Arbil, apostando por los valores de la civilización cristiana

Por la Vida, la Familia, la Educación, la dignificación del Trabajo, la Unidad histórica, territorial y social de la Nación, y por la Regeneración Moral y Material de nuestra Patria y el mundo

 


Indice de contenidos

- Texto completo de la revista en documento word comprimido
- Fin de la hegemonía española
- El quebrantahuesos
- Romano Guardini: El ocaso de la Edad Moderna
- Editorial: La declaración de derechos del hombre
- La ilusión monetaria
- El desconcertante mundo de la política
- "Movimientos antisistema". Foro Social Mundial
- Navarra: el final de la calma
- Historia de la guerra
- Capitalismo, globalización y dignidad de la persona
- La realidad del aborto: la frialdad de los datos
- El progresismo que viene
- "Feminismo" católico
- Algunas reflexiones en torno al conflicto iraquí y a la actitud de los católicos.
- El ornitorrinco en la playa: los jóvenes
- También en la guerra... el hombre es un ser para el amor
- La AK, Armia Krajowa, el Ejército Nacional Polaco (1939-1945)
- Combatir por la Fe
- San Ezequiel Moreno, un obispo molesto
- Fernando el Católico y los falsarios de la historia en Zaragoza
- Crónica de la Cena-Tertulia con José Ramón Losana, presidente de la Federación Nacional de Familias Numerosas
- Texto clásico: La Historia como obligación
- Texto clásico: Deberes de participación en el campo político. Código de Malinas

Especial: El caso Rosa, típica campaña abortista

- La violación y la muerte
- Un recuerdo para Rosa
- Nueve años y cuatro meses
- La niña Rosa ha sido manipulada miserablemente


CARTAS

Arbil cede expresamente el permiso de reproducción bajo premisas de buena fe y buen fin
Revista Arbil nº 67

Nueve años y cuatro meses

por José I. Munilla

¡Qué sencillo es poner en crisis los valores morales sirviéndose de la carga emotiva que se genera en situaciones trágicas! ¡Cómo se llega a manejar la sensibilidad, la ternura y los mejores sentimientos de maternidad y paternidad, al servicio de oscuros intereses políticos! ¿O es que no nos hemos percatado de que esa niña nicaragüense ha sido un mero instrumento de una estrategia mucho más amplia?

 

La "Red de mujeres contra la Violencia", que arropó a los padres de la niña y asumió su representación legal, sin permitir que la Iglesia, ni las ONG´s cristianas, ni el Ministerio de la Familia se acercasen para prestarle ayuda y ofrecerle alternativas, no es sino un grupo de presión feminista que postula el cambio de la legislación nicaragüense en materia de aborto, natalidad, etc... Si su interés hubiese sido verdaderamente altruista, no hubiesen tenido dificultad alguna en facilitar el recurso del aborto, conforme a su mentalidad, bien dentro del país o en el extranjero, guardando el sigilo conveniente para la niña y su familia. Pero no, la cuestión era otra: el objetivo era político, necesitaban una víctima y la encontraron.

Nicaragua forma parte de un grupo de países hispanoamericanos que en las últimas Conferencias Mundiales de Población, principalmente en el Cairo y Pekín, se alinearon junto con la Santa Sede, rebelándose contra la consideración del aborto como un método de control de la natalidad, así como frente a una política de población que pretendía acabar con la pobreza, haciendo que nazcan menos pobres. Se la tenían guardada por ello y en los últimos años han sufrido auténticos chantajes, en los que se ha condicionado la concesión de ayudas internacionales, a la modificación de sus políticas de población. Por poner un ejemplo, la reciente emergencia económica de Argentina ha sido utilizada para exigir a las autoridades del país la aceptación del protocolo de CEDAW: si se pretende tener acceso a la ayuda del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, no queda otro remedio que dimitir de los propios valores morales y pasar por el aro. Poco a poco, la mayoría de los políticos hispanoamericanos están cediendo ante el chantaje internacional auspiciado por diversos organismos de la ONU; pero todavía quedaba otro obstáculo a batir: la opinión pública.

Por si alguno cree que estoy construyendo una fabula explicativa de lo ocurrido, le convendría saber que el recurso al caso límite es una constante en todas las estrategias pro abortistas. En la misma Norteamérica la legalización se consiguió en 1973 por la sentencia del Supremo conocida como Jane Roe, que es el seudónimo de una joven pobre, inculta y violada que solicitó el aborto. Por cierto, gracias a la conversión de esta joven a la Iglesia Católica y a la causa pro vida, hoy en día sabemos que el aborto fue liberalizado en EEUU en base a su perjurio, cometido por el consejo y manipulación de un grupo de abogadas feministas que, en vez de indicarle cómo podía abortar, le indujeron a mentir ante los tribunales diciendo que había sido violada.

No nos engañemos, en Nicaragua pasará lo mismo que en EEUU, donde una vez legalizado el aborto a partir de un caso límite, se han llegado a efectuar anualmente un millón y medio de abortos. Entre ellos, unos 7.000 abortos anuales por el método de "nacimiento parcial", es decir, decapitándoles en el mismo momento del parto, antes de que el cuerpo entero haya salido del útero de la madre, de forma que legalmente no pueda ser considerado como infanticidio. La experiencia nos dice que una vez abiertas las puertas, es muy difícil regular su cierre. En España ha ocurrido lo mismo: no es cierto que tengamos despenalizado el aborto en tres supuestos, sino que la verdad es que está legalizado el aborto libre. En el 2001, último año del que disponemos estadísticas, en España se realizaron 69.857 abortos legales, de los cuales el 95% alegaron "peligro para la salud psíquica de la madre".

¿Cuál ha de ser la doctrina moral de la Iglesia Católica en los casos límite? ¿No sería más inteligente hacer la vista gorda? Total, ¿quién se iba a enterar de que hemos hecho una pequeña excepción al principio del respeto a la vida? Yo, personalmente, no creería en una Iglesia que predica una moral de conveniencia, cuidando su propia fama, porque me resultaría insignificante y traidora. Por el contrario, creo en el valor de la vida, y que el respeto de la misma es siempre beneficioso para el ser humano, para todo ser humano: tanto para la niña que tiene 9 años, como para el feto que tenía 4 meses desde su concepción. La alternativa al aborto practicado a esta niña nicaragüense, pasaría por calibrar los riesgos del desarrollo del embarazo, así como por el discernimiento sobre los meses que necesita el feto para ser viable una vez extraído del seno materno. Existen ya múltiples casos de partos prematuros que han sobrevivido con poco más de 600 gramos. Es más, en los manuales de medicina se recogen numerosos casos, convenientemente documentados, mucho más límites que el de Nicaragua, que llegaron a buen puerto. Entre ellos, el caso "record" de Lina Medina, que con tan solo cinco años de edad, dio a luz con cesárea en Lima (Peru) en el año 1939 (Willians, cap 25). Al niño le pusieron el mismo nombre del ginecólogo, Gerardo, y murió a los 40 años de un ataque de corazón. La madre vive todavía. ¿Y nos quieren ahora hacer creer que trascurridos 64 años de continuos avances científicos, no quedaba otro remedio que el aborto para la niña de nueve años?

Por otra parte, el cuadro clínico tan complicado que la niña de Nicaragua tenía durante el embarazo, no parece que fuera tan grave, ya que a las doce horas del aborto emiten una nota diciendo que "está perfectamente, y se restablece sin problemas". Como ha afirmado una máxima autoridad de la obstetricia española: "o mintieron antes, o mienten ahora". Lo que está fuera de duda es que la eliminación voluntaria del feto, nunca podrá ser considerada como un acto terapéutico. Y, ni que decir tiene que, desde el punto de vista psicológico, la alternativa ética al aborto puede verse también complementada en no pocos casos por la adopción.

La clave está en entender que el respeto a la vida no puede tener más excepción que la legítima defensa. Quien pretende justificar el aborto en los casos de violación, está errando cuando apunta al agresor; que no es otro que el violador y no el niño concebido. La Iglesia Católica predica estos principios morales, con la misma coherencia y por la misma regla de tres con la que denuncia como inmoral la guerra preventiva contra Irak, que no cabe justificar como legítima defensa. Probablemente, el problema de fondo de nuestra sociedad está en que hemos asumido como políticamente correcto la vivencia de una doble moral: una para los temas de justicia social y otra en lo referente a la familia y sexualidad. Creo sinceramente que prestamos un gran servicio a la sociedad cuando defendemos una moral de coherencia en todos los ámbitos de la vida, aunque ahora nos toque aguantar el chaparrón, falsedades incluidas, a las que termino respondiendo brevemente:

Es falsa la afirmación de que la Iglesia de Nicaragua haya decretado la excomunión de los padres de la niña. Lo único cierto es que según el Código de Derecho Canónico, incurren en esa excomunión de una forma automática, todos los que hayan cometido o colaborado directamente en el pecado del aborto, siempre y cuando se de la suficiente consciencia y libertad. Igualmente, es totalmente falso que la Iglesia haya permitido jamás el aborto a unas monjas embarazadas por violación. ¿De dónde ha salido esta noticia? Lo único cierto es que se permite el uso de anticonceptivos (nunca abortivos), como legítima defensa, ante un riesgo grave de violación. Y, por último, me parece patético que se argumente contra la doctrina de la Iglesia sobre el "no matarás", en base a esos curas estadounidenses que han cometido los crímenes de pederastia. ¿Es que el pecado de esas personas puede deslegitimar la misión que la Iglesia ha recibido de Cristo?
No creo que pueda calificarse de "defensores" a quienes han impulsado a esa niña al aborto. Conscientes o no de ello, estaban conduciendo a la víctima a convertirse en verdugo; pero no lo han conseguido. Dios bien sabe que la madre de 9 años es inocente, al igual que su hijo de cuatro meses. Así lo afirma la Sagrada Escritura: "¿Es que puede olvidarse una madre del fruto de sus entrañas? Pues aunque eso ocurriere, yo jamás me olvidaré" (Isaias 49, 15)

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José I. Munilla
 


Revista Arbil nº 67

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