El libro. El ascenso electoral de Le Pen en Francia -realmente, una recuperación- generó, en su día, una marea de escritos en los medios de comunicación, así como todo tipo de comentarios entre los tertulianos y columnistas habituales. Pero, transcurridos unos meses, el esfuerzo de reflexión realizado con tal motivo, especialmente desde la izquierda cultural y política, en los grandes diarios de ámbito nacional, se ha esfumado; con la excepción del "dossier" Los nuevos fascismos publicado en la revista izquierdista El viejo topo (octubre de 2002, número 171, páginas 31 a 50, Barcelona). La posterior derrota electoral de Le Pen en la segunda ronda, y la fragmentación de la Lista Pim Fortuyn de Holanda, otra de las eclosiones populistas que inquietaron a los voceros de lo "políticamente correcto", tranquilizaron los ánimos, proporcionando argumentos a quiénes caracterizaron al fenómeno, ante todo, de fugaz. Este olvido, o despreocupación, según se mire, intenta romperlo el libro que comentaremos aquí, Las claves del fenómeno Le Pen. El hombre que conmovió el sistema (Producciones y Representaciones Editoriales, S.L., Barcelona, septiembre de 2002, www.pyresl.com). No es el único intento de reflexión global que conocemos al respecto publicado en España, pues debemos mencionar el texto de Ferran Gallego, Porqué Le Pen (El viejo topo, Barcelona, 2002), quien, desde una perspectiva de izquierda crítica aborda la tradición de la derecha radical francesa, la crisis de la izquierda, el imaginario nacional-popular, etc. Veamos, pues, el primero de ellos. Su título ya nos descubre sus pretensiones. El autor, Hervè Blanchart, es presentado como un periodista que ha mantenido entrevistas con diversos representantes cualificados del Front National y de otros grupos europeos del mismo espectro político. Creemos que es un seudónimo por varias circunstancias: no figura traductor entre los datos técnicos, una fuente documental decisiva a la que recurre (resumen de un libro que luego mencionaremos) es una web española, algunas referencias expresas (como la contenida en su página 82 al señalar que "En España sabemos
"), diversas menciones a Barcelona y, para finalizar, que figure Madrid como lugar donde se redacta la conclusión mientras que es París la referenciada en la introducción. Todo apunta, por lo tanto, a que el autor sea algún buen conocedor español del tema, barcelonés para más señas, ciudad en la que siempre se ha mirado con especial interés la evolución de los ambientes neofascistas y populistas europeos. Este maquillaje de la identidad real del investigador -el autor y editor conocerán sus motivos- no quita valor a la información contenida en este libro. No impide que los razonamientos recogidos sean consistentes y su exposición general consecuente con los mismos. En todo caso, es lamentable que, por las razones que sean, la autocensura se imponga hasta el punto de ocultar la identidad real del autor de un texto que no puede descalificarse a priori. Un indicador, en definitiva, de las limitaciones al pluralismo real existentes en el mundo editorial. Ciertamente, puede advertirse una cierta sintonía del autor con el populismo descrito, al menos con algunas de sus posiciones. Pero esto no le impide ser objetivo, al descubrir, por ejemplo, una clave interesante de lo ocurrido en Francia que constituye, además, una importante limitación del populismo: la vinculación delincuencia - inmigración, principal argumento lepenista, ha oscurecido otras propuestas en absoluto viables del partido, tales como la salida de Francia de la Unión Europea, el regreso del franco, etc. Los contenidos del libro. En este libro encontraremos, en buena lógica, una evolución histórica: tanto de los medios humanos de la llamada extrema derecha francesa, como de su principal protagonista, Le Pen. La sopa de siglas radicales puede llegar a abrumar al lector no iniciado, pero el autor logra que todas ellas tengan su papel en esta historia, bien por el peso de sus ideas, bien por encontrar en su seno a personas que, posteriormente, desarrollarían un papel de cierto relieve en el Front National. Hablamos, en ese sentido, de Serge Martínez, Bruno Megret, Michel Schneider, Jean Pierre Stirbois, Bruno Gollnish (su previsible sucesor), etc. Otros personajes con cierto protagonismo en esta historia son Pierre Poujade (en cuyo movimiento encontramos a un joven Le Pen iniciándose en la política populista), Alain Robert, Pascal Gauchon, Tixier -Vignancour, François Duprat, Roger Holeindre, etc. Los partidos populistas no son, a juicio del autor, una versión remozada de los grupos de extrema derecha y neofascistas. Se trataría de un fenómeno distinto y de alcance continental, propiciado por el agotamiento del discurso político de los partidos tradicionales y su ceguera ante los efectos no deseados ni previstos por una inmigración descontrolada. Son unas formaciones de nuevo tipo, con escasa carga ideológica, dispares entre sí, y con un electorado en parte también procedente de la izquierda. No impugnan el sistema democrático; al contrario, pretenden rectificarlo siguiendo sus cauces legales. Su espacio natural sería el de la derecha, al incidir en unos valores propios de este campo: orden, seguridad, respeto a la ley. También incorpora elementos propios de un discurso izquierdista, como es la invocación a la protección social. Incluso hace propios algunos conceptos del discurso antiglobalizador, como es el rechazo al pensamiento único, un cierto antiamericanismo y lo que se viene llamando, desde posiciones oficiales, la "regresión comunitaria". Le Pen ha servido de catalizador de estos sentimientos aparentemente dispersos, planteando cuestiones políticamente incorrecta, que ya empiezan a ser afrontadas desde algunos partidos y medios de comunicación: necesidad de un mayor control de la inmigración, lucha contra la delincuencia generada por los ghettos, etc. En 35 de sus 159 páginas proporciona un auténtico arsenal de argumentos que abordan, de frente y sin complejos, los desajustes sociales generados por una miope política inmigracionista marcada, en Francia y en casi toda Europa, desde presupuestos progresistas; lo que ha facilitado el ascenso de estos partidos populistas. Y lo hace de la mano de un resumen del libro del pensador francés Guillaume Faye, La colonisation de l'Europe, perteneciente al grupo de intelectuales de la llamada Nueva Derecha, en su versión paganizante, por calificarla de manera que nos permita clasificarla fácilmente. Llegados a este punto, podemos preguntarnos: ¿cuál es la pretensión real del autor?, ¿informar de la realidad de este fenómeno o, acaso, proporcionar argumentos razonables a quiénes se atrevan a promover, en España, una formación de las caracterizadas en el libro? Seguramente, la respuesta a ambos interrogantes es afirmativa, pues el texto bien puede servir a los dos objetivos. En líneas generales, si bien los datos y argumentos recogidos son consistentes, algunos de sus contenidos son más ligeros, aunque sin llegar a rebajar la tensión del libro en su conjunto. Uno de los apartados más frágiles, en ese sentido, es el dedicado al presunto antisemitismo de Le Pen, que explica como producto de su persecución por determinados organismos y personalidades de gran peso en la vida pública francesa, todos ellos procedentes de la extrema izquierda y en algunos casos vinculados personalmente con la comunidad judía. No olvidemos que Le Pen es partidario de palestinos y de la posición de Irak
España parece ser la excepción europea en las manifestaciones del populismo. El autor, sin duda, es un buen conocedor de la situación española, especialmente la catalana; lo que demuestra sobradamente por las precisas referencias a la evolución y realidad de la extrema derecha española y sus expectativas actuales, después de casi tres décadas de travesía del desierto. Reconociendo, el autor, que el fenómeno de la inmigración no se percibía entre los españoles como un factor generador de especial preocupación, asegura que, ahora, empiezan a cambiar las cosas. De esta percepción, que no es exclusiva de este autor, parece haber tomado buena nota el PP y el mismo PSOE. El primero, al propugnar, a nivel europeo, un endurecimiento de la política de acceso y permanencia de los inmigrantes. El segundo, cuando ha reclamado que los españoles no pueden perder beneficios sociales como consecuencia de una recepción no controlada de la inmigración. Además, tales medidas han sido sugeridas y alentadas por algunos medios de comunicación. El futuro nos confirmará si tales medidas llegan a desarrollarse y con qué efectividad, evitando caer en los errores de nuestros vecinos franceses, que permitieron -seguramente sin pretenderlo- la aparición de "ghettos" ajenos a la legalidad republicana; cerrándose con ello el ascenso de una formación populista en España. A caballo entre la investigación periodística y el alegato doctrinario, este texto sienta las bases para una investigación, en profundidad, de esta importante expresión de la actual crisis europea en su dimensión política, ética, filosófica y social. ·- ·-· -··· ·· ·-·· Fernando José Vaquero Oroquieta |