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| Revista Arbil nº 63 | |
Un ejemplo de los movimientos intraislámicos; la cofradía "Senusia" por Javier D. de Otazú Donde los movimientos intraislámicos se han estudiado más no ha sido en los medios eclesiásticos, a veces inficcionados de irenismo ingenuo y de benevolente ecumenismo, por lo demás muy documentados, como en el caso los "padres blancos", sino en los medios militares, y los servicios de información, muchas veces más prácticos y escarmentados.
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| Como en remotos siglos altomedievales, el Islam es de nuevo la religión más pujante. Con cerca de 1.300 millones de fieles, si se le considera como unidad es la mayor religión de la Tierra, habiendo superado al catolicismo, (1.200 millones de fieles nominales, el cristianismo en su totalidad andaría por los 2.000), en la última década. Dentro del Islam es conocida la división básica de los sunnitas, grosso modo más del 80%, los chiitas, el 10%, quedaría otro 10% para diversas sectas. Lo que no es tan conocido es el papel de las "cofradías", que en nada se han parecido a las cofradías católicas, del tipo de Semana Santa, y que tampoco son corrientes doctrinales con diferencias teológicas esenciales con respecto al tronco sunní "árabe-ortodoxo", del tipo de las "iglesias heréticas", si no corrientes poderosas de mayor intensidad militante, un poco como los llamados "nuevos movimientos" en nuestro ámbito religioso, pero que, precisamente por islámicas, su intensidad militante alcanza a todos los ámbitos de la vida, incluida en ella, muchas veces, el combate y la muerte. De la memoria histórica hispana nos quedan las intraoleadas islámicas sobre los andalusíes atemperados quizá por los jardines de la Alhambra y Al-zahara, la poesía amorosa, la filosofía, las esposas cristianas y el vino de Montilla. Eran los almohades, almorávides y benimerines de las Navas, Sagrajas y el Cid. En la épica película de Samuel Bronston se reflejaba, en una primera visita, la tesitura que un fanático embozado de negro presentaba a los pequeños príncipes moros; la elección entre "el cerdo cristiano y el camello del desierto". No estamos ante dinastías, potencias o grandes reformas religiosas, si no ante periódicas convulsiones en las que el fanatismo del converso, (Ben-Ladem procede de esa vida muelle saudí que dice combatir), se suma a la desesperación del que poco tiene que perder y al complejo ante una civilización que se odia y se teme. La palabra almorávide procede de morabito, que es un especie de ermita-cuartelillo fronterizo, dentro de un ascetismo paralelo a nuestras órdenes militares. Otra modalidad diferente representarían los "asesinos", palabra que procede del hachís, que el "Viejo de la Montaña", desde Alamut, enviaba a castigar a sus enemigos. El fracaso en la misión implicaba, en caso de sobrevivir, la interrupción de las dosis. Esta secta ismaelita se fue atemperando y hoy sobrevive en la forma folclórica del Aga Kan y el tributo anual de su peso en joyas. Los drusos son tan extraños, por sus matices ocultistas, gnósticos, que los demás musulmanes no les reconocen como tales. El puente entre estos antiguos movimientos y los modernos, representado por un abanico que va desde los "Hermanos Musulmanes", fundado en los años 20 en Egipto, al reciente y tristemente famoso Al-Quaeda, serían las cofradías musulmanas anticoloniales del XIX. Reparemos en una de ellas para conocer un poco más de este fascinante, competidor, amenazador y creciente mundo islámico. Curiosamente no es en los medios eclesiásticos, a veces inficcionados de irenismo ingenuo y de benevolente ecumenismo, por lo demás muy documentados, como en el caso los "padres blancos", donde se ha estudiado más estos movimientos. Son los medios militares, y los servicios de información, muchas veces más prácticos y escarmentados, los que han dedicado atención al tema. Desde "Alí Bey" (Domingo Badía, un agente de Godoy, y luego de Bonaparte, que se preparó concienzudamente para integrarse entre árabes, hasta el punto que se fingió heredero Omeya y fue el primer cristiano que entró en la Meca), hasta los actuales agentes que se valen de la venalidad de la oligarquía marroquí. (A la inversa también, pero es otra historia, que diría Kipling). Para saber más, en la revista Ejército, no poseo el nº, recuerdo haber leído a Jerónimo García-Ceballos sobre Cofradías religiosas en el Islam. Su influencia en la política y en la guerra. Nos centraremos en una, la Senusia. (La pronunciación o transcripción del árabe es siempre relativa). Mohamed Al Senusi, (1787-1859) fundó un movimiento educativo, de hospitalidad, arbitraje judicial y sedentarización en la Zauia, una especie de convento, pero hay que tener presente que los cofrades están insertos en la población, influyendo en todos sus aspectos públicos y privados. Al Senusi partió de la ciudad sagrada marroquí de Fez. Su escuela era "malekita", en la que el ejemplo de la vida de Mahoma y sus seguidores iniciales pesa más que la interpretación de la hadices, (textos con comentarios del Profeta, secundarios al Corán). En 1843 la cofradía ha llegado hasta la Cirenaica, (Libia). En Egipto, centro cultural árabe, no tiene éxito. Todo esto hay que verlo dentro de una dominación nominal turca y una incipiente penetración de las potencias europeas. En 1859 Senusi muere en Yaghub. Su tumba convierte a esta ciudad en "santa" para la cofradía. Su sucesor Mohamed el-Mahdi, sería hijo suyo, si aceptamos como verdad que lo fuese, (éste nació en 1859, año de la muerte de su padre, de 72 años). El concepto de linaje está mucho más vivo en el mundo árabe de lo que los europeos de hoy podemos entender. El nombre de Mahdi, una especie de mesías prometido para preparar el triunfo del Islam, no debe llevarnos a confusión con el más famoso homónimo y contemporáneo Mohamed Ibn Ahmed, muerto en 1885, que se adueñó del Sudán después de tomar Jartum en un célebre sitio que le costó la vida a Gordon, el gobernador inglés, nominalmente egipcio. Los debates entre ambos, magníficamente representados en el cine por Laurence Olivier y Charlton Heston, son indicativos del duelo entre dos mundos cuya partida, no la primera ni la última, se ventiló en las arenas de los desiertos victorianos. Bajo el sucesor senusi, se logró la expansión al sur, con sedes en Kofra y Gouro, con presencia en Bengasi y el Chad. Como malekitas, la cofradía será muy sobria, y de notable espíritu militante, además de unitarismo islámico. Muy lejos del "qadarismo" y del "jariyismo", más contemporizador a ojos occidentales. El tercer jefe fue Ahamed El Cherif, hasta 1918. Se opuso a la penetración francesa en Argelia e italiana en la Tripolitania. Al tomar partido por los imperios centrales en la I GM, se refugió en Estambul. Atención a esta alineación; esta misma baza es la que jugó nuestro Abdelkrim, contra el que los generales Petain y Primo tuvieron que recurrir a un poderoso esfuerzo militar. Los restos simbólicos del califato estaban representados por el sultanato turco. A la inversa, el nacionalismo árabe luchó en su contra armado por Inglaterra, recuérdese a "Lawrence de Arabia". Estos dos campos han llegado hasta hoy en dialéctica enfrentada; el panarabismo laico, (Nasser, Gadaffi, el Baas de Siria y Saddam), y el fundamentalismo islámico, que va desde el wahabismo saudí-talibán a la República Islámica de Jomeini. Siguiendo con la Senusia, Mohamed Idris, nieto de Al Mahdi, se pasó al campo inglés en la II GM, cuando a la inversa el panarabismo y el gran Mufti de Jerusalem depositaron sus esperanzas a la vez antibritánicas y antisionistas en Hitler y Rommel. Ganador de su apuesta el primero, fue coronado rey de Libia en 1950. Así pues la cofradía es origen de ese estado, y Gadaffi, al derrocar la monarquía, representaría el vector laico alternativo. El ejército francés desarrollo la llamada "Escuela Argelina de Ciencia Colonial", con el explorador del Sahara Duveyrier, que alerta sobre el peligroso poder de la cofradía en 1884. Duveyrier, sin embargo, fue muy benevolente con los tuareg, criterio desastroso para la expedición del coronel Faltters, que preparando la vía ferrea, en Bir Gharama, sufrió suerte similar a la de Custer o Gordon. El oficial de Asuntos Indígenas, Louis Mª Rinn, estudio las cofradías a conciencia en Maraboutes et cofrades. (Recordemos los "morabitos"=almorávides). Propugna Rinn apoyar a cofradías amigas contra las hostiles, a raíz de la sublevación de la cofradía Rahmanya agitada por EL Mokrani. Depont y Coppolani escribe Confreries Religieuses Musulmanes, explicando que la senusia y la legión francesa hicieron juntos su penetración hacia el sur. Coppolani da la cifra de tres millones de adeptos a aquella. Se valió de su gran conocimiento de la cofradía Qadiria para ocupar Mauritania: La "Fadelia" del Chej Maa el Ainin simpatizaba con España, la Becaia o Sidia, con Francia. Su colaboración fue más poderosa que la columna que partió del Senegal. Coppolami muere en 1905 y su sucesor, el coronel Capdehoscq se encarga de atribuir el atentado a el Ainin. No podemos proseguir, so pena de prolijidad, con la senusia. Baste decir que sus maestros toman el título de "Sayyid", más que un jeque, sidi es algo así como"señor", (título que el Corán dió a S. Juan Bautista y los moros de España al "Cid"). Este carácter de jefatura simbólica o real, transversal a las dinastías y los estados, es el que representa ahora, vivo o muerto, para millones de paupérrimos musulmanes, de Ceuta a Indonesia, un financiero, que no teólogo, llamado Ben Ladem. Su función es de esperanza vindicativa, en preanuncio de Mahdi, que será la esperanza definitiva. Y es que "Alá es grande". ·- ·-· -··· ·· ·-·· Javier D. de Otazú. | |
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"Con la ayuda de Nuestro Dueño
Dueño Cristo, Dueño Salvador
el cual Dueño está en la gloria
y Dueño que tiene el mando
con el Padre, con el Espiritu Santo
en los siglos de los siglos.
Háganos Dios omnipotente hacer
tal servicio que delante de su faz
gozosos seamos. Amén "
El primer escrito en español debía pasar al devocionario de todo hispano hablante, de los cientos de millones de habitantes del mundo que hoy se expresan en la lengua que nació con palabras de servicio a Dios en la tierra y de esperanza gozosa en el Cielo.