Si naciste en España después de
1985 eres un superviviente con suerte Uno de cada tres niños concebidos es asesinado con la complicidad del Estado, de sus Gobiernos, de su Parlamento... y con tu dinero |
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A propósito de Cela.
Evocaciones de un lector
El hilo de la reciente muerte de Camilo
José Cela, me vienen a la cabeza unas modestas reflexiones sobre
la obra y la persona de este genial escritor; no espere encontrar
aquí el lector un estudio exhaustivo ni una crítica literaria
de primer orden, ya que sólo pretendo transmitir las impresiones
de un lector agradecido, que, desde el temprano descubrimiento de
su obra, ha pasado grandes ratos de ocio disfrutando de la misma.
Qué decir de un poeta que escribe en prosa para recrear y
legarnos ambientes rurales ya perdidos para siempre, que plasma
por escrito la forma de vivir y sentir de las gentes sencillas,
gentes que se expresan en sus novelas con palabras llanas pero
perfectamente traídas al relato para darle toda la fuerza
necesaria; qué decir del Cela que nos habla de niños que se
hurgan la nariz "porque da mucho gusto", de viajeros
por la Alcarria que pernoctan en humildes pensiones en las que se
deja dada la luz y se desnuda uno a oscuras..., del viajero que
habla con los viejos del lugar sobre monumentos "que están
ahí desde los moros".
Y del campo a la ciudad, en la que con su magnífica pluma nos
retrata en clave de humor negro las miserias de una posguerra a
través de un mosaico de personajes urbanos que luchan por
sobrevivir a base de café con leche, de bicarbonato y de mucha
agua, que aguantan estóicos una disertación inacabable sobre la
usucapión porque saben que detrás del discurso puede caer
algún "suizo" gentileza del conferenciante, que
duermen en casas de citas en vez de al raso, pero que nunca
pierden su orgullo.
Qué maravilla también los relatos cortos denominados por el
autor Apuntes Carpetovetónicos; se podrían ensalzar
mil detalles en cada uno de ellos; en el titulado "La
romería", en el que una familia veraneante decide, con sus
cinco hijos y suegra incluída, participar en una, se respiran,
desde el polvo del camino a lo que Antonio Muñoz Molina
denominó muchos años después "la imposibilidad de ser
feliz un domingo por la tarde"; qué ironía al describir la
comida previa a ponerse en camino:
"A eso de las tres o tres y cuarto, el cabeza de familia y
los suyos se sentaron a la mesa. Tomaron de primer plato fabada
asturiana; al cabeza de familia, en verano, le gustaban mucho las
ensaladas y los gazpachos y, en general, los platos en crudo.
Después tomaron filetes y de postre, un plátano."
Dentro del mismo relato, no imagino que se pueda describir en
menos palabras esa excursión, ese viaje al que en el fondo no se
desea ir, ese acontecimiento social en el que hay que divertirse,
como lo hace él al decir:
"La familia, sentada a la sombra del pinar, con la boca
seca, los pies algo cansados y toda la ropa llena de polvo,
hacía verdaderos esfuerzos por sentirse feliz. La abuela, que
era la única que había bebido, era la única que
hablaba..."
Y todas estas escenas engarzadas una tras otra de forma
magistral, desde que la familia decide ir hasta que, rendida por
el esfuerzo, regresa a casa a la puesta del sol, desencajada por
el esfuerzo, destemplada por la noche fría del verano, con los
niños cayéndose de sueño...; y la cena, ya en casa, en
silencio, con la sensación de vacío que deja el no haberlo
pasado demasiado bien; sencillamente genial.
Pero es que Cela es también un cuentista que inventa
genealogías imposibles, oficios inverosímiles de catadores de
escabeche, de peritos en veredas de secano, de señoritas
toreras, que biografía la vida de verdugos nacidos "
¡también es buena broma¡ un día de Nochebuena, el del año
1.861 ", que se divierte y nos divierte relatando en clave
de romances de ciego las andanzas de damas bravas; es el Cela que
para ganarse la vida al comienzo de su carrera ejerce de crítico
de arte, literario, haciendo obras maestras del contar en breves
reseñas periodísticas; es el virtuoso de una lengua que domina
y que fustiga a quienes, presumiendo de escritores "ignoran
las aljamías de la música, los nerviosos ringorrangos de los
tonos, los compases y los befabemíes" y que, a la postre,
en la hora del triunfo, es capaz, en un gesto que le honra, de
hacer acreedor del Nobel a otro gran escritor contemporáneo y de
su misma nacionalidad como Delibes.
Gracias por tanto, Señor Cela. Descanse en Paz.
Fernando Larraz.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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