto a impacto y obtención de
resultados. La repartición actual de las ayudas a través de
tres sistemas diferentes (proyectos, programas y estrategias),
permite que un buen número de ONGs puedan beneficiarse de
subvenciones menos "encorsetadas" y en un horizonte
temporal a medio plazo, lo que les posibilitará desarrollar con
más facilidad verdaderas estrategias de cooperación que
posibilitan una especialización geográfica y sectorial.
Sin embargo, este importante avance para que se dé una mayor
libertad de acción y se eleve el nivel de profesionalidad de las
ONGs que ya "han demostrado su valía" se ve frenado
por dos importantes condicionantes: por un lado, el estancamiento
presupuestario para la cooperación; por otro, el hecho de que,
para que estas posibles acciones a medio y largo plazo puedan ser
subvencionadas, deberán complementar, en uno u otro modo, las
acciones emprendidas por la Cooperación Española oficial,
siguiendo, en todo caso, las líneas establecidas en el Plan
Director. Por lo tanto, si bien los instrumentos diseñados
responden a una demanda generalizada, la forma definitiva que se
les ha dado genera serias dudas e incertidumbres sobre el modo en
que este sistema beneficiará a las ONGs en su conjunto.
Así las cosas, lo que se está poniendo en juego está más
allá de una mera ampliación o reducción de las
"dosis" de libertad de las ONGs para desarrollar su
trabajo. Se trata, sobre todo, de la consideración que se tenga
de estas organizaciones, o como meros brazos ejecutores de la
política de cooperación de los gobiernos, o bien como
verdaderos protagonistas que, desde su independencia y sus
diferentes orígenes e identidades, aportan un valor añadido a
la cooperación dentro del conjunto de los actores que
intervienen en ella.
Factor importante dentro de esta encrucijada es la disposición
de las ONGs para asumir y responder adecuadamente a un reto de
estas características. Es indudable que ellas han tenido un gran
protagonismo en el proceso de crecimiento y maduración de la
cooperación española, alcanzando un notable nivel de incidencia
y representatividad en la sociedad y gestionando un volumen de
fondos cada vez más grande. Sin embargo, los pasos que se den
hacia un mayor o menor "subcontratismo" se juega no
sólo en que haya ONGs consolidadas y eficientes, sino en que
sean organizaciones comprometidas con el desarrollo de los
pueblos y de las personas, con capacidad de dialogar y establecer
vínculos duraderos con las instituciones y organizaciones con
las que trabajan y, sobre todo, en disposición de afrontar la
realidad desde una hipótesis que les permita construir y aportar
una experiencia viva a los procesos de desarrollo locales.
En CESAL creemos que, precisamente, el tener una hipótesis sobre
la realidad y una identidad y origen precisos, puede permitirnos,
con los medios que tenemos a nuestro alcance, diseñar
estrategias y programas de desarrollo que realmente aporten un
valor añadido a la cooperación hecha por los gobiernos.
Pablo Llano
(Director del departamento de proyectos de CESAL, www.cesal.org
).
Artículo procedente de su periódico Buenas Noticias.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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