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El "lavado de cerebro".
Se analiza brevemente su origen, se desarrollo, las diversas teorías, sus técnicas, sus aplicaciones y también sus peligros.
El problema y sus orígenes
referidos a la religión
Las religiones "nuevas" siempre se presentaron como
particulares o extrañas a las sociedades que las rodeaban, y a
menudo se sospechaba que la adhesión de los convertidos no fuera
realmente "libre" sino fruto de maniobras más o menos
desviadas o siniestras. Ya sobre el cristianismo de los orígenes
circulaban aquellas que los sociólogos contemporáneos
llamarían "historias de atrocidades". No obstante,
solamente a partir de 1800 estos temores se expresaron con
referencia a la manipulación de la voluntad causada por la
influencia deliberada y maliciosa de una persona sobre otra. Ya
antes que el hipnotismo consiguiera una respectabilidad
científica, el miedo social del "mesmerismo" se
traducía en la idea -falsa, pero socialmente difundida- que
fuera posible, de forma contemporánea y permanente, sojuzgar a
numerosas personas a la voluntad de otros.
En el siglo pasado las innovaciones religiosas que pueden parecer
extrañas y amenazantes son más de una. La mayor alarma social,
en Europa -desde donde decenas de miles de convertidos salen para
zonas remotas de América, de los que poco se sabe- y en los
mismos Estados Unidos de América, es provocada por el mormonismo
-la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días-,
con sus ritos particulares, la pretensión que su fundador,
Joseph Smith Junior (1805-1845), haya descubierto un nuevo libro
sagrado, y sobre todo con la práctica de la poligamia. Cómo es
posible -se preguntan- que personas aparentemente normales se
conviertan a una religión tan extraña? Toda una literatura
anti-mormones responde que no se trata de conversiones libres,
sino de la sabia utilización del "mesmerismo" por
parte de los dirigentes mormones. Esta literatura cree poder
prescindir de una crítica religiosa de la doctrina mormón.
Presenta más bien al mormonismo como a una amenaza política,
contra la cual pide la intervención del Estado. No es un azar,
que cuando las polémicas contra los mormones -los cuales en 1890
renuncian a la poligamia- decrecen, el paradigma hipnótico es
abandonado. Reaflorará en 1900, tampoco fruto del azar, en un
contexto político.
Los orígenes
políticos
El paradigma hipnótico reaflora para explicar comportamientos de
adversarios políticos. Las ideas consideradas por ciertos
intelectuales hasta tal punto extrañas que puedan excluir ser
abrazadas líbremente, son principalmente las
"fascistas" o las de "extrema derecha". En la
década de los 20 -desarrollando ideas del psicoanalista
socialista Paul Fadern (1870-1950)- varios psicólogos y
sociólogos empiezan a estudiar las razones de la adhesión al
nacionalsocialismo y al fascismo. En otros términos, por un lado
Wilhelm Reich (1897-1957), por otro Erich Fromm (1900-1980) y
otros autores de la Escuela de Fráncfort desarrollan el concepto
de "personalidad totalitaria" estimando que la
propaganda "fascista" deba su éxito a la capacidad de
hacer aflorar características psicológicas que proceden de la
represión sexual, o bien de una educación autoritaria recibida
en los primeros años de infancia. Dos autores de la Escuela de
Fráncfort, Theodor Wiesengrund Adorno (1903-1969) y Max
Horkheimer (1895-1973), se refugian en los Estados Unidos de
América y dirigen el proyecto de estudios sobre La
personalidad autoritaria en la Universidad de California en
Berkeley, que culmina en un libro con el mismo título publicado
en 1950. El estudio ejerze una influencia considerable, pero
también es criticado por sus prejuicios políticos, ya que
considera sinónimos autoritarismo y conservadurismo y no se
interesa por técnicas de persuasión puestas en acto por
ideologías totalitarias de izquierda. Erik Erikson (1902-1994)
-que había estudiado con la misma clave al nacionalsocialismo-
formula, a partir de 1953, una teoría psicológica general del
totalitarismo, que también tiene en cuenta al comunismo.
En el mientras tanto, sin dejar de seguir con atención estos
desarrollos, la CIA, la Central Intelligence Agency, había
empezado a interesarse por técnicas primero nacionalsocialistas,
luego comunistas, de adoctrinamiento. El temor de que los
comunistas poseyeran técnicas hipnóticas irresistibles había
empezado a difundirse en Occidente con las confesiones públicas
de crímenes imaginarios en los juicios de la "gran
purga" realizada por Iosif Visarionovic Dzugasvill,
alias Stalin, (1879-1953) en los años 1936-1938, y con la
confesión, también pública, del cardenal József Mindszenty
(1892-1975) en el juicio de Budapest de 1949. Estas confesiones
-efectivamente desconcertantes- podían ser explicadas, tragica
pero sencillamente, con la utilización de la tortura. El cuadro
no obstante cambia en 1952, cuando un cierto número de pilotos y
marinos americanos, capturados en la guerra de Corea (1950-1953),
comienzan a dejar declaraciones filocomunistas a la radio. Para
la opinión pública americana de los años de la "guerra
fría" era evidente que había algo inconcebible, que no
podía ser explicado solamente con la tortura. Un libro publicado
el año anterior, en 1951, por un presunto "periodista"
-en realidad, como nos es dado saber hoy, un agente de la CIA,
Edward Hunter- con el título Lavado de cerebro en la China
Roja se convierte repentinamente en un bestseller. Hunter
explica que el "lavado de cerebro" -una expresión
acuñada por el mismo Hunter traduciendo la palabra china hsi
nao- es una técnica que literalmente permite vaciar la
mente de los prisioneros para llenarla con nuevas ideas. Esta
técnica habría sido utilizada en los campos de reeducación de
la China de Mao Dzedong (1893-1976) a partir de 1949 en base a un
manuscrito secreto del afamado científico soviético Ivan Pavlov
(1849-1936). Hoy en día hay pocas dudas de que el manuscrito
secreto de Pavlov nunca existió y que las obras de Hunter no
fueran otra cosa que una operación de propaganda típica del
clima de la década de los 50. La CIA, por otro lado, se creía
su misma propaganda, y a partir de 1953 ha dirigido experimentos
más o menos secretos sobre el lavado de cerebro por más de
veinticinco años. Los resultados de estos experimentos -que hoy
día serían considerados ilegales, y quizás ya lo eran
entonces- han sido negativos. La CIA tuvo que concluir que no es
posible hacer cambiar las actitudes políticas de las personas
contra sus inclinaciones naturales. Por otra parte, el
"lavado de cerebro" tampoco había funcionado durante
la guerra de Corea. Menos de veinticinco americanos -de entre
varios miles sometidos a los programas de
"reeducación"- eligieron no volver a casa tras la
guerra. Al contrario, miles de prisioneros de guerra norcoreanos
y chinos solicitaron poder quedarse en Corea del Sur o en los
Estados Unidos de América al finalizar la guerra. Si el
"lavado de cerebro" existiera, cabría plantearse si no
se trata, sencillamente, de la sociedad capitalista.
La teoría de
Robert Jay Lifton
La polémica en torno al "lavado de cerebro" brinda a
algunos psicólogos y psiquiatras, entre los que se encuentra
Robert Jay Lifton -que no obstante consideraba ridículas las
tesis de Hunter-, la ocasión para desarrollar una teoría sobre
la "reforma del pensamiento", posible en tesis mediante
las confesiones forzosas de culpas más o menos imaginarias y la
posterior "reeducación", sin necesidad de condiciones
de detención o de torturas. El modelo originario de Lifton -que
había sido alumno de Erikson- daba gran importancia a las
condiciones pre-existentes y a la educación recibida en la
infancia: estas condiciones explicaban el por qué algunos se
habían mostrado susceptibles a las técnicas chinas de
"reforma del pensamiento", mientras la mayoría había
resistido. En este sentido el modelo de Lifton se diferenciaba de
las hipótesis de la CIA según la cual existirían técnicas de
"lavado de cerebro" aplicables con éxito a cualquiera.
La aplicación a
las "sectas"
A partir de la mitad de los sesenta, por una compleja serie de
razones, se difunde en Occidente un gran número de nuevos
movimientos religiosos, que sus opositores llaman
"sectas". Junto a una oposición religiosa a las
"sectas", que critica sus doctrinas, se difunde una
oposición de tipo psicológico y político, la cual cree -una
vez más- que a ideas tan extrañas uno no pueda convertirse
libremente, y aplica a las "sectas" las teorías del
"lavado de cerebro". El liderazgo del naciente
movimiento anti-sectas es asumido por psiquiatras y por
psicológos, como Louis J. West y Margaret T. Singer. A pesar de
que proclaman el modelo de Lifton -que muchos años más tarde,
ya mayor, gastará algunas palabras a favor de ellos-, en
realidad estos autores aplican a las "sectas" el modelo
elaborado por la CIA, que no se interesa por los -verdaderos o
supuestos- factores condicionantes e insiste en la eficacia
"mágica" de técnicas capaces de manipular a
cualquiera. Las teorías anti-sectas del "lavado de
cerebro" tienen un éxito efímero en la década de los
setenta y en los primeros años ochenta, pero se ven
posteriormente desacreditadas por la reacción -si no unánime,
cuando menos mayoritaria- de los estudiosos académicos de nuevos
movimientos religiosos, los cuales destacan como las denominadas
"sectas" tengan en realidad un éxito menor de lo que
muchos creen, y una rotación de miembros altísima, tal que no
parecen en absoluto en posesión de técnicas
"mágicas" de conversión. Un episodio importante tiene
lugar en 1987 cuando la teoría del "lavado de cerebro"
es criticada abiertamente por el autorizado APA, American
Psychological Association, entre otras cosas con el rechazo de un
proyecto de informe preparado por un comité dirigido por la
Singer. A partir de la sentencia californiana Fishman, de 1990,
la mayoría de los tribunales americanos rechaza las teorías del
"lavado de cerebro". Mucho más que en los Estados
Unidos de América, los movimientos anti-sectas continuan empero
a ser influyentes en Europa, donde la historia de la polémica en
Estados Unidos es a menudo ignorada y vuelven propuestas de ley
que desearían incriminar sinónimos del "lavado de
cerebro", de la "manipulación mental" a las
"técnicas psicagógicas": aunque la sentencia de la
Corte Constitucional, que en 1981 eliminó del ordenamiento de la
República Italiana el delito de plagio, hace estos caminos más
difíciles de recorrer.
Los peligros
La lucha a las "sectas" desencadenada en países como
Francia y Bélgica -con listas absurdas de "sectas
peligrosas" que van desde los quáqueros hasta movimientos
católicos- muestra como sean arriesgadas las teorías del
"lavado de cerebro". El éxito de cualquier idea
religiosa -o política- que parezca inaceptable a quien propone
estas teorías es inmediatamente atribuida al "lavado de
cerebro", con posterior demanda de medidas represivas. No
cabe duda que en ciertos nuevos movimientos religiosos
-no en todos- hay casos de malos tratos, de amenazas, de abuso
del estado de debilidad de menores o de incapaces de entender y
de querer, o bien la puesta en práctica de estrategias de
persuasión que, de suyo lícitas, se tornan ilícitas por el
objeto: por ejemplo, cuando los fieles son inducidos al
suicidio o a cometer actos de terrorismo. En estos casos -que
naturalmente se verifican también fuera de las religiones- la
aplicación atenta de las normas existentes del derecho penal
común es deseable y necesaria, sin que por ello sea necesario ni
oportuno crear nuevos "delitos de secta" o incriminar
la fantomática y elusiva "manipulación mental". Por
último, las teorías del "lavado de cerebro"
constituyen -además de toda consideración de tipo técnico- una
de las múltiples facetas del moderno relativismo. Opinan que las
elecciones no se dividan en buenas o malas, sino en libres o no
libres. Una vez eliminadas las elecciones erróneas como
seudo-elecciones no libres, todas las opciones libres pueden ser
declaradas como buenas. Una elección, en cambio, puede ser a la
vez substancialmente libre -ciertamente condicionada, pero no
determinada por factores e influencias externos- y errónea o
inmoral: el lo que el cristiano llama pecado. Si se renuncia a
este principio de responsabilidad, en el que se fundamenta el
trabajo de los tribunales y de los confesionarios, el hombre es
reducido a un robot que no actua sino que "es actuado"
por otros.
Para profundizar: substancialmente no hay literatura en lengua
italiana sobre el tema, exceptuando algún texto favorable a las
teorías anti-sectas. Se hallarán documentos e indicaciones
sobre la bibliografía científica - prepoderantemente en lengua
inglesa - en el sitio Internet del CESNUR, il Centro Studi sulle
Nuove Religioni http://www.cesnur.org
Massimo Introvigne y T. Angel Expósito.
Diccionario del Pensamiento Fuerte, IDIS (Istituto per la Dottrina e l´Informazione Sociale) de Alleanza Cattolica, www.alleanzacattolica.org.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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