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Indice de contenidos

- Texto completo de la revista en documento comprimido
- Sin miedo a la muerte
- Hasta que la muerte os separe
- Las ciencias y el conocimiento metafísico
- Editorial
- Presupuestos de "las familias"
- Las bazas del plan Ibarretxe
- La nueva derecha populista europea
- Una entrevista a Ignacio Arsuaga: HazteOir.org y el movimiento transversal católico español
- El Sahara y las odiosas comparaciones
- Un análisis sobre el nacionalismo catalán
- Juventud: por una movilización moral y cultural al servicio de la libertad de Navarra
- Una antropología necesaria
- Los conversos al catolicismo
- Entrevista a la profesora Elena Calderón de Cuervo
- La persistencia de los condicionamientos de la comunicación dentro del espacio europeo
- La adicción desconocida: sexo
- Teorías de guerra justa neoconservadoras para Irak rechazadas
- Ejes y alianzas
- Hay esperanzas en la medicación antisida
- Un nuevo espacio de opinión en Internet: lanoticiadigital.com
- El centro político: un espacio sin microbios pero sin vitaminas
- Libertad, Igualdad y Fraternidad. Algunas notas
- Intelectuales callados
- Hablar claro: Cultura y contracultura de muerte
- Arte religioso y estética
- El "genero chico"
- Repaso a cien años de educación en España (y II)
- El derecho a la rebelión
- Dos siglos de prensa católica escrita en España
- "Por la diversidad. Contra la discriminación"
- 1936-1939. La Tercera República Española o la República revolucionaria: el ensayo de democracia popular en España
- Espacios de libertad en Internet
- Un cuarto de siglo con Woytila
- Hugo Wast
- Lo sagrado y lo profano
- La Epoca, la conciencia de una monarquía liberal
- Fuentes para la historia del Opus Dei
- Contribución a los estudios sobre la represión republicana en la Guerra Civil. El entorno de Delgado Barreto
- Interpretación sobre lo ocurrido en la Argentina a la luz del pensamiento de Donoso Cortes y Zeferino González
- Interpretación sobre lo ocurrido en la Argentina a la luz del pensamiento de Donoso Cortes y Zeferino González
- Hasta siempre
- Arbil-Madrid con el Dr. Miguel Acosta y el escritor Francisco Paradela
- Texto Clásico; El idioma español en Filipinas


CARTAS

Arbil cede expresamente el permiso de reproducción, siempre bajo las premisas de buena fe, buen fin, gratuidad y citando su origen
Revista Arbil nº 74

Las ciencias y el conocimiento metafísico

por José J. Escandell

El artículo trata esquemáticamente los siguientes temas: el concepto de la ciencia entre las formas del saber y el conocimiento, las clases de las ciencias, los métodos de las ciencias y el acceso al conocimiento del alma, la libertad y Dios.


Es un lugar común que no todo conocimiento es científico. Pues, evidentemente, una sensación no es un conocimiento científico.

Sin embargo el alegar ahora la sensación produce cierta perplejidad.

Cuando a primera vista se piensa en conocimientos no científicos, más bien parece apuntarse en la dirección de conocimientos fragmentarios, o poco rigurosos, o muy técnico-prácticos o artísticos. Pero debe tenerse en cuenta que, verdaderamente, el concepto de "conocimiento" abarca, en rigor, tanto lo intelectual como lo sensorial, tanto la representación de lo real como de lo irreal, de lo teórico y lo práctico.

"Conocimiento" es el concepto máximamente inclusivo en este orden de cosas.

Corrientemente, lo no-científico es algo sin duda intelectual, pero de caracteres distintos (y en muchos casos, inferiores) a lo científico. Como aproximación se suele manejar una idea de lo científico que supone que la ciencia viene a ser:

"Cuerpo de doctrina metódicamente ordenado, que constituye un ramo particular de los conocimientos humanos" (J. Casares, Diccionario ideológico, ad vocem). Es decir, un conocimiento:

a) Ordenado o integrado en un sistema

b) Riguroso, es decir, cuidadoso en la determinación de los datos y en los modos de obtener conclusiones verdaderas.

Brevemente: ciencia viene a ser un conocimiento riguroso y algo extenso; y depende de qué se entienda por rigor el que el área de lo científico sea más o me nos amplia. En los tiempos modernos, el criterio de la cientificidad o del rigor se ha fijado de muy diversas maneras, que presento sólo enumerativamente:

F. Bacon: lo científico es lo ajustado a método de comprobación.

Descartes: lo científico es lo conformado con el método matemático.

Hume: lo científico es lo observacional-sensible.

Kant: lo científico es lo regulable por la forma de la subjetividad.

Comte: lo científico es lo positivo.

Dilthey: lo científico (natural) es lo positivo; lo científico espiritual es lo histórico interpretable.

Neopositivismo (Carnap): lo científico es lo empíricamente verificable.

Racionalismo crítico (Popper): lo científico es lo "falsable".

Anarquismo epistemológico (Lakatos, Feyerabend): lo científico es lo aceptado por la comunidad de los científicos.

Al final de esta historia acaba desapareciendo el contorno del saber y se pierde de vista su sentido intrínseco. Por ello, para una reubicación de la ciencia no está de más reflexionar sobre las viejas propuestas anteriores al racionalismo y al empirismo. En particular resulta provechoso el texto de Aristóteles en la Metafísica, libro 1, capítulo 1: "Todos los hombres desean por naturaleza saber", dice para comenzar.

En este importante texto pretende Aristóteles poner las bases de la cientificidad de la metafísica, para lo cual estudia los grados del conocimiento.

1. El grado ínfimo es el de la mera sensación que se da en algunos animales.

2. En el grado superior a éste sitúa a aquellos que tienen, además, memoria, facultad que les permite ser "más prudentes y más aptos para aprender que los que no pueden recordar" (980 b 1-2).

3. En los hombres (y en el tercer grado), la memoria hace posible la experiencia, "pues muchos recuerdos de la misma cosa llegan a constituir una experiencia" (980 b 29-981 a 1).

4. En cuarto lugar sitúa Aristóteles al arte. "Nace el arte cuando de muchas observaciones experimentales surge una noción universal sobre los casos semejantes" (981 a 5-7), como sucede al médico.

Respecto del arte así entendido (téchne) hace Aristóteles una notable observación: "Pues bien -dice-, para la vida práctica la experiencia no parece ser en nada inferior al arte, sino que incluso tienen más éxito los expertos que los que, sin experiencia, poseen el conocimiento teórico" (981 a 12-15). En efecto, ¿de qué sir ve el estudio de la medicina sin la práctica? No obstante, en cuanto conocimiento, sabe más el "teórico" (como traduce García Yebra) que el "experto". Esta es una clave importante. Dice, en efecto Aristóteles: "Creemos que el saber y el en tender pertenecen más al arte que a la experiencia, y consideramos más sabios a los conocedores del arte que a los expertos, pensando que la sabiduría corresponde en todos al saber. Y esto, porque unos saben la causa, y los otros no. Pues los expertos saben el qué pero no el porqué. Aquellos, en cambio, conocen el porqué y la causa" (981 a 24-30). Además, el sabio puede enseñar y el experto no (981 b 7- 10).

5. Viene entonces la presentación del quinto y último grado de conocimiento, el de la sabiduría . Se trata de conocimiento de "porqués" sin utilidad. Y entre esos conocimientos, es la suma sabiduría la indagación de las primeras causas y principios (cf. 981 b 28-29).

Así se puede entender la forma que los escolásticos han ofrecido de lo que es la ciencia: conocimiento cierto por causas' adquirido por demostración. No me puedo detener en más explicaciones ahora, sino sólo señalar algunas importantes con secuencias.

- Primero Que un conocimiento sea ciencia no depende ni de su empiricidad ni de su falta de ella.

- Segundo: Que un conocimiento sea científico no depende ni de su rigor más que accidentalmente, en su hacerse.

La clasificación de las ciencias puede hacerse, en principio, de muy diversas maneras correctas. Lo ordinario hoy es la clasificación de tipo pragmático, es decir, hecha por razón de eficacia bibliográfica, didáctica, investigadora, etc. Típicamente es el caso de la Clasificación Decimal Universal, creada en 1876 por Melvil Dewey, tan extendida para uso de las bibliotecas. También cabe decir lo mismo de las divisiones departamentales y de áreas o programas de investigación de las universidades. En todos los casos se busca, como digo, sólo una organización eficaz de personas o medios.

Ello es perfectamente lícito. Pero es insuficiente, claro está, desde el punto de vista de la índole misma de la ciencia. En este orden de cosas, tiene hoy cierto éxito la fundamental distinción, que Dilthey difundiera, entre ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu. Sin embargo se trata de una distinción sólo superficial mente aceptable, por cuanto acaba suponiendo la alternativa kantiana entre ciencia rigurosa y saber moral. Si, por el contrario, se recurre al concepto más amplio de ciencia antes presentado, han de tenerse en cuenta los siguientes principios:

1.- La distinción entre la materia y la forma de un saber.

2.- La distinción entre ciencia perfecta y ciencia imperfecta.

3.- La distinción entre causas próximas y causas últimas.

4.- La distinción entre lo natural y lo sobrenatural.

5.- La distinción entre ciencia teórica y ciencia práctica.

Veamos cada uno de ellos.

1.- El objeto formal de una ciencia es lo que ésta capta inmediatamente. El objeto material es lo conocido mediante el objeto formal. Así, el objeto material de la medicina (como ciencia) es el cuerpo humano; su objeto formal, la salud.

De este modo, un mismo objeto material puede ser estudiado por diversas ciencias. En la distinción de los objetos formales se asienta principalmente la distinción de las ciencias.

2.- La ciencia imperfecta, según 3. Gredt (1), "meramente experimental, a posteriori", se limita a enumerar los hechos según sus conexiones mutuas. Son ejemplos de ello la "Historia del género humano o de las cosas naturales". La ciencia perfecta, a priori, estricta, "no sólo muestra lo que hay, sino por qué lo hay, y ello por su causa propia".

3.- La ciencia estricta puede serlo por causas próximas o últimas. En el orden del conocimiento de las causas últimas se sitúan la filosofía y la teología.

4.- "La sabiduría o ciencia perfecta es doble. Una es la que procede bajo la luz sobrenatural de la fe y de la divina revelación, y la otra es la que procede bajo la luz de la razón natural". Esta es la Filosofía, y aquella la Teología" (Gredt, §1)


La idea del método es generalmente algo borrosa y quizá en alguna ocasión se toma esta palabra en un sentido excesivamente lato.

Las cuestiones del método o camino para llegar al saber fueron destacadas por los iniciados de las modernas ciencias naturales y ocuparon un puesto central en el pensamiento de Descartes. Para Descartes, en el método está la clave del éxito en la investigación.

Pero el método así concebido no es sino un conjunto de reglas auxiliares, útiles sólo en la medida en que pueden asegurar o garantizar el logro del saber.

En este sentido, inspirado también en Descartes, Leibniz buscó establecer un método universal que garantizase absolutamente el éxito de cualquier investigación. Lo esencial de ese método es el cálculo. Como es natural, la pretensión de Leibniz (de la cual, por cierto, es antecedente el pensamiento de Ramón LlulI) no puede lograrse. La convicción rigurosa, sin embargo, de que ese proyecto es impo sible sólo se ha conseguido entre los logísticos de este siglo pasado, en particular merced al principio de limitación de los formalismos establecidos por K. Gódel.

No todo conocimiento es calculable. Ya Hegel dijo, sin duda en un rapto de lucidez, que puede uno pasarse horas calculando sin pensar ni un solo instante.

Los métodos generales se limitan a ser recomendaciones que, en la investigación, no pueden garantizar rigurosamente todos los resultados. No hay un algoritmo para el hallazgo intelectual. Esas recomendaciones tienden a fortalecer el establecimiento de los datos , o puntos de partida, y a mejorar la capacidad de raciocinio. Por eso las recomendaciones metódicas que se pueden hacer para todos los saberes son:

1). Los procedimientos o protocolos científicos deben ajustarse al objeto (formal y material).

2). El método por antonomasia es la lógica. No en balde es órganon, instrumento del saber.

En realidad, la preocupación por el método es una preocupación colateral. El método no es el objeto de conocimiento. Ahora bien, en las ciencias positivas son muy delicados y complejos los sistemas de obtención y manipulación de datos. Suelen absorber mucho tiempo y esfuerzo de los investigadores, y por ello es fácil que se pierda de vista que son sólo medios.

Salta a la vista un contraste entre la ciencia concebida como conocimiento de "porqués" y la ciencia entendida como conocimiento empírico-positivo puro.

El efecto histórico del racionalismo y del empirismo ha sido la negación de la posibilidad de ciencia rigurosa del alma, de la libertad y de Dios. Kant constituye, a este respecto, una referencia fundamental . En síntesis resulta, para buena parte del pensamiento moderno, que:

1º. No hay ciencia sino de los puramente "empírico".

2°.- El conocimiento "moral" está limitado en su seguridad a la "fe racional"..

·- ·-· -··· ·· ·-··
José J. Escandell

Notas

1) Causa es lo mismo que "porqué". En este sentido no pueden tenerse en cuenta rechazos de la causalidad co mo la de B. Russel: "la razón por la que la física ha dejado de buscar las causas es que en realidad no existen. La ley de causalidad como mucho de lo que se da por bueno entre los filósofos, es una reliquia de una época pasada que sobrevive, como la monarquía, porque se supone erróneamente que no hace ningún daño" (cit. en M. W. Wartofski, p. 379).

 


Revista Arbil nº 74

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V Congreso Católicos y Vida Pública

¿Qué Cultura?

14, 15 y 16 de noviembre de 2003