Por vez primera en la historia de la "joven democracia española" el partido en la oposición presenta unos presupuestos alternativos antes que el mismo gobierno. Pasarán a la historia como los presupuestos de las "dos tardes" en las que el responsable de Economía del PSOE, Jordi Sevilla, le explicará unas "chorradas" a su Secretario General, José Luis Rodríguez Zapatero. Anécdota al margen, los presupuestos "alternativos" ponen el dedo en la llaga de la necesidad que tiene nuestra economía de invertir en I+D y mejorar nuestra productividad, y por tanto nuestra competitividad y la garantía de bienestar en el futuro. Una preocupación originada en el "subcontratado" Miguel Sebastián que repite incansablemente su receta para la economía española: "productividad, productividad y productividad". Curiosamente, la misma inquietud manifestada por el actual presidente, José María Aznar, en varias ocasiones; y la misma obsesión manifestada por el autor del Plan Nacional del Trigo, el falangista Dionisio Martín Sanz... Además, el PSOE abraza las tesis del equilibrio presupuestario, abandonando la oposición de pancarta y convirtiéndose al socio-liberalismo. Sin embargo, no abandona sus "tics" totalitarios cuando ofrece escuelas abiertas 12 horas al día, 7 días a la semana, 11 meses al año. Algo así como "tenga Ud. hijos que nosotros nos encargamos de cuidarlos, mantenerlos, educarlos y divertirlos". Todo un kibusz... No obstante, el PSOE ha recuperado su oferta de ayudas a la natalidad que anunció a bombo y platillo con su "alternativo" Plan Integral de Apoyo a la Familia. Pero esta vez le han cambiado el título y se trata de "políticas sociales". La familia ha dejado de "vender" en el discurso político y tanto el PP como el PSOE han abandonado su terminología. Incluso se les ha pasado el arroz en la campaña por la supresión del impuesto de sucesiones prevista para el 25M. Da la impresión de que los partidos mayoritarios, conscientes de la merma en la suficiencia financiera que supondría la eliminación de este impuesto antifamiliar y regresivo, hayan optado por "no hacerse daño". Las elecciones generales han resucitado el debate fiscal "con la boca pequeña". Rajoy anuncia una supresión gradual y Ferraz no termina de bendecir la supresión parcial anunciada por la Junta de Chaves. Por su parte, el PP parece prefiere hablar de los presupuestos de "las familias", en plural. Con esta redacción de ambigüedad calculada no sabemos si se trata de los presupuestos de los "diferentes modelos de familia" o de los presupuestos "para todos". Es la estrategia centro-reformista y vergonzante de quien renuncia a la definición política de sus señas de identidad. En cualquier caso, "presupuestos de las familias" significa de facto una pequeña elevación de las desgravaciones por hijo a cargo. No existe apoyo universal a las familias. Tampoco a la natalidad. La famosa "paga" de los 100 euros para la mujer trabajadora madre de hijos menores de tres años es -según Montoro- una manera de resolver el problema de conciliación entre la vida laboral y familiar. "Tenemos un asunto pendiente con el trabajo de la mujer", explica el ministro de Hacienda sin contestar a quien esto suscribe por qué el gobierno agravia a las mujeres que deciden renunciar al trabajo remunerado para la crianza de sus hijos. El PP renuncia de esta forma a realizar políticas universales de familia, al fomento de la natalidad y a la solución autóctona del "grave problema demográfico" que tiene nuestro país. La solución al déficit laboral en determinados nichos de empleo, a la garantía del estado de bienestar, al consumo y al remplazamiento demográfico, se fía a los flujos migratorios. Exactamente que lo que sostenía la que fuera Ministra de Asuntos Sociales en la época del PSOE, Matilde Fernández. "En España no hay un problema demográfico. El problema existe en Africa y es de superpoblación. Y en cualquier caso, el envejecimiento español se podría solucionar equilibrando con flujos migratorios de países superpoblados", le señaló la ministra del "póntelo, pónselo" a quien esto escribe... Adiós a la "demografía en España es un desastre" de Aznar. PP y PSOE han perdido la esperanza de romper la tendencia crítica de una sociedad que sufre una profunda crisis de esperanza en el futuro cuyo efecto más visible es la crisis de natalidad. ¿La solución? Migración controlada. Es el resultado de políticos mediocres sujetos al corsé de lo controlable, apóstoles del equilibrio presupuestario y agnósticos de la fecundidad de la vida. ¡Dios, qué buen vasallo, si oviesse buen señore! . ·- ·-· -··· ·· ·-·· Luis Losada Pescador |