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De la polis griega a la civitas christiana (I) .
Primer artículo sobre el itinerario filosófico que informa las formas modelo de comunidad organizada
La idea rectora que ha hecho posible el
modo de coexistencia propio de los griegos es el nómos (ley). A
ese modo de coexistencia llamará Aristóteles, allá en la
madurez del munod helénico koinonía (comunidad)
"política".
No es ni una continuación de modos anteriores de comunidad
humana, ni simplemente una perfección. Es una novedad radical.
He aquí que el griego ha empezado a existir de manera
esencialmente distinta que el hombre de Oriente. Y en ese su
existir nuevo viene dada una manera también nueva de coexistir.
El tránsito es, rigurosamente, una elevación, una anábasis
desde algo que no era el vivir político propiamente dicho. Un
bello fragmento de Jenofonte va a darnos la clave de lo que aquí
decimos: "Pero si alguno aquí lograse la victoria por
la celeridad de los pies, o en el Pentatlón, allí donde está
el recinto sagrado de Zeus, junto al curso del Pisa, en Olimpia,
o en la lucha, o por poseer el arte del pugilato doloroso, o en
una especie terrible de total pugna que llaman lucha libre
(pancracio), tendría que ser considerado por los ciudadanos como
más glorioso que antes y adquiriría el puesto de honor más
visible en los juegos y el derecho a comer del erario público de
la polis y un regalo que sería para él como un tesoro; y si
alcanzase la vistoria con sus caballos, también obtendría los
mismos honores (otro tanto) y, sin embargo, no sería tan digno
como yo. Pues la mejor fuerza de los hombres y de los caballos es
nuestro saber. Es esta una costumbre absolutamente destituida de
su fundamento, y no es justo preferir la fuerza al buen saber.
Pues aunque entre los ciudadanos hubiera un buen púgil o quien
sobresaliera en el pentatlón o en la lucha, las cosas más
estimadas en las pruebas de fuerza que se realizan en los
concursos de hombres, no por eso estaría la Polis en mejor
orden".
Tres términos aparecen enérgicamente contrapuestos: la rhóme
(fuerza), por un lado, y por otro, la sophía
(sabiduría) y la eunomia (buen gobierno). Es
injusto, dice Jenófanes, que la fuerza tenga consigo la gloria y
la opinión (dóxa). El mejor y más fuerte luchador, el más
poderoso atleta, el más celebre de los corredores, nada
significarían para el buen gobierno de la polis. De nada sirve
la fuerza para la eunomia; si en cambio la sophia, "nuestra
Sophía".
Llevando a su última consecuencia el pensamiento de Jenófanes,
resulta que la Polis es un vivir en "eunomia" y que el
supuesto de la eunomia no es la fuerza sino la sophia.
Ahora ya sabemos lo que la Polis entraña de rigurosamente nuevo:
la anábasis del hombre a una eunomia, a una coexistencia en el
nómos y desde él. Sabemos también que el supuesto de esa
anábasis es otra previa y fundamental ascensión: la ascensión
del hombre a la sophía, a un modo de sabiduría totalmente nuevo
y distinto de todos los anteriores: la "filo-sofía".
¿En qué consiste la noverdad de la sophía griega?
Nuestra interpretación se separa en este punto de las vigentes .
La novedad estriba en que el griego descubre una manera nueva de
acercarse a las cosas mismas. Descubre así facetas de las cosas
que sólo se hacen patentes en el modo de acercarse. Los
orientales cuando se enfrentan con una cosa, por ejemplo con una
piedra, saben que ésta pesa y saben también lo que han de hacer
para vencer el peso. ¿Qué hay de distinto y de nuevo cuando un
griego se acerca al peso de una piedra? Algo minúsculo, pero
decisivo. Lo que los griegos nos van enseñando es ,además que
las cosas pesan, el peso les pertenece en propiedad.
El propium de las cosas es la primera y genial intuición
helénica. Las cosas tienen algo que les pertenece en propio. El
nuevo modo de acercarse a las cosas va a descubrir en ellas
atributos insospechados, "el ser propio de", la
"mismidad".
La novedad frente a lo anterior no está en el objeto, ni en lo
que de él nos dicen. Está simplemente en la manera de
acercarnos. Lo que el griego descubre es un métodos, un ódos,
un camino para acercarse a las cosas. Advirtió el heleno que la
realidad no se deja acercar siempre por el mismo lado.
A medida que tropieza de verdad con las cosas, empieza a
descubrir nuevas regiones. Primero, el mundo cósmico; luego, el
ser inteligible (Parménides, Heráclito); más adelante lo
asomático (entes matemáticos); más tarde, el ser verdadero
(Demócrito); los prágmata, la areté, las ideas, la ousía, el
sobre-ser (Plotino). Es el hombre el que entra en la filosofía,
no la filosofía la que entra en el hombre. Y lo mismo sucede con
la política. Pudo el hombre no haber ascendido jamás a un vivir
político. La coexistencia es , no hay duda, dimensión formal de
la naturaleza humana. Pero el modo político de coexistencia es
solo una posibilidad que pudo el hombre no haber actualizado.
El modo de existencia previo a la sabiduría es la de los
encadenados en el fondo de la caverna. Está definido por el
encadenamiento. Están esos hombres atados a su propia vida. No
pueden salir de la caverna, ni siquiera mover la cabeza (qué
actual). Atados a lo que pasa delante, sujetos a las urgencias de
la vida (ta anankaia), no se ven unos a otros, viven ellos mismos
en la sombra. Sujeta la vida a los eventos que pasan,doblegado el
hombre por los eventos que señorean la vida.
En el acto segundo del mito cuenta Platón el tránsito al modo
de existencia en la sophía o la sabiduría. Es verdadero
desligamiento, liberación y curación y sucede en diversas
etapas. Como resultado, el hombre se sobrepone al hólon de su
vida, abarca en mirada total lo que se despliega de modo
sucesivo, tiene presente lo que fue,lo que es y lo que será el
discurso entero de su existencia. Despierta el hombre a una
segunda vida , a una nueva manera de ver las cosas, y es,
además, común para todos (koinón cosmos) . El despertar del
mundo nuevo es doloroso y lento. Una segunda violencia (acto
tercero del mito) permitirá, por fin, al hombre instalarse en
ese nuevo mundo, en y por sí mismo. Ahora bien ¿adónde se
asciende?
El hombre deja su antigua morada, cambia de mundo. Su visión ya
no es de la mera cosa, sino de su eidos, visión común y
típica. El hombre se instala en el mundo del ser. Visión nueva,
con luz y ojos no usados: el Nous, que recae sobre el ser y no
sobre las cosas. De ese nuevo modo de existencia dirá Platón
que es un vivir feliz y libre. El hombre tiene ahora frente a las
cosas una actitud de pura libertad, un ethos-bios theoréticos-
que el hombre ejercita por sí mismo, una praxis que se basta a
sí misma. Con ello adquiere el hombre su libertad -eleuthería-
y su autosuficiencia (autarkeia).
Como todos los mitos griegos, el de la caverna es relato de algo
que fue, explicación del presente por el pasado (metapherein).
En este caso, lo que se trata de explicar es la existencia misma
de la polis. Platón lo que nos viene a decir es que la posesión
de la "sabiduría política es consecuencia de una anábasis
(ascensión). He aquí los tres problemas que la anábasis nos
plantea: ¿De dónde se asciende? ¿A dónde se asciende?¿En
qué consiste la ascensionalidad del esfuerzo?
1.-¿De dónde se asciende? Asciende el hombre de un estadio en
que posee la sophia peri ton bion (sabiduría de la vida), pero
no la politiké sophía. Con su saber cotidiano, que tiene por su
participación en la suerte divina, puede el hombre conservar su
existencia. Vive el hombre en esta condición aislada. Tiene, la
posibilidad de la coexistencia y trata de ejercitarla. Pero la
sabiduría peri ton bion, no es bastante para la guerra
(polemos), contra las fieras. La politike sophia es una parte de
la sabiduría y esta le falta. En ese estado reina entre los
hombres la pura fuerza y es necesaria la intervención de un
teso, Zeus, poseedor único de tal sabiduría. La operación se
produce en el hombre, o,si se quiere, se hace con él por obra
del teso, implantando en él dos nuevas fuerzas: el aidos (pudor,
respeto) y la dike, sentimiento de justicia. El ejercicio de
estas dos nuevas potencias por el impulso del teso produce la
ascensión a la polis.
2.- ¿A dónde se asciende? Dice el mito : "Tuvieron los
órdenes de la Polis y se les juntaron los vínculos de la
Philía". La Polis es, ante todo, un orden. Y lo
decisivo es que ese orden brota del aidos y de la diké. El
ejercicio de lo justo es,pues, condición esencial para la
subsistencia de la koinonía política. La continuidad del
ejercicio de esas dos potencias engendra, dice el mito, los
desmophilías. Esos vínculos de amistad son la garantía de la
conservación del orden. Quizá el término "amistad"
no vierte completamente su sentido. No se trata de un vago amor,
sino un trato íntimo con las cosas, de frecuencia e intimidad.
El griego, cuando se plantea el problema de la realidad, por
ejemplo, de la realidad del hombre, parte de su semblante, lo que
el hombre muestra en su exterior. Y lo que busca a través de esa
expresión externa es precisamente lo más recóndito, su eidos.
Esa articulación sólo se capta en philía, que entraña el
trato íntimo con el eidos (esencia, idea) de las cosas. No es
simple tendencia, sino entrañable contacto que a través del
semblante desvela el sentido interno. Asciende pues, el hombre a
un orden objetivo de nomoi asentado en la philia.
3.- ¿En qué consiste la ascensionalidad del esfuerzo? Consiste
en un cambio de Phycis que conduce a un estado superior en que el
hombre posee un nuevo modo de sophía: la sabiduría política.
El descubrimiento del "qué" de las cosas hace posible
un saber racional sobre ellas. Ese saber racional hace asimismo
posible el diálogo, fundamento de la coexistencia. La
coexistencia y el diálogo sólo son posibles cuando la mente se
apoya en estructuras esenciales. Sólo fundado en la sustancia de
los asuntos, pragmata, cabe un vivir firme y estable. La hazaña
giega consiste en que una comunidad vital de hombres, unidos por
los lazos de sangre, de la tradición, de las costumbres, se
organiza en unidad de acción y decisión desde una última
instancia universal: el nomos. Nomos Basileus(ley reinante),
dirá Píndaro. Es lo que hace surgir un nuevo modo de comunidad.
El eidos de la polis, su figura, lo que determina su unidad
interna, su esencia, es el nomos. Tiene cada polis su propio
nomos, en el que se demuestra la peculiaridad de su esencia.
Expresión visible del nomos será la polis, imagen temporal de
aquel principio intemporal. El vivir político es vivir de
acuerdo con el nomos. Es desde ahí desde donde la idea de
justicia, corresponsabilidad y libertad se van a desarrollar,
precisamente por el hecho de que todo individuo vive en virtud
del nomos y conforme al nomos, y es ante el nomos ante quien
responde de sus actos, por lo tanto libres y responsables.
(Continuará)
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Canisius
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
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